Resident Evil VII, Watchdogs 2 y Far Cry Primal: Videojuegos que no llegué a acabarme (II)

Decíamos ayer que íbamos a continuar el repaso a los videojuegos que me dejé a medias con un par de juegos de Ubisoft y vamos a ponernos a ello antes de que el personal se aburra y acabe esto más vacío que el online de For Honor o el de The Division…

Watchdogs 2, el juego en el que puedes hackear a la propia desarrolladora del juego.

Watchdogs 2 es uno de esos juegos que si fuera por su primera parte no lo habría tocado ni con un palo. Porque Watchdogs era un juego tópìco, aburrido, estéril y un motor gráfico completamente malgastado que desnudaba por completo todos los problemas de Ubi en la mayor parte de sus juegos; que casi todos son mundos abiertos vacíos y sin ninguna gracia, a años luz de la competencia. Esta secuela trata de arreglar la situación con memes, con lo que parecía el Poochie de los juegos de mundo abierto, un Undertale que te bombardeaba con memes de cara a disimular todos sus problemas jugables y de guión y que probablemente acabaría siendo cargante. Pero no fue así, porque Watchdogs tiene personajes secundarios interesantes, misiones locas dignas de Far Cry Blood Dragon y, en general, podríamos decir que es el juego de hackers que la primera parte debió de ser. Conducir ya no es un suplicio, hackear es divertido y las misiones admiten decisiones creativas con drones que, aunque no nos acercan a la flexibilidad de un Metal Gear Solid V o a un Dishonored, ni falta que les acaba haciendo porque Watchdogs es su propia clase de animal. Vamos, que el juego merece la pena y si la progresión sigue así, Watchdogs 3 apunta a obra maestra.

Sí, esto es el Far Cry 3, pero si no fuera por los AK47 podría parecer una foto del Far Cry Primal…

Y hablando de UbiSoft, ¿cómo olvidarnos de Far Cry Primal, ese gran ejemplo de ordeñar la vaca hasta sacarle los higadillos? No es que Far Cry Primal sea un mal juego, es que explota las mecánicas del primero, recicla los mapeados del cuarto y le falta toda la creatividad de Blood Dragon. El que el juego se desarrolle en el año 10000 AC y venga a contarnos el enfrentamiento final entre neanderthales y cromagnones nos deja claro que la veracidad histórica salta un poco por los aires, pero hay que reconocer que hace el juego más interesante porque no dejan de hablarnos de un enfrentamiento entre cazadores recolectores -neanderthales- adoradores del fuego fanáticos empezando el neolítico -homo sapiens- y la tribu protagonista, que vienen a ser una mezcla de unos y otros que busca conquistar el valle en el que se desarrolla la historia a base de reventar mamuts, chamanismo y muchas drogas, porque esto sigue siendo Far Cry.

Lo bueno es domar un tigre dientes de sable e imaginar que eres Ka-Zar.

La salida hace bien poco de Horizon Zero Dawn hace que las comparaciones con Far Cry Primal sean odiosas, pero en el fondo estamos hablando de una comparativa tan injusta como juzgar a cualquiera de los dos por sus parecidos con Monster Hunter. Cada juego tiene su estilo y, aunque unos cojan algo de los otros, en el fondo Far Cry Primal lo único que hace es seguir explotando la misma fórmula de sus predecesores. Cazar animales y recoger recursos para mejorar el equipo, atacar campamentos enemigos, desbloquear nuevas zonas… Todo con armamento mucho más limitado -estamos en la prehistoria- y con una variedad de opciones bastante ridícula, con lo que lo único que salva a Primal de la mediocridad es su excelente acabado gráfico y la posibilidad de ir con una mascota al más puro estilo de los cazadores de World of Warcraft. El uso de la mascota como montura, apoyo y para conseguir distintas habilidades extra para nuestro personaje le otorga algo de variedad al juego pero no la suficiente, con lo que tenemos que reconocer que la serie Far Cry necesita una renovación inmediatamente si quiere seguir viva en el mercado. Y sí, con un Blood Dragon 2 me valdría, pero yo es que soy un ser muy débil y con sentimientos…

¿Amnesia Evil? ¿Bioutlast? ¿PT-hazard? Nah, en el fondo es lo mismo de siempre pero en primera persona…

Resident Evil VII ya es la madre del cordero, el juego ese que tanto miedo da y al final no deja de ser más de lo mismo pero con otra perspectiva. Dejando de lado las ñapas gráficas que hace el juego -porque hay que ver que de trucos usan para hacerte creer que lo que ves es mejor de lo que es tanto en iluminación como en modelado- una vez pasas del ecuador del juego te queda claro que estamos ante una criatura que en realidad son dos juegos; por un lado la Matanza de Texas PT del principio del juego -que no deja de ser uno de tantos seguidores de Amnesia basados en aquellos juegos de salir de la habitación pero con monstruos y mucho susto- y por el otro una segunda parte del juego que ya es más Resident Evil, con sus bichos, sus puertas y sin ya muchos sustos que valgan, porque al final esto es como el FEAR pero con munición más limitada. Que al final es el problema de todos los juegos de terror, que una vez empiezas a entender al monstruo el miedo desaparece porque sólo tememos a lo que desconocemos, pero a Resident Evil VII se le ve el cartón tan pronto y quiere ser tantas cosas a la vez que lo acabas dejando abandonado por lo repetitivo, lo cansino y hasta aburrido que se te llega a hacer en cierto punto de su desarrollo. Le pasa también lo que a Alien Isolation, un juego que se alargaba artificialmente y que supuestamente no te dejaba guardar partida para mantenerte en tensión, pero que en realidad lo único que hacía era sacarte de quicio porque el punto de guardado siempre estaba demasiado lejos cuando querías irte a la cama o tenías algo en el fuego o, en general, tu vida te reclamaba y tenías que cerrar el juego.

Demasiadas horas pides tú, truhan.

Se me quedan otros juegos que por su naturaleza dan tanta guerra que me sigue pareciendo increíble que en las «revistas especializadas» analicen en solo un par de semanas como Civilization VI -esta bien, pero el sistema de las ciudades limita demasiado el juego y lo monopoliza-, Total War: Warhammer -eh, ¡ha salido sin estar roto del todo! ¡milagro!- o Dishonored 2/Deus Ex Mankind Divided, que son dos juegos cuyo rendimiento es deficiente pero que sólo en el caso de Dishonored estamos hablando de una secuela digna y no de un espanto. Seguramente se me quede alguna cosa en el tintero, pero creo que este repaso general ya compensa en parte el poco caso que le hemos (he) hecho a los videojuegos en los últimos meses.