A principios de los 70 Frank Miller conocía una verdad universal, que Neal Adams era el mejor dibujante de la historia. No había duda en ello, podía estar John Buscema, Gil Kane y todos los demás, pero el mejor, de lejos y sin el menor asomo de duda alguna, era Neal Adams. Y entonces conoció a un nuevo dibujante que le entusiasmó. Me corrijo, le flipó. Porque Frank Miller siempre fue un tipo muy apasionado, y si a los catorce años todos somos un poco flipados, el bueno de Frank iba mucho más allá. Amaba los cómics como si no hubiera otra cosa que amar en el mundo, aunque también amaba el cine y las novelas de serie negra. Miller tenía pasión de sobra para todas esas cosas, pero aquel dibujante lo volvió loco del todo.
Aquel tipo dibujaba historias de serie negra, que ya digo que era otra de sus pasiones, y lo hacía convirtiendo al propio cómic, a la página, en un elemento más de la historia. La forma en la que dibujaba los personajes y la ciudad te hacían creer que eran un solo elemento, te hacían pensar que el cómic estaba para esto. No había ningún otro medio que fuera capaz de contar una historia de la forma en la que la contaba Will Eisner, aquel recién llegado de… ¿1953? Aquello fue todo un shock, vaya que sí. Aquel tebeo era casi tan viejo como él y nunca había oido hablar de ese autor, ¿cómo es que nadie le había hablado antes de él? ¿Acaso nadie lo conocía, lo acababa de descubrir? En ese momento, para Frank Miller empezaron dos carreras frenéticas a la vez, la primera consistió en buscar todo lo que hiciera ese tal Will Eisner y leerlo, la segunda en copiar absolutamente todo, asimilarlo y dibujar hasta que fuera capaz de hacerlo como él. La búsqueda de cómics de Eisner lo llevó a conocer a otros autores de los cincuenta, autores malditos de extraños tebeos anteriores al Comics Code Authority, a descubrir la EC y a todos aquellos autores que como mucho ahora los conocía por MAD. Fue en aquel momento en el que en Frank Miller se solidificó una determinación que guiaría su futuro el resto de su vida: iba a hacer cómics.
Poco más de cinco años después y con unos veinte años de edad, Frank Miller llegó a la ciudad de sus sueños, Nueva York, y le pidió trabajo a aquel mejor dibujante de la historia, Neal Adams. Adams por aquel entonces ya tenía su estudio de Continuity Associates junto a Dick Giordano, y aquello se había convertido en la principal cantera de autores de las dos grandes de EEUU, Marvel y DC. Adams recuerda a Miller como un tipo escuchimizado que dibujaba realmente mal y tenía un portafolio nefasto como para trabajar en el cómic de superhéroes -no había un solo superhéroe, solo héroes con gabardina al estilo de Spillaney y Dashiell Hammett- pero que a pesar de todos esto soportaba estoicamente todos los rapapolvos que Adams le lanzaba, tras lo que le daba las gracias por su tiempo y acto seguido cogía un autobús para recorrer cientos de kilómetros para volver a su casa. Lo normal es que después de recibir semejante varapalo a su orgullo profesional Miller tirara los lápices a la basura y se pusiera a preparar unas oposiciones, pero Frank Miller tenía una determinación de titanio que provocó que volviera una y otra vez donde Adams, que se sorprendía al ver como el cabrón iba asimilando todas las lecciones y consejos de Adams hasta el punto de que realmente estaba aprendiendo a dibujar cómics. Para cuando consiguió sus primeras chapucillas como profesional no es que fuera un gran ilustrador, pero el condenado tenía cierta mano como narrador y su tenacidad aseguraba que tenía proyección.
Con veintitres años, a finales de 1980, Frank Miller se convierte en el guionista y dibujante de Daredevil. Para entonces llevaba más de año y medio dibujando la serie tras la marcha del autor que había dibujado casi toda su trayectoria, Gene Colan, y aunque sí que había metido mano en algunas de las historias de Roger McKenzie, su debut oficial lo realizaría en el número 168, con la presentación de la asesina ninja Elektra. El Miller que escribe ese cómic es uno que ya ha superado una fase dominada por sus mentores Adams y Eisner y empieza a tener una gran influencia por una de sus nuevas pasiones en aquel momento, las historias de samurais, el cine japonés ultraviolento, el manga. Uno para ser exactos, El Lobo Solitario y su Cachorro de Kazuo Koike y Goseki Kojima. Miller devora ese cómic en japonés y empieza a experimentar; para entonces Miller ya es un profesional consagrado que no se limita a copiar lo que ve tanto como intentar asimilarlo, entenderlo y hacerlo suyo. Los años ochenta serán años de cambios para los cómics de superhéroes, y entre todos los grandes nombres de la década destacarán nombres como el de Alan Moore, que marcaría la historia de DC Comics para siempre hasta convertirla en una repetición de sus propios cómics durante los cuarenta años posteriores (y así seguimos). La influencia de Moore también se notaría en Marvel, pero todos sabemos que el caso de Marvel es más complicado, porque hay varios nombres propios que le dan su identidad a la editorial durante todos aquellos años.
Sin embargo, si uno de ellos tiene un reconocimiento equivalente que la marcó para bien o para mal, ése es Frank Miller. Durante su etapa en Daredevil aparecieron multitud de imitadores y homenajeadores, de gente que, como él, asimiló su trabajo tratando de conseguir algo nuevo. Miller nunca fue un dibujante o un guionista perfecto, no era un Alan Moore que dibujara como Neal Adams, pero no paraba de trabajar, de experimentar y a ratos hasta parecía que sus cómics estaban por delante de su época (y lo están y lo estaban, no nos engañemos). Muchas reseñas de la época destacan la extremada violencia de sus cómics pero sin darse cuenta de que la violencia que muestran era la misma que podían encontrarse en el número de ese mes en Spiderman o en Batman, la gran diferencia estaba en cómo era contada. Frank Miller era distinto y hacía que sus cómics no parecieran un más de lo mismo, y por eso Frank Miller se convirtió en uno de los grandes de su época. Por no parar de currar, de pensar, porque llegado el momento decidió que le daba absolutamente igual que los lectores consideraran que su «nuevo estilo» era más feo. Lo importante era la historia que quería contar, no lo que se parecieran sus dibujos al naturalismo mal entendido de otros autores.
Hace más de diez años escribí por estos lares una serie de artículos en los que repasaba un mes entero de tebeos de la DC Comics intentando ver hasta que punto había influenciado Alan Moore en la editorial, y pienso hacer lo mismo con Miller y Marvel. Eso sí, hay que reconocer las diferencias, porque en octubre de 1980 Marvel ya estaba en plena era Jim Shooter, una auténtica edad de oro, y durante esos treinta días se publican auténticos clasicazos de la historia del género. De algunos de estos cómics ya hemos hablado más de una vez y hasta la náusea, pero no por ello nos hemos cansado ni debemos cansarnos de hacerlo. Así que mañana mismo empezaremos este repaso por la puerta grande, porque empezamos por uno de los mejores cómics de la historia del medio, el número 141 de The Uncanny X-Men. Y a ver si soy capaz de decir algo de ese cómic que no hayamos dicho doscientas veces ya.
Y pensar que el Daredevil de Frank Miller lo conocí por el número de la muerte de Elektra a manos de Bullseye y, luego (ya exclusivamente como guionista) en las historias publicadas como complemento del «Spiderman» de Forum (entre ellas minucias como «Born Again»).
Conozco una persona que monta escenarios para photocalls a la que, si pudiera permitírmelo, le pagaría para que en algun evento comiquero montara uno basado en la portada de Días del Futuro Pasado.
Curioso, yo también (aunque me había pillado antes en un intercambio sus números de Vértice a color solo como dibujante, adquiridos en un intercambio, pero que todavía tenía sin leer, a los que acompañaban algún número de Colan y Frank Robbins). Un amigo íntimo lo conoció a través del What If de la muerte de Elektra, lo que es mucho más peculiar. Se convirtió a continuación en un fan bastante loco de Miller (salvo quizá de lo posterior a Sin City)
Yo también lo conocí por el complemento de Spiderman, y con aquel número del origen «recontado» que creo que publicaron en los primeros números del DD de Nocenti y Romita. Tardaría luego en poder leerme toda la etapa Miller porque las reediciones en aquellos tiempos tiraban de Born Again y poco más, a pesar de que ya en aquel momento Frank Miller era dios y patatín y patatán, pero en Forum el trauma por haber tenido que cerrar la serie durante la etapa de Miller les duró tanto que tardaron lo suyo en reeditarlo.
En fin, que también cerraron Thor con Simonson y casi Los Nuevos Mutantes con Sienkiewicz, pero si esos cómics se hubieran editado solo cuatro o cinco años más tarde lo habrían petado muchísimo.
A Frank Miller lo leí por primera vez, os vais a reír, en los números que hizo en Powerman/Puño de Hierro; ya vi cosas diferentes en ellos.
Pero no supe que era él hasta que me fijé en los títulos de crédito muchos años después, y entonces ya lo conocía por los tomos de Daredevil de Obras Maestras.
Y algún número suelto de Spiderman como el extra con el Castigador y el Doctor Octopus.
El suplemento con Born Again era ilegible.
Después ya compré lo de DC y luego se nos descubrió Sin City.
Martha Washington lo leí sin casi darme cuenta que era él. Me calleron en las manos por un tío mio que había pillado remesas de cómic de una liquidación y me lo pasó. No era para mi edad.
Martha Washington no era para críos, no. Y realmente casi nada de Miller podría decirse que lo es, porque su Daredevil con todo lo bueno que es trata unos temas que los chavales que crecieron en los 80 en los barrios los conocían de sobra, pero que no deberían haber visto a esa edad.
Curiosamente su Man Without Fear, lo que hizo con Romita JR, es bastante más para los chavales.
Tenía 7 años cuando Sin City se estrenó en cines y esa película fue mi primer contacto con Frank Miller (salvo que esté olvidando haber visto Robocop 2 y/o 3 en la tele) porque mis padres me introdujeron primero a Robert Rodriguez antes de que yo me introdujera a mi mismo a los cómics con internet.
Muy probablemente vi su arte primero en algún cómic de Spider-Man cuando se pasó por allí antes que en cualquier otra parte pero yo leí Spider-Man como una locomotora sin prestar atención a cosas totalmente básicas como estilos de dibujantes, escritores o directamente créditos (cuando digo que soy raro no es en broma). Así que no sería hasta que me interesé por el resto de Marvel que tomé conciencia también de los equipos creativos lo que me hizo estar atento a las apariciones de Frank Miller o John Byrne en los créditos de las distintas series que leí desde sus #1 y en «simultaneo».
Hay un esfuerzo consciente de mi parte de intentar ya sea ofrecer este contexto o meterme en contexto para dar mis opiniones porque creo que es un poco difícil reconciliar el venir de una cultura popular que ya ha absorbido a Frank Miller con la forma en la que leí muchos cómics. Pero inevitablemente por mucho que comparta opiniones por aquí me imagino que sigo teniendo una visión muy deforme y demasiadas veces desinformada también; así que este comentario cumple como mi disclaimer para los comentarios que pueda dar de aquí en más especialmente en esta serie de posts.
En realidad el «antimillerismo» actual creo que viene -aparte de las tonterías que hizo él mismo, por supuesto- del hecho de que es uno de los autores más imitados de su época, y que los Bendis, Brubaker, Millar y demás lo han plagiado hasta tal punto que cuando muchos leen a Miller les da la sensación de que no aporta nada.
Es una parte importante diría.
También es una de las cosas que uso como excusa para mi manía de leer las cosas como las leo; me da algo más del contexto de publicación en el que autores como Miller hicieron su marca. En cierto modo es muy similar o comparable a estos posts de hecho (pero llevado a extremos que hasta hace no tanto eran imposibles).
Pero como también menciono; por más que intente hay límites muy claros a cuanto puedo «meterme en contexto».
Tienes un enfoque muy de historiador que en el fondo es muy sano, porque quieras que no precisamente éso es lo que intentan meterte en la cabeza los profesores de literatura cuando te insisten tanto en el «contexto histórico».
Precisamente hace unos días, un colega y yo intentábamos establecer uno de esos rankings estúpidos en plan los cinco mejores cómics que has leído (que en un alarde de subjetividad retitulamos los cinco comics que mejores te parecen). En mi caso siempre me voy a la misma época, a la reinvención de Zinco, porque mis COMICS son Batman: Año Uno, Dark Knight, Crisis en Tierras Infnitas, Watchmen y… puff, ya aquí se pone difícil porque me vienen a la mente diferentes opciones (La broma asesina, Ronin, El Hombre de Acero, Wonder Woman de Pérez…) y creo que voy a declarar un quinto puesto compartido para Clark y Diana… Lo cual deja a Mr Miller muy bien colocado (junto a Pérez) sobre todo si salto unos años al futuro y pienso en Sin City. Recuerdo que con algún número de la quinta o sexta serie, de la que no recuerdo siquiera el título, eso lo dice todo, pensé que aún siendo de lo peor de Sin City era mejor que el resto de comics del mes… Y no hablo de Márvel porque por alguna razón a pesar de disfrutar como un niño con Patrulla X y Alpha Flight y el Capitán América y Vengadores y por supuesto Daredevil del propio Miller y tantas y tantas series, aquellas que mencioné al principio creo que marcaron mi adolescencia en mayor medida. Y Miller estuvo allí. Y posteriormente también estuvo. Siempre estuvo allí.
Crisis en Tierras Infinitas fue un revulsivo para la edición de los cómics DC en España (y a la vez se estaban publicando acá los Nuevos Titanes de Wolfman y Pérez, La Cosa del Pantano de Alan Moore, Watchmen, V de Vendetta, Ronin y Batman: El regreso del Señor de la Noche, que se dice fácil y rápido…y empalmando con la reformulación de la Trinidad DC con el Batman: Año Uno de Miller y Mazzuchelli, el Superman: El Hombre de Acero de Byrne …y la Wonder Woman de Pérez que no era moco de pavo).
Miller aprendió a hacer cómics haciendo que aprendiéramos a leer cómics, y éso marca mucho. Su Daredevil seguramente sea una de esas etapas que mejor te enseña a entender que hace especial al cómic respecto a otros medios, a pesar de que constantemente está tirando de referencias de películas y todo lo que pilla porque el jodío es una esponja.
«Así que mañana mismo empezaremos este repaso por la puerta grande, porque empezamos por uno de los mejores cómics de la historia del medio, el número 141 de The Uncanny X-Men. Y a ver si soy capaz de decir algo de ese cómic que no hayamos dicho doscientas veces ya.«
No sé que pretendes insinuar, M’Rabo, ¿acaso hay algo raro en que una serie de artículos sobre Frank Miller empiece analizando un tebeo de otro autor que casualmente es Claremont?
Yo lo que digo es que Claremont debería pedir una orden de alejamiento contra Diógenes antes de que acabe como James Caan en Misery….
Yo lo que espero es que en esta serie tengamos por fin el análisis de los 4F de DeFalco, que indudablemente tienen una relación con Frank Miller igual, si no mayor, que Días del Futuro Pasado. xD
Va a ser que NO.??
No tendremos esa suerte…
Son sobre el impacto de Frank Miller en Marvel, ¡ojo! ¡Había que mirar si impactaba en La Patrulla X!
Tranqui M’Rabo, porque aunque empiece por Claremont si ahora quiere atravesar este jardin con rigor le va a tocar reseñar tanto Hulk como ROM de Mantlo/Buscema.
Y rompo una lanza (y dos!) en favor de su Rom (o su Increíble Hulk).
Y yo le lanzo 500 lanzas encima para decir que era un mojón sobrevalorado, a pesar de los muchos que se empeñan en que estaba infravalorado! Ea!
Pues empezó a valorarsele bastante tarde (en sus años de actividad, pese a su profusión, lo que es muy valorado no estaba …la mayoría empezaron a valorarle cuando empezaron a echarle en falta). (Está claro que ni tú ni BWS le tenéis en mucha estima??).
Ya habrá tiempo para hablar de Mantlo, ya. Que si no he hablado de él hasta ahora ha sido por censura de M’Rabo, pero YA NO ME CALLO!
Efectivamente. Y no me voy a cortar un pelo, ¡faltaría más!
Aqui estaremos para defender a Mantlo de ti !!!
¿Qué culpa tengo yo de que Claremont esté presente en cualquier mes de Marvel desde buena parte de los 70 hasta principios de los 90?
BWAH HAHAHA HAHAHA
Eso de salvar a Marvel es un poco fuerte… Salvó Daredevil eso seguro, porque estaban cerca de cancelar su colección. Aunque también dejó a Murdock como una regadera, iniciando su infame colección de novias muertas.
Personalmente creo que Claremont y Byrne salvaron a Marvel.
Fue Star Wars lo que salvó Marvel
Shooter salvo a Marvel !!!
Y a las estrellas fugaces en inglés se las llama shooting stars, así que «Star Wars» – «Shooting Stars» – «Jim Shooter». ¡Está todo conectado!
Fue Thomas (que la adaptó porque nadie quería, porque ni el cómic ni la peli se iban a comer un rosco, dibujando la adaptación con desgana Chaykin…de lo que se arrepintió, aunque mucho más de que fuese antes de los nuevos contratos de regalías, claro?) el que contrató Star Wars (y probablemente el único en Marvel que tenía una mínima esperanza en la peli y su adaptación, y ni de coña se esperaba ese tirón). En Marvel (y en Hollywood) la confianza estaba puesta en La fuga de Logan (y ni la película ni el cómic se comieron gran cosa), hasta el punto que retiraron al ya en alza George Pérez de sus tres series del momento (incluyendo dos tan relevantes como todavía Los Vengadores y Los 4 Fantásticos) para dibujarla con dedicación exclusiva esos meses (para llegar a los plazos deseados … Pérez solo dibujó la adaptación de la peli y, pese a su buen trabajo,ni esos números vendieron satisfactoriamente, y poco más sobrevivió la serie).
Pero sí, Shooter sí fue muy relevante para que se barriese la Casa (de las Ideas) tras el caos (así y todo muy creativo) demencial de los setenta. Y sus primeros años al mando fueron brillantes (aún a pesar de las primeras deserciones tempranas, las de los editores/guionistas del anterior régimen, que no querían perder libertad …ni poder, ojo …que también fue un beneficio para el medio, ojo, que así se produjeron mejores cómics en DC y en las primeras independientes, la mayoría de los cuales, con una Marvel en paz nunca se habrían generado, ni en Marvel seguramente…puede que ni los Epic, que la línea nació a la vez como premio de consolación para el muy apreciado Goodwin y sus asistentes y como intento de retener en parte a algunos de los que también querían irse o ya lo habían hecho incluso como Starlin, que abandonó sus intentos de construir una nueva parcela cósmica en DC en torno a Starman y Mongul y volvió a Marvel para matar a Mar-Vell y hacer sus propias odiseas cósmicas en propiedad en Epic)
Bueno, esto en cierto modo es una secuela espiritual de «El día en que Alan Moore salvó DC». En el caso de Moore es una idea bastante más aceptada, pero te aseguro que allá por los 80 entre el fandom la idea de que Miller era todo en Marvel había calado bastante, aunque solo fuera entre flipados de los cómics «violentos».
Deseando ver esta serie de artículos. Tengo una relación de amor/odio con Miller. Adoro obras suyas y en otras me parece que se le ha ido la bola.
Por cierto, Diógenes, se me hace raro que no hayas dicho nada sobre el homenaje de Alex Ross a esa portada de X-Men que tanto te gusta (la de Jim Lee).
Aquí, al menos, parece que Magneto sí se da cuenta de que le están atacando.
Colores horribles y bueno, hay que tener en cuenta que la composición original era un desastre y Ross ha hecho lo que ha podido. No, no me gusta.
Yo le pregunte por ello y casi me pega!
¡Tú lo preguntaste para hacer daño!
Era simple curiosidad!
Muy en su papel.?
¡Oportunidad histórica, para comentar en esas lineas de artículos que se convertiran en referencia para las futuras generaciones!
O no. Porque todos sabemos que esto de los cómics se acaba. Lo sabemos desde hace 40 años.
Chiste aparte, Miller es alguien que no copia, asimila. Y vaya si asimiló.
Siempre lo tendré en mí memoria en Madrid. Sentado al lado de Azzarello.
Lo vi embobado y con los ojos brillando, delante de las páginas originales de autores españoles que tenían los de ECC a la venta. Pasandolas y sonriendo con cada una de ellas.
Esa alegría y capacidad de admirarse, por parte de alguien que ya debería estar a vuelta de absolutamente todo es la razón del porque es tan grande.
Tiene ilusión y verdadero amor.
Eisner, Sickles, Robbins, Caniff,…
En cualquier entrevista transmite una pasión, un «fliparse», tremenda. Y éso es lo que ha hecho que respecto a ciertos temas haya manifestado opiniones un tanto «exageradas» que luego ha lamentado, pero entre que estuvo cascadillo y que lo dicho, que se flipa, como que es comprensible. Una persona apasionada es apasionada para lo bueno y para lo malo, y quieras que no este hombre no ha hecho otra cosa que aprender durante toda su vida.
El mejor dibujante? Miller es (o más bien fue) un narrador excepcional (uno de los más grandes del comic-book USA), pero como dibujante no es tan bueno. Desde luego su punto fuerte eran más la composición de página y la narrativa (esos enfoques que te hacían creer que sus calles y azoteas eran reales).
Bueno, para un dibujante de cómics dominar la composición de página y la narrativa es fundamental, aunque luego como anatomista no seas tan bueno. En eso sí era muy buen dibujante.
Y luego, que sabiendo que la figura humana no se le daba bien, sabía usar esas posturas exageradas y antinaturales para expresar la idea y sentimientos que quería transmitir. Que no es poco.
Sí, algunos buenos dibujantes modernos (y no me refiero solo a los Imagineros y sus posteriores alumnos … bueno, muchos de estos no se acercaban a buenos) no saben mucho de narrativa. Ni siquiera de composición, más allá de hacer bonitas ilustraciones (o alguna escena espectacular). La narrativa es el esqueleto visual de un cómic, es imprescindible (como el storyboard para una película).
Lo mucho que me encantan los que se saltan las reglas «a favor» del cómic y lo que me sacan de quicio los que copian mal esas deformaciones para hacer el subnormal.
Y sí, me estoy refiriendo a Jim Lee y compañía!
No me disgustaba el Jim Lee inicial (antes de que le saliesen por las orejas los billetes y la «rayitas»), aunque podría haber vivido perfectamente sin él (Claremont desde luego habría vivido mucho mejor sin él ?). Ya sus imitadores y paniaguados como que me sobran todos desde el principio. Y el estilo de cómic que surgió a su sombra (y la de McFarlane, Silvestri, Larsen, Valentino y demás) …uf!!! (Y mejor ni recordar las pesadillas gráficas de Liefeld …que eso sí era trágico y no lo que dibujaba el Goya más dramático y oscuro …que no solo Miller supo dibujar la oscuridad y la violencia…y recrearse en ella incluso).
Cuando te lees toda la Patrulla seguida notas el bajón. Ya no hay un efecto de «espectacularidad» que compense la desorientación, esos cómics directamente son peores. Y viniendo de donde veníamos eso clama mucho al cielo, vaya que sí.
Tienes que entender que yo cuando aquí escribo la palabra «dibujante» hablo del que dibuja cómics. Para mi uno que hace imágenes concretas, portadas y demás, es más ilustrador. Por eso hablo de Miller como gran dibujante pero no tan buen ilustrador, a pesar de que dentro de su «estilo feista» tiene algunas de las portadas más icónicas de la historia.
Y entre una cosa y otra yo siempre seré más de los «dibujantes» que de los «ilustradores».
Me voy a adelantar un poco porque veremos que comics habia en la época. Pero creo que se concluirá (concluiremos) que Miller no «salvo» Marvel ni su impacto fue tán revolucionario como el que tuvo Moore en DC.
Su contribución en Daredevil obviamente enriquecio la Marvel de los primeros ochenta, pero veremos semana a semana que habia un buen puñado de series muy interesantes y buenas.
También puede pasar lo contrario, que llegara a influenciar tanto a Marvel, DC, como las independientes… Y alguna cosa más.
Pero no, no voy a adelantar nada!
Que Miller escalo y corono la montaña no seré yo quien lo ponga en duda.
Pero mientras se vean los comics que se editaban a la vez que este 168 creo que se vera que Miller tuvo ayudas/inspiradores y en fin, que como dice el articulo interiorizo mañas de otros, a los que sí pudo llegar a superar en fama y trascendencia. Con su DD tocaria hablar de O’Neill, o ya deberia estar editandose el Caballero Luna de Moech y Sienki, muy por temas y experimentación «hermana» o compañera espiritual de este DD bronce age. No sé, en Marvel habia cosas en marcha que si se repasan y se comparán con con lo que habia en «el día que Moore salvo DC» la otra se ve casi un erial
En fin, veremos mientras se tocan. Pero seguro que van a ser post emocionantes.
Yo no quiero adelantar nada, sobre todo porque no me he releído los cómics de aquel mes. Pero sabemos quién es Denny O’Neil, sabemos quién es Chris Claremont, John Byrne o Roger Stern, y podemos hacernos una idea de hacia dónde nos lleva todo esto. Pero aun así paso de decirlo, porque quiero que esos cómics me sorprendan, porque si no releerlos sería una pérdida de tiempo.
Me parece correcto. Esperando las fotos fijas.
https://fichas.universomarvel.com/fechas/1981_enero.html
Hulk 255 y ROM 14. Nos vemos en la calle !!!
Se hace raro recordar que O’Neil (mientras editaba DD y escribía Iron Man) estaba pasando por los peores momentos de su vida.
No os parece que el Frank Miller jovenzuelo tiene un peinado parecido al de Jim Shooter?
Me alegro de leer sobre Miller, su influencias e impacto en los cómics son las de un autor especial y necesitan ser vistas como las presentan aquí porque ya bastante se las ve a través de la violencia, solo una parte de sus influencias y sus puntos bajos. Y la verdad me encantan estas series de posts también pero sinceramente yo estaría de acuerdo con un título como “El día que Claremont salvó a Marvel” o “El día que Archie Goodwin y Star Wars salvó a Marvel” o “El día que Shooter re-estructuró y DCifico Marvel editorialmente” porque como ya se ha mencionado es difícil pensar en Miller salvando a Marvel cuando la editorial tiene en plantilla al susodicho Claremont, a Byrne, Dennis O’Neil, Roger Stern, Bill Sienkiewicz, John Romita Jr. etc. etc. etc.
A favor del título correrás con la suerte de encontrarte con Mantlo, los 4F de Bill “Neal Adams” Sienkiewicz y el Thor de Moench, pero incluso si consideramos las llegadas de Byrne y Simonson a estas respectivas series una evolución del paso de Miller a “autor completo” (en cuyo caso también podríamos tener un “El día que Jim Steranko salvó a Marvel” o “El día que Jim Starlin salvó a Marvel (o era que se cargó a Mar-Vell?)”, igualmente no suena del todo representativo de la editorial.
Además Miller me parece mucho menos identificado con Marvel de lo que Alan Moore lo ha sido para con DC. Es otro punto en el que creo Claremont demuestra ser una mejor opción para un “El día que…”.
Sencillamente; si igual M’Rabo iba a hacer el chiste de la vaca no sé porque te cortaste en hacer “El día que Chris MF Claremont salvó a Marvel y probablemente DC y probablemente a Image también y seguro que Dark Horse también y no creo yo que el Manga andaría tan bien si no fuera por él y el cine y los videojuegos y los e-books…”
Estos posts tienen la única idea de hacer una foto fija del momento en el que un autor muy relevante para la historia del cómic empieza a despuntar, porque creo que sirven para poner en contexto lo que realmente supuso su entrada en el escenario. Realmente cuando me decís que Star Wars salvó Marvel me entra la risa floja, porque sí, a nivel comercial la salvó, de eso no hay ninguna duda, ¿pero es Brainstomping una página de economía o sobre cómic, sobre lo que hace funcionar un cómic?
Porque entonces lo tengo claro, Bob Harras y Joe Quesada salvaron Marvel y se merecen más un post que Frank Miller. Su influencia fue mucho mayor!
Nah, lo del título fue una excusa para mencionar particularidades de la carrera de Miller en comparación a Claremont y Moore (y de estos dos entre ellos). Eso y mencionar cosas como Archie Goodwin siendo una salvación para la Marvel post-Conway (que ya había comenzado a ser post-Conway con Len Wein como EiC) donde mencioné a Star Wars simplemente porque alineaba con justamente el mandato de Goodwin tomando efecto en Marvel y no tanto por lo económico.
Lo mismo con mencionar Byrne, Simonson y luego Steranko y Starlin simplemente por tener una excusa de mencionarlos, no porque sea ni de cerca el punto del post o la serie de posts la evolución a «autores completos».
Después de todo este ha sido casi sin falla mi MO en posts sobre Marvel, especialmente de la historia de Marvel.
El Miller «contador de historias» (podía ser como autor completo en DD, Ronin, El regreso del Señor de la Noche o Sin City, como dibujante que metía mano en la historia como en la primera miniserie de Logan o como «simple» guionista para otros dibujantes como en Batman Año Uno, Elektra Asesina, El Hombre Sin Miedo o Martha Washington) quizá diría yo. Pasó de ser un dibujante con cierto talento narrativo a un contador de historias (en las distintas posibilidades que los cómics del momento nos ofrecían…y con muchas ganas de explorar las posibilidades del medio …y hasta donde se podía llegar sin renunciar a la comercialidad) extraordinario que además te agarraba por las solapas (y hasta por los huevos a la que te descuidabas) cuando se ponía intenso (y solía ponerse …y sin problemas en referenciar aparte de a las habituales películas que «cantaban» a Nueva York, también a autores de cómics europeos y japoneses o a los clásicos de las comic-strips …o escritores «duros» como Mickey Spillane, de los que muy pocos con complejo de autor hubiesen presumido entonces, por leídos que fuesen, pero Miller, Grell o Max Allan Collins no tenían complejos con ellos… bueno, en el caso de Collins hubiese sido imposible disimularlo siquiera, estilo aparte, no en vano fue incluso asistente de Spillane, que por cierto, como también Patricia Highsmith escribió comic-books allá en su apurada juventud).
la primer historia que lei de miller fue precisamente, la de juego de niños, y sin ser algo extraordinario, se veí la calidad, hará cosa de 2 años que leí los números de oneil que escribió antes de born again y para nada se comparan con lo visto en juegos de niños
Un futuro prometedor para un artista prometedor. Aun cuando soy el menos fan de él, Frank Miller era alguien muy tenaz y decidido, y lo sigue siendo pese a sus desafortunados trabajos.
Se llegó a elevar muy por encima de la eficacia (también llegó a estar mucho más alto de lo recomendable para la caída …y vaya si hubo caída … aunque muchos de sus devotos tragaron a pesar de ello con cualquier cosa que hizo, por dura que se pusiese la galleta tras 300).
Hombre, lo que hizo en los 80 no se lo puede quitar nadie. Luego ya de 300 para delante entiendo el debate, pero hay que darle al César lo que es del César.
Si hay algo que define a Miller es que como dice el artículo era y es un «flipado», lo cual es un gran don si eres un artista, el no perder nunca la capacidad de asombro y de emocionarse, de tener pasión… es algo que te hace siempre superarte y contagiar a aquel que observa tu obra.
Porque fuera del factor sentimental, es eso lo que te hace aprender realmente. El mirar el trabajo de los demás, diseccionarlo y meterse en su cabeza, empezar a jugar con sus juguetes y sacar resultados distintos. Cuando perdemos esa pasión nos volvemos viejos amargados que nos repetimos más que el ajo, y no quiero ser cruel y dar ejemplos de autores a los que les ha pasado exactamente eso…
🙁
Tal cual, en mi profesión (Soy arqueóloga y profe) si pierdes esa pasión te conviertes en un parásito del sistema como lo sonpor desgracia muchos y muchas de mis compis de profesión.
¿Arqueóloga? ¿Otra víctima de Indiana Jones? Pues oye, tengo una idea rebotando en la cabeza sobre aproximaciones científicas a la investigación sobre tebeos viejos que igual te interesaba, ya hablaremos!
Cuénteme más caballero.
¿Esa cuenta de correo sigue funcionando?
Of course, como el primer día.