198X es otra de esas miradas románticas a la década de los 80 que tanto daño pueden hacer en malas manos. A través de un videojuego en pixel art que gráficamente tiene que ver más con los 90 que con los propios ochenta, repasaremos mediante minijuegos a algunos de los clásicos de la época -o más bien versiones bastardizadas de ellos- a través de los ojos de un crío que está entrando en la adolescencia a regañadientes. Lo que nos plantea este juego es, básicamente, un dramón adolescente a lo Life is Strange, pero para puretas y con más gameplay.
Lo que más se ha criticado de este juego es que es tremendamente corto -cosa de una hora más o menos, dependiendo de lo curtidos que estéis en las recreativas ochenteras- pero el verdadero problema que tiene está en que todas esas bonitas cutscenes pixeladas del protagonista sufriendo la pérdida de la inocencia son un bodrio insoportable. Apenas ocurre nada -el chaval descubre los recreativos, se intuye la separación de sus padres, se siente solo, uy que pena me das- y encima ni siquiera te dan la opción de saltártelas, con lo que tienes que padecerlas a pesar de todo y hasta su monólogo interno de vez en cuando se solapa sobre los minijuegos, así que espero que los desarrolladores espabilen y permitan en un futuro que nos las saltemos, que esto no es 1998 ni este juego Final Fantasy VII. Dicho esto podría cerrar el post y a otra cosa, pero ya que estamos voy a hablaros de la verdadera chicha de 198X, los homenajes a las recreativas de aquellos tiempos.
Empezamos por Beating Heart, un juego de peleas del estilo de Final Fight, Streets of Rage (ojo que Yuzo Koshiro compuso un tema para este juego) o Double Dragon bastante sosete y sin mucho fuste, permite patadas voladoras, agarres y puñetazos puros y duros, tres tipos de enemigos y el uso de un bate de béisbol. No, no es un buen comienzo, pero al final no deja de ser una introducción y puedes pasarlo por alto. Lamentablemente no vemos mucha conexión narrativa entre los juegos y el crío protagonista, con lo que si en un principio podíamos creer que Beating Heart era una visión fantasiosa de su propio viaje en metro, para cuando nos ponemos a jugar a Off the Void la cosa salta por la ventana porque es un matamarcianos.
Y es un matamarcianos del estilo de R-Type con total descaro, dos o tres niveles facilones de matar marcianos y probablemente sea el mejor de todos los juegos, porque el siguiente, Runway, es un clónico de Out Run hasta en los camiones y formaciones rocosas del paisaje pero perdiendo a la pareja protagonista, lo cual le hace perder bastante carisma que le hace falta al tener un desarrollo tan soso y que ni de lejos llega a alcanzar al juego original de Yu Suzuki. Luego tenemos Shadowplay, que alguno lo compararía con Shinobi porque claro, la banda sonora también es de Yuzo Koshiro y la ambientación es parecida, pero en realidad estamos ante un runner en toda regla que en lo jugable como mucho se parece más a Strider, que aun así tampoco era un runner.
Finalmente tenemos Kill Screen, que es un dungeon crawler soso y que es un género que pertenece más a los ordenadores de 8 y 16 bits que a los recreativos, pero supongo que la nostalgia deforma las cosas como quiere y bueno, les apetecía meterlo por dar variedad. Personalmente me ha resultado insufrible y lamentable, pero como Fénix Oscura ha sacado lo peor de mi y empiezo a estar muy harto de la nostalgia ochentera que se dedica a reescribir la historia diciendo que los recreativos no olían a sudor y pedos y eran un reino maravilloso para los niños que se automarginaban y no un centro de tráfico de estupefacientes, me vais a perdonar que escriba esta reseña recomendándoos que ni os acerquéis a este juego de juegos. El que quiera revivir los verdaderos ochenta que juege a Final Fight, R-Type, Out Run, Shinobi o el puto Bubble Booble, que es una vergüenza que no esté aquí; Supuestamente esto es la primera entrega y más tarde irán repasando más géneros, pero que por mi no se molesten que no estoy interesado ni en lo más mínimo y mi cupo nostálgico ya lo cubre bien Bloodstained, que es más largo, sustancialmente mejor y no utiliza la excusa nostálgica para reescribir la historia y colarnos cuatro prototipos a medio cocer.
Dedico a este post a M’Rabo, a ver si despierta de una vez y entra en el siglo XXI!
En los cómics y películas no fue una mala década. Una de mis favoritas.
No llego al grado de decir qué todo era maravilloso, la verdad.
Deja vivir sus sueños a Mrabo.
Un cuerno, si sigue con esa nostalgia enfermiza acabará montando un reactor nuclear y reventándolo solo para recrear 1986! Que está muy loco!
Yo soy mas del Challenger…
¡Solo te acuerdas del Challenger porque te interrumpió Barrio Sésamo!
Entrare al siglo XXI cuando lleguemos al 2080!! REVIVAL OCHENTERO!!
Menos mal que la esperanza de vida viviendo debajo de un puente no es muy larga, que si no…
PERO LA CIENCIA AVANZA QUE ES UNA BARBARIDAD! A LO MEJOR PODEMOS VIVIR JUNTOS LOS NUEVOS 80!!
AAAAAAAAAAH!! QUE ME DEJES!!!
El filón de la nostalgia ochentera no se acaba aún, aún le queda leche a esa vaca
Pero esto no es ordeñar la vaca, esto es ordeñar a la vaca, la cabra, la burra y hasta a la vecina del pueblo de al lado!
Hay que ordeñar simbolicamente a cada animal mamifero que existio entre el 1 de enero de 1980 hasta el 31 de diciembre de 1989!!!
Una vaca del tamaño de un planeta!
Los 70 molan más hostia
Ya, bueno, espera que no le de la perra por los 70, que a este lo conocemos y es capaz de hacerte aborrecer cualquier cosa.
Si lo dices por el horterismo y la morralla, los 70 también tenían a raudales. Te lo dice uno que se ha consumido casi de todo de los 70, 80 y 90. Se podría decir que el horterismo lo patentaron los 70 y que los 80, como buenos hermanos pequeños que son, se metieron entre ceja y ceja superarlos, con en muchos casos catastróficos resultados.
Aparte, estamos en España y aquí los 80 ganan por el simple hecho de no tener ya a Franco.
Y como siempre pasa con esto de la nostalgia, se glorificó tanto la Movida que parece que se anuló absolutamente todo lo que se hizo en el resto de la península, cuando es precisamente en los 80 cuando se da una explosión cultural global y no centrada solo en el eje Madrid-Barcelona como había pasado hasta entonces.
Hombre, a mí no me gusta la movida, pero entiendo el por qué se endiosa tanto. Es que claro, se venía de Franco y luego pasa la transición y claro, pues a vivir los 80 (y los 70) de golpe y así de hortera que salió la cosa. Pero sí, es una visión demasiado Madrid céntrica. Aunque claro, nunca he entendido lo hacer evaluaciones de toda una década basándose solo en la música, ya que hay más elementos que definen una época como la política, el cine, la televisión, los comics y los videojuegos. Que a mí eso de odiar tal época porque tal músico se murió o dejó de sacar discos tal años me parece un poco tonto.
«A través de un videojuego en pixel art que gráficamente tiene que ver más con los 90 que con los propios ochenta, repasaremos mediante minijuegos a algunos de los clásicos de la época»
Esa nostalgia Gen-Xer… ahí, ahí, que se vea bien.
A mi me hace mucha gracia que versionen Out Run o Final Fight con un estilo gráfico más cercano a lo que veríamos luego en los juegos de Neo Geo o Streets of Rage. Que ya me sé yo que muchos no notan la diferencia, pero a los que hemos mamado aquellos años nos salta al ojo cosa mala, solo hay que ver la diferencia entre los primeros juegos de Megadrive -ese Altered Beast- y los últimos -Comix Zone-. La tecnología era más o menos la misma, pero hubo un avance tremendo en el diseño artístico que hizo que la recreativa media de 1991 fuera muy distinta a la de 1988, y por eso este 198X más parece 199X que de los 80.
Si solo fuese el 91… el nivel de detalle del diseño gráfico de muchas de las imágenes no se alcanzó hasta ya el 95, para cuando los 16 bits ya estaban quedándose viejos y el 3d acechaba a la vuelta de la esquina. En serio, ese Shadowplay se ve demasiado bien para la SNES y la Megadrive, ya no digamos para la NES.