Trillium de Jeff Lemire – Demostrando que la Linea Vertigo aun sobrevive pese a las Didioteces

Cuando uno viaja por un desierto aparentemente sin fin cualquier pequeño charco de agua le parece todo un oasis. Algo así es lo que sucede hoy en día con algunos comics de DC, que todo lo que los rodea da tanta pena que en cuanto se publica algo con un mínimo de calidad destaca sobremanera. Este es el caso del Trillium de Jeff Lemire, un comic de la linea Vertigo que sin ser malo, en los buenos viejos tiempos de Karen Berger  no hubiera pasado de ser uno de aquellos títulos que se publicaban a remolque de los pesos pesados del sello, pero que pese a ello es una lectura bastante recomendable.

Aunque a veces no lo parezca, la linea Vertigo no esta muerta, solo en condición critica

Año 3797, un virus llamado The Caul esta exterminando a la raza humana y parece que no hay forma de encontrar una vacuna. Pero la humanidad se resiste a desaparecer y el puñado de supervivientes ha volcado sus esperanzas en el planeta Atabithia, donde la científica Nika Temsmith está buscando la forma de que los nativos del planeta les dejen recolectar el Trillium, una planta que les permitiría sintetizar una vacuna que acabaría de una vez por todas con el virus. Pero el tiempo se termina para la raza humana, el virus se acerca cada vez más a las colonias supervivientes y ya no hay tiempo para diplomacias, si los Atabithians no entregan el Trillium por las buenas, los humanos lo tomaran por la fuerza. Nika sabe que eso terminara con el exterminio de los nativos y realiza un último intento para conseguir la cura de forma pacífica. Pero cuando se acerca a la fortificada aldea de estos,se encuentra con la sorpresa de que no solo esperaban su visita, sino que la invitan a entrar en su sagrado templo.

Si a veces es mejor pedir las cosas por las buenas

Al mismo tiempo (por decir algo) en 1920, el veterano de la 1º Guerra Mundial William Pike trata de recuperarse de los traumas que sus experiencias en la guerra le han dejado, y para ello ha viajado a la jungla amazónica en compañía de su hermano mayor y unos compañeros para participar en la búsqueda de un mítico templo. Pero se encuentran con algo que no esperaban, una pequeña aldea cuyos habitantes han torturado y ejecutado a numerosos prisioneros, entre los cuales se encuentra un superviviente catatónico ataviado con unas ropas que no parecen de ese mundo. Asediados por los nativos el grupo se dispersa y William corre a ciegas por la jungla hasta llegar, como si el destino le guiase, a las puertas del templo que buscaban y ante el cual le espera una persona muy familiar…

Mucho buscar el templo y no lo encuentra hasta que empieza a correr a lo loco…

Se podría decir que Trillium es una historia de amor y supervivencia que traspasa las fronteras del tiempo y el espacio y en la que Jeff Lemire demuestra que se le dan mejor este tipo de historias poco convencionales que los superhéroes de toda la vida. O igual es solo que al tratarse Trillium de un comic de su propiedad Lemire tiene libertad para contar la historia como considera mejor y no como algún editor de medio pelo le ordene. Sea como sea, en Trillium nos encontramos con una historia de ciencia-ficción con algunos toques bastante originales y que consigue mantener la intriga hasta el final. Lemire además juega incluso con el propio formato del comic de una forma que no se integra nada mal en la historia que nos cuenta, aunque todo ello no impide que el comic  caiga en algún que otro tópico, pero viendo el resultado final  es algo disculpable.

Algunos podrán decir que el estilo de Lemire es algo «feista» pero no se le puede discutir que imaginación y talento le sobran

La pena es que en el final es donde Trillium flojea un poquito, pero no mucho,  y la historia no acaba de ser todo lo redonda que podría haber sido, pero tratándose de una historia cerrada de tan solo ocho números vale la pena darle una oportunidad. Lejos ha quedado ya la edad de oro de la línea Vertigo, pero como se puede comprobar aun se resiste a sucumbir a las Didioteces de la editorial como si se tratase de una pequeña aldea gala.