La semana pasada hablaba sobre el atracón de videojuegos que nos suele venir cada año antes de navidad, pero en ese repaso ignoraba los juegos que ya habían venido en Septiembre y me centraba en Octubre, Noviembre y Diciembre. Porque claro, en Septiembre nos vino Shadow of Mordor.
¡Monolith ha vuelto a hacer un buen juego! ¡Y cómo se les ha echado de menos!
La mejor forma de definir este juego es como un cruce entre Arkham City y Assassin’s Creed. De hecho, el sistema de combate del juego toma bastante nota del juego de Rocksteady -añadiéndole un par de cosas como la posesión y dejando de lado los gadgets de Batman- y se basa fundamentalmente en un botón de ataque y otro de contraataque, complicándolo a medida que el jugador gana experiencia con habilidades de aturdimiento, ejecuciones, areas y demás cosas que quedan muy bien en un trailer. Se mantiene también el stealth del juego del murciélago, con las posibilidades que daba a la hora de aterrorizar a los enemigos y convertirse en una leyenda urbana que aterroriza al corazón de Mordor. Respecto a la parte Assassin’s Creed, pues como que tenemos lo de siempre; tenemos un mapa por el que movernos y distintas misiones para realizar según nos apetezca, eventos «aleatorios» y pequeños objetos coleccionables para conocer más sobre la historia del juego y subir un poco de experiencia. Pero lo nuevo, lo importante del juego, está en los capitanes orcos…
Cada capitán orco tiene sus propias características, filias y fobias que hacen más interesante el matarlos o subyugarlos para que pasen a formar parte de nuestro ejército.
Porque el juego nos reta a eliminar capitanes orcos -unos subjefes con habilidades y debilidades especiales, como ser inmune a ciertos ataques o tener fobia a alguna cosa en concreto que lo haga huir despavorido- y a derrotarlos, con lo que ganaremos runas para mejorar nuestras armas. Lo curioso de este sistema es que si el orco no es derrotado, recordará nuestro último combate -como nos mató o como huyó, o la forma en la que le atacamos- y nos lo recordará con toda la mala leche del mundo. De hecho, si el orco consigue matarnos aumentará su poder, perdiendo debilidades y ganando habilidades. La cosa se empieza a poner fea si el mismo orco consigue matarnos varias veces, con lo que se convierte en nuestra némesis y empezará a darnos caza por todo el mapa del juego, apareciendo siempre en el peor momento para herir nuestro ya de por sí magullado orgullo. Y ojo, que aunque acabemos derrotando a nuestra némesis y creamos que nos hemos quitado el trauma, el Señor Oscuro tiene muy mala leche… Pero yo no digo más que ya entraríamos en el territorio de los spoilers.
¿Gotham? ¿Florencia? Pues no, porque te lo creas o no, esto es Mordor.
Respecto a la historia en sí, pues como que tenemos a todos los acérrimos de Tolkien cabreados porque el juego se toma unas cuantas licencias sobre el original al contarnos como, durante el tiempo que pasa entre El Hobbit y El Señor de los Anillos, el capitán de la guardia de la Puerta Negra y su familia son masacrados. Talion -que así se llama el desdichado- es maldecido por las malas artes de los orcos y obligado a vivir unido al fantasma de un elfo milenario al que Sauron también mató a su familia hace una porrada de años. Talion y su nuevo amigo deciden empezar a liquidar orcos para vengarse, tratando por todos los medios de recuperar la memoria del enigmático elfo y buscar así una forma de morir definitivamente y reunirse con los suyos en el más allá. Porque eso precisamente es lo que hace que los orcos recuerden cuantas veces has palmado a sus manos; cada vez que Talion es asesinado, respawnea en otro punto del mapa, el mundo sigue su curso y todos los eventos especiales que hubiera en marcha son solucionados, con lo que los orcos que estuvieran en ellos consiguen hacerse más poderosos al no haber sido atacados por Talion.
Talion, el domador de fieras bestias.
A Monolith -la desarrolladora, encargada de la serie FEAR, No One Lives Forever o el Aliens VS Predator 2 de hace más de diez años, el bueno- no le ha quedado un mal juego con este Shadow of Mordor, pero aun así le falta mucho por pulir. La historia principal es bastante corta y bastante tontorrona, con personajes que aparecen y desaparecen sin tener mucha importancia, pero nada de esto influye en la jugabilidad y el juego sigue siendo bastante entretenido, tanto como para que a alguien al que no le va mucho esto de la quincalla Tolkienera le acabe interesando y mucho este Shadow of Mordor. El final del juego apesta a querer hacernos palmar pasta en DLCs y secuelas, sin llegar a alcanzar una gran resolución a la trama -pero tampoco es que Monolith pudiera sacar a Talion matando a Sauron, vaya- pero teniendo en cuenta que se nos vienen unas navidades un tanto escasas de novedades potentes, tal vez Shadow of Mordor sea un buen candidato para las rebajas de Steam…
Fantástico! Parece tener buena pinta
Lo mejor de todo es que te da libertad para afrontar las misiones con la estrategia que te de la gana, y eso hace que no te canses del juego ni cuando te lo estas acabando.