Heated Rivalry – Derritiendo las pistas de hielo

La semana pasada se estrenó la adaptación a la televisión de una novela que me encantó en su momento, y que tras el visionado de sus dos primeros episodios (tras lo cual pasará a emitirse uno a la semana como debe ser) me ha sorprendido muy agradablemente ver no solo la fidelidad a la historia, sino que no han rebajado en absoluto el tono de la misma. Y aunque sé que Heated Rivalry no es una serie que vaya a interesar demasiado al público habitual del blog, en mi afán por expandir las mentes y tirar abajo las zonas de confort, además de por lo mucho que he disfrutado con su estreno, no me queda más remedio que hablar de ella.

Por fin el deporte profesional parece divertido

Ilya Rozanov (Connor Storrie) y Shane Hollander (Hudson Williams) son los novatos más prometedores de la Liga de Hockey, dos estrellas en alza que acabarán siendo capitanes de sus respectivos equipos y que atraen las miradas de público y patrocinadores y cuya rivalidad sobre la pista de hielo es todo un acontecimiento. Aunque lejos de las cámaras y los ojos del público esa rivalidad da paso a algo muy diferente, a una relación furtiva, intermitente y muy apasionada que ninguno de los dos se atreve a llevar más allá por miedo a las repercusiones para su carrera y a sus propios sentimientos. Pero cuando esta relación se extiende a lo largo de los años llega un punto en el que no pueden seguir mintiéndose a sí mismos, y tendrán que decidir si deben seguir sacrificando una parte de sí mismos o tratar de ganarlo todo…

Van a saltar chispas

Heated Rivalry es la segunda novela de la escritora canadiense Rachel Reid (Rachelle Goguen) y también la segunda entrega (de seis hasta la fecha) de su saga de novelas románticas M/M titulada Game Changers, todas ambientadas en el mundo del hockey profesional, y que comparten universo. Pero el éxito de esta segunda entrega fue tal que eclipsó al resto de la saga, hasta el punto de que Reid acabó escribiendo un segundo libro protagonizado por Ilya y Shane. Una popularidad que no dejó de crecer en los siguientes años hasta el extremo de que la plataforma de streaming canadiense Crave decidió adaptar ese segundo libro, y parte del primero, en una miniserie de seis episodios. Una adaptación que dada la expectación creada ha provocado que Crave adelantase varios meses su estreno, ya que estaba previsto que este no se produjese hasta febrero del año que viene, y que a través de su estreno simultáneo tanto en Crave como en HBO Max para los espectadores de fuera de Canadá se ha convertido en una de las series más habladas del momento.

¿Quién podía pensar que el romance y el hockey encajaban tan bien?

Y es que aunque en la superficie esto no parezca más que un romance, bastante intenso, con el deporte profesional de escenario, precisamente ese aspecto de la serie y las novelas, es lo que hace realmente interesante la historia. Porque aunque esta serie no pretende ser una nueva Queer as Folk o It’s a Sin, ni tocar en profundidad los aspectos más duros de la comunidad LGTBI, después de todo es un romance originalmente publicado bajo uno de los sellos de la editorial Harlequin, sí que es cierto que tanto Rachel Reid como Jacob Tierney, quien ha desarrollado la adaptación, han aprovechado al máximo ese trasfondo de la historia para contar algo que no se suele tocar tan a menudo ni en la ficción ni en la vida real.

Si hubiesen sido dos personas anónimas lo hubiesen tenido mucho mas fácil

Porque aunque en esta serie el romance entre Ilya y Shane es el foco principal de la historia, el tratarse de deportistas profesionales, y unos bastante famosos, añade a su relación unas complicaciones que en estos tiempos que corren por suerte ya no son tan habituales. Que no hace falta saber mucho del mundo del deporte profesional en general para saber que en la inmensa mayoría de las disciplinas deportivas existe aún mucha homofobia, deportes en los que prácticamente nadie se atreve a salir del armario cuando está en activo por miedo a las repercusiones que pueda tener eso para su vida personal y profesional, insultos en la pista, pérdidas de patrocinadores y contratos publicitarios, equipos que no quieran contar con ellos… Cosas que tristemente siguen siendo una realidad que está cambiando demasiado lentamente y a menudo parece que no está cambiando nada.

Y así es como solo se pueden dejar ver juntos en publico en momentos así

Algo que lastra la relación de Ilya y Shane, entre quienes surge una atracción inmediata cuando se conocen durante las pruebas para un equipo y unos meses más tarde llevan esa atracción a una relación clandestina, encontrándose furtivamente de forma muy puntual cada vez que sus equipos se enfrentan o coinciden en algún evento. Unos encuentros que poco a poco provocan que ambos quieran llevar las cosas más lejos, sin que ninguno se atreva siquiera a plantearse la posibilidad de hacerlo real por el miedo a las consecuencias en sus carreras. Algo que es incluso aún más complicado para Ilya, siendo originario de un país como Rusia, bastante menos tolerante para estos temas que Canadá, y con una familia que de ninguna manera aceptaría su bisexualidad y menos el que esta se hiciese pública.

Llega un momento que eso ya no es solo sexo para ellos

Todo esto provoca que ambos tengan que estar mintiendo todo el tiempo, a fingir en público que se detestan, a poner nombres falsos en los números del otro en las agendas de sus teléfonos, o a comportarse casi como criminales cuando se visitan en algún hotel. Algo que les lleva a ambos a tratar de protegerse intentando convencerse de que lo suyo no es más que una atracción física, un simple desahogo, porque ninguno de los dos se atreve a poner nombre a lo que están sintiendo desde hace mucho pero tampoco quieren perjudicar sus carreras. Un elemento que añade unas fuertes dosis de drama a este romance y que además pone en primer plano un problema muy real en la sociedad que no parece que vaya a arreglarse a corto plazo.

Y también de vez en cuando les toca aparentar en publico

Pero aunque el componente dramático es importante, la serie es sobre todo un romance bastante clásico de amores prohibidos, donde por encima de los problemas a los que tienen que hacer frente, está esa pasión entre ellos que cada día es más fuerte y que les ha permitido estar juntos durante casi una década. Una pasión que me ha sorprendido y mucho hasta qué punto y de forma tan gráfica se ha trasladado a la televisión. La novela no escatimaba detalles a la hora de narrar los encuentros entre ambos, y aunque no es una novela pornográfica, sí que es bastante explícita. Un elemento por el que sentía curiosidad por ver cómo se trasladaría a la pantalla, sin esperarme a que lo harían tal cual, mostrando todo lo posible en una serie de televisión y consiguiendo que en Juego de Tronos pareciesen unos mojigatos en comparación. Un elemento que puedo entender que no sea del agrado de todo el mundo, pero que es muy bienvenido que exista.

Esto es lo mas inocente que se ve en la serie

Un aspecto de la serie que funciona a la perfección gracias a la excelente química existente entre sus protagonistas, Hudson Williams y Connor Storrie, quienes han conseguido trasladar a la televisión de una forma increíble tanto la personalidad de ambos personajes (y aún me cuesta creer que Storrie no sea ruso de verdad, aunque irónicamente nació en Odessa pero la de Texas) como la pasión entre ambos. Pero aunque esos aspectos más pasionales son los que más han dado que hablar, y que han llenado las redes sociales de gifs animados con los momentos más intensos de la serie, es en la faceta más emocional donde de verdad han conseguido bordar sus papeles. Desde el pánico de Shane a que se descubra su homosexualidad, que le ha llevado a estar solo toda su vida hasta que conoció a Ilya, a las barreras que pone este ante Shane y ante sí mismo para no dejar que se noten sus auténticos sentimientos.

Pero a la larga ninguno será capaz de disimular demasiado

Todo esto hace que la mera existencia de una serie como Heated Rivalry sea bastante importante, por cómo ayuda a normalizar algo que debería ser visto como normal desde hace mucho, y en poner el foco, aunque sea levemente, en problemas del deporte profesional que no parece que vayan a solucionarse a corto plazo. Pero además estamos ante una serie romántica bastante divertida y tierna, muy bien hecha en todos los aspectos, y que espero que no sea más que la primera de las adaptaciones de esta saga, que hay material de sobra. Y para quienes sientan algo de curiosidad por las novelas, el éxito de esta serie ha sido tal que por fin se van a editar en España el año que viene en español de la mano de Penguin Random House, al menos la que da nombre a la serie de televisión. Así que ahora es el mejor momento para aficionarse a este hockey sobre el hielo tan caliente.

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3 Comments
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Zatannasay
Zatannasay
4 horas han pasado desde que se escribió esto

Totalmente fuera del producto, del que lo desconozco todo.

He de decir que el deporte tiene uno de los mayores muros de silencio sobre la homosexualidad que existe en la actualidad.

En otros entornos se ha logrado ir tirando abajo la barrera. Pero aquí es dificilísimo aunque se van logrando avances.
Un recuerdo a Justin Fashanu .

Zatannasay
Zatannasay
3 horas han pasado desde que se escribió esto

Y por cierto. Odio ser el que publica las esquelas.

Pero me llama la atención que casi no se haya mencionado el fallecimiento de Frank Pé.

Uno de los autores más personales de todo el cómic europeo.
Dotado de una capacidad asombrosa para capturar los momentos donde la realidad y la magia se hacen uno.
Esos momentos donde sientes que el Universo te habla en silencio.

Cabello Loco sigue sin ser publicado en España. No digo nada, pero lo digo todo.
Precisa más reconocimiento del que tiene.

Jesús Manuel Martínez Otero
Jesús Manuel Martínez Otero
1 minuto han pasado desde que se escribió esto
Responde a  Zatannasay

Y chula también su revisitación de Little Nemo (lamentablemente cara la edición española, lo que le ha quitado mucho público … aunque ya hay que acostumbrarse casi a que los cómics sean un artículo de lujo si nos salimos de manga y coleccionables de quiosco).