Se ha terminado Boardwalk Empire, y toca hacer balance. No se puede decir que fuera una serie que rompiera los records de audiencia, ni tampoco que fuera la gran obra maestra de la HBO como presagiaban trabajos anteriores como Los Soprano o el venir apadrinada por Martin Scorsese. Pero ha sido una gran serie, y a pesar de que su última temporada ha llegado demasiado pronto y con demasiada prisa, en su despedida final ha sabido dejarlo todo limpio y ordenado. Aunque no por eso hayamos quedado todos contentos…
Boardwalk Empire nunca mintió en algo: fue y es la historia de la vida y pecados de Nucky Thompson, de nadie más.
Boardwalk Empire empezó como una crónica alternativa al periodo de la Ley Seca en EEUU, reversionando personajes reales -el propio protagonista, Nucky Thompson, es una reinterpretación libre de un político corrupto real llamado Nucky Johnson- y añadiendo otros ficticios para darle color. Personajes como Van Alden, Mickey Doyle o Jimmy Darmody desfilaban por la serie ilustrando lo mejor y sobre todo lo peor de la época, y la serie consiguió en un principio llevarse todo el reconocimiento de crítica y público. Sin embargo, tras el final de su segunda temporada todo empezó a ir mal. Las audiencias bajaban, la crítica ya no estaba tan volcada con ella -series como Breaking Bad o Juego de Tronos empezaron a llevarse todos los premios- y de repente Boardwalk Empire ya no era la niña bonita; ¿qué es lo que pasó exactamente?
Todos pensaban que esto iba a ser siempre así…
Supongo que a parte de la audiencia no le gustó la muerte de uno de los protagonistas al final de la segunda temporada. Una muerte que marcaría el resto de la serie para bien o para mal, porque el público había asumido que ese personaje era tan importante o más que el propio Nucky Johnson. Tampoco debió ayudar la deriva de otros personajes como Nelson Van Alden en aquel momento -uno no acababa de saber para qué le estaban contando su historia en aquel momento, a pesar de que sus problemas psicológicos propiciaron algunas de las escenas más memorables de la serie- y que el antagonista de la tercera temporada fuera un tipo tan sumamente desquiciado como Gyp Rosseti. La serie estaba bien, pero no acababa de ser todo lo redonda que nos había parecido en la primera temporada; personajes que creíamos que iban a alguna parte desaparecían sin dar la sensación de haber completado su potencial, y hasta en la cuarta temporada se veía la guerra entre Narcisse y Chalky White como una historia que desviaba la atención de «lo importante», la guerra que se estaba preparando por el control de los bajos fondos. Y nos quedaríamos sin verla, porque en la quinta temporada sólo veríamos el epílogo de la guerra de Castellammare y ni siquiera oleríamos el gran puñetazo en la mesa de Capone con la matanza de San Valentín.
¿Habría sido Van Alden uno de los sicarios del día de San Valentín?
Y es que Boardwalk Empire estaba pensada para un recorrido más largo, y el público se impacientaba por ver las grandes guerras entre los gangsters. El final de la tercera temporada fue el final de la serie para muchos, con Nucky librando su gran batalla como mafioso -no volvería a llegar tan alto- y provocando que cualquier cosa que nos sacaran en la cuarta temporada nos supiera a poco o directamente nos aburriera. Porque la cuarta temporada de Boardwalk Empire no llegó a los años más sangrientos de la Prohibición, y la quinta saltó directamente al final de la misma sólo porque era la última temporada y se tenía que terminar la historia. Personajes como el de Patricia Arquette son presentados en la cuarta temporada y son despachados en la quinta sin mucha ceremonia, y de repente Lucky Luciano es un gangster a tener en cuenta sin que nos llegaran a contar en detalle la caida de su mentor, Arnold Rothstein o como al propio Luciano se le desfiguró la cara.
Anda que no habría molado ver a Donenfeld asomar por allí…
A pesar de haber dejado todas sus tramas atadas y bien atadas, la serie deja un mal sabor de boca porque somos conscientes de todo lo que nos hemos perdido. Porque Capone, ese magnifico bastardo, se va a la cárcel sin contarnos toda su edad de oro. Porque Van Alden y Eli eran una pareja con muchísimas posibilidades, y porque el FBI de la época apenas aparece en la cuarta temporada para desaparecer en la quinta. Pero no demos lugar a equívocos, Boardwalk Empire es una gran serie tal y como ha salido del horno, y el mero hecho de que haya acabado sin cortes absurdos y dejando morir dignamente a todas sus tramas es algo que tenemos que agradecer. Y bueno, si nos queda mono de ver gangsters de los años 20 siempre nos quedará Peaky Blinders, aunque no sea ni la sombra de lo que fue el ascenso y caida de Nucky Thompson.
Adiós Nucky, lo que nadie puede negar es que tuviste tus momentos…
La tercera temporada fue el zenith de la serie, de ahi, colina a bajo. Y que desperdicio el personaje de Nelson Van Alden, debieron haberlo convertido en el Eliot Ness( pero cabron) de Nucky Thompson y no el trastornado loser en que se fue convirtiendo.
Centrar todo en Chalky y Narcisse, con Nucky perdido en Florida sin mucho rumbo, sumado a que Margaret estaba desaparecida en combate (salió poco o nada, aunque lo de Rothstein estuvo bastante bien) fue lo que condenó la serie a ser cancelada a la temporada siguiente. Una auténtica pena, porque sigo pensando que nos hemos perdido mucho…
Es que lo de saltar del ascenso al poder de Capone a su caída en desgracia, o lo de no ver mas del nuevo «sindicato del crimen» de Luciano ha sido criminal.
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