Hoy los Nuevos Mutantes están tristes, porque se ha muerto el creador de su serie favorita. Se llamaba Glen Albert Larson, más conocido como Glen A Larson. Glen era conocido por ser el creador de Magnum P.I. -la serie de Tom Selleck que los pupilos de Xavier veían con auténtica devoción- pero las nuevas generaciones lo conocerán más por haber creado la serie original de Battlestar Galactica y algunos hasta lo recordarán por una serie que no tuvo ningún éxito en los 80, una tal «Knight Rider» que se tradujo por estos lares como «El Coche Fantástico». Sí, ÉSE coche fantástico.
«El Coche Fantástico es una trepidante aventura de un hombre que no existe en un mundo lleno de peligros».
Los que crecieron en los 80 saben lo que supuso esa serie. Porque la Galactica original llamó la atención, y Magnum era repuesta constantemente en las autonómicas, pero el verdadero bombazo de la tele de los 80 (dejando de lado al Equipo A) fue El Coche Fantástico. Cada verano se estrenaba una temporada nueva, con lo que el culebrón de la sobremesa (Falcon Crest) era sustituido por las aventuras de Michael Knight -tristemente el único hombre en interpretar al auténtico Nick Furia-. La nostalgia nos hace pensar que aquella serie era maravillosa, pero la realidad y los años nos han hecho que ver que el coche no era gran cosa, que lo de la «Fundación para la Ley y el Orden» suena bastante mal y que, por lo general, cada episodio explotaba la misma fórmula que ya había desgastado el Equipo A el resto del año.
Pero la serie que realmente le hizo famoso a Glen A Larson en EEUU fue Battlestar Galactica.
Los más jóvenes sólo conocerán a Larson por ser el creador de Galactica y el productor ejecutivo de de su «remake» a cargo de Ronald D. Moore, aunque su trabajo en la segunda no dejara de ser un puesto honorífico sin la menor trascendencia. Por el contrario, la Battlestar Galactica original era un proyecto suyo que había arrastrado desde hacía más de diez años, una historia de ciencia ficción que trataba de extender la fe mormona al contar la historia del «arca de Adama» y las «doce colonias», un concepto que recuerda sospechosamente al consejo de los doce que dirige la iglesia mormona. La aparición de La Guerra de las Galaxias dió alas a la producción de Galactica, con lo que la ABC se gastó un millón de dólares por episodio para sacar adelante la serie. El coste de producción acabó siendo tan alto que ni siquiera el exitazo de audiencia pudo compensarlo, con lo que se trató de capitalizar la serie reestrenandola en cines de todo el mundo. Sin embargo y tras una sola temporada la serie fue cancelada por no ser economicamente viable, siendo sustituida poco después por la muy inferior Galactica 1980, de presupuesto mucho menor y guiones bastante lamentables.
El reparto original de Galactica, con Starbuck siendo el gran Dirk Benedict.
Vamos a decirlo claro, Galactica era el Star Wars de los pobres. Muchos de nosotros ni habíamos olido las películas en el cine, y la única forma que hubiéramos tenido de ver las aventuras de Luke y compañía habría sido a través del videoclub. Sin embargo, Galactica nos daba nuestra dosis de naves espaciales y robots sin ningún coste adicional, con lo que para nosotros Galactica era lo más de lo más… Hasta que llegó El Coche Fantástico. Y todos los niños queríamos tener el coche de Michael Knight…
«Michael Knight, un joven solitario embarcado en una cruzada para salvar la causa de los inocentes, los indefensos, los débiles, dentro de un mundo lleno de criminales que operan al margen de la ley».
El Coche Fantástico era un Pontiac Firebird Trans Am v8, un deportivo que para los niños de aquellos tiempos era más molón que un Porsche 940 o un Ferrari Testarrossa, el que lucía Don Johnson en Corrupción en Miami pero que para nosotros era “el coche de OutRun”. Larson no tuvo mucho éxito con la serie en EEUU, con lo que la serie no explotó realmente hasta llegar a Europa. En Alemania la serie causaría auténtico furor, y hasta su protagonista David Hasselhoff vería como allí tenía éxito hasta de cantante -hoy en día todavía hace giras por allí, el tío-. Tremendamente casposa para los estándares de hoy en día, El Coche Fantástico nos hacía pensar en un futuro en el que los coches hablaban y conducían por nosotros, y eso a los críos -y no tan críos- de los 80 les apasionaba. Más de uno tunearía su coche para que contara con la luz roja delantera del coche de la serie, y pronto se vería obligado a quitarla por la prohibición expresa de la Dirección General de Tráfico. La gente se había vuelto loca con KITT, y la cosa sólo terminaría cuando terminara la serie…
Automan era una mezcla de Tron y El Coche Fantástico en la que un tío se transformaba en coche. No, no tuvo éxito…
Y sí, la serie duraría cuatro años en los que Larson aprovecharía para vender otra serie sobre coches (Automan, un horror) y seguiría metiendo la ciencia ficción en los televisores de medio mundo. Porque Larson era más fenicio que artista, más vendedor de coches usados que poeta, pero si algo le tenemos que agradecer a este hombre es que desde el minuto uno de su carrera -cuando colaboraba en Six Million Dollar Man- trató de meter el género de la ciencia ficción en la tele, y en muchas ocasiones consiguió que nuestras madres y abuelas se tragaran una historia absurda de un coche que hablaba. Gracias Glen por haber acabado con la estrechez de miras de muchos, espero que vayas a donde vayas seas tan feliz como nos hiciste en aquellas tardes de hace tanto tiempo…
R.I.P rey de los knock off televisivos.
Pero le daba a la gente lo que pedía!
Vas ahora al encuentro de los sabios de Cobol sr. Larson (no estoy seguro de que lo que acabo de escribir tenga sentido).
Por cierto ¿Esa serie de Buck Rogers en la que tenía un robot tartamudo como sidekick también la produjo él?
Sí, con los restos de producción de Galactica. Un tio grande este Glen!