Colonization siempre fue el hermano pobre de Civilization; un juego de estrategia hecho con las mismas bases pero en el que en vez de jugar con una civilización entera, jugabas como virrey de sus colonias. Esta es la historia de cómo jugaba yo a ese juego, y cómo descubrí que su diseño era tremendamente ombliguista.
Reclamo esta tierra para mi rey… ¡Y a la mierda el que se ponga por delante!
Colonization salió para PC a medidados de los 90, y nos hacía elegir entre los cuatro imperios coloniales de las américas: Inglaterra, Francia, Holanda y España. Cada uno de estos imperios tenía sus pros y sus contras, pero todos ellos tenían en común el hecho de que hacían como sus homólogos históricos: llegaban para robarlo todo y liquidar a la población indígena con la excusa de evangelizarlos y enseñarles que eso de arrancar corazones no esta bien, que lo que mola es el potro de tortura y quemar viva a la gente.
Tochos como este sólo se ven hoy día si te da por leer los libros de Skyrim…
El juego consistía en ir pillando colonos en la metropoli y llevándolos a las colonias, ponerlos a trabajar en cosas útiles (como masacrar a la población europea a golpe de provocarles cáncer con las exportaciones de tabaco) y en general, ir fundando colonias a golpe de comprarles el territorio a los indios o matarlos directamente. Sin embargo, el espinoso tema de las atrocidades cometidas contra los auténticos americanos no tiene la menor importancia dentro del juego. El trabajar para crear un imperio colonial del copón a golpe de conquistar el mayor territorio posible y echar a tus rivales europeos tampoco era importante. El convertir a tu religión verdadera a todos los herejes sólo era un medio para conseguir colonos foráneos que pudieran ser discriminados por su color de piel tampoco importaba mucho. Yo no era capaz de atisbar lo importante, yo veía como mi rey me iba subiendo los impuestos y pensaba «no puede ser, algo debo de estar haciendo mal para que el rey este tan pesado conmigo».
Hombre, pues el rey este pinta de Borbón si que tiene.
Porque lo importante de este juego estaba en lo que para un yanqui era obvio, lo importante era traicionar a tu rey, a tu patria y a la gran familia europea e independizarse. Si intentabas independizarte, tus colonos trabajaban más rápido, tus soldados tenían más moral y la capacidad de tus colonias de robar más territorio al vecino aumentaba exponencialmente. Y yo como un idiota pensando que esto iba de colonizar, y resulta que el juego debería llamarse Independization. O Independence a secas, pero bueno. Y es por eso que considero que el diseño de este juego de Sid Meier peca de una ingenuidad mayor que la mía…
La cualidad especial de Inglaterra es «inmigración». Porque los ingleses se extendieron pacificamente por el continente, y acción de gracias fue una cena entre colegas…
Porque sí, vale, el juego me venía en tres disquetes marca Verbatim y con «Colonization 1/3» escrito a boli por la afeminada letra de un compañero de clase, y si hubiera leido el manual de instrucciones seguramente me habría dado cuenta de la tremenda verdad. Pero eso no quita que Colonization fuera el hermano pobre de Civilization, y que el juego peque de ser tremendamente limitado pese a explorar un escenario interesante, como es el de depender de los recursos de un imperio «ajeno» que a medida que te vas desarrollando va perjudicándote más que ayudar. Si sumas a eso que, en 1994, fue vendido como la secuela de Civilization, no es de extrañar que a mucha gente les echara para atrás.
Esto es una colonia, y la idea es que tu vayas por ahi fabricando mierdas para vender a europa, hacerla crecer y acabar fabricando cañones para matar europeos. Perros traidores…
Sin embargo, y dejando de lado el remake de 2008 y el reparo que le pueda producir al personal todo lo retro, Colonization es un perro verde que explora una ambientación que no se ha prodigado mucho en esto de los videojuegos, y creo que a muchos diseñadores de hoy en día les vendría bien echarle un ojo en vez de mirar tanto el culo de las azafatas del E3…