Person of Interest – Las grandes series siempre se cancelan demasiado pronto

Hace cinco años (cuando aun creía que esto de echarle una mano a Diógenes escribiendo en Brainstomping era una cosa temporal de la que podría largarme cuando quisiese…sigh) hablé de una serie que por aquel entonces acababa de estrenarse, Person of Interest. Y aunque por aquel no lo sabía, esta iba a convertirse en una de mis series de televisión favoritas del último lustro. Pero como suele pasar, todo lo bueno se acaba, y ahora que acaba de estrenarse la que será su última temporada es momento de recapitular todo lo que ha evolucionado esta gran serie y recomendar de nuevo su visionado a todos los que no me hicieron caso en aquel lejano 2011…

Snifs, tendrían que haber durado mucho mas

Creada por el algo menos famoso que su hermano pero muy talentoso Jonathan Nolan, Person of Interest, fue una serie con unos humildes comienzos en los que parecía no ser más que otro de esos procedimentales raros que aparecen de vez en cuando en la parrilla televisiva. Una serie en la que Harold Finch (Michael Emerson), con la ayuda de “La Maquina”, un superordenador capaz de “predecir” cuando alguien se encontraba en peligro, y un pequeño grupo de aliados formado por el ex-agente de la CIA John Reese (Jim Caviezel) y los detectives de policía Joss Carter (Taraji P. Henson) y Lionel Fusco (Kevin Chapman)  se dedicaban a salvar a una persona diferente en cada episodio mientras hacían frente a una organización de policías corruptos dentro de la NYPD. Pero partiendo de estos orígenes tan básicos la serie fue evolucionando poco a poco para convertirse en algo muchísimo más complejo e infinitamente más interesante. El reparto se amplio, nuevos y muy inesperados aliados se unieron al grupo y algunos cayeron defendiendo a los inocentes, y muy poco a poco, casi sin que los espectadores nos diésemos cuenta, la serie se convirtió en otra cosa.

Y pensar que esto comenzó siendo nada mas que dos extraños trabajando juntos a la fuerza…

De fondo, y de forma bastante sutil y casi con cuentagotas, la serie fue transformándose al mismo tiempo que se nos fue revelando más sobre el pasado de Finch y  el origen y verdadera naturaleza de su máquina. Y lo que había comenzado siendo una simple serie de “caso de la semana” empezó a tener sagas cada vez a más largo plazo en la que poco a poco la serie se nos reveló como un drama de “ciencia-ficción” pseudorealista. Una evolución que también afectó a los temas que tocaba la serie, la guerra sucia contra el terrorismo, la (casi imposible) privacidad en la era de la información y como esta se ve constantemente vulnerada por la exhaustiva vigilancia a la que somos sometidos por el gobierno… Temas demasiados reales en una serie que no es tan de ficción como nos gustaria que fuese.

Si es que a ratos parece que vivimos(tanto en la serie como en el mundo real) siendo los protagonistas de cierta canción muy popular de Police

Pero la mayor evolución de todas fue la que sufrió un “personaje” que cuando comenzó la serie no parecía más que un simple “Macguffin”, la propia maquina. Un simple cursor parpadeante en la pantalla, el timbre de una cabina telefónica, chirridos de modem analógico y una voz mecánica formada por fragmentos de audio recogidos aquí y allá. Eso era la maquina originalmente, una cosa, un artefacto, una simple herramienta con la que Finch y sus aliados hacían su trabajo y nada más. Pero con el paso de las temporadas se transformó en un personaje de pleno derecho, en casi un ser vivo por el que se puede llegar a sentir compasión y cariño y que cuyo aprecio por la humanidad la hacía parecer en muchas ocasiones más humana que muchos de los enemigos con los que se enfrentaban. Pasando con ello la serie de ser algo así como una evolución de la fórmula del “Equipo-A” a ser algo casi salido de la imaginación de Asimov.

¡Me han hecho tener sentimientos hacia letras en una pantalla!

Pero como decía más arriba, todo lo bueno se acaba, y esta misma semana se ha estrenado la que será la última temporada de una serie que voy a echar muchísimo de menos y que jamás me cansare de recomendar. Pero es que como suele pasar en muchos casos calidad y éxito no siempre van de la mano, y a medida que la serie fue aumentando su complejidad y abandonando ese espíritu de “caso de la semana” esta fue perdiendo espectadores que no querían una historia complicada de la que no pudieran saltarse episodios como si de un vulgar CSI se tratase. Y esto ha provocado una inevitable cancelación que por suerte parece que se ha producido con la suficiente antelación como para que sus creadores puedan darle un final digno a esta historia. Pero para comprobar eso tendremos que esperar aun unas cuantas semanas mientras disfrutamos de forma agridulce con el acto final de esta gran serie.