Heads of State – Una divertida comedia de acción de las de antes

Las plataformas de streaming estrenan tantas series y películas a lo largo del año que resulta demasiado fácil que algo pase desapercibido incluso cuando detrás hay gente cuyo trabajo me suele gustar. Pero por una vez Diógenes ha servido para algo y me recordó que debía verme Jefes de Estado / Heads of State, protagonizada por Idris Elba y John Cena y dirigida por Ilya Naishuller. Y lo que me he encontrado es una muy divertida comedia de acción de las que ya no se hacen tantas como deberían, que necesito recomendar para que a nadie le suceda lo que estuvo a punto de sucederme a mí.

Después de que una misión conjunta entre la CIA y el MI6 para atrapar a un peligroso traficante de armas acabe en tragedia, el Presidente de los Estados Unidos y el Primer Ministro Británico se encuentran para participar en una reunión de la OTAN y viajan juntos en el Air Force One para tratar de aparentar que existe una relación cordial entre ellos. Pero, pese a que ambos no se llevan nada bien, cuando el traficante que se ha escapado de sus manos ataca de nuevo y el mundo entero les da por muertos, ambos tendrán que intentar poner a un lado sus diferencias para salvar sus vidas y evitar que el mundo se sumerja en el caos.

Recuerdo que cuando salió el primer tráiler de esta película de Amazon Prime me llamó la atención por su casting, ya que Idris Elba es uno de esos actores de los que suelo ver todo lo que hacen, y John Cena es alguien a quien, desde que redescubrí en The Suicide Squad, se ha ganado mi respeto como actor de comedias de acción, pero como decía antes, son muchas cosas las que se estrenan y le perdí la pista a esto. Y probablemente le hubiera prestado más atención de haber sabido entonces que esta la dirigía Ilya Naishuller, el director de la divertidísima Nobody, y que fue capaz de convertir a Bob Odenkirk en todo un héroe de acción. Así que, menos mal que la acabé viendo, porque el resultado de la combinación del trabajo de estos, más el descubrimiento para mí de Priyanka Chopra Jonas, ha dado como resultado una de esas películas que se pasan volando y que desearía haber podido ver en el cine.

Sin duda, con lo que más he disfrutado es con el hecho de que esta película, durante casi todo su metraje, parece una de aquellas buddy movies de acción de los 80, con un malo muy malo del que apenas nos cuentan nada, unos secuaces sin apenas diálogos pero que son tan malos como este, una pareja protagonista que se lleva fatal pero que sabemos que acabarán llevándose bien, y algún secundario cómico que otro. Personajes que se mueven a través de una trama de lo más simple, sobreviviendo a una situación imposible tras otra con apenas un rasguño y sin que en ningún momento dudemos de que triunfarán al final gracias al poder del trabajo en equipo. La clase de película que no hubiese desentonado nada en cualquier videoclub en los 80, y ojo, que no lo digo como algo despectivo, sino todo lo contrario.

Y es que lo que han hecho aquí Ilya Naishuller y su equipo tiene mucho mérito, ya que han agarrado la fórmula del cine de acción/comedia y las buddy-movies ochenteras, la han actualizado a nuestros días sin perder su esencia, y han conseguido hacer una película que no es un simple refrito nostálgico de aquel cine palomitero. Pero es algo que no me sorprende tanto después de haber visto, y disfrutado muchísimo, Nobody, donde, pese a que aquello era más una vuelta de tuerca a la fórmula de John Wick, Naishuller demostró que sabía manejar muy bien esa combinación de acción y comedia para tenernos un par de horas pegados a la pantalla pese a lo tenue, o incluso ridícula en aquel caso, trama, algo gracias en buena medida a repartos muy inspirados.

Y es que aquí Cena y Elba son los principales responsables de que uno se deje llevar. Ambos ya habían coincidido en The Suicide Squad, donde habían mantenido una rivalidad bastante tensa, y no me cabe duda de que fue el verles allí lo que provocó que quisiesen juntarles de nuevo en esta película. Cena se pone aquí en el papel de un actor de cine de acción reconvertido en político y que se encuentra en sus primeros meses de mandato como Presidente Estadounidense, mientras que Elba es un exmilitar serio y profesional que lleva seis años como Primer Ministro Británico y no ve con buenos ojos la personalidad y la falta de experiencia de su homólogo.

Pero, pese a que sabemos de sobra que acabarán llevándose bien, es toda una delicia verles enfrentados a lo largo de toda la película, discutiendo por cualquier tontería, actuando a veces casi como niños pequeños, un aspecto que para mí es lo mejor de la película. Porque, aunque Idris Elba por lo general suele hacer papeles dramáticos, de vez en cuando ha demostrado que tiene una muy buena vis cómica, mientras que John Cena, en los últimos años, está demostrando que es bastante mejor actor de lo que parecía y que se desenvuelve muy bien en la comedia. Y la química entre ambos es tan buena, tan divertida, que yo no me hubiese quejado en absoluto si esto hubiese sido una comedia política en la línea de The Thick of It o Veep en lugar de una comedia de acción.

Aunque claro, tampoco me puedo quejar de la acción de esta película porque es justo lo que esperaba y mucho más. La película pone mucho el foco en la diferencia entre la experiencia como exmilitar de uno y la de actor del otro, con el personaje de Cena muy torpe al principio a la hora de pelear de verdad contra gente que no mide los golpes o se detiene cuando lo ordena un director, o manejar armas auténticas con munición real. De esa guisa se ven envueltos en muy buenas coreografías que le sacan mucho jugo a la comedia física, persecuciones aéreas y terrestres que no desentonarían en una película de James Bond, y situaciones imposibles de las que solo héroes de acción ficticios podrían salir con apenas unos rasguños.

Pero, pese a que la película borda las escenas de acción, siendo algunas realmente espectaculares, maneja muy bien igualmente los momentos más reposados y los cómicos, no solo en el énfasis que se pone en la comedia física, con tiroteos que a veces parecen sacados de los Looney Tunes, sino en otros aspectos que me han sorprendido mucho. Especialmente porque, en una película como esta, que se encuentra a medio camino entre el cine de acción moderno y el ochentero, de vez en cuando nos descolocan (en el buen sentido) con momentos como esos en los que algún personaje tiene un flashback recordando cómo ha llegado a la situación en la que se encuentra y esto se nos muestra con unos montajes que podría haber firmado Wes Anderson (a quien mencionan directamente en la propia película).

Y no me gustaría acabar sin mencionar a parte del resto del reparto. Tenemos a Paddy Considine haciendo de malo malísimo, un criminal cruel y despiadado que no tolera el fracaso, para quien acabar con sus resistentes adversarios acaba siendo una cuestión personal y que tiene un curioso giro argumental que hace que le veamos un poco con otros ojos. Se podría decir que está un tanto desaprovechado aquí, ya que su papel tiene tanta profundidad como la de la mayoría de villanos del cine ochentero, pero le da a su papel una presencia muy de agradecer. Jack Quaid, quien lleva unos años en racha, tiene un pequeño y divertido papel, que espero que se expanda en hipotéticas secuelas, como alivio cómico.

Y por último, tenemos a Priyanka Chopra-Jonas, quien a efectos prácticos es la tercera coprotagonista de la película pese a estar ausente en buena parte de ella. Pero esa ausencia sirve para reforzar la dinámica entre los personajes de Cena y Elba, de forma que cuando reaparece no entorpece la relación entre ambos, sino que la complementa bastante bien. En su papel de agente del MI6, y la única con experiencia real en esas lides, acaba poniéndose al mando del trío aunque a veces parezca más una profesora lidiando con dos niños rebeldes, y su personaje, más serio que el de Cena, pero no tanto como el de Elba, se convierte en el contraste perfecto entre ambos y ayuda a que esa dinámica entre ellos no se estanque. Una actriz a la que solo conocía de oídas, pero que aquí me ha sorprendido muy agradablemente como heroína de acción.

Pero por último no me puedo resistir a comentar un elemento de la película que me ha descolocado un tanto: su contradictorio mensaje sobre la OTAN. A lo largo de la película nos van contando cómo dicha organización ha bombardeado civiles inocentes, ocultándolo después, han robado tecnología, y sus miembros se han dedicado a espiarse mutuamente y a interferir en las elecciones de sus presuntos aliados, vamos, un poco como en el mundo real. Pero, pese a ese mensaje abiertamente crítico y justificado, al final nos cuentan cómo hay que llevarse bien, reforzar los lazos de la organización y mantenerla más fuerte que nunca para proteger el mundo libre. Un mensaje un tanto incoherente que me da la sensación de que ha sido la forma que ha encontrado su director (que es ruso) de poder colar sus críticas al organismo sin que le tirasen atrás la película.

Así que, aunque Jefes de Estado no sea una de esas películas que pasará a la historia del cine, es un buen recordatorio de que siguen haciendo falta obras así, divertidas, bien hechas y que nos hagan pasar un buen rato, especialmente en estos tiempos que corren. Así que yo espero que de aquí salga alguna que otra secuela o que su equipo se junte de nuevo para contarnos otras historias, ya que esta ha valido mucho la pena.