Christine Love y los videojuegos que se leen

Atenta la compañía, que nos vamos a dar un paseo por el tiempo. Por el espaciotiempo. Por el antes y el despues. Asi que elegid vuestro sistema de transporte cronoespacial favorito y meted las siguientes coordenadas: 1988, da igual el mes o el dia.

¡Éste es el mío! ¡Yo sólo viajo con estilo!

Es 1988, el verano no es especialmente caluroso, empieza a oirse el «Aquí no hay playa» y El Precio Justo es el concurso más importante de la TV. Poca gente tiene una consola de videojuegos, lo que lo peta es el Spectrum de cassette, aunque alguna gente tiene un Amiga de esos. Otros, hasta lo conectan a la linea telefonica, y se envían programas a traves de algo llamado «BBS» o algo así; son una especie de foros de internet con portadas en ascii en los que la gente se pasa archivos. Cosas muy raras de la gente del pasado, de Matthew Broderick jugando al ajedrez con los ordenadores del Pentágono y todo eso de la guerra nuclear.

¡Oh, sí, en serio! ¡En los 80 era encender un ordenador y tener una tía sonriente detrás tuyo!

El caso es que nos instalamos una linea de esas de intenet ochentero de este, y lo primero que hacemos es bajar programas de dudosa legalidad y… ¿Bajar porno? No lo recomiendo. El porno en ascii, por mucho que hubiera gente que se pusiera burraco con él, puede dejarte las retinas aun peor que los codificados de las porno del plus de los 90. Asi que toca lo clásico, ligar.

Y lo que tardaba en cargar el hijoputa, y lo que te quemaba los ojos la puta pantalla del ordenador, y lo que… ¡Si es que en aquellos tiempos estabamos mejor, que así petaba el ordenador y así nos daba más el sol!

Sin embargo, si las comunicaciones en el internet de hoy dia son a veces precarias (¿que la gente quiere democracia? ¡Pues me cargo el twitter!) en los tiempos de las BBS eran aun peores; las alojaban usuarios particulares en sus propios ordenadores, y el día en el que les apetecía desenchufar, te quedabas sin BBS y lo de la misma perdías el contacto con tu churri (siendo como son los 80, supongo que no habría que llamarla churri, habría que llamarla «tronca» o algo parecido).

¡Hala tío! ¡Si me dejan mensajes escritos! ¡Que guay es el futuro!

Así empieza «Digital: A Love Story», la aventura de texto que se montó la escritora/desarrolladora indie Christine Love el año pasado y lo petó por todos lados, Porque apela a la nostalgia de unos y porque les deja jugar con una internet pasada que no llegaron a conocer otros, o porque cuenta una historia de amor a traves del ordenador, Digital engancha y te arrastra a acabar la aventura hasta el final. Por el camino hackearás BBSes, harás chanchullos con la factura telefónica y cosas de esas, pero una cosa esta clara; el viaje merecerá la pena.

Quien me iba a decir a mí que iba a echar de menos los desagradabilísimos chirridos del modem al conectarse a internet…

Pero moved el culo, que finales de los 80 era una época que todavía era demasiado hortera y eran tan poco avanzados que ni siquiera tenían un Street Fighter II con el que pasar el rato. Nos vamos un poco más allá del presente, a un futuro de dentro de unos años en el que todo el mundo esta enganchado a las redes sociales. Vamos, como ahora pero con gente que sabe por experiencia que el mundo no se acabó en 2012 (pero Japón sí).

¡Hostia, como ha cambiado el internet ese!

«Don’t Take It Personally, Babe, It Just Ain’t Your Story» es el nombre extremadamente largo del segundo juego de Christine Love, que ha publicado hace nada. Ahora lo que pretende esta mujer es mandarnos a la internet del futuro, encarnando a un profesor de instituto que tiene plena capacidad para fisgonear lo que hacen o deshacen sus alumnos en las redes sociales. La cuestión es que el juego engaña, porque de entrada vemos esto:

Ooooh, si hasta te ponen juntos todos los retratos de las adolescentes que te vas a fo… ¡A educar!

Sí, sí, esto tiene pinta de ser el típico juego de ligoteo. Si, todo el mundo conoce esta mierda de juegos japoneses, de pajotes interrumpidos por interminables cadenas de texto y todo eso. Y realmente, si no fuera por Digital, habríamos pasado olimpicamente de este juego sólo porque lo juzgariamos por la portada. Pero «Don’t Take It Personally, Babe, It Just Ain’t Your Story» (me encanta el ctrl+v) es otro relato camuflado como videojuego, y trata de meternos caña apelando a nuestra fibra sensible. No voy a decir como ni de que forma, pero a poco que os dejeis llevar podeis acabar haciendo cosas MUY chungas. ¡Y lo mismo acabais lamentándolo, truhanes!

Hombre, tampoco se puede negar que te van buscando… ¡Aunque a veces el propio juego hasta te obliga a ser un chungo!

Pero vale ya de dar vueltas por el espaciotiempo por hoy. Tanto Digital como… «El otro juego» son dos historias con las que pasar el rato, apenas ocupan espacio en disco duro ni piden requerimientos a vuestros ya de por si maltratados ordenadores, con lo que os recomiendo que os los bajeis, que para algo su creadora los regala. Así, de gratis. Vamos, que prefiero deciros que merece la pena jugarlos y no seguir reventándoos la historia.

También te acosa un fantasma del ciberespacio porculero. Pero no voy a contar de que va esto, que si no reviento toda la trama…

Ahora me voy a ver si consigo resolver el asunto de la burbuja temporal, que en el año dosmil y nosecuantos Galactus esta a punto de comerse el universo…

La autora es consciente de que el juego tiene pinta de porno adolescente, y hasta así lo cuenta en la versión futurista de 4chan que sale en el propio juego…

 

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