Si ayer hablábamos de uno de los mayores genios que nos ha dado Japón en el terreno del manga y el anime, hoy toca despedir la semana hablando de uno de los pocos que pueden ponerse a su nivel, Hayao Miyazaki. Y para hablar de el nada mejor que hacerlo a través de una de mis películas favoritas de toda su filmografía, Porco Rosso. Una película que casi tres décadas después de su estreno sigue siendo tan espectacular y emotiva como en su día y una de esas cintas que todo el mundo debería ver al menos una vez.
En los cielos del mar adriático no hay un mejor piloto que Marco Pagot, un antiguo héroe de la primera guerra mundial que se gana la vida como honorable cazador de recompensas y que se encuentra afectado por una extraña maldición que le ha dado la apariencia de un cerdo y el apodo de Porco Rosso. Un piloto imbatible que se ha ganado el odio de todos los piratas aéreos de la zona, quienes han contratado a un arrogante piloto estadounidense para que acabe con el y poder reanudar con tranquilidad sus actividades delictivas. Pero durante esa frágil paz de posguerra y con el fascismo acechando en el horizonte, quizás haya algo mas importante para estos pilotos que la fama o la gloria…
Pese a que es difícil escoger favoritos entre una filmografía tan llena de grandísimas obras como la de Miyazaki, sin duda para mi Porco Rosso es una de ellas, una de esas películas que nunca me cansaría de ver, y no dentro del anime sino del cine en general. Una película que podría haber sido muy diferente, ya que originalmente estaba planeado que fuese un cortometraje basado en The Age of the Flying Boat (Hikōtei Jidai en japonés), un manga del propio Miyazaki, que mostrar a los pasajeros de Japan Airlines. Pero el proyecto creció y se acabo convirtiendo en una película como hay pocas.
Bajo esa apariencia de cine de aventuras sobre ases del aire ambientado en una visión romántica de la Europa de entre guerras hay muchísimo mas de lo que parece a simple vista, como sucede con todo el cine de Miyazaki. Aquí nos encontramos con una de las pocas películas de Miyazaki cuya acción se sitúa en un lugar y periodos muy concretos y reales, algo que hizo con una intención muy clara. Nos encontramos ante una película cuya acción se desarrolla ente las costas Italianas y la de Dalmacia, lugar este ultimo donde se encontraba el territorio que se le había prometido a Italia a cambio de abandonar la Triple Alianza durante la primera guerra mundial, promesa que no se vio cumplida y que fue fue una de los argumentos que utilizaron Mussolini y sus fascistas para llegar al poder, el vengar esa traición. Y dado que la producción de Porco Rosso coincidió en el tiempo con el estallido de la guerra civil en lo que entonces era Yugoslavia, de la que Dalmacia había formado parte desde el final de la segunda guerra mundial, esto llevo a Miyazaki a darle un tono mas serio a su película y a incluir ciertos elementos como el ascenso al poder del fascismo en Italia.
Esto es algo que se deja sentir, aunque a veces de forma muy sutil, a lo largo de toda la película, como Italia esta cambiando lentamente a peor. La gente tiene mas miedo, Porco se sorprende y disgusta ante los despliegues militares patrioteros en las calles y el gobierno busca reclutar a todos los pilotos que pueda para aumentar sus filas, buscando incluso pilotos entre las filas del aire y tratando de convencer al propio Porco que vuelva a la fuerza aérea, un momento que ha dado pie a una de mis diálogos favoritos de la historia del cine y que he utilizado como titulo de este articulo. Elementos a través de los cuales Miyazaki buscaba establecer paralelismos en lo que estaba sucediendo en Yugoslavia, en como de nuevo se repetía la historia y el fascismo, disfrazado de nuevo como patriotismo y nacionalismo se utilizaba como una excusa para justificar las ansias de poder de algunos.
Pero dejando a un lado su trasfondo histórico y político, para mi Porco Rosso sigue siendo por encima de todo una de las historias de amor mas bonitas que me he encontrado en la ficción. La historia de amor entre Gina, la viuda de uno de los mejores amigos de Porco y el mismo. Dos adultos que a pesar de quererse mucho a veces casi actúan como adolescentes, sin atreverse a dar un paso adelante, sin decir lo que sienten, en buena medida porque Gina aun espera a que Porco, quien para ella siempre ha sido Marco, supere los complejos que acarrea por culpa de la maldición con la que carga y sea capaz de aceptar el amor que ella siente por el. Y aunque se deja un poco en el aire (nunca mejor dicho que en una película como esta) el destino de estos dos enamorados, solo hay que fijarse un poco en los detalles de los momentos finales de la película para intuir cual ha sido el destino de ambos.
Y ya si hablamos del aspecto mas técnico de la misma, no creo que haga falta decir que tratándose de una película del Estudio Ghibli, esto se ha cuidado con un mimo increíble. Porco Rosso, pese a carecer de esos despliegues de fantasía que caracterizan otras películas de Miyazaki, es sencillamente espectacular a nivel visual, aunque de otra manera. Esta película consigue transmitir esa extraña sensación casi de nostalgia por épocas y lugares que no hemos conocido a través de la belleza de estas pequeñas islas del adriático donde se desarrolla la acción y esos cielos eternos a través de los cuales surca Porco Rosso a bordo de su avión.
Unos cielos que sirven de escenario para algunos de los combates aéreos mas espectaculares y divertidos que he visto en mucho tiempo, combates en los que no muere nadie porque Porco se niega a matar a sus adversarios y es demasiado testarudo para morir. Haciendo todo ello, y un diseño de personajes, decorados y vehículos, y una increíble. banda sonora a cargo como casi siempre de Joe Hisaishi, que esta película siga maravillando como el primer día a pesar de las tres décadas transcurridas desde su estreno.
Supongo que no es necesario añadir que no solo recomiendo ver esta película cuanto antes a quienes aun no hayan disfrutado de ella (y como envidio esa sensación de poder verla de nuevo por primera vez) sino toda la filmografía de Hayao Miyazaki, uno de los mayores genios que ha dado el cine y uno de esos directores de los que vale la pena ver cada película. Director del que aun esperamos el próximo estreno de “How Do You Live?/Kimi-tachi wa Dō Ikiru ka” y de que le queden ganas y fuerzas para darnos alguna que otra película mas.
En esa época la recién nacida Yugoslavia y Italia se disputaban Fiume, en el Adriático. Entre dimes y diretes, esa ciudad fue independiente un par de años y un refugio de piratas y poetas. Como el delirante d’Annunzio, que parecía un personaje de Hugo Pratt.
Porco rosso es tal genial que merece un juego de rol (lo cual para mi es un gran piropo). La brillante estética, los geniales combates, el sutil y lírico romanticismo…
Curiosamente la mujer que más recuerdo no es Gina sino la chica mecánica, tan decidida, y sus abuelas, tías y primas tan animosas.
Esta es una pelicula colosal y diferente a todas.
Ella sola es un subgénero del cine. Lo tiene todo.
Histórica y fantástica, lírica y prosaica, seria y humorística, nostálgica y descubridora, infantil y para adultos, todo al mismo tiempo.
Miyazaki y compañia crean clásicos eternos instantaneos y esta es tal vez la mas atemporal de todas sus obras.
Mágica a tantos niveles que apabulla. Todas las escenas son evocadoras y sutiles.
La escena de la cabriola delante del avión de pasajeros, que Marco hace para los niños y el ¡Oooohhh! que levanta es precioso. Esta película se ha hecho por el placer de hacer una cabriola. Así de simple.
La escena de la huida del taller a traves del rio, con las mujeres sujetando la cuerda para poder tomar el giro, tiene más acción que mil películas que pretenden ser de acción.
La diseñadora de aviones que está para… ¿Para que? ¿Para ser el narrador en off; el acompañante del heroe en sustituto del espectador; la posible escapada del heroe a otra vida? ¿Todo al mismo tiempo?
La chanza con la que Marco se dirige a sus rivales del aire, como ellos se preocupan de que Marco esté bien aunque contraten a un mercenario vontra él, saben que en el fondo todos se lo pasan bien, están jugando.
Ese Marco que en el fondo es Miyazaki. Pero también es Corto Maltes que también es Hugo Pratt.
Esa europa que está mil veces mejor retratada por un japonés que por cualquier europeo.
Esa sensación de que alargas la mano y tocas el aire, el mar y el sol del mediterraneo.
Ese final sin final que es el mejor final.
¡Qué delicia!
Es verdad que la obra tiene un aire aventurero romántico muy Hugo Pratt.
Se habló durante un tiempo de la posibilidad de hacer una secuela que se habría llamado «The Last Sortie» y transcurrido durante la Guerra Civil Española. Con esa premisa, apuntaba a dramón.
Con eso me siento dividido, por un lado es una pena que no se llegase a hacer, pero esta película es tan redonda que no se que podría haber aportado una secuela.
Segundas partes nunca fueron mejores, pero con semejante artista, nunca se sabe.
nada, nada aportaria. a aunque si hubieran escuchado hablar de la defensa cantabrica que narraba un amigo de la familia y como detestaba a los fascistas cuando lo entrevistaron (llego de refugiado y pidió en sus últimos años de vida, que alguien de su familia cuando muriera Franco cagara la tumba de este) seria triste pero digno
Soy fan de Ghibli, pero debo ser raro, porque Miyazaki NO es mi director favorito en Ghibli.
Prefiero a Takahata. Me parece que sus películas son mejor elaboradas artísticamente. Ver como en Only Yestarday los recuerdos de la chica son más o menos detallados visualmente en relación con la importancia de esos recuerdos para la chica es excepcional.
Hace poco ví que compartían un post en facebook sobre cómo Junji Ito es, aparentemente, un tipo muy risueño, mientras que Hayao Miyazaki es más bien negativo. El «chiste» es, obviamente, el contraste entre la personalidad de estos artistas y sus obras. Desconocía ese aspecto de Hayao Miyazaki, sinceramente me parece preocupante, ahí parecía tener una fuerte depresión