Los orígenes de Dale Keown: Wizard, The Guide to Comics #16 (I)

En diciembre de 1992 la gran noticia era la muerte de Superman. DC por fin movía ficha y de qué manera lo había hecho, plantando el anuncio de la muerte del personaje en los telediarios de medio mundo, que aprovecharon para fabular con la posibilidad de que el personaje ya estuviera pasado de moda, DC arruinada y que todo esto fuera solo un movimiento a la desesperada para salvar los muebles. Y aunque es cierto que DC en aquel momento estaba en un discreto segundo plano entre el ruido de la furia de Marvel e Image, la realidad es que la editorial seguía vendiendo más cómics y poco a poco había conseguido una mejor calidad de media que su competencia, que se autosaboteaba constantemente. Y, aunque el número 16 de Wizard estaba plagado de anuncios sobre la muerte del Último Hijo de Krypton, en la revista preferían especular sobre la película de Street Fighter II que hablar sobre Superman, el personaje que lo había empezado todo. Ah sí, y entrevistar a Dale Keown.

SI la semana pasada hablábamos de Whilce Portaccio como un dibujante que en aquel momento tenía un futuro brillante pero al que la mala suerte truncó su carrera, el caso de Keown es parecido, con la diferencia de que… Bueno, desapareció. Había dejado Marvel y creó su propio personaje, The Pitt (durante toda la entrevista PITT, en mayúsculas), y de hecho en Image le ofrecieron el puesto de fundador honorario tras la salida de Portaccio, pero Keown lo rechazó. Su Pitt era uno de sus cómics más esperados, pero cada número de la serie salía cada vez más tarde y, aunque en un principio vendió casi tanto como la muerte de Superman, pronto los constantes retrasos provocaron que el público perdiera el interés, Keown se llevó Pitt a su propia editorial (Full Bleed Studios) y pronto tuvo que empezar a colaborar con Top Cow y hasta con Marvel. La estrella de Keown había desaparecido, el propio Keown parecía haberse volatilizado y cuando les hablabas de él la gente lo recordaba, pero nadie sabía que había sido de él. De hecho, la última vez que supe de él lo vi en una entrevista en youtube convertido en un carcamal que gritaba a las nubes y unido a gente muy chunga -de esos del sufijo «gate», ya me entendéis- con lo que supongo que es mejor no pensar mucho en ello. Pero, a finales de 1992, Dale Keown se iba a comer el mundo, y la entrevista de Wizard literalmente empieza diciendo que está viviendo sus fantasías infantiles, y que había tocado en una banda de rock y dibujado Hulk, que parecía capaz de hacer que todos sus sueños se hicieran realidad. Pitt iba a tener una ilustración promocional en el primer número de Spawn, todo parecía que iba a salir a pedir de boca…

Keown cuenta que empezó a tocar en bandas de rock en 1986, y que aprovechaba las giras para dibujar muchísimo porque le ayudaba a desestresarse. Tras disolverse su última banda, Keown se vió obligado a coger un trabajo de ayudante en una carnicería, pero cuando vio un anuncio de una editorial de cómics llamada Aircel se puso en contacto con ellos y de repente se encontró dibujando para ellos Samurai, y más tarde Dragonforce. Aircel era una editorial canadiense que se había fundado a mediados de los 80, pero para 1990 los problemas económicos la llevaron a ser absorbida por Malibú Cómics que la convertiría en un sello más de la editorial. Lamentablemente Malibu acabó convirtiendo la editorial en su sello de cómics «picantones» (porque intentan ser pornográficos, pero si llamamos porno a eso al hentai no sé que tendríamos que llamarlo porque rompen la escala) para que, en último término, todos sus personajes y propiedades intelectuales acabaran en las manos de Marvel Comics cuando ésta compró la editorial en 1994. Así que sí, ahora mismo Marvel cuenta en su carpeta de propiedades con títulos como Final Taboo, Leather & Lace, Shappire, Arthur Sexx o adaptaciones como Flesh Gordon o Debbie Does Dallas, ¡estoy deseando el crossover con el ratón Mickey!

Dejando de lado todo esto, la gran propiedad de Aircel fue Men in Black, que pasó sin pena ni gloria por el kiosko pero que de forma milagrosa llegó a convertirse en la película protagonizada por Will Smith y dirigida por Barry Sonnenfeld; el milagro no había sido otro que el de que el matrimonio de Walter F Parkes (guionista de películas como Juegos de Guerra) y Laurie McDonald compraran los derechos del cómic a un precio bastante bajo y que poco después fueran parte de los fundadores de Dreamworks SKG, la «Image» del cine montada por Spielberg y otros por aquella época que andaba necesitada de proyectos.  Aun así, no sé para que me lío con estas cosas, porque lo cierto es que Keown no tocó ninguna de esas series, y para 1989 estaba llamando a las puertas de Marvel, donde Bobbie Chase lo vió como el candidato ideal para sustituir a John Byrne en Hulka tras su polémica espantada inicial… Y aun así acabó en Hulk, empezando con el número 367 una de las mejores etapas del personaje junto a Peter David. La cuestión es que, allí donde David reaccionó con bastante virulencia contra McFarlane, Larsen o Liefeld, nunca hubo mala sangre con Keown, que abandonó Hulk para huir a Image sin que nadie se lo tuviera especialmente en cuenta. Bien es verdad que el hueco dejado por Keown fue facilmente rellenado por un estupendo Gary Frank que explotaría durante su etapa en el cómic, pero aun así… ¿Qué carajo fue de Dale Keown?