Dado el convulso estado en el que se encuentra el mundo ahora mismo, donde encender la tele, abrir un periódico o entrar en Internet supone encontrarse con los mismos acontecimientos narrados de incontables formas diferentes, nada mejor para terminar la semana que relajarnos y viajar al pasado para descubrir un pequeño clásico del 2000 A.D. Nos toca viajar hasta 1978, hasta dos pequeñas historias en las que dos clásicos con mayúsculas como son John Wagner y Brian Bolland presentaron a los lectores de la época las primeras Olimpiadas Lunares. Un acontecimiento deportivo sin precedentes en el que deportistas de todo el mundo y de su satélite compitieron por la victoria, mostrando en todo momento una deportividad envidiable… hasta que dejaron de hacerlo…
El año es el 2061 y en Luna City-1, un territorio en la superficie lunar que de acuerdo a un tratado internacional pertenece a los gobiernos de Mega City-1, Mega City-2 y Texas City, se celebran las primeras Olimpiadas Lunares abiertas a competidores de todo el mundo. Un evento sin igual en el que el recién elegido Juez Marshall de Luna City, Joseph Dredd, tiene en sus manos la complicada tarea de mantener el orden, y especialmente la ley, entre los colonos lunares y los miles de deportistas llegados de todo el mundo. Pero cuando alguien trata de sabotear los juegos, provocando un desafortunado incidente entre los jueces de diferentes naciones, estos tomaran un cariz muy diferente convirtiéndose en unos juegos de guerra…
Lo admito, he mentido al principio, esto no se trata de evasión y de olvidar el presente. Se trata en realidad de hacer lo que he hecho a menudo estos últimos años, afrontar y tratar de desdramatizar la realidad a través del prisma de la ficción, utilizando para ello una historia que tristemente refleja numerosos aspectos de nuestra actualidad (o como dice Diógenes “¡Es lo de la pandemia otra vez!”. Y es que como sucedía con las recientemente reseñadas y mencionadas Apocalypsis War o Invasion! encontrar precedentes en la ficción acerca de los rusos, llámense soviéticos, volgans o sovs, invadiendo otros países de forma brutal, despiadada y sin mas provocación que la ambición de sus lideres, es de lo mas corriente. Que este es un tema que se exploto hasta la saciedad durante la guerra fría y mucho después de que esta se calmase un poco en todos los ámbitos de la ficción. Y naciendo Dredd como personaje a finales de la década de los setenta, estos temas se tocaron muy a menudo a lo largo de su historia llegando hasta nuestros días.
Pero en las historias que vamos a conocer hoy todo esto se trata desde una forma mas lúdica y con cierta superficialidad, que después de todo son un par de historias cortas de cinco paginas cada una que no dan para profundizar demasiado en todo esto. Y entre deportes imposibles que gracias a la baja gravedad lunar se convierten en espectaculares, deportistas que tratan de hacer trampa no solo con esteroides sino con miembros biónicos, y la tensión típica en una competición de este nivel, se desata también la tragedia.
El muy publico asesinato de un deportista de East-Meg para sabotear la participación de estos en los juegos, combinado con la brutalidad de sus jueces y la mutua paranoia entre estos y los de Mega City-1, se convierten en el caldo de cultivo perfecto para que estas Olimpiadas Lunares den paso a la primera Guerra Lunar.
La guerra estalla demasiado convenientemente, los Jueces Sovs habían llegado tremendamente preparados con armaduras de combate y armas sin igual que hacían pedazos las defensas lunares y arrasaban con sus defensores. Y como el propio Dredd señala, para ellos esa guerra no es mas que una excusa para apropiarse de territorios que no son suyos. Uno de esos momentos en los que uno desearía que John Wagner no hubiese sido tan visionario (aunque en realidad simplemente reflejaba una realidad que se repite constantemente).
Aunque no podemos olvidarnos que estamos leyendo una guerra publicada en las paginas de 2000 A.D. por lo que esta es cualquier cosa menos convencional y la sátira descarnada reina a sus anchas. Esta guerra, como las del mundo real, tiene una serie de reglas que se supone se respetan, pero habiendo nacido este mundo de una guerra nuclear mundial que arraso el mundo, aquí son mucho mas estrictas. Las guerras se desarrollan entre equipos de cuatro soldados por bando mas un reserva, y el vencedor puede reclamar territorios del bando perdedor como “premio”. Una forma de combatir que ojala se utilizase en el mundo real.
Y tristemente menos fantasioso es otro aspecto de las guerras el que nos muestran aquí Wagner y Bolland, el de la guerra como espectáculo. A lo largo de la historia nos encontramos continuamente con un presentador de televisión narrando esta guerra como si se tratase de un evento deportivo mas, animando a sus espectadores a sentarse ante la televisión para disfrutar de toda la acción de este “espectáculo.” (aunque en honor a la verdad Bolland consigue que si que sea un espectáculo. para nosotros los lectores). Una actitud no demasiado diferente de la que esta ultima semana habremos encontrado en mas de medio de comunicación, solo que como siempre en 2000 A.D. llevada hasta el extremo y con algo mas de honestidad que en el mundo real.
Una actitud que como deja bien claro el propio Dredd es repugnante (y eso que no era la época de los incontables “expertos todólogos”, esos que actúan como eminencias sobre cualquier tema que toque ese día explotar para rellenar la programación) tanto como lo es la guerra en si. Unas declaraciones que a juzgar por el resto de su obra probablemente sea la opinión del propio John Wagner. Por desgracia ese mensaje tan claro y conciso como obvio que por desgracia no comparte todo el mundo, especialmente aquellos que se encuentran en el poder.
Y no podemos terminar sin hablar del gran trabajo que hace aquí un joven Brian Bolland que en estas diez paginas escasas ya muestra un nivel de detalle extraordinario a la hora de dar vida a sus personajes y los escenarios por lo que se mueven, un gran dominio de la expresividad y de los gags visuales. Motivos todos ellos que acabaron convirtiéndole en uno de los mejores dibujantes de su generación.
Como digo a menudo, historias como estas son el mejor ejemplo de lo grandes que fueron estas revistas de cómics en aquellas décadas en las que se atrevían casi con todo. Historias que afortunadamente parece que están teniendo una nueva oportunidad en España que espero que triunfe para que los lectores que no dominen el ingles puedan disfrutar de este enorme legado. Y yo ya aviso que tal y como están las cosas en el mundo no descarto volver a retomar el hablar de otras ficciones de esta temática, que aun no he reseñado el Chaos Day, también escrito por Wagner, y es otro de esos cómics que vale la pena leer…
Si ya me lo veía venir yo, que acabarías escribiendo «De tercera guerra mundial con…»
Eh, que la tercera guerra mundial ya sucedió para ellos y fue la que llevo al poder en lo que quedo en Estados Unidos al Departamento de Justicia del Juez Fargo! Infórmate un poco!
No no, yo digo la tercera guerra mundial de verdad, no en el Juez Dredd!
Pero yo hablo de ficción divertida! no pienses en la realidad!
Usease, que lo de hace un par de años eran pandemias divertidas??
Las de ficcion si! O me vas a decir que todas las veces que superman o supergirl se contagiaron de algo no era divertido?
Jajaja era un tour por guerra mundial Z y TWD imagínense vivir en nomansland o en un ser continúo de Punisher
Bueno, esto es un reflejo de la epoca en un contexto de guerra fria. En cualquier olimpiada de los setenta u ochenta se repetia eso de «mi equipo de hockey o baloncesto gana al tuyo asi que mi sistema politico es mejor».
Vamos la ley de la velocidad y el tocino aplicada al deporte y la propaganda geoestrategia.
Al igual que con el coronavirus ¿Se puede aportar ejemplos?
Asi haces una serie de artículos, con temática de invasiones.
El tema es que si nos limitamos a las invasiones provinientes del Este, será más difícil.
El primero que se me ocurre. ¡El Principe Valiente! La defensa de Andelkrag frente a las hordas hunas.
Aunque Foster hace una mezcolanza entre la horda de Atila, y la muerte de Ogodei que fue lo que salvo a Europa cuando ya iban en dirección a Viena.
¿»La Sombra del Buitre» de R.E. Howard con el asedio de Viena contaría?
Es M’Rabo, cuenta todo lo que le apetezca a ÉL!
Tendría que mirarlo, no soy un experto en Conan. ¿De donde venían los invasores?
Pues no es un relato de Conan (aunque lo adaptaron para los tebeos de Marvel); es una historia de ficción histórica que transcurre durante el asedio de Viena por parte de los ejércitos del imperio otomano de Suleimán el Magnífico.
Como curiosidad, el relato tiene dos protagonistas: Gottfried von Kalmbach, un caballero germano de la Orden de Malta, desencantado, pendenciero y borrachín, y una tal Sonia la Roja de Rogatino, que aunque no aparece hasta mitad del relato, se adueña de la escena y de la narración cuando lo hace, y que es la inspiración de la «Red Sonya» de Marvel (y que me perdone Roy Thomas, pero la caracterización de la Sonia de Rogatino se come con patatas a la Sonya de Hyrkania).
Vale. Ya me doy por enterado. Ya sabía lo de Sonya pero no lo del resto que cuentas..
Pues no debería valer, parece que tienen que ser especificamente rusos según M´Rabo.
El ejercito del Lazo Rojo de Dragon Ball. Ese General White en su torre rodeado de nieve es ruso totalmente. Y ese primer encuentro que tiene Goku con ellos, en la invasión que hace el Coronel Silver con sus tanques en el bosque.
Ojalá… Pero M’Rabo primero tendría que leerse Dragonball.
Que no lo ha hecho.
Porque solo se vió Z.
¿Entendéis ahora que me de asco?
Anda que no le hizo una putada Thomas a Marvel al decir que estaba basada en ese personaje, podían habérsela quedado perfectamente y ahora ya ves, Conan Propierties paseando el bikini de chapa por todas las editoriales que les viene en gana.
Eh, no le des ideas que entonces este se emociona de verdad y lo hace! Menos mal que ahora mismo está demasiado ocupado con el BL, que si no…
Podría hablar de nuevo de Yuri on Ice, que salía un Ruso que quería invadir Japon penetrando en territorio japonés por el sur…
Ahora lo que toca son tiranos rusos sedientos de sangre.
segun en una Conque se comento de Bolland era muy muy detallista y atrasaba el trabajo y no le gusta que retoquen su trabajo; además que salio muy dolido por The Killing Joke (el lo refiriio en la convencion en Mèxico) de los retoques y rotulados (eso dijo, no coloreados, rotulados) de un Higgins que no respeto indicaciones y que Moore no le intereso la historia apesar que el lo invito cuando Giordiano no queria saber nada de Moore y que el solo dibuja historias que el puede entintar, colorear y escribir (por cierto no vendio la nueva reedicion de su broma mortal coloreada por el mismo y si existe diferencia (en el precio y el arte)
De Bolland he leído que en sus inicios compartía trabajo con Dave Gibbons para un comic a publicar en Nigeria (Powerman) y que se asombro al ver como Gibbons era capaz de terminar una pagina entera en un solo día y el no.
no sé porque el Juez es un personaje que nunca me ha llamado la atención … pero será motivo para darle una oportunidad.
Ten cuidado o M’Rabo se te aparecerá en la puerta de casa a contarte el evangelio de 2000AD…