Los Hijos de la Medianoche y otras tonterías: Wizard, The Guide to Comics #17 (II)

Seguimos repasando el avance sobre el avance que la propia Marvel hizo a finales de 1992 sobre lo que pretendía hacer en 1993; fue probablemente el peor año de los últimos sesenta de Marvel, y éso que de por medio estuvo la Marvelution y la bancarrota, y ya hemos visto que en los Vengadores la cosa fue bastante desastrosa con tanto editor y autor tratando de sacar tajada (como en todas las demás series, no nos vamos a engañar). Había que estar hecho de una pasta muy especial para no sucumbir a los cantos de sirena de unos royalties desmesurados, y si en los mutantes habían echado a su patriarca cegados por el vil metal mientras que en Vengadores trataban de reflotar un barco que en realidad nunca fue tan exitoso como los mutantes, ¿qué carajo podían hacer los Hijos de la Medianoche?

Bueno, ésto en realidad es bastante curioso. Tal y como lo recuerdo y compruebo ahora, el Motorista Fantasma sonaba como una franquicia potente gracias al relanzamiento del en aquel entonces no tan revilecido Howard Mackie y Mark Texeira, y muchos de los lectores de aquel momento no éramos conscientes de hasta que punto había sido nefasta la serie del motorista original. Así que podíamos acercarnos a esta serie con con interés y alejarnos con espanto, pero el hecho de que se ponga al Motorista en el centro de una línea sobrenatural junto al Doctor Extraño parecía tener tanto sentido. Hablaban de la nueva serie del Darkhold -libro que también había asomado en Vengadores, sí- en la que se iba a ver el primer enfrentamiento entre el Doctor Extraño y Modred, personaje que hasta donde yo sé nunca había tenido nada que ver con el Doctor Extraño, pero bueno. Consultando un poco por aquí, veo que la situación se volvió un tanto más explosiva de lo que recuerdo, porque a finales de 1992 Marvel publicó el crossover «Rise of the Midnight Sons», en el que se presentaban las nuevas series de Morbius, Nightstalkers (Blade y compañía), Spirits of Vengeance (Johnny y Danny) y Darkhold, Pages from the Book of Sins, protagonizado por los Darkhold Redeemers, un grupo compuesto por el susodicho Modred y Victoria Montesi. El grupo pasó más o menos sin pena ni gloria, y aunque es cierto que su serie aguantó más de un año y ha seguido reapareciendo en ocasiones muy puntuales (la última que veo en una serie de Matanza allá por 2017) su mayor contribución ha sido en parte la de inspirar el videojuego Marvel Midnight Suns, que quieras que no estaba inspirado en toda la línea Midnight Sons.

Por parte del Doctor Extraño, el Hechicero Supremo iba a renunciar a sus poderes con tal de no pasarse cinco mil años peleando en la guerra de los Visanthi contra la Trinidad de Cenizas, ése conflicto que Jed McKay nos acabó explicando tan bien hace poco y por éso se le echa tanto de menos; por la época todo aquello se planeaba que acabara desembocando en el Doctor Extraño buscando nuevas fuentes de magia -¿de qué me sonará esa historia?- estando todo ello a cargo de Len Kaminski y Geoff Isherwood. El problema es que alguien debió de darse cuenta de hasta que punto Kaminski estaba imitando a Gillis o hasta a Englehart -uno de sus comics acaba con un asedio de gente protestando delante de su Sancta Sanctorum, igualito que aquella historia de Englehart y Colan- que su historia acaba siendo frustrada y acaba siendo sustituido por un Roy Thomas que sigue obsesionado con su historia de vampiros. Pronto se pondría el propio Isherwood a escribir la serie y presentaría un nuevo discípulo que afortunadamente no duraría un suspiro, Kyllian, para que todo acabara peor que mal con otro crossover de la línea Hijos de la Medianoche en el que el Doctor Extraño se desdoblaría al más puro estilo Reinado de los Superhombres a cargo de uno de los peores guionistas que han pasado por la serie, David Quinn. Comenzaba así una funesta etapa del personaje en la que, después de la supuesta renuncia del personaje a su magia clásica, todos los autores se pusieron exquisitos a formular un nuevo sistema mágico que solía estar copiado del de John Constantine… Y la tónica continuaría así hasta nuestros días, a pesar de que ya hacia 1996 y después de todo el follón de los Midnight Sons estos el Doctor accedió a ir a la guerra de las Siete Esferas y recuperó sus poderes originales… ¿Pero a quién le importa Osthur si puede hacer magia sacrificando clones de Wong o algo parecido?

Dejando de lado el aspecto cósmico, me hace gracia como Wizard sobre los 4 Fantásticos se limita a decir que “los 4F están listos con una lista de invitados repleta de estrellas entre las que están Spiderman, Marta Plateada (jejeje) Motorista Fantasma, Hulk y Lobezno.” Y no dice absolutamente nada más, porque como bien sabe cualquiera que haya leído esos cómics, no merece la pena hablar más de ellos. Más injusto me parece lo de Hulk, que estaba en plena etapa de Peter David y Gary frank y lo único que dicen en Wizard es que “finalizará la saga del Nuevo Orden Mundial y Hulk deberá enfrentarse a Cráneo Rojo y sus esbirros”. Y así lo despacha el tío, ¡que era la etapa del Panteón, una de las mejores de la historia del personaje! Y aprovechan la circunstancia para hablar sobre la serie de Namor, en la que “el malvado hombre submarino volverá a Atlantis en las páginas de Namor, el hombre submarino”, ¿qué carajo me están contando? En aquel momento Byrne había pegado la espantada y el propio Bob Harras se había encargado de la serie junto a Jae Lee, y estaba claro que al chaval le quedaban dos telediarios para largarse a Image. La historia de Bob Harras a la que supuestamente alude Wizard cuenta como un tal Suma-Ket usurpa el trono de Atlantis y Namor tiene que recuperarlo… Otra vez. Tras esta historia Harras abandonaría el título, que caería en una deriva de autores entre los que estarían otra vez Thomas, Kaminski e Isherwood. Si es que…