Me vais a dejar que hoy me lo tome con calma y me ponga a leer un tebeo. Porque a veces creo yo que uno tiene que sentarse y leer, escuchar y todo eso, y para eso no hay nada mejor como irse a una época de la que hace tanto tiempo que ya ni parece haber ocurrido en la realidad. Que narices, gigantes como Joe Simon y Jack Kirby parecen personajes de ficción…
Sí, vamos a leer Captain America Comics #1, el cómic con el que empezó (en parte) todo. Suelo decir que mi cómic favorito de la Golden Age es el Superman de Siegel y Shuster, un personaje nacido por la sed de justicia de un par de chavales que veían que el mundo se venía abajo. Más allá de la dulcificación de décadas posteriores en las que se pensaba que en aquellos tiempos se veía quienes eran los buenos y quienes los malos, el Superman de Siegel y Shuster denunciaba maldades cotidianas que siguen vivas casi un siglo después, al igual que el Capitán América de Joe Simon y Jack Kirby denunciaba desde el minuto uno el extremismo que estaba consumiendo el mundo y no era en absoluto ajeno a los Estados Unidos. Más allá de la legendaria portada del puñetazo a Hitler, creo que la portadilla tampoco le va a la zaga:
Se habla de los «despiadados belicistas de Europa» refiriéndose a los nazis, sí, y a la vez se habla de que un peligro tan grande como el del ataque extranjero, y ése es el de la invasión desde dentro, el quinta columnismo. Básicamente lo que estaban denunciando aquí Simon y Kirby era el German American Bund y todas las organizaciones reaccionarias de EEUU que recibían el apoyo de los nazis y trataban de conseguir minar todo apoyo americano a la cada vez más perjudicada resistencia al avance fascista tanto en Europa como en Asia. Y es que, lejos de la imagen que podamos tener a posteriori de que el Capitán América durante la guerra luchó sobre todo en Europa, el enfoque original del personaje era el de denunciar y acabar con el enemigo interior, abrirle los ojos al público de que no solo podía pasar aquí, que el fascismo ya estaba entre ellos y haciendo mítines en el Madison Square Garden y hasta montando campamentos de verano nazi en Long Island.
Así, el cómic nos presenta al presidente Franklin Delano Roosevelt, ex gobernador de Nueva York que por aquel entonces contaba con bastante crédito político tras haber sacado adelante el país tras el crack de 1929, recibiendo en su despacho a unos militares y al director del FBI, un tal J.Arthur Grover. Sí, el tal Grover es nada más y nada menos que J Edgard Hoover, tipo de infausto recuerdo por ser uno de los instigadores de la caza de brujas durante los años 50, convirtiéndose en uno de los mayores representantes de la degradación democrática de los EEUU de la posguerra. Sin embargo, en 1941 Hoover era todavía bien visto por haber fundado la primera fuerza policial interestatal del país, el FBI, que frenó en seco la impunidad del crimen organizado y en aquel momento era el cuerpo principal de «cazadores de nazis» que había en EEUU.
Tras manifestar los militares su incapacidad para poner coto a las operaciones fascistas, Grover les promete mostrarles una solución al problema y los lleva a una tienda que nos recuerda tremendamente a las barberías de SHIELD de años después y, tras abrir una puerta secreta custodiada por la Agente X-13 (el referente directo aquí es el Agente X-9 de Dashiell Hammett y Alex Raymond, que lo petaba por aquellos años), les muestra el experimento que todos conocemos, en el que un joven Steve Rogers es transformado de joven alfeñique en un supersoldado al límite de lo humano. Pero claro, los sobornos de la Gestapo de Hitler llegan hasta el lugar más insospechado, y uno de los altos oficiales que presencian el experimento es un traidor que mata al Profesor Reinstein -fue renombrado a Abraham Erskine, no sé muy bien el porqué- al grito de «muerte a los perros de la democracia». Acto seguido, el canalla mata a Grover -sí, por eso no usaron el nombre de Hoover, habría estado feo- y lo único que consigue detenerlo es el propio Steve Rogers en su primera pelea como el Capitán América.
Y así es como el Capi inicia su carrera como cazador de espías y traidores, no pegándole el puñetazo a Hitler que se muestra en la portada -ojalá lo hubiera hecho ya en su primera historia- si no denunciando la triste realidad de tantos y tantos filonazis que trataban de forzar la «neutralidad» de los EEUU ante el conflicto que se les venía encima. Y es que por mucho que se intentara reescribir la historia a posteriori, el nazismo y sus ideales habían prendido bien fuerte en muchos sectores de la sociedad estadounidense, y Simon y Kirby veían con preocupante alarma la posibilidad de que lo que estaba pasando en Europa se repitiera en su propio país.
Que por cierto, en esta primer historia también se despacha bastante rapido el origen de Bucky; básicamente el chaval pilla a Steve cambiándose y, para que mantenga el secreto, el Capi lo convierte en su sidekick. Dejando esto de lado, esta primera historia finaliza pidiendo a la chavalería que les mande 10 centavos para convertirse en miembros de «los centinelas de la libertad», lo que venía a ser un club de fans del Capitán América en el que al ingresar te daban una chapita con los rostros del Capi, Bucky y una tal Betty «Betsy» Ross a la que no se presentaría oficialmente hasta la siguiente historia y que funcionaría como interés romántico, convirtiéndose años más tarde en Golden Girl y en tía del General «Thunderbolt» Ross y de su hija, la otra Betty Ross.
Dejando de lado las siguientes historias del cómic -yo no soy M’Rabo, para contaroslo mejor os lo leéis- me llama la atención que en estas primeras aventuras del personaje no solo tenemos a nazis infiltrados o canallas sobornados por ellos, si no también a «tontos útiles», inconscientes que sin saberlo están traicionando a su país y a sus propios ideales; por ejemplo, en la siguiente historia de este mismo cómic aparece un duo de adivinos, Von Krantz y Omar, que se dedican a «predecir desastres» que en realidad no son más que sabotajes nazis; presumiblemente Krantz escenifica todo esto para que sus sabotajes tengan un efecto más desmoralizador, con lo que cuando Omar cree ver visiones en realidad es Krantz el que se las está metiendo en la cabeza; Omar es solo una pieza del tablero, otro de tantos americanos que sin saberlo son colaboracionistas del enemigo.
En definitiva, que el mensaje de estos primeros cómics del Capitán América es claro: los nazis son lo peor y están entre nosotros, con lo que hay que luchar contra ellos y no acabar trabajando para ellos. Lejos de lo que muchos pudieran pensar, un mensaje tan sencillo y tan lógico en aquellos tiempos no era en absoluto seguro, y tras el éxito sin tapujos del cómic, tanto Simon como Kirby como el mismo Martin Goodman recibieron amenazas del Bund y demás organizaciones fascistas que todavía campaban a sus anchas por EEUU. Entendámonos, hasta entonces personajes como The Shield habían luchado contra los «traidores» y «quintacolumnistas», pero lo que había hecho Timely con su Captain America era vapulear a Hitler en la portada del primer número y patear su estómago en el segundo, cosa que les había hecho muchísimo daño; Si el mensaje fascista estaba basado en dar soluciones simplistas a problemas complejos y la respuesta de la democracia había sido hasta entonces la de dar respuestas complejas a sus propuestas simplistas -y siempre perversas- el Capitán América daba un mensaje directo y sencillo: A la mierda con esos miserables. Ya lo diría el propio Jack Kirby años más tarde «lo único que sabía de política era que si a un tío le gustaba Hitler, yo lo reventaba y punto».
¿Es el momento de decirlo? ¿Hace falta decir que necesitamos a Superman liberando a los niños retenidos en la frontera de EEUU, al Capitán América vapuleando a Donald Trump en la portada de su último número? ¿A Luke Cage parando las balas que «oficialmente» nunca fueron disparadas? ¿A Superlópez arreándole un soberano sopapo a Abascal? Dejémonos de mierdas, los superhéroes nacieron como un mensaje claro a una situación tremendamente dura, en un momento de desconcierto fomentado por los monstruos que, por muy maniqueista que suene, amenazaban la democracia y la libertad. Esos monstruos no dejan de ser el interés partidista de unos pocos tratando de sacar tajada a costa de unos muchos, y sabíamos que la historia se repetiría tarde o temprano. Puede que los símbolos se vayan devaluando con el tiempo y nosotros ya seamos más viejos y cínicos, pero el verdadero mensaje de aquellos dos chavales judíos sigue vivo en 2020 y haciendo falta ahora más que nunca.
La Disney es floja incluso para los mensajes serios….en fin.
Un especial sobre Bucky Carnes y su evolución de «Robin» patriótico a agente soviético rebana pescuezos ?
Buf… Es que por ahi no hay mucha tela que cortar. Quiero decir, tienes los cómics de los 40 en los que no hay mucha evolución, luego los flashbacks de Jack Kirby y Roy Thomas en los que sigue siendo un Robin -aunque empieza a aparecer con metralleta- y luego ya directamente tienes lo de Brubaker, y ya ahí es la máquina de matar soviética.
Aunque no pueda «presumir» de haber caído en las garras cinematográficas de un snyderchute, también el Capitán América tiene que aguantar a sus tontos útiles: existe un brasileño que se dedica a acudir a manifestaciones bolsonaristas disfrazado de Capitán América paseando la bandera de Israel junto a un escudo amarillo con el careto del filofascista Bolsonaro.
Es la gran tragedia del mundo del arte, que una obra no está terminada hasta que llega el espectador y la completa. Y algunos espectadores son tan cortos de entendederas que solo ven lo que les viene en gana.
Y es que es eso.
Ya se sabía entonces que existían los campos de concentración. Aparte de toda la persecución de la que huian los judios de Europa, pero gente como Lindberg iba por ahí haciendo publicidad del nazismo. Lo que pasaba es que se preferia la actitud de los tres monos.
Y en Inglaterra Chamberlain apaciguando a Hitler y Oswald Mosley desfilando en Trafalgar Square con el brazo en alto.
EEUU solo entraria en guerra con Japón por Pearl Harbour y luego con Alemania porque a Hitler se le ocurre la brillante idea de declarar la guerra a EEUU por… porque esta gente solo desean ver el mundo arder; debe ser eso.
Pero Kirby y Simon se posicionan sin ningún tipo de ambages nueve meses antes de Pearl Harbour. Frente a los aislacionistas y los colaboracionistas hace el mas grande zas en toda la boca de la historia gráfica. Esto si que es una declaración de intenciones.
Y el mensaje es claro: Defiende la libertad.
Defiendela frente a esta gentuza. Porque ellos creen que el Universo les debe algo y que tienen el derecho de arrebatarselo todo a los demás.
https://www.google.com/amp/s/amp.antena3.com/noticias/mundo/periodistas-pie-lider-neonazi-griego_201205075747ac376584a8f8626a5757.html
No nos olvidemos del efecto catárquico que tuvo el cómic, que quieras que no estaba describiendo el sentir de la mayoría de la población de EEUU -en su mayoría de raíces inmigrantes, no lo olvidemos- que veía como se estaba liando en el resto del mundo y su propio país no hacia nada.
Por supuesto había y hay las dos Americas. De la misma manera que hay dos lo que sea del país que sea.
Si EE.UU. fuese un bloque homogeneo no habría tensión ni conflicto posible.
Y Roosevelt sabía que la guerra contra Alemania iba a ser obligatoria. Pero a ver como se lo decía a una población mayoritariamente aislacionista y amistosa con esos que iban a la guerra contra los malditos comunistas.
A ver como le decía a su propia población que esos mismos comunistas iban a convertirse en sus aliados de guerra. Pues tuvo la suerte, de que Hitler ya estaba en modo bravucón maximus y dos guerras le parecian pocas, vamos a por tres.
La pregunta era a ver si una guerra exclusiva con Japón iba a retrasar o incluso imposibilitar la entrada en Europa.
Si no hubiera estado en juego la hegemonía del Pacífico les habría costado bastante más entrar en la guerra, porque en el 41 EEUU todavía estaba negociando con Japón una salida pacífica de la guerra en Asia, ya fuera para calmar a los republicanos o porque Roosevelt realmente creía que podía conseguir esa salida. Si sumamos a todo esto que a Hitler le dió el locurón por entrar a trapo en la URSS ese mismo verano y que todo el mundo se esperaba que ganara-porque en aquel momento Alemanía estaba intratable y Stalin había sido humillado en Finlandia, vaya- como que impresiona más que Martin Goodman sacara adelante Captain America en Marzo de 1941, cuando muchos pensaban que el país se iba a librar de la guerra y se la daban por ganada a Hitler.
Que carajo, en aquel momento muchos todavía creían que la guerra en Europa se había terminado ya y que el que Reino Unido se rindiera era solo cuestión de tiempo.
Es que eso es lo que me sorprende de la famosa portada. Que todo indicaba lo contrario. Todo parecía confluir hacia el ostracismo de EE.UU. y la victoria de Hitler.
Pero ahí tuvieron un arrebato de indignación o rabia o yo que sé y sacaron algo que al final se convirtió en realidad.
El deseo y la realidad se hicieron uno. Al final, el Capitán América en guerra contra los quintacolumnistas eran los propios Kirby, Simon y Goodman. Y cumplieron su misión. Lo cierto es que la cumplieron.
Pocos cómics hay más politicos que este. Y la gente piensa que este Capi era propagandístico, cuando en realidad era contraproducente al sentir general de la población cuando salió.
Y mira que muchas veces he puesto a caer de un burro a Martin Goodman, pero es que aquí se portó. Es cierto que era un momento jodido para el porque sus dos personajes más exitosos -Namor y la Antorcha- pertenecían a Funnies Inc y no acababa de petarlo en esto de los cómics, así que aceptó sacar adelante al Capi como una especie de revulsivo publicitario, pero dejarles ser tan directos como para poner al Capi pegándole el puñetazo a Hitler en la portada en un momento en el que todavía había gente preocupada de las relaciones diplomáticas con Hitler y a favor de «hablar las cosas con el para acabar la guerra en Europa» tenía tela.
Y de ahi viene la teoria conspirativa que afirma que Roosvelt sabia de Pearl Harbor y dejo que ocurriera para meter al pais en la guerra. Supongo que los primeros en plantear la teoria habran sido simpatizantes del nazismo.
Sin duda hay pocas frases peores que «Y su mensaje aún sigue vigente hoy en día»… Y lo usan como halago. No solo no avanzamos nada sino que retrocedemos.
Ahora mismo tendríamos que estar hablando de la potencia gráfica que eran Simon y Kirby, como las páginas desbordan energía y como un mensaje tan importante puede ser presentado de forma clara y concisa en un medio tan denostado.
Yo hace veinte años estaba convencido de que esto era algo que nos lo íbamos a dejar en el siglo XX, y que algunas desigualdades ya las iríamos arreglando antes del primer cuarto de este siglo. Pero ya ves, el hijoputismo asoma su fea cabeza en cuanto puede y así nos mete de cabeza en guerras que ya pensábamos ganadas. En fin, en algunas cosas hemos mejorado. O eso espero.
El caso de Disney es paradigmático. La dictadura de lo políticamente correcto que comenzó en los 90 está ya completamente instaurada, desafortunadamente. Por mucho que no queramos, hemos «evolucionado». Ese Capitán América es hijo de su tiempo, como todo, y en aquel momento había mentalidad para hacer eso y más. Es triste ver la libertad que había antes, donde no se iba «entre algodones» por «no herir susceptibilidades» y te podías encontrar al de Glutamato Ye-Ye con bigote y flequillo de hitler y gorra de las S-S. ¿Alguien se imagina algo así en estos tiempos?Sería automáticamente malinterpretado, denunciado y vilipendiado.
Mientras tanto Disney en los carteles de Star Wars para el mercado chino hace desaparecer al «negro», para «adecuar» la imagen a su «mentalidad». O la remasterización de Commandos hace desaparecer los símbolos nazis… y casi casi que nos hacen al Capi Americano cinematográfico que no lucha contra Nazis sino contra unos tipejos que se hacen llamar Hydra…
Es todo tan hipócrita y absurdo… ¿Os imagináis una saga de Imperio Secreto a día de hoy con Donald Trump?
En fin, será que me hago viejo y al final como todos los viejos acabaré abonándome al «cualquier tiempo pasado fue mejor».
Yo creo que no es tanto corrección política como acojone corporativo; si Englehart a principios de los 70 pudo hacer la saga del Imperio Secreto fue porque aquello era la Marvel «del caos» sin un líder claro y porque al fin y al cabo delante de un juez podría haber dicho que ese señor no era Nixon, que era «un señor que trabaja en la casa blanca» o algo así. Quieras que no la Disney de los 70 habría hecho lo mismo que la de ahora, y lo mismo que la de los años 30 y 40 hizo con Hitler, es más, el propio Disney asistió a bastantes reuniones del Bund y agasajó a Riefenstahl justo cuando todo Hollywood le hacía un boicot a los nazis por lo de la noche de los cristales rotos. Vamos, que no sé si Disney era un nazi, pero no se cortó ni un pelo en hacer negocios con ellos.
Y ahora mismo tanto Marvel como DC están en manos de corporaciones que anteponen los negocios a cualquier cosa, seguirán haciendo sus brindises al sol para quedar bien con la opinión pública y serán gestos netamente cobardes.
Simon y Kirby le echaron narices en su tiempo. Los filonazis del Bund llegaron a amenazar con quemar la redacción de Timely. También recibieron apoyo: el alcalde de Nnueva York les llamó para decirles que le había encantado el cómicy ofrecerles protección policial.
Esa historia no solo planta cara a los nazis. Debe recordarse que antes de Pearl Harbour como un 75 por ciento de los americanos consideraban que su país debía seguir neutral.
Yo conocí esa historia gracias al número 250de la colección, en la que Stern y Byrne (en estado de gracia) hicieron un genial remake.
LaGuardia era uno de los mayores detractores del nazismo y para colmo le gustaban mucho los cómics, con lo que es natural que acogiera al Capi con los brazos abiertos.
Una de las cosas que más me gusta de este número (porque creo que pasaba ya en este número) es que Cráneo Rojo no era alemán, sino un industrial ricachón yanqui (no por ello menos nazi). Si, por mi fuera, hubiera continuado prevaleciendo esta versión del personaje, en vez de retconearla como se hizo.
Bueno, fue un retconeo suavecito hecho por Simon y Kirby después de haber explotado a Maxon durante bastantes números, así que tampoco es algo muy escandaloso. Se pierde eso del capitalista sin escrúpulos que se arrima a quien le de un trozo del pastel, pero creo que el Cráneo «final» es un personaje lo suficientemente jugoso como para que merezca la pena.
Y que narices, siempre se puede recuperar a Maxon por su propio lado.
Es una prueba de que antes de la guerra en los cómics ianquis había un componente de crítica social importante. Recordad esas historias de Superman contra el empresario que se lucra con la guerra… Es la misma época de las pelis de Frank Capra.
También es que eran editoriales pequeñitas sin ninguna afiliación a «los de arriba» que estaban tratando de definir todavía a favor de quién luchaban sus superhéroes, con lo que lo de defender la ley por encima de la justicia tardaría un poco en llegar.
Muy muy poco, pero tardaría algo.
Creo que hablo por todos los «gilipollas» si digo que seriamos muy felices si nos condecierais un pedazo de tierra donde poder vivir lejos de vuestra superioridad moral. Yo al menos lo preferiría a las amenazas a lo Kirby de darnos palizas por pensar diferente. Dais ganas de unirse a los supremacistas blancos o a lo quien sea que os combata.
Pero de que estás hablando? Gilipollas se lo llamo al otro notas que es tan tonto de creerse que tiene poderes precognitivos porque el nazi le susurra que va a ocurrir este desastre o el otro! No me vengas ahora a dar lecciones de tolerancia si vas ofendiendote por cosas que te inventas por leer el artículo en diagonal.
Y que narices, eres nazi? Porque si no lo eres, no sé a santo de qué te cabreas!
Hombre, creo que Diogenes con llamar gilipollas y alegrarse de la paliza ficticia que recibe ese personaje ficticio que colaboraba con los nazis se ha quedado muy corto. Yo hubiese optado por hijo de la gran puta o algo así. Y cuando se trata de nazis y simpatizantes no se trata de tener superioridad moral, se trata de tener moral a secas, que es algo de lo que esos nazis y simpatizantes carecen. Pero tu tendrías que hacerte mirar y con urgencia por que te ha ofendido tanto que se insulte a los nazis y como e que te ha dado esa prisa por querer ser uno de ellos. Porque no se si te has dado cuenta de ello, pero quienes combaten a los que odian a los nazis suelen ser los propios nazis.