Me veo en la obligación de decir que, tras leerme todas las novelas de Canción de Hielo y Fuego y verme Juego de Tronos hasta el final, no tenía ni las más mínimas ganas de volver a los Targaryen, los Lannister, los Arryn y la madre que los parió. Pero no, no, cuando pensaba que ya había pasado todo y HBO iba cancelando proyecto tras proyecto, apareció La Casa del Dragón y ahí estaba yo otra vez. Yo que sé, no debo de tener voluntad…
Y eso que, admito, me dormí a la mitad del primer episodio, con ese Paddy Considine interpretando a un rey Viserys -ay Viserys, que corona más bonita te regaló Aquaman- que en el fondo es un cacho pan que no quiere llevarse mal con nadie, y por eso mismo es competente en algunas cosas e incompetente en otras; llevado por la culpa que siente por haber provocado la muerte de su esposa al obligarla a sufrir una cesaria durante el parto de su hipotético primer hijo varón, Viserys decide declarar como su heredera a su única hija, Rhaenyra (Milly Alcock durante los cinco primeros capítulos y Emma D’Arcy en los siguientes), provocando todo tipo de dudas en el reino porque, al fin y al cabo, la propia legitimidad de Viserys como rey había estado sujeta al hecho de que su prima Rhaenys no era una heredera apta por el hecho de ser mujer. Y esas dudas iniciales hacen mucho mayores cuando Viserys toma su segunda esposa y empiezan a asomar todos los herederos varones que no aparecían por ningún lado en su anterior matrimonio. Si sumamos a todo esto el hecho de que la nueva reina consorte es nada más y nada menos que Alicent Hightower (Emily Carey y Olivia Cooke) una de las mejores amigas de Rhaenyra y la hija de la Mano del Rey, Otto Hightower (Rhys Ifans, siendo un liante adicto al poder como pocos aunque sea a costa de hacer miserable la vida de su propia hija). Y ahí está el tema principal de House of the Dragon, la mierda de vida que acabas teniendo por conceptos de lealtad, honor y, en general, hacer lo que se supone que tienes que hacer más allá de lo que te diga tu buen juicio.
Esto lo vemos constantemente tanto en Rhaenyra como en Allicent, que son incapaces de mantener viva su amistad porque su entorno corre a colocarlas en posiciones absolutamente opuestas. Primero por el ya mencionado Otto Hightower que quiere que sus nietos hereden, sí, luego por el carácter confrontacional de los propios nietos que no reconocen la legitimidad de Rhaenyra, a pesar de que su propio padre Viserys no para de repetir que su hija es la heredera y punto. Y así va pasando la serie, con un Viserys que a ratos es negligente y mira para otro lado porque está cansado de toda esa mierda -y con razón- porque el hubiera preferido dedicarse a otra cosa y usar una butaca del Ikea en vez de la puta mierda esta del trono de hierro que no para de provocarle llagas y que, literal y metafóricamente, lo está matando poco a poco. Es un rey completamente atrapado por el estrés, que se ve completamente impotente mientras su familia se viene abajo. Que no nos engañemos, tanto la interpretación estupenda de Considine como la propia serie en sí no nos plantan a Viserys como el perfecto imbécil que nos presentarían otras series menos «espabiladas», porque el trabajo que se hace sobre el personaje probablemente sea el mejor de toda la serie; Viserys es la personificación de su familia, el pegamento que la mantiene unida, y la única razón por la que se hace con el trono no es porque quiera arrebatárselo a su prima, si no porque tanto él como ella saben que los señores feudales cerrados de mente se habrían sublevado contra una reina y por eso se someten a la decisión del consejo de sucesión formado por ellos.
Porque mucho se habla de la maldición de los Targaryen -ésa que los lleva a cometer atrocidades y los lleva a la locura sin paliativos- pero para Viserys la gran maldición es que no puede conseguir que los suyos vivan en paz. Que intentó hacerlo lo mejor posible y por el camino destruyó a la mujer que amaba, y que luego quiso enmendar ese error proclamando heredera a su hija y con eso lo único que hizo fue ponerla en un camino de la «realpolitik» que la hará completamente infeliz. Absolutamente nadie es inocente en esta historia y hasta podríamos decir que todos son villanos -excepto algunos críos, pero dales tiempo- pero ya poniendo el foco en las dos protagonistas de la historia, tanto Rhaenyra como Allicent, vemos como la paranoia y el miedo ha sido lo que las ha llevado a ir cometiendo pequeños pecados, confiar en auténticos demonios -lo de Allicent con su «confidente» Larys Strong es enfermizo, el muy miserable fue capaz de cargarse a toda su familia con tal de medrar, pero lo de Rhaenyra y su tio/esposo Daemon también se las trae, pero ya hablaremos de eso- y hacer demasiadas cosas de las que no se pueden sentir orgullosas. Pero, por supuesto, hacen lo mejor para el reino.
Precisamente por eso es tan necesaria la coda del antepenúltimo capítulo, el último de Viserys, ha acabado siendo tan importante. Un Viserys completamente demacrado, con un aspecto digno de los caminantes blancos, se desnuda ante su familia y disfruta de ella por fin en paz. Sabemos que el cuerpo le pide tierra y que la única razón por la que sobrevive es por la mera fuerza de voluntad de mantener a los Targaryen unidos, pero esa escena le da tanta paz que casi da la impresión de que en realidad es lo que lo mata, al darle el mensaje a su cuerpo de que la misión está cumplida y que por fin puede descansar en paz, a pesar de que todos los agravios y pequeñas rencillas que hemos ido viendo surgir en la familia están a punto de reventar y auténticos buitres como Larys Strong u Otto Hightower están prestos y dispuestos a sacar tajada. Pero la serie le permite a Viserys ese momento de paz, nos avisa de lo que está por venir y parece hasta descansar por un rato, diciéndonos que todo el trabajo de la primera temporada ya está hecho y que podemos dedicarnos a otra cosa, a relajarnos un rato. Y claro, para los dos siguientes episodios es cuando se lía gorda.
Como no quería ser injusto con La Casa del Dragón y prejuzgarla, con lo que por eso decidí esperar hasta el final de temporada; no nos engañemos, todos estos líos cortesanos ya los habíamos visto -no solo en Juego de Tronos, durante la última década hemos visto una auténtica explosión de series sobre intrigas palaciegas- y también soy consciente de que siempre cuesta arrancar con un nuevo reparto, nuevos personajes a los que cogerles cariño hasta que los destripen o se conviertan en auténticos monstruos. Estoy convencido que de haberla juzgado en sus tres o cuatro primeros episodios habría tenido una visión más negativa de la serie, porque no me entusiasmó precisamente desde un principio. Y aun así, a medida que ha ido avanzando la serie, me he ido encontrando en ella una madurez que no había en Juego de Tronos, una construcción de personajes que va mucho más allá; Porque entre el millón de personajes que tenían las novelas y sus distintas historias, algunos de ellos parecían naufragar en el océano de sangre y violencia, destruidos con su potencial a medio realizar, sacrificados en el altar de una trama superior, mientras que en esta primera temporada de La Casa del Dragón he visto un mimo y un cuidado muy superior con la mayor parte de los personajes, algunos de ellos desarrollados con muy poco pero a los que se entiende rápidamente; los casos más claros son tanto el hijo mayor como el menor de Allicent, el uno completamente irresponsable y hedonista mientras el otro un mediamierda que arrastra un complejo de inferioridad galopante que lo lleva a hacer todo tipo de fechorías de las que hasta él mismo se sorprende. Seguro que tienen un mayor papel en las siguientes temporadas, pero ya solo con esta sabemos de sobra quienes son. Y éso se nota, sobre todo, en Daemon Targaryen.
No sé si lo habéis notado hasta ahora, pero una de las cosas que me apasiona de esto de diseccionar las historias que cuentan otros es la caracterización, la construcción de personajes y como funcionan como motor de la historia. El personaje de Daemon Targaryen -interpretado por Matt Smith, el undécimo Doctor y ahora especialista en cabrones- es uno que, a primera vista, es un elemento de fondo. Hermano despechado de Viserys, Daemon es cruel y pendenciero, disfruta con hacer mal a los demás y es tremendamente temperamental, con lo que desde un principio parece prefigurarse como el villano de la historia y hasta cierto punto lo es, porque en los primeros episodios es el que las va liando, el egoista, el corruptor de menores, el incestuoso, el que lleva a la ruina a su familia. Actua de contrapeso de Viserys en un principio y hasta notamos que lo odia, rechaza el deber que tanto valora su hermano y hasta se venga en la figura de su sobrina, pero en cuanto la toma como su esposa (ugh, putos Targaryen) se convierte en su más ardiente defensor. Sigue teniendo ese sentido venenoso de la posesión y doy por hecho que le va a dar más de un dolor de cabeza a Rhaenyra porque está demasiado acostumbrado a hacer su santa voluntad, pero ese paso de cuasipsicópata sádico a «padre de familia» responsable que adopta a sus hijos bastardos y forma una gran familia de incestuosos que se casan entre ellos -sus hijas de un matrimonio anterior están prometidas con los hijos de Rhaenyra, puaj- me maravilla porque en cualquier otro contexto yo habría cerrado el video y habría quemado la aplicación de HBO. Y aquí funciona perfectamente y el personaje que han creado mantiene mi interés.
En fin, que otro día hablaremos más de esto. Sé que M’Rabo ni se ha molestado a verla porque estaba demasiado ocupado con sus animes sobre Yoshimichi descubriendo su identidad (que me parece muy bien) pero lo que me parece tremendo es que la que sí que ha visto con toda la voracidad del mundo es Rings of Power -más cara, con elfos y esas mierdas- una serie a la que La Casa del Dragón gana por goleada. Porque esto de los fregados palaciegos, y no lo de los Caminantes Blancos, era lo que realmente nos gustaba de Juego de Tronos, y aquí lo tenemos de vuelta, bien construido y con cabeza, con lo que las tramas simplonas de los anillos parece que nos toman por idiotas al pasarse toda la temporada moviendo personajes como pollos sin cabeza con el único gancho de hacer que nos preguntemos dónde está Sauron y quién es el señor del meteorito. Eso y discutir en internet sobre si la pobre Morfydd Clark es fea, porque hay gente que necesita ayuda profesional inmediatamente.
Yo que sé. Cada uno que disfrute con lo que le guste, sí, y otro día hablamos de la otra gran sorpresa de la temporada, la jodida Casian Andor…
Viserys es la clase de gobernante que nadie se toma muy en serio mientras vive, pero que seguro que la gente echó de menos, comparado con lo que vino después («eso con el rey gordo no pasaba», «a quién llamas gordo? ese era un santo»).
No he visto la serie hasta el final, pero creo que no te refieres al hijo menor de Viserys, sino al hijo del medio (quizá arrastra el complejo del hijo del medio?). En las novelas el hijo tercero es el que más se salva de los tres.
Sobre los dragones, yo nunca he compartido la fascinación de algunos por esas criaturas. QUizá porque vengo de Tolkien y D&D, donde son los monstruos más temibles. Y pienso al verlos más «bicho asqueroso» que «maravillosa criatura». Pero debo reconocer que cuando vuelan quedan magníficos a veces. Cuando caminan, parecen murciélagos cuando caen de su estalactita.
El tercer hijo varón no ha aparecido en la primera temporada, por eso no menciona a Aemond como el hijo del medio.
Yo esta vez no me he leido ni los dos relatos ni el «libro gordo», y así ni me he enterado de que han pasado de uno de los hermanos. No sé si lo recuperarán en la siguiente temporada o directamente pasarán de el, pero tal cual está la cosa tengo la sensación de que ha sido una sabia decisión.
Yo me lo estoy leyendo ahora porque quieras que no todo el asunto de la Historia de Poniente y Essos es de mis partes favoritas del trabajo de Martin y tenia un mono que no veas.
Hay gente a quien no le gustó nada Fuego y Sangre, pero no es mi caso. Yo disfruté mucho con algunas partes.
Lo dicho, que yo con esta serie paso de los libros, prefiero que «me sorprendan». Que bastante se ya por lo que contaban en las novelas principales de la serie cuando hablaban de la «danza de dragones».
Y sí, son lagartijas con alas!
Idem.
Bichos asquerosos y peligrosos. Y mira que con los lagartos no tengo problemas.
Yo tampoco la he acabado todavía (y ya veremos cuando me animo … aunque la que va a ser difícil es la de Los Anillos de Poder, que se me ha atragantado de aburrida).
Si te pasas todo el día preguntándote quién es Sauron como si esto fuera Mefisto en Wandavision, supuestamente entretiene más.
Ah, pero …no es evidente? (Y lo digo teniéndola a medias y con poca gana de retomarla) Además, lo menos que se le puede pedir a una serie (vaya del palo que vaya) es que al menos entretenga (calidad al margen incluso). Y no digamos ya con la sobreabundancia actual de oferta (ya casi empieza a hacer falta que algunas plataformas se la dean de narices pero bien ?).
Yo te lo digo porque es de lo que estuvieron hablando los fanses de la misma durante todo su desarrollo, y les apasionaba cosa mala.
Que a ver, no voy a ser cabrón, la serie no está tan mal, pero durante todo su desarrollo fue comparada y enfrentada a House of the Dragon y más allá de los parecidos en cuanto a género no tienen absolutamente nada que ver.
Lo mejor que le puede pasar a un pueblo con su gente de sangre color pitufo (o lo segundo mejor después de que se mueran muy jóvenes, antes de poder empezar a hacer daño) es que pasen muy discretamente por la Historia, como seres grises (y notas anecdóticas). Sí protagonizan eventos ya malo (especialmente para los de abajo?).
Pues en ese sentido Viserys I triunfó del todo, pues aparte de sus rollos familiares, apenas pasó nada en su reinado. Ya digo que luego lo debieron añorar mucho.
Era el tío más normal de todos ellos, su mayor pecado (gordo, lo mires por donde lo mires) fue cargarse a su señora eligiendo la vida de su hijo por encima de ella. Y se pasó el resto de su vida lamentándolo.
Viserys la cagó en muchas cosas. Nombrando heredero a su hija en contra de la ley y tradición. Volviéndose a casar. No casando a Aegon con Rhaenerys (que vale es asqueroso, pero hubiera atajado el problema). Dejando que los dos bandos crecieran. Era difícil para él tener a su hija y su esposa enfrentados.
En la novela me dio pena Viserys, el abuelazo, cuando estando en el Trono se pone al bastardillo de su hija en las rodillas, y todo bonachón le dice «¡algún día te sentarás aquí, chaval!». El pobre debió revolverse en su tumba, y eso que le incineraron.
Sí, pero la guerra de sucesión es en gran parte por su negligencia. Era previsible que la gente no va a aceptar a su hija como reina.
También hay que decir que se pasó demasiados años agonizando, si hubiera estado sano seguramente habría atado la sucesión con más matrimonios y más mangoneos de la nobleza. Que muchas veces parecía que iba por la vida con los ojos cerrados pero buena parte de sus movimientos dejan claro que tampoco tanto.
Nah, no con la actitud de su hija, que le dejan casarse con quien quiera y todavía tiene que buscarle el padre marido porque la niña es incapaz de encontrar un consorte que le sirva. Le dices de casar a sus bastardetes y te la lía.
Para mí la chica la caga autoexiliándose fuera de la capital durante años. De cara al pueblo son mucho más conocidos sus hermanastros.
«El monstruo se alimenta de tus miedos. Si no te dejas dominar por el miedo, no llegará a ser lo suficientemente fuerte como para hacerte mucho daño.» (James Tynion IV).
Lo de casarse entre hermanos es muy Targaryen (aunque la gente lo recuerda como un rollo Lannister por la serie, olvidando que por ejemplo los padres de Daenerys eran hermanos entre ellos). Se hace para conservar la «magia» del linaje. Por ello no les sorprende cuando salen algunos psicópatas cada generación (de hecho lo raro, creo, es que salga gente más o menos normal entre ellos).
La serie me ha gustado bastante. Creo que tiene las virtudes de las temporadas buenas de la primera mitad de Juego: interpretaciones, profundidad emocional del los personajes, conflictos morales (el otro día leía a alguien decir que Juego no había dilemas morales, bonita manera de demostrar que no conoces la obra o no te has enterado de absolutamente nada) construcción del mundo, etc. Pero de vez en cuando le asoma otro de sus mayores defectos: acciones que deberían ser sutiles y quedar insinuadas son cambiadas por otras que buscan el impacto al espectador aunque dañen la coherencia interna (esa escena de los pies de Alicent, ese Criston Cole matando impunemente a puñetazos a un hombre en una boda), pero en general bien.
No creo que Daemon odie a Viserys. De hecho, diría que es a la única persona a la que de verdad quiere. Pero es un psicópata y quiere de la manera más tóxica posible.
<<… el hijo mayor como el menor de Allicent, el uno completamente irresponsable y hedonista mientras el otro un mediamierda que arrastra un complejo de inferioridad galopante que lo lleva a hacer todo tipo de fechorías de las que hasta él mismo se sorprende…>>
Diría que Aemond no hace ninguna fechoría justo hasta el cierre de la serie. Hasta entonces lo más que ha hecho es pelearse de pequeño (y llevándose la peor parte con diferencia en una pelea que no empieza él) y el discurso de la cena (que me parece bastante divertido, un diálogo muy de George Martin.). Hasta entonces, solo es un niño flipado jugando a ser un malote de anime.
De hecho me sorprende que seas más duro con él que con su hermano, que dejan bastante claro que es un depredador sexual y un maltratador infantil.
He de decir que mi personaje favorito de la serie es Alicent, porque creo que es el único de los principales que me genera empatía: está ahí por una situación que genera su padre y que a todas luces la supera, intenta hacer lo correcto la mayoría de las veces y lo que la gente llama ambición yo lo llamo intentar que tus hijos no la palmen porque son un estorbo para su hermanastra una vez esta llegue al trono.
De hecho, me cabrea bastante el comportamiento del fandom juzgando a los personajes con la óptica de la sociedad contemporánea y no de un mundo de moralidad feudal. Han decidido que los negros son los buenos y los verdes los malos, que Alicent es un bicho que traicionó a su amiga (como si en mundo medieval una quinceañera estuviera en posición de negarse a obedecer a su padre, que encima es el segundo hombre más poderoso del continente) y que Rhaenyra es la buena que lucha por algún tipo de progreso imaginario, cuando desde el primer capítulo demuestra ser extremadamente egoísta, es incapaz de mantener las mínimas apariencias y no duda en pasar por encima de los derechos de los Velaryon, de matar y dejar que mueran personas para preservar su posición o que pretende que torturen a un niño pequeño (que encima es su hermano) por decir que sus hijos son bastardos (haberte buscado un amante que se pareciera físicamente a tu marido, retrasada). Pero bueno, no deja de ser la gente que se sorprendían de que Daenerys fuera una mierda de persona cuando llevaba comportándose así al menos seis temporadas.
En realidad no es que quiera ser más duro con Aemond -aunque leído ahora me doy cuenta de que sí que lo he sido, vaya- porque Aegon es un sádico que disfruta viendo peleas a muerte de niños y tal, simplemente Aemond es mejor personaje y es más sofisticado. Y para mi su gran crimen es robar el dragón, éso es lo que provoca la pelea y lo que provoca que se vuelva más y más matón. La escena final no deja de ser la típica del niñato pegándole con el parachoques a otro hasta que, por un descuido, lo echa de la carretera y lo mata. Ups. Pero claro, no dejas de haber causado su muerte aunque sea por imprudencia temeraria.
Y ojo, un comportamiento parecido también lo veo en Allicent. Porque quieras que no gran parte del mal que causa la asusta, y su proceso de corrupción trabaja en ese sentido, «primero actuo por despecho y luego me asusto de lo que mis actos han puesto en marcha». Por supuesto eso no se puede comparar a muchas de las fechorías de Rhaenyra y lo que ha provocado, pero en el fondo aquí nadie es el bueno con el que puedas empatizar y sorprenderte si lo matan, porque Martin no ha querido jugar a eso en ningún momento. El problema es que los espectadores tienden a buscar a ese «héroe» porque casi todas las historias que consumen siguen esos patrones, con lo que se apuntan a un bando como si fuera un equipo de futbol y así les va.
Que cojones, es un poco tonto apuntarse a bandos cuando sabemos de sobra quién va a «ganar»…
Si algo dejan claro es que los dragones eligen a su jinete, asi que los siento por las niñas Velaryon pero eso de que el dragón es de ellas porque su madre era la jinete no se sostiene
Se sostendría si les hubieran dado una oportunidad que el cabronazo les robó.
O estarían chamuscadas, que el bicho ese no es un perro grande.
Mucho hablar de que el dragón elige, pero en toda la serie no hay un solo Targaryen chamuscado por intentar domar el dragón equivocado.
No perdamos la esperanza
Yo por mi que los achicharren a todos, pero sin leer los libros sabemos que por lo menos uno/a va a sobrevivir!
Hombre, se supone que ya tienen bien controlado el proceso de selección y cría, y además cada Targaryen quizá sepa instintivamente qué dragón le conviene.
En las novelas algún cretino ha salido achicharrado de vez en cuanto.
Alguno no, un flipao que intentó robarle sus dragones a Daenerys. Que esa es otra, Martin disfruta mucho creando iluminados/elegidos que serían el protagonista en otro tipo de historia y cargándoselos de la manera más cruel.
Ese flipao era simpático, y quizá la persona más bien intencionada del último libro. Hasta tiene un blog dedicado: poor Quentyn.
Yo lo de que Galadriel fuera fea no lo había leído nunca. Su problema es que mide como metro y medio, joder que el hijo de la novia del elfo tiene una escena con ella y es más alto. Mucha elfitud no desprende así.
Pues fíjate que en D&D originalmente los elfos median como metro sesenta.