Ayer me di cuenta de que llevaba todo lo que llevamos de año sin reseñar ningún BL, así que hoy toca corregir eso inmediatamente. Y para ello nada mejor que otro de esos Doramas (¡se llaman así!) que he descubierto hace poco, Utsukushii Kare, también conocido en occidente como My Beautiful Man. Un drama romántico que se aleja radicalmente de los otros que había reseñado previamente y que nos ofrece una visión a ratos perturbadora de lo que pueden ser este tipo de historias pero cuyo enfoque diferente resulta refrescante. Así que vamos a regresar a Japón una vez mas para descubrir que tiene que ofrecernos esta miniserie de seis episodios.
Hira (Hagiwara Riku) se encuentra en su ultimo año de instituto y sus complejos y problemas de autoestima le han llevado a querer pasar lo mas desapercibido posible, como si no existiese. Todo lo contrario que su nuevo compañero de clase Kiyoi (Yagi Yusei), quien nada mas aparecer se convierte en el centro de todas las miradas. Atractivo, seguro de si mismo y con aires de triunfador, todos los chicos quieren ser como el, todas las chicas quieren salir con el, y Kiyoi parece disfrutar con su estatus en la clase. Alguien que desde el primer instante atrapo a Hira de forma irresistible convirtiéndole en una suerte de lacayo a las ordenes de ese compañero que parece estar por encima de todos y que a veces, muy de vez en cuando, parece mostrar algo de simpatía por Hira…
A veces da la impresión de que el BL se nutre principalmente de historias tiernas e idílicas en las que aunque sus protagonistas se encuentren algún obstáculo en su camino el amor siempre acaba triunfando. Algo en lo que influye sin duda que ese tipo de historias suelen ser las mas “seguras” y vendibles para publicar o convertir en series y películas, creando desde fuera una imagen un tanto equivocada. Pero lo bonito de este genero es que en el cabe de todo, incluyendo historias como esta en la que sus protagonistas tienen unas vidas que son cualquier cosa menos idílicas y que la relación que mantienen rebosa toxicidad por los cuatro costados. Y esto es lo que nos encontramos en este dorama basada en la serie de novelas de Yuu Nagira.
Durante los primeros episodios Hira es el protagonista y narrador de la historia. Un joven poco agraciado, con problemas de fobia social, un tartamudeo que le impide comunicarse cada vez que se encuentra mínimamente nervioso y cuyos padres se han mudado a otra ciudad por cuestiones de trabajo dejándole solo en la casa que heredaron de su abuelo. Hira de una forma u de otra siempre ha estado solo, o al menos se ha sentido así, convencido de que la existencia que lleva es la que se merece, que no es digno mas que de ver desde lejos, o a través del objetivo de su cámara, como los demás son felices. Y cuando Kiyoi aparece en su vida descubre una atracción extraña que no acaba de entender pero que le lleva a adorar a su compañero de clase como si se tratase de un rey o un dios, algo lejano e inalcanzable que jamas se dignara a mirarle mas que como a un sirviente, creando entre ambos una relación enfermiza.
Y Kiyoi parece ser exactamente eso, un triunfador frio y distante, alguien que parece que va a conseguir todo lo que se proponga en la vida y que disfruta en extremo de la adoración de los demás. Pero un encuentro casual con Hira fuera del instituto provoca que esa fachada se agriete un poco y podamos ver que se esconde detrás, cambiando ligeramente la dinámica entre ambos y ocasionando que la actitud de Kiyoi cambie ligeramente, casi de forma imperceptible, y llevándole a actuar de vez en cuando de forma afectuosa con Hira, protegiéndole incluso del maltrato del resto de sus compañeros de clase. Pero cualquiera que fuese la relación que se fraguaba entre ambos esta termina cuando acaban el instituto y pierden el contacto.
Un tiempo después ambos se reencuentran, aparentemente por azar, pero para entonces la serie cambia el punto de vista de la narración y descubrimos quien es Kiyoi realmente, reviviendo incluso algunos de los momentos de los episodios previos desde su punto de vista y descubriendo que las cosas no eran lo que parecía. Kiyoi, como Hira, y a pesar de las apariencias, también carga con un montón de problemas. Hijo de padres divorciados que cuando rehicieron sus vidas con sus nuevas parejas y nuevos hijos le dejaron de lado, Kiyoi también se ha sentido siempre muy solo. Su apariencia de triunfador una fachada, siendo en realidad alguien tremendamente inseguro que ha visto como ninguno de sus sueños se cumplía y que aunque no lo admita ni ante si mismo, echa de menos a ese alguien que le quería de forma incondicional sin buscar nada a cambio mas que su compañía.
Y así como esta serie es la historia de dos personas lastradas de problemas, cuyos complejos les impiden decir, incluso entender lo que sienten, que ambos se encuentran convencidos de que no se merecen ser queridos, y que cayendo en una espiral autodestructiva que deriva en una relación intermitente y muy toxica que ni ellos mismos saben como definir ni poner fin. Algo que comienza a cambiar cuando ambos son capaces de sincerarse tanto entre ellos como consigo mismos, derribar todas esas barreras que se han creado para protegerse y comenzar a sanar y comenzar un nuevo episodio de sus vidas mas honesto y feliz.
Una serie en la que me ha sorprendido especialmente Yagi Yusei en su papel de Kiyoi, ya que este cantante (miembro de la banda de Jpop Fantastics from Exile Tribe) apenas tiene experiencia como actor pero ha demostrado aquí que de seguir en esta profesión tiene mucho futuro. Kiyoi es un personaje tremendamente reservado, que nunca deja que nadie vea como es realmente o lo que siente, y Yagi Yusei ha sabido mostrar muy bien esa contención en momentos muy sutiles, escenas en las que incluso sin palabras consigue transmitir al espectador quien es realmente Kiyoi, anticipándonos las revelaciones de los episodios finales.
A pesar de que a la serie le hubiese venido muy bien tener un episodio mas para desarrollar mejor el tramo final de la historia, que puede resultar un poco apresurado en su ultimo episodio, Utsukushii Kare ha resultado ser una muy grata sorpresa, no solo por el muy buen nivel de todos los implicados delante y detrás de las cámaras, sino también por su forma de poner el foco en un tipo de relaciones menos idílicas pero quizás (tristemente) un poco mas autenticas. Por eso espero que la historia de Hira y Kiyoi no se quede aquí y la serie cuente con un par de temporadas mas que adapten el resto de novelas en las que se basa y ver como continua el camino de estos dos hacia una relación mas sana.
Aprovecho este hueco que M’Rabo me ofrece de forma tan generosa para decir que tengo un Patreon https://www.patreon.com/pantarujez y que en breve empezaré a ofrecer recompensas y todo, vaya que sí.
Deja de secuestrar mi BL para tus chanchullos capitalistas!
Hombre, era por hacer algo útil con tu post…
Mi post ya hace algo útil, hablar de una gran serie que todo el mundo debería ver!