Se lo que más de uno (Diógenes el primero) debe estar pensando ¿Otro artículo basado en ver tan solo el primer episodio de una serie? Pues sí y no, en realidad he visto los dos primeros, pero es que Stranger Things me está gustando demasiado como para no compartir ya mis primeras impresiones y más adelante (espero que bastante más adelante, que la estoy dosificando para que me dure lo más posible) escribir unas conclusiones finales sobre esta serie una vez la haya finalizado. Así que sin más preámbulos vámonos de viaje a la mejor década del pasado siglo, los 80 de la mano de Stranger Things para ver que nos ofrece en principio este revival ochentero que bebe de tantísimas fuentes y que me ha dejado pegado al sillón de mala manera.
¿Niños en bicicleta investigando un misterio? Ya me tienen ganado
El pequeño pueblecito de Hawkins, Indiana, es uno de esos lugares del medio oeste americano en los que nunca sucede nada y el trabajo más complicado al que debe enfrentarse el Sheriff debe ser acompañar a algún borracho a su casa y poner multas de tráfico. Pero esto es algo que cambia radicalmente una noche en la que se conjugan una serie de eventos inexplicables y que aparentemente no guardan relación entre si, la desaparición del pequeño Will Byers tras pasar la tarde jugando con unos amigos al Dragones y Mazmorras, un accidente en unas instalaciones del gobierno y la aparición en el bosque de una misteriosa niña que parece tener la respuesta a esa oleada de cosas extrañas que de pronto está asolando Hawkins.
En el pueblo en el que nunca pasaba nada de pronto sucede de todo
Creada por los hermanos Matt y Ross Duffer, quienes han dirigido la mayoría de los episodios y escrito buena parte de ellos, Stranger Things podría describirse con esa manida frase de “una carta de amor a los ochenta”, esa frase que describe todos estos productos que nos están llegando en los últimos tiempos por “culpa” (aunque nadie me vera jamas quejarme por ello) de todos esos creadores de treinta y muchos y cuarenta y pocos que están empeñados en que compartamos su nostalgia. Pero no por manida esa frase es menos adecuada en este caso. En Stranger Things podemos encontrar la nada disimulada influencia de lo más recordado del cine de aventuras, ciencia-ficción y fantasía infantil/juvenil de la época como E.T., Cuenta Conmigo, los Goonies, pero también del terrorifico universo literario de Stephen King e incluso me atrevería a decir que un poco de, la para mi fallida, Súper 8.
Stranger Things es lo que sale si metemos todo esto en la coctelera
Y todo ello metido en un envoltorio cuidadosamente diseñado para reforzar esa sensación nostálgica, desde esa tipografía retro utilizada en el logotipo de la serie que inmediatamente nos retrotrae al pasado (Ahora está de moda abusar de tipografías más “limpias” como la Helvética/Universe y similares), un granulado de VHS en los créditos iniciales, el omnipresente sonido de sintetizador (que aun espero que vuelva a ponerse de moda más allá de productos específicos como esta serie), e incluso el trabajo del ilustrador Kyle Lambert para realizar los posters de la serie, un artista que (muy apropiadamente) ya hizo este mismo trabajo en Súper 8 y que hace todo lo posible para parecer un alumno aventajado del grandísimo Drew Struzan.
Si me dicen que esto es un poster de hace treinta años (imposible, los 80 no fueron hace tanto…snifs) me lo creo
Con todos esos elementos los hermanos Duffer han construido una historia que en principio parece contener todos los tópicos y lugares comunes del tipo de historia que quieren homenajear, incluyendo unos personajes un tanto estereotipados. Una situación que puede desembocar en dos situaciones, que sea exactamente lo que parece y que quieran llevar el homenaje hasta sus últimas consecuencias, o que aprovechen la imagen preconcebida que tenemos para jugar con nuestras expectativas y darnos la sorpresa. Dos escenarios que me dejarían igualmente satisfecho, pero yo es que soy fácil de contentar y me puede la nostalgia. Si a eso le añadimos un reparto de actores que se salen y en el que destaca por encima de todo el inmenso trabajo de los niños actores, la serie en principio lo tiene todo para que me guste.
Aun no me explico de donde han sacado tantos niños actores buenos…
Tras esta buenísima primera impresión solo me queda enfrentarme a los seis episodios restantes mientras me debato entre vérmelos todos del tirón porque necesito saber cómo continua la historia o tratar de estirar su visionado todo lo posible porque estoy disfrutando demasiado y no quiero que se acabe. Sea lo que sea lo que acabe haciendo probablemente la semana que viene tengamos por aquí la continuación de este articulo donde confío en poder escribir que Stranger Things no me ha decepcionado y que espero aun con más ganas que antes el estreno de la segunda temporada de esta serie que ha conseguido que vuelva a sentirme como un niño en los ochenta.
Como solo he visto un par de películas de los 80 no conozco realmente todos sus topicos , pero habiendo visto la serie entera debo decir que es genial.
El final cierra muy bien la historia y deja puertas abiertas para una segunda temporada que parece prometedora ( si la hacen)
«Nexflix se apunta a lo grande al revival ochentero»
Y al revival del verdadero Star Trek. Para fin de año todas las series desde TOS hasta Enterprise, y el que viene la serie nueva no JarJarAbramsverso.
ESTIMADO LYNCH
Que Kahless el Inolvidable le oiga porque the JarJarAbramsversoMUST BE DESTROYED!!!
como fan de star trek estoy muy contento de que por fin volvemos a donde nunca tendriamos que habernos ideo
Es increible que mezclando tantisimas referencias cruzadas ochenteras haya salido bien y no haya sido un pastiche intragable. Coged un manojo de peliculas clasicas ochenteras, dotadle a todo de ese Sense of wonder de la epoca y ale, a jugar con los sentimientos de casi cuarentones como yo. Para que hubiera sido perfecta quizas habria añadido menos CGI y mas Stan Winston style, pero bueno, he disfrutado cual enano. Y lo que es mejor, mis enanos de 12 y 9 tambien.
Un apunte, ni se os ocurra verla en version doblada, las voces de los crios son un desproposito a la altura de Veronica Forque en El Resplandor