Con esta segunda entrega terminamos el repaso al final de One World Under Doom, un evento que podría haber sido algo grande de haberse centrado en los aspectos mas humanos y socio politicos de la historia pero que pese a ello me ha dejado un muy buen sabor de boca. Un evento que como no podía ser de otra forma planta las semillas de los que tomaran el relevo y plantean algunos temas interesantes que sin duda veremos desarrollar en mayor profundidad en la serie de los 4 Fantásticos. Así que tras el aviso de los SPOILERS, vamos al trapo.

Un tiempo después Reed Richards se encuentra trabajando en su laboratorio cuando alguien se materializa tras él, y este ni se molesta en girarse o en ponerse a la defensiva, ya que sabe perfectamente quién está ahí y que no ha venido para atacarle, por lo que Reed se limita a conversar con su viejo amigo y enemigo. Ambos debaten sobre el estado del mundo, de cómo se encuentra peor que antes del gobierno de Muerte, de los pros y los contras de su dictadura.

Pero por encima de ese debate que ambos han repetido muchas veces a lo largo de los años, hay un detalle curioso en el lenguaje no verbal, en cómo de forma natural Muerte comienza a ayudar a Reed con el proyecto que tiene entre manos, acercándole los componentes que este necesita, como si realmente fuesen simplemente dos viejos amigos que vuelven a trabajar juntos como cuando estudiaban en la Universidad. Algo que me hace lamentar mucho que ambos no tuviesen más interacciones a lo largo del evento para explorar en mayor profundidad la compleja relación que tienen.

Una complejidad que queda aún más clara cuando a continuación Reed le reconoce a Muerte que sin duda nunca ha existido nadie más apropiado para ser un benevolente líder del mundo que él mismo. Pero que en lugar de hacer lo correcto al encontrarse en esa posición se dejó llevar una vez más por su ego y su ambición, por su ansia de poder, haciendo un daño terrible tanto al mundo como a sí mismo, llegando incluso a torturar a sus ciudadanos para obtener un poder mayor. North consigue con este diálogo mostrarnos a la perfección la tragedia de Muerte, de cómo incluso el que considera su mayor enemigo aún es capaz de ver en él, a pesar de las incontables batallas, el potencial para el bien, lo que Muerte podría haber sido.

Y este por su parte, como no podía ser de otra manera, se muestra como alguien que pese a lo sucedido sigue cegado por todo aquello que le ha llevado por el mal camino, sin que parezca que haya aprendido nada de la experiencia más que el que la próxima vez tendrá que deshacerse primero de los superhéroes para lograr sus objetivos. Porque una vez que Valeria estuvo a salvo, ya no tiene motivos para volver a sincerarse y puede volver a ocultarse tras su armadura emocional.

Tras esto Muerte llega por fin al motivo de su visita, anunciar que está muriendo. Reed inmediatamente reacciona asegurándole que no piensa ayudarle, que no sabe cómo podría perdonarle todo lo que hizo, y aunque es una reacción un poco fuera de carácter para alguien tan compasivo como Reed, en estas circunstancias es comprensible. Y aunque probablemente a la larga le hubiese ayudado, Muerte le asegura que no sería capaz de salvarle y que no está ahí por ello. Y tras preguntarle a Reed por el estado de Valeria (a la que parece que no se ha atrevido a visitar) y asegurarle a su padre que si ella está bien todo ha valido la pena, pese a que Reed sigue siendo incapaz de creer del todo que Muerte la salvase de forma desinteresada, este se desintegra, muriendo aparentemente, y dejando detrás su máscara.

Aunque con Muerte de por medio esto no era un simple recordatorio, ya que grabado en el interior de su máscara se encuentra su testamento, uno en el que nombra precisamente a Reed Richards como albacea del mismo, algo que sin duda ha hecho porque en el fondo confía en él, pero también para dejarle un último marrón del que encargarse. Y está claro que se avecinan tiempos complicados, ya que en el fragmento que podemos leer se anuncia que Muerte lega sus posesiones, títulos e incluso el derecho a reinar Latveria a quien quiera que primero haga u obtenga algo que de momento nos es desconocido pero que a Reed no le ha hecho ni pizca de gracia.

Algo que no es más que un gancho para el próximo evento, The Will of Doom, en el que Chip Zdarsky y Cafu nos contarán cómo todo el mundo quiere hacerse con lo que ha dejado Muerte detrás. Que teniendo en cuenta la tecnología y los conocimientos y artefactos místicos que deben encontrarse en su castillo, no me cabe duda de que se va a desatar toda una guerra a gran escala para obtener todo ello. Y una guerra en la que la portada y sinopsis del primer número ya nos avisa de que el propio gobierno de Estados Unidos, y el General Ross/Red Hulk, van a ser de los primeros en tratar de apoderarse de ese tesoro, algo que probablemente les ponga en contra de buena parte de la comunidad superheroica.

Y este número se reservaba una última sorpresa, ya que a modo de epílogo nos encontramos en la última página con que la capa de Levitación y el Ojo de Agamotto no habían sido destruidos, no del todo, cuando Muerte lanzó su último y desesperado ataque que le dejó al borde de la aniquilación. Que estos objetos místicos habían sobrevivido como ecos en el plano astral y que han sido rescatados y restaurados al plano físico por la Bruja Escarlata, quien ha tenido que sacrificar la puerta mística que permitía a los necesitados llegar hasta ella. Una escena que confirma lo que más o menos ya se sabía, que el cargo de Hechicera Suprema que va a asumir es algo autoimpuesto (probablemente para tener todo a buen recaudo hasta que regrese el Doctor Extraño) y que por eso el Vishanti no está muy contento con la situación.

Pero dejando a un lado estos anticipos de lo que está por venir, el resultado final de One World Under Doom han sido para mí un tanto irregulares, pese a que el balance general es positivo. Me ha sobrado que se dedicase tanto tiempo y espacio a los enfrentamientos entre Muerte y los héroes, que han sido los aspectos menos interesantes del evento. Y aunque entiendo que a muchos editores y lectores les hubiese aterrado la idea de un cómic sin peleas y explosiones, hubiese resultado muchísimo más interesante que todo se centrase más en las repercusiones en el mundo místico del nuevo cargo de Muerte, de los cambios que esta había ido provocando en el mundo y de su relación tanto con Reed como con Valeria, porque cuando el cómic se centró en eso es cuando realmente destacó.

Y hablando de lo que está por venir y del balance de la serie, creo que en lo que todos coincidimos es en que nadie se cree que el Doctor Muerte haya palmado sin más, pero no simplemente en el sentido editorial de que en Marvel, como hemos visto aquí, la muerte no es definitiva, sino en que no me creo ese último momento suyo. Porque me cuesta creer que un ser como el Tribunal Viviente haya optado por algo tan básico como tomar la vida de Muerte a cambio de la de Valeria, por mucho que eso mantenga el equilibrio cósmico, y teniendo en cuenta lo mucho que quedó impresionado por el sacrificio de este, estoy convencido de que le ha reservado algún papel importante que jugar y que Muerte ha ocultado a Valeria y a Reed.

Así que aunque no estamos ante uno de esos grandes eventos memorables, sí que ha sido uno bastante bien construido e interesante que demuestra una vez más que los eventos no son malos de por sí, que el problema está en cuando se hacen sin unos buenos cimientos solo porque toca publicar algo. Y por suerte, eventos a un lado, aún nos queda el poder seguir disfrutando de la grandísima etapa que está llevando a cabo Ryan North en la serie regular de los 4 Fantásticos, que están mejor de lo que lo han estado en años, y espero también que no tardemos mucho en volver a ver a R.B. Silva por alguna otra serie, que me ha dejado con ganas de más.

Lo que queda claro es que el matiz político y la referencia a la pérdida de calidad democrática en E.E.U.U. (por no decir camino a la autocracia) es más que evidente.
Que tienen que meter su dosis de peleas interminables que poco aportan, es el tropo inevitable de estos cómics. Y más de los eventos. Hay un público que sólo compran los eventos porque tienen en la cabeza que es lo importante… y las exigen.
Lo que veo interesante es que efectivamente el lenguaje corporal y el juego de movimientos de los peronajes fuera de la viñeta se respetan. Ahí hay una parte muy importante de la magia del lenguaje narrativo del cómic. A ver si lo potencian.
Si un día hiciesen un evento sin peleas quemarían la editorial xdd
Por suerte aquí Silva cumplió la mar de bien y aunque sea en pequeños momentos como ese nos supo mostrar la naturaleza de los personajes.
Y espero que en el futuro se explore mas la amistad de Muerte y Reed, e incluso con Ben, que nunca se nos ha mostrado demasiado como se relacionaban los tres en la Universidad y estaría curioso que Muerte apreciase también a Ben.
Lo último que le dice a Reed es que en lo único que se equivocó fue en intentar «liberar» un mundo sin cargarse antes a los superhéroes. Y lo siguiente es convertir a Reed en su albacea, ésto no es otra cosa que una manzana envenenada para desprestigiar a los superhéroes y contratacar. Creo que esta historia es solo el principio de lo que quiere contar North con el Doctor Muerte.
Pero igual me equivoco!
Creo que es lo que hace que el evento se salve.
La mayoría de los últimos eventos de Marvel se sienten que van sin rumbo, te ponen en una situación pero esos eventos muchas veces más que eventos son historias autoconclusivas que quizás la sigan o quizás no.
Podré pensar muchas cosas de Bendis y sus eventos, pero el rumbo de desunidos a siege quiere contar una historia de como Norman se ha aprovechado en la división de la comunidad superheroica.
Tengo confianza en North y lo que haga.
A mi North me tiene muy sorprendido con lo que ha estado haciendo en los 4F y ahora mismo soy fan absoluto suyo.
No seria la primera vez que te equivocas!
arrrrghhh y dice la cancion y todo para que esto y battle world es lo mismo desde otra optica pudieron dar algo mejor dieron lo mismo de nuevo
Yo creo que, inconscientemente, Doom ha preferido morir antes que seguir compartiendo universo con el bigotazo que lleva Johnny Storm.
Reconozco que no me ha gustado mucho el evento, la verdad.