Pues a lo tonto a lo tonto, ya llevamos un año. Empezaba esto como todo en internet, a lo loco, con un post «hay que empezar ya» que puso VictoriaCriss para hablar de «Los juegos del hambre», novela que a ella le debió de gustar mucho y a mi de interesar nada, porque un año después ni siquiera me la he leido. Seguramente me pierdo mucho, vete a saber.
Snif, ¿de verdad hace un año ya?
El caso es que, en aquellos lejanos tiempos, no teníamos ni logotipo, y yo ni sabía manejar la tontería esta del wordpress. Siendo como soy un tipo que controla miles de cachivaches de complicadísima configuración, desencriptador de diagramas la mar de arcanos y todo eso, ser incapaz de meter imágenes en un puto weblog era un pelín humillante. Pero para eso tiene uno sirvientes y esclavos, ¡digo yo!
¡Venga M’Rabo! ¡Dime algo bonito!
La cuestión es que, en aquel lejano 13 de abril de 2010, empezó Brainstomping. Con una Times New Roman tamaño pulga, con unos artículos monstruosamente largos y practicamente sin imágenes, no tardamos en descubrir la triste realidad de lo que se ha venido a llamar el «TL;DR» que para el que no lo sepa viene a significar que si algo es muy largo de leer, no se lee y en paz.
Pero me estoy desviando del tema, ¿por qué existe Brainstomping? ¿Que carajo es lo que es? Para responder a esa pregunta, hemos decidido escribir una serie de artículos biográficos sobre los componentes de este fragmento de ciberespacio. Y empezaremos por una oscura noche de 1843, cuando el joven M’Rabo Mhulargo recogía algodón en Wichita, Kansas. Explotado como estaba por su amo, el joven M’Rabo soñaba con navajas, pistolas y balas de cañón gigantes introducidas por el orto de su malvado propietario, un puritano de origen holandes llamado Reginald Zhetapeer. Pero aquella húmeda noche M’Rabo no pensaba en esas cosas, se limitaba a ejercer la masturbación mientras imaginaba ver figuras femeninas entre las constelaciones (no podemos olvidar que en aquellos tiempos no existía el porno, o por lo menos el porno asequible) cuando su malvado dueño lo descubrió en tal menester.
La vida de M’rabo, en una sola imagen.
Pretendiendo castigar al «negrito salido», Reginald empezó a golpearlo con una barra de acero de dos metros, pero M’Rhabo estaba tan furioso por haber sido interrumpido en su único rato de ocio, que contratacó y golpeó brutalmente a su amo, matándolo en el acto.
M’Rabo no supo que hacer; el haber matado a su amo lo condenaba a muerte en el acto, pero a la vez sintió la euforia de la libertad. Conjurándose junto al resto de los esclavos de la plantación, decidieron maquillar con un hechizo vudú a M’Rabo y hacerlo pasar por blanco, creando una cooperativa algodonera y transformando aquella pequeña plantación en la «Black Negro Cotton Company» principal fabricante de algodón de todos los EEUU del siglo XIX.
Aquí se ve la forma en la que Reginald probaba la calidad de sus algodones, atando hilos de algodón al cuello de los animales. ¡Menudo maltratador y menudo canalla!
Sin embargo, pronto llegó la guerra, y los ejércitos del norte no tardaron en tratar de liberar a los esclavos, quemando las plantaciones y deteniendo a M’Rabo por explotador canalla, a pesar de sus gritos afirmándose en su negritud. El pobre muchacho pasaría treinta largos años encerrado en la cárcel, y contaba ya con 80 años cuando por fín salió de prisión.
El mundo había cambiado, y M’Rabo seguía pareciendo blanco, con lo que castellanizó su identidad de Reginaldo Zetaparo y trató de granjearse la amistad de los capitalistas de la época y consiguió un trabajo en un pequeño periódico de la Hearst; dibujar pequeñas tiras cómicas infantiles que probablemente no leería nadie; asi nacieron personajes como Don Pollito y Don Pollón, Tom el Mojón, Los Huevos Duros… Personajes que crearían un movimiento artístico -el gafapastarismo- afín a las vanguardias de la época, y cuya influencia se vería en otros movimientos como el fauvismo, el dadaismo o el coprofagismo.
«Oda al Gafapastarismo», según el cuadro anónimo de la galería permanente del MOMA, Nueva York.
Sin embargo, un día Reginaldo Zetaparo desapareció repentinamente. La llegada de la Primera Guerra Mundial acabó con los sueños de libertad artística, y una oleada de puritanismo ahogó los Estados Unidos provocando que el Gafapastarismo fuera borrado totalmente de los libros de historia. La única pista que quedó, el único rastro, fue el mensaje escrito en sangre que dejó Reginaldo escrito en un espejo: FARFOLLA.
¿Que es Farfolla? ¿Se volvió M’Rabo adicto a comer cebollas? Vete a saber…
¿Que ocurrió despues? Nadie lo sabe, y él tampoco lo cuenta. Durante años se alquiló como soldado de fortuna, asesino a sueldo, matón de discoteca, limpiador de sables… Pero todo eso nos llegó de oidas. Sólo sabemos que un día apareció por aquí, rescatando el gafapastarismo y hablando de lo maravillosas que son las Pringles. Tal vez ése sea el secreto de su extremada longevidad, de su eterna adolescencia de casi dos siglos. Quien sabe…