Tynion, Martínez Bueno y Bellaire nos presentan The Nice House by the Sea

Cuando supe que James Tynion IV, Álvaro Martínez Bueno y Jordie Bellaire tenían entre manos el segundo ciclo de su excelente serie The Nice House on the Lake, pero que este sería rebautizado como The Nice House by the Sea y que nos mostraría una casa y unos habitantes diferentes a los que ya conocíamos, temí por un instante que fuesen a repetirse, que quisiesen explotar la fórmula un poco más volviéndonos a contar lo mismo otra vez. Unas dudas que tuvieron una corta vida teniendo en cuenta quiénes estaban detrás de este cómic y que con la lectura de su primer número se han disipado por completo. Por ello, vamos a irnos a esta lujosa villa en el Mediterráneo y a conocer a sus peculiares residentes, advirtiendo de que quienes no hayan leído aún el primer ciclo de esta saga dejen de leer en este punto si no quieren comerse numerosos SPOILERS.

Martínez Bueno y Bellaire se han sobrado con esta portada

El fin del mundo llegó hace dos años, pero en una lujosa villa en la costa del Mediterráneo diez personas extraordinarias en sus respectivos campos han escapado de sus efectos. Unas personas que han sido escogidas por Max, miembro de la especie alienígena que ha destruido la vida en la Tierra y que está realizando experimentos sociológicos con algunos supervivientes en casas repartidas por todo el mundo. Pero, pese a que en ese nuevo hogar casi todos sus deseos se pueden convertir en realidad, incluida la posibilidad de la vida eterna, los roces son inevitables y uno de estos acaba provocando accidentalmente que la vida en esa hermosa casa junto al mar se complique más de lo esperado…

No todo es tan bonito como parece

Como decía al comienzo, jamás tendría que haber dudado del talento de este equipo creativo ni de su habilidad para crear grandes historias, ni siquiera durante un instante. Porque este segundo ciclo, como se refieren ellos mismos a este segundo y rebautizado volumen, no es en absoluto una repetición del primero pese a que jueguen con los mismos elementos. Sí, volvemos a tener a un grupo de supervivientes del fin del mundo reunidos en una lujosa casa por uno de los invasores responsables y hay muchas cosas que son más de lo que parecen, pero ahí es donde terminan las similitudes entre ambos ciclos.

Una casa o la otra en cualquiera pasa algo raro

Si en la primera parte de esta historia nos encontrábamos con que Walter, uno de los alienígenas, había reunido a quienes consideraba sus mejores amigos en la Tierra para salvarles, saltándose muchísimas de las reglas de sus líderes, aquí tenemos a Max, quien parece seguir dichas reglas al pie de la letra y que ha reunido a diez personas extraordinarias que ni se conocían entre sí ni conocían a Max (o eso parece) pero sabían que habían sido escogidos para sobrevivir al fin de todo lo que conocían. También supone un notable cambio el que esta segunda parte comience cuando el mundo hace dos años que se ha acabado y los habitantes de la casa no solo ya se han hecho a la idea de ello o a lo que es Max realmente, sino que no parecen llevar nada mal su nueva vida y las enormes posibilidades que esta les ofrece, desde tiempo indefinido para hacer todo lo que deseen hasta el control de su entorno y de sus propios cuerpos.

Parecen haberse aclimatado bien

Y partiendo de esta premisa, tan familiar y tan diferente al mismo tiempo, Tynion, Martínez Bueno y Bellaire construyen un segundo capítulo que ha comenzado de forma increíble y cautivadora. Al enfrentarnos a personajes que no se conocieron hasta que pusieron un pie en la casa, nos encontramos con unas dinámicas muy diferentes al capítulo anterior, donde todos eran viejos amigos, o al menos conocidos, desde hacía muchísimos años. Las relaciones entre estos son más tensas y volátiles, ya que por un lado, al ser todos los mejores en sus respectivos campos (lo que incluye un buen puñado de ganadores de premios Nobel y similares), los egos son mucho mayores y están demasiado acostumbrados a ser siempre la persona más importante presente. Y por otro, al no existir una relación previa, esos choques de personalidades no se ven atemperados por el cariño, por apagado que este estuviese, que existía entre los habitantes de la casa del lago.

Esto va a acabar explotando por algún lado

Y claro está, siendo esta la serie que es, no podía faltar su buena dosis de misterios, de intriga y de sorpresas. A estas alturas, James Tynion ha demostrado de sobras que se mueve como quiere dentro del género del terror y el suspense y este cómic no es una excepción. Pese a que estos nuevos protagonistas parecen saberlo todo sobre su situación, a lo largo de este primer número ya nos queda claro que hay unos cuantos secretos que desconocen y que entre ellos mismos hay quienes parecen estar mucho más al tanto de las intenciones de Max que el resto. Un ejemplo de ello lo tenemos en Oliver, el protagonista de este primer número y de quien se nos desvela que no solo es alguien muy importante para este experimento como el resto, sino que era alguien muy codiciado y que puede que sepa más de la situación de lo que él mismo es consciente. Y claro está, luego tenemos la sorpresa del final de este primer número que promete poner patas arriba la convivencia en la casa.

No se les ve muy animados

Por su parte, el dúo artístico formado por Álvaro Martínez Bueno y Jordie Bellaire se encuentra igualmente en estado de gracia. En sus manos, esta idílica y lujosa mansión posee una atmósfera casi opresiva y siniestra, recordándonos casi en cada viñeta que este lugar es tanto un refugio como una prisión. Unos escenarios que si bien son impresionantes, no se quedan atrás quienes se mueven por ellos, ya que también es más que destacable el dominio de Martínez Bueno a la hora de manejar estos personajes. Este no solo ha creado un nuevo reparto de personajes con físicos muy distintivos a la par que expresivos, sino que los hace moverse por las páginas con una naturalidad envidiable. E igual de destacable el trabajo de Bellaire, una colorista a la que nunca me cansaré de alabar, y que combina aquí una paleta de colores muy apagada para reflejar la auténtica naturaleza de la casa, con unos espectaculares despliegues psicodélicos cuando Max muestra su auténtico rostro y un uso de la “luz” que casi nos hace sentir que estemos ante fotografías.

Esto es todo un espectaculo

Con un equipo creativo de lujo como este da gusto leer cómics, y si este primer número es una buena muestra de lo que nos espera, algo de lo que estoy convencido, The Nice House by the Sea va a ser una más que digna sucesora de su predecesora y uno de esos cómics que vale mucho la pena leer. Así que quienes aún no se hayan acercado a este particular fin del mundo, que no lo duden y le den una oportunidad, porque se trata de uno de los cómics más apasionantes y originales del momento, de esos que uno termina cada número con ganas de más.

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Jesús Manuel Martínez Otero
Jesús Manuel Martínez Otero
1 mes han pasado desde que se escribió esto

Y seguimos con apocalipsis que se intentan salir un poquitín de lo obvio.😈

Roger
Roger
1 mes han pasado desde que se escribió esto

Intenté leerme esto pero las reacciones de los personajes en general me parecían poco creíbles.

Justiciero Desmesurado
Justiciero Desmesurado
1 mes han pasado desde que se escribió esto

No me gusto la primera casita del lago. Como ha dicho Roger a los personajes no se les termina de calar y/o conocer y otra es eso de no dejar la trama cerrada que me pareció un timo. La típica de que se me ocurre una premisa pero no tengo ni idea de como justificarla y menos cerrarla. En DOCE números, anda y que les den.

El tipo de serie que me hace gritar ¡¡¡Esto con Jim Shooter no pasaba!!!