Desde niño siempre he adorado una rama bastante concreta de la ciencia ficcion, esa que bebe mucho mas de la aventura clasica que de la ciencia ficcion propiamente dicha y cuyos principal exponente para mi seria Flash Gordon. Pero hoy no toca hablar del héroe creado pro Alex Raymond sino de uno de sus muchos “hijos bastardos”, uno que combinando muchos elementos de Flash con un poco de otro clásico como John Carter se convirtió en el héroe galagaláctico por excelencia del Universo DC, Adam Strange. Un personaje que pese a que me ha encantado desde que lo descubrí en Crisis, hasta ahora apenas había leído un puñado de sus historias clásicas, una situación a la que le he puesto remedio leyendomelo todo en las ultimas semanas y quedando de lo mas contento con la experiencia.
Cuando un joven arqueólogo huía de una furiosa turba y fue alcanzado por un misterioso rayo venido de mas allá de las estrellas, fue inmediatamente transportado a veinticinco trillones de millas (un porrón en kilómetros) de distancia hacia un lejano mundo en la órbita de Alfa-Centauro. Un mundo, Rann, que había sido devastado por la guerra y que necesitaba desesperadamente de un campeón que les protegiese de las incontables amenazas a las que se enfrentaban, un papel para el que Adam Strange demostró estar mas que preparado.
Al comienzo hablaba de Adam Strange como de “hijo bastardo” y es que en cierto modo lo es de dos de las figuras mas importantes de la ciencia ficción de comienzos del siglo XX. Por un lado tenemos los paralelismos evidentes con Flash Gordon al encontrarnos con el héroe rubio y apuesto, su morena enamorada y el científico maduro, descripción que podría aplicarse a Adam, Alanna y Sardath o a Flash, Dale Arden y el Doctor Zarkov. Pero también le debe mucho al John Carter de Edgar Rice Burroughs con esa forma casi “mágica” de viajar a otro mundo y convertirse en su héroe y enamorarse allí, no de una princesa pero si de la hija de alguien tan importante en la sociedad de Rann que casi parece que lo fuese. Y si bien Gardner Fox y compañía no consiguieron crear con estas bases algo radicalmente novedoso u original, si que crearon a un héroe tremendamente divertido.
Y es que tras conocer a Adam Strange solo por sus aventuras modernas (entendiendo por modernas desde la década de los noventa en adelante) donde imperaba mas el dramatismo y la tragedia, ha sido un soplo de aire fresco descubrir estas historias clásicas que son puro Silver Age. Es cierto que dichas historias pueden resultar un tanto repetitivas y formulaicas, Adam sufre apuros para alcanzar el siguiente Rayo Zeta, aparece en Rann, hay una amenaza nueva a la que derrotar, la derrota y cuando parece que va a poder pasar unos días felices con Alanna el Rayo Zeta le transporta de nuevo a la Tierra. Pero pese a que estas historias puedan resultar repetitivas, sobre todo leídas del tirón, hay dos virtudes que consiguen que su lectura sea muy disfrutable.
La primera virtud era la prodigiosa imaginación de Gardner Fox, un guionista que no debería necesitar presentación alguna y quien le debemos buena parte de lo que es el Universo DC (Los Flash, Hawkman y Hawkwoman/Girl de la Golden y Silver Age, los Starman y Sandman originales, Dr Fate, la JSA y la JLA, el Sindicato del Crimen… e innumerables mas) Un guionista que por aquel entonces tenia una sobrada experiencia en el mundo del cómic y que era un apasionado de la ciencia ficción, pasión que comenzó cuando sus padres le regalaron de niño los libros de John Carter y que volcó en las historias de Adam Strange. Así es como las aventuras de Adam estaban pobladas de enemigos que iban de lo grotesco a lo ridículo y que rara vez se parecían a nada que se hubiese visto antes en la serie, haciendo que esa repetición de formula se notase menos. Unos enemigos a los que ademas Adam solía derrotar mas gracias a su ingenio que a la fuerza bruta, siendo habitual que les engañase, utilizase sus propias armas contra ellos o descubriese ingeniosas y retorcidas formas de incapacitarles.
La segunda de estas virtudes recae de nuevo en Fox, ya que el era el primero en ser consciente de esas limitaciones auto impuestas que tenia la formula que utilizaban en el cómic y que no solo le obligaba a ser tan ingenioso como su personaje para no aburrir a los lectores, sino que se permitía el lujo de reírse de si mismo y de estas limitaciones dentro del propio cómic. Tras unas cuantas aventuras era habitual encontrarse a Adam llegar a Rann lamentándose de que nueva amenaza iba a aparecer justo después de el, preguntándose como es que el planeta siempre parecía en paz cuando el no estaba o incluso en una ocasión encontrarse con una manifestación de Rannianos que le culpaban de las desgracias que amenazaban su mundo siempre que el aparecía.
También hay que agradecerle a Gardner Fox lo que hizo con Alanna, quien tenia un papel muchísimo mas activo de lo que esperaba en estas historias (al contrario que Sardath, quien tiene un papel muy marginal, en ocasiones inexistente, en la Silver Age) y que era mucho mas que un simple interés romántico, acompañando casi siempre a Adam en sus aventuras empuñando su pistola láser, surcando los cielos con su mochila cohete y en ocasiones siendo ella quien tenia que salvar a su amado terrestre. Un papel que no es perfecto ni mucho menos, aun caía en muchos estereotipos propios de la época. Pero teniendo en cuenta que hablamos de historias de finales de los años 50 y 60, es admirable lo que intento hacer Fox, que Alanna fuese una heroína y no una damisela en apuros.
Y dejando a un lado las historia en si, resulta inevitable hablar del apartado gráfico, un apartado que aquí fue de autentico lujo durante buena parte de la Silver Age gracias a tres nombre, Mike Sekowsky, Carmine Infantino y Murphy Anderson. Al primero, al que conocía principalmente pro su trabajo en la JLA, lo encontré aquí mejor que nunca, con un estilo que parecía querer emular al de Dan Barry en Flash Gordon y que se encargó de las primeras historias del personaje. Pero este pronto dio paso a un Carmine Infantino que se encargo de dibujar el grueso de las aventuras clásicas de Adam. Un trabajo en el que se vio acompañado en buen aparte de esa trayectoria por el entintado de Murphy Anderson, a quien le debemos ese clásico diseño retro (que se fue puliendo en sus primeros meses) y que tanto echo de menos.
En sus manos todas esas grotescas criaturas que imaginaba Fox cobraron vida y Adam se deslizaba por los cielos verdes de Rann con una elegancia digna de elogio que hace aun mas disfrutables estas historias. Aunque resulta curioso, y divertido, el notar como hay muchas historias en los que Adam vive sus aventuras en los desolados e interminables parajes desérticos de esa Rann post-apocaliptica, como si los dibujantes estuviesen apurados con las fechas de entrega y prefiriesen sacrificar los fondos con tal de mantener el buen nivel.
Por mi parte no creo que pueda añadir mas a lo ya dicho, he disfrutado un montón de estas historias pese a sus limitaciones, muchísimo mas de lo que me había atrevido a esperar, y cualquiera al que le guste la ciencia ficción y sea capaz de disfrutar de un cómic siendo consciente de la época. a la que pertenece podrá hacer lo mismo. Lo difícil es ahora, el enfrentarse a la realidad de que el personaje vuelve a estar en el limbo de los olvidados (y encima le han devuelto el horrible rediseño del New52) y que ni siquiera su participación (o puede que precisamente por culpa de dicha aparición, sigh) en la serie de Tv de Krypton ha animado a la gente de DC a darle una nueva oportunidad al personaje. Así que me quedare con el buen recuerdo de estos cómics y cruzare los dedos para que Robert Venditti saque a Adam en su serie de Hawkman y ambos héroes revivan sus clásicas aventuras.
Un monumento para Gardner Fox, por favor, sin ser fan de DC sé que este hombre tiene mucha culpa de que sea lo que hoy es (y con eso me refiero a una editorial capaz de sobrevivir a pesar de torturar a lectores como M’Rabo, ¿cuantos años fue kyle rayner el principal Linterna Verde? XD).
Adam Strange es el tipo de personaje que hace al universo DC sentirse un universo y no una narrativa sistematizada que se finiquita y reinicia cíclicamente. Es el tipo de personaje del que se acuerdan cuando hay un crossover o un autor quiere demostrar lo mucho que leyó cómics. Porque en realidad no encaja con el Universo DC; es demasiado el arquetipo del aventurero de la ciencia ficción fantástica de su época como para pertenecer al mismo mundo que Superman o Batman. Es lo que Marvel consiguió de un tirón con La Cosa y Spider-Man; salirse del molde de lo que un universo de superhéroes se supone que sea; ser familiarmente divertido sin dejar de ser aparentemente distinto.
Y por supuesto que DC no lo aprovecha.
Es que sin Fox no existiria el Universo DC tal y como lo conocemos, tiene un merito enorme lo que consiguio hacer.
Y con Adam lo que tendrian que hacer es convertirle en el emblema de su linea cosmica, esa que tienen tan abandonada, pero de momento no hay suerte.
Los cómics de hoy en día de las dos grandes tienen abandonados muchas de sus esquinas por jugarla de seguro y aún así cagarla; desde crossovers inútiles inspirados en el estreno del año como Infinity Warps hasta herejías como Doomsday C(l)ock o decepciones como Heroes in Crisis (pobre Tom King, le tocó la DC de Didio y Lee). Sigh.
Otro autor al que su editorial se lo debe todo y al final trató como basura. Gardner Fox es el Universo DC
A todos los que venían de All American se les trató como basura, pero tampoco me extraña porque ésa era la política general de DC para con todos sus empleados. Para ellos sólo eras persona si tu trabajo consistía en que otros hicieran tebeos, mira si no lo bien que le fue a Bob Kane…
Bob Kane fue lo bastante listo para firmar un contraro con su abogado al lado y los bastante cerdo para hacer el resto de cosas que hizo.
Siempre nos quedará la historia de Steranko dándole un puñetazo.
Esa historia no la conocia. Cuenta, cuenta.
Traducción sacada de aquí:
https://entodoelcolodrillo.blogspot.com/2015/02/steranko-otro-cajon-de-sastre.html?m=1
«Nunca había coincidido con Kane en mis viajes, pero en un estremecedor San Diego Comic Con un socio me preguntó si quería conocerle y me acompañó al recibidor. Allí estaba él, en un pequeño grupo de gente, vistiendo unos zapatos de charol… y un PAÑUELO DE CUELLO, como si fuese el p**o Vitamin Flintheart de los cómics de Dick Tracy. Durante años, sus socios me habían contado cómo se había llevado el crédito de las contribuciones de Bill Finger (además de la mitad de su sueldo) y otras despreciables historias. Pero nada mejor que un encuentro personal.
Nos presentaron y Kane empezó a hablar sobre mi capítulo de Batman en History of Comics, que le trataba a él (y a todos) muy respetuosamente. Él pensaba que había acreditado a Robinson y a Finger (a los que yo conocía íntimamente) demasiado. Kane (también conocido como Kahn) fue más que pretencioso, un imbécil insoportable de lo más pomposo. Me mordí la lengua mientras le felicitaba por sus logros. El grupo estaba esperando al ascensor, en el que entraron cuando la puerta se abrió. Nuestra conversación terminó, pero no sin que antes me dijese: «Luego te veo, Jim, nene» y me dio una bofetada… como si fuese un gesto callejero que habría visto en alguna película barata. Las puertas se cerraron… Me quedé de piedra por la pura audacia que tuvo un extraño como él para ponerme una mano encima, y me encendí de rabia.
Esa noche no pude dormir y la siguiente mañana peiné todas las salas en busca de su bat-majestad. Alrededor del mediodía le encontré en otro corrillo al que me acerqué. «¡Qué alegría verte, Bob, nene!», le dije, y le crucé la cara. Esta vez no había una puerta de ascensor que se cerrase entre nosotros. Permanecí allí 15 segundos, esperando. No hizo nada. Me di la vuelta y me fui. Ahora me arrepiento. Me arrepiento de que no hiciese nada al respecto aunque fuese al menos una cabeza más alto que yo. No me importaría en absoluto sangrar por una oportunidad más para dar a Kane el tipo de bat-lección con la que Finger, Robinson, Sprang y otros soñaron.»
Graxias!
Que tipo este Steranko.
Basicamente si eras un cabron medrabas
Un cabrón espabilado.
El diseño Tokusatsu/Power Ranger de Los Nuevos 52 en lo personal , no me desagrada tanto (?
Yo lo odio con todas mis fuerzas. El unico rediseño que le acepto (pese a que siempre preferire el clasico) es el de Pascual Ferry, que lo consiguio modernizar y ser fiel al mismo tiempo.
Pues gracias a Krypton hasta Bendis (¿Bendis?, ¡Bendis!) se ha acordado de él.
En Sudamerica le conocimos primero como Adan Luna (no me pregunten, fueron los mismos responsables de Bruno Díaz) y en efecto algunas eran reimpresiones de esas historias. Sencillas pero entretenidas. Ojala que hicieran algo que rescate un poco ese aspecto del personaje.
Las portadas para los Omnibus de Darwyn Cooke son maravillosas. Es un crime que este hombre no haya hecho una etapa en JLA o en JSA y sí Jim Lee, Dan Jurgens o Dan Vado.
Si hubiesen sido listos tendrian que haber utilizado New Frontier como plantilla para el New52 en lugar de toda la morralla noventera de Lee y compañia, pero en DC son cualquier cosa menos listos.