Después de este mini-maratón de películas de Kong que me he pegado esta semana y de haber acabado dedicándole casi una semana temática (por accidente) al personaje, no podíamos acabar dicha semana sin echar la vista atrás y recordar la película que lo comenzó todo, King Kong. Una película que disfrute muchísimo de niño y que hacia décadas que no había vuelto a ver, encontrándome con este revisionado con que los ochenta y ocho años que han pasado desde su estreno le han sentado mas que bien y que sigue siendo de lo mas disfrutable y apasionante. Así que retrocedamos unas cuantas (muchas) décadas en el tiempo para reencontrarnos con el origen de uno de los monstruos mas icónicos de la historia del cine.
El director de cine Carl Denham no se detiene ante ningún riesgo para hacer películas cada vez mas espectaculares, sin importarle demasiado jugarse su propia piel para conseguir sus objetivos. Por ello para su nuevo proyecto ha decidido ir un poco mas allá y ha embarcado a su equipo rumbo a lo desconocido, hacia una isla que solo existe en rumores y leyendas y donde Denham espera poder rodar su películas mas grandiosa. Pero lo que van a encontrar allí superara todas sus expectativas y cambiara sus vidas para siempre si son capaces de sobrevivir a la experiencia…
Como decía al comienzo hacia décadas que no veía esta película y tenia un recuerdo nebuloso de ella, el argumento a grandes rasgos, alguna escena icónica y poco mas, por lo que verla de nuevo ha sido prácticamente una nueva experiencia. Y aparte de encontrarme con alguna “sorpresa” que otra como que esa parte mas icónica que mejor recordaba con Kong en Nueva York apenas son veinte minutos al final de la película o que esta es mucho mas violenta de lo que recordaba, la mayor sorpresa que me he llevado ha sido el encontrarme con lo bien que King Kong ha aguantado esta el paso del tiempo.
King Kong sigue siendo una película de aventuras divertidísima y apasionante, con un ritmo mas que notable que no decae en ningún momento, pese a que ese final en Nueva York no acaba de ser tan espectacular como todo lo que sucede en la isla, pese a ser la parte mas recordada. Película que vista a continuación de sus versiones modernas nos deja claro de esa nula/escasa caracterización de sus protagonistas humanos bebe directamente de la versión original (bueno, y de todo el genero de aventuras clásico) la mayor parte de los personajes son sus profesiones y poco mas, e incluso de aquellos con mas protagonismo se nos cuenta lo justo y necesario, y la película fluye mucho mejor por ello. Algo de lo que podría aprender mas de uno, que no todas las películas ni todos los personajes necesitan tener una compleja historia detrás.
Y siguiendo la tradición tan de moda en la época del cine de aventuras en la jungla (siendo Tarzan el máximo exponente) quizás con influencias de clásicos como La tierra que el tiempo olvidó de Edgar Rice Burroughs o el Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle entre muchas otras historias de reinos inexplorados poblados por criaturas míticas, y basado en un guion del novelista Edgar Wallace, se construyó esta apasionante historia de aventuras que tanto ha influido y sigue influyendo, en el cine desde entonces. Pero dejando a un lado influyente que ha sido esta película para el cine en general o lo divertida que sigue resultando, sin duda lo que mas ha contribuido a que esta película sea considerada por méritos mas que sobrados todo un clásico es su apartado visual.
En ese terreno King Kong es absolutamente espectacular, siendo una película repleta de proezas técnicas que no soy capaz de imaginar lo que debieron suponer para el publico cuando se estrenó la película en 1933. Y es que combinando numerosas técnicas cinematográficas innovadoras en aquellos años, esta película sigue siendo una delicia para los ojos casi un siglo después de su estreno. Fondos pintados sobre planchas de cristal superpuestos ante la cámara, retroproyección sobre pantallas traslúcida, miniaturas y stop-motion, todo combinado con una meticulosidad, precisión y talento integrando todos esos elementos con los actores (en alguna escena que otra combinando todas las técnicas al mismo tiempo) que consiguen que incluso hoy en día, donde tenemos un cine y televisión con unos efectos especiales que hacen que resulte difícil diferenciar entre realidad y ficción, lo que vemos aquí siga resultando impresionante.
Y sin duda en este apartado lo mas merecidamente recordado es el trabajo de los animadores de stop-motion Willis H. O’Brien (quien seria mentor de Ray Harryhausen) y su asistente Buzz Gibson, quienes se encargaron de dar vida a Kong y al resto de monstruosas criaturas que habitaban esta peculiar isla. Un trabajo duro y extremadamente complejo que en algunos casos, como el enfrentamiento entre Kong y el Tiranosaurio, les llevo casi dos meses completarlo, pero viendo el resultado valió muchísimo la pena el duro trabajo y la infinita paciencia.
Otra sorpresa que me he llevado, aparte de su espectacular apartado técnico, es que había asumido, basándome en mis nebulosos recuerdos de la ultima vez que había visto la película, que Kong aquí era simplemente un monstruo y punto, pero pese a que su personalidad no se encuentra tan desarrollada como en las versiones mas modernas, el personaje es algo mas complejo de lo que recordaba. Porque aunque aquí es mas monstruoso de lo que ha sido en los posteriores remakes (aquí los nativos se protegen de el con murallas y sacrificios en vez de tenerle como protector) Kong sigue siendo un personaje trágico que tenia una existencia relativamente tranquila hasta que un puñado de estadounidenses invadieron su hogar y le llevaron como un trofeo a su país donde encontró su triste final. Y aunque no es tan fácil empatizar con el como en las películas mas recientes (eso de comer gente como quien come aperitivos o secuestrar mujeres queda feo) es difícil no sentir algo de pena por un ser como este, que no deja de ser un animal que solo seguía sus instintos.
Viendo de nuevo esta versión original de King Kong es fácil entender la fascinación que ha despertado este personaje desde su creación, que ha protagonizado innumerables remakes, homenajes y parodias a lo largo de las décadas y que a día de hoy esta mas de moda que nunca. Una película que además me ha servido para respetar aun mas el trabajo de estos pioneros que con unos medios tan artesanales fueron capaces de crear algo como esto, capaz de transcender el medio para el que fue concebido y convertirse en historia del cine y la cultura popular. Pero también es un recordatorio para aquellos que sienten “alergia” hacia el cine clásico (que por desgracia he conocido a demasiados así) de que en el pasado del cine hay muchas joyas como esta que merece la pena descubrir.
Jo con la semana de los monos, lo llego a saber y el lunes pasado hablo de Congo!
Donkey Kong hubiera sido mas apropiado
Si llego a saber que ibas a hablar del King Kong original te decía de ponerlo el miercoles, que era el aniversario de su estreno! Si es que no eres detallista, hablas de lo que te sale de las narices y así acabamos!
Si fui yo quien te dio esa información porque tu no tenias ni idea!
faltaria Gorilas en la niebla
Yo voy a soltar una reflexión para dar que pensar.
¿Realmente necesita Kong que le hagan sacrificios?
Viendo lo que hay en el film, la primera vez puedes decir que sí. Que Kong exige sacrificios que se le ofrecen para tenerlo apaciguado, y que los humanos han creado una inmensa muralla para protegerse de él.
Pero luego, con un poco más de conocimiento de los mecanismos psicológicos de la masa. ¿No será que los de la tribu han encontrado en ese culto al dios mono su Zeitgest, su identidad como nación?
Porque a un mono saltarse ese muro debería ser de lo más fácil. Si me dices que es para parar los dinosaurios bípedos. Vale. Lo acepto. ¿Pero a un mono?
Y Kong parece más juguetón en plan de: «¿Que coñe es esto que me han dejado?» que interesado en saciar un hambre que no parece tener.
Va a ser, que los de esa tribu le asignaron a Kong el papel de Dios de forma muy conveniente para montar su sociedad.
Su Dios/Demonio devorador del que tener miedo; pero que al mismo tiempo permite crear unas reglas sociales y generar una identidad y un compromiso social en toda la población.
Yo creo que los nativos saben perfectamente que Kong puede saltar la muralla, pero que dándole sacrificios quizá consiguen evitar que vaya más allá (y les chafe los sembrados, por ejemplo). Porque una vez llena la panza, se larga. Además, teniendo a Kong cerca, atraido por el follón que montan, quizá consiguen también que se pelee con los dinosaurios, con lo cual mantienen la población de esos bichos controlada.
Pues atento que el mismo equipo (salvo Cooper, co-director y co-creador del argumento) hicieron una secuela (Son of Kong) y, más tarde y ya todos juntos, «Mighty Joe Young» (los directores Schoedsack y Cooper, este último más bien produciendo, y Ruth Rose guionizando también esta, que ya lo había hecho con las anteriores: se habla de Edgar Wallace, pero por lo visto Rose fue responsable del libreto final: además de guionista y ex-actriz también era esposa de Schoedsack, así que el proyecto era algo personal).
La del «poderoso Joe» es un gorila de tamaño normal y no es plan «kaiju», pero en principio, por lo que he leído, desarrolla más las ideas de King Kong (el choque entre «animal monstruoso» (pero más inteligente de lo que parece) y una civilización no tan civilizada donde se le explota como fenómeno de circo entre objeto de burlas y temor… y la relación entre él y «la mujer de la película» es algo más férrea, desarrollada y compleja al ser amigos de la infancia). Tuvo un remake en los 90 («Mi gran amigo Joe», quizá te suene).
Para mí, el ‘King Kong’ original también representa el suspiro, el anhelo, el último canto, a que hubiera, en el siglo XX, con mundo ya plenamente cartografiado, un pequeño rinconcito realmente salvaje, misterioso, con encanto, que explorar ¿y conquistar?… Por supuesto, desde el punto del hombre blanco occidental.