Os voy a contar un secreto, un secreto que no debería serlo tanto, porque decir que es bueno un cómic escrito y dibujado por Walter Simonson, entintado de Klaus Janson, color de Glynis Wein y Steve Oliff y editado todo ello por Louise Jones -más conocida hoy en día como Louise Simonson- debería ser de perogrullo. Es un tebeo tremendamente divertido y lo recomiendo, por lo que creo que debería reeditarse y todo eso. Pero claro, la razón por la que es un secreto y nadie lo comparte está precisamente ahí, que igual es que es complicado que se reedite porque al fin y al cabo ese cómic es la adaptación que hizo Marvel de aquella serie de televisión en la que se mezclaban actores de Bonanza y el Equipo A viajando por el espacio mientras los perseguían unos malvados robots genocidas. Estoy hablando, por supuesto, de todo eso que ya ha pasado y volverá a pasar, estoy hablando del número 19 de Battlestar Galactica, la serie de la que van a hacer otro remake. Otra vez.
En 1980 Louise Simonson estaba empezando a editar Uncanny X-Men, después de haber demostrado de sobra durante la década anterior que era una de las mejores del negocio; no en vano había conseguido mantener a flote la editorial Warren durante su periodo más turbulento en el que se pasó de depender prácticamente por completo de los autores de Selecciones Ilustradas (y con razón, Pepe González o Maroto bien lo valían) a empezar a trabajar con autores filipinos (Alcalá, Niño) y recuperar poco a poco autores estadounidenses como Toth, Heath o Infantino, y es que este último precisamente pasaba por un mal momento al haber sido despedido de DC, pero eso ya es otra historia).
Por su parte, Walter Simonson ya se había consagrado como autor en Manhunter junto a Archie Goodwin y, junto al mismo guionista, había dejado al mundo con el culo torcido con la adaptación de Alien para Heavy Metal, cómic también durante el que colaboró con John Workman, uno de los mejores diseñadores y rotulistas del negocio y su futuro rotulista de referencia. Su paso a Marvel había empezado con Rampaging Hulk, uno de esos magazines en blanco y negro con los que Marvel pretendía parecer lo que no era, y pronto había trabajado en algunos números de Thor en los que el entintado enmascaraba su estilo por completo. Afortunadamente, no ocurriría lo mismo con Galactica.
Battlestar Galactica era una adaptación que había arrancado en 1979 a cargo de Roger McKenzie y Ernie Chan, permaneciendo el segundo poco tiempo y siendo sustituido durante casi toda la serie por Walter Simonson. A McKenzie, que prácticamente desde el principio comparte tareas de escritura con el propio Walter Simonson, lo conoceréis más por ser el escritor y coescritor de los primeros números de Frank Miller en Daredevil, con lo que podría decirse que si ambos autores aprendieron de él, es uno de los mejores profesores de la historia del cómic. Pero vamos al segundo año, a 1980 cuando Louise Jones toma las riendas de la serie de manos de Al Milgrom y Walter Simonson se convierte en el autor completo con el número 19 de la serie…
The Daring Escape of the Space Cowboy arranca con un niño, Boxey, atacando a su padre, Apolo. Boxey, un chavalín insoportable en la serie de televisión original hasta el punto de que para toda una generación él y su hediondo perro de peluche Muffit II fueron con diferencia la encarnación de todo lo que no debería ser un personaje infantil. Y sin embargo, en este cómic Boxey sirve para enmarcar una escena, contarnos la situación en la que se encuentra Apolo y su padre, Adama y empezar y cerrar la escena con algo de «acción», aunque solo sea con el niño insoportable jugando a matar cylones. Y como guinda de todo esto, tenemos que el no-perro no aparece por ninguna parte…
Y el resto del cómic es parecido, el peso de la trama nunca está en escenas de acción, si no en el relato que van contando los personajes. Es el primer número de una historia corta en la que Starbuck tiene que rendir cuentas con algunos errores que ha cometido, pero la capacidad de Simonson para llevar la acción de un punto a otro de la forma más natural posible es sorprendente para un guionista novato (la primera versión de Star Slammers no era un trabajo profesional) y en el que a su vez comete muchos de esos pecados imperdonables del cómic de hoy en día, como que un personaje cuente la historia en vez de mostrársela directamente al lector.
¿Debería contaros como Starbuck soluciona sus problemas con la reina pirata despechada? No, un cuerno. Esto es un buen tebeo que merece la pena ser leído y reeditado, más todavía si tenemos en cuenta que el propio Simonson, al ver que la serie iba a ser cancelada en el número 23, se encargó en escribir un final a su gusto y sin caer en la mamarrachada que fue la continuación de la serie de televisión, aquella cosa de Galactica 1980. De verdad, si podéis haceros con este cómic de Walter Simonson, hacéos con él. Lo dicho, no debería tener que decirlo porque Walter Simonson es mucho Walter Simonson, pero como ha llegado a mis oídos que hay gente que desconoce hasta su Thor, pues habrá que decirlo…
Quizá me hago viejo ya, o quizá es que va pasando el tiempo y pasa como en el cine, que se amplía la distancia con los clásicos ya en muchas décadas, pero en mis tiempos que flipaba con el Thor de Simonson yo conocía las grandes etapas anteriores (Thomas/Buscema, por no hablar del Thor de Lee/Kirby) sin haberlos leído siquiera. No entiendo a estas nuevas generaciones que sólo son capaces de ver a 10/15 años atrás y desconocen no solo etapas «normalitas» sino a los grandes autores y etapas, no sólo de una serie determinada, sino del cómic de superhéroes como género o, incluso, me atrevo a decir del cómic universal.
Creo que eres demasiado generoso con ese margen de 10/15 años atrás, que me he encontrado con demasiada gente que parece empeñada en no leer nada anterior al punto en el que comenzaron a leer comics.
Como tú, lo que pasa es que eres un vejestorio y te entra hasta el Yellow Kid!
Me lo dice el que ha visto marcharse de España no solo a un borbon sino tambien al abuelo de este!
Ojalá!
Empezamos con esto hace diez años y los posts de «actualidad» de por entonces ya podrían ser considerados «retro», cómics que esos hipotéticos lectores no leerían. Pero, ¿sabes una cosa? No me creo que el personal no lea cómics «viejos» tanto porque no quieran como por puro desconocimiento. Creo que lo mismo que te hace leer un cómic del Capi de hoy en día te puede ayudar a entender los códigos y el funcionamiento de un Capi de Sal Buscema o de Jack Kirby, y que los cómics «buenos» son buenos precisamente por eso. Yo mismo, cuando no sabía ni el huevo, despreciaba los cómics de la edad de oro porque los veía fallidos, arcaicos y hasta pensaba que eran malos autores. Es como cuando te pones a ver arte medieval después de ver arte romano o griego y te preguntas que ha pasado, por qué lo hacen todo «mal».
Puro desconocimiento, ignorancia, y para eso la mejor lección es enseñar lo que hay, que la gente aprenda a apreciar lo que había para que disfruten mejor de lo que hay. Que por mucho que se empeñen en decir que lo de ahora es malísimo, sigue habiendo tebeos buenos, y más que buenos.
Pues sí. Esa es mi realidad y me encuentro con mucha gente que se niega a leer nada en lo que no aparezcan teléfonos móviles modernos. Pero como te respondió Diogenes ya, también hay un porcentaje enorme de lectores que no saben ni que leer ni donde informarse ni nada. Muchos están al borde de un abismo de lecturas con vértigo y sin saber a donde tirarse; por eso leen lo que el viento les tira a la cara, sin atreverse a sumergirse.
Que Walter Simonson saca oro del encargo más desangelado que pueda ser. No es sorpresa. Si logró convertir Factor-X en algo interesante puede hacer cualquier cosa.
Lo dicho, perogrullo. Y en cuanto te despistes, reivindico sus Vengadores!
Sus vengadores tendria que releerlo para dar opinión. Lo recuerdo entretenido.
Han sido muy apedreados por la tontería del crossover con Inferno, pero creo que es una etapa a reivindicar.
Es una etapa que no pasa mucho del notable. El problema no es el crossover de Inferno en sí, pero es la manera que paulatinamente se quita de en medio los personajes que tenía de la etapa de Stern, principalmente a la Capitana Marvel, Caballero Negro, Dr. Druida… que da mucho la sensación que era más mandato de los de «arriba» que de que fuera algo natural. Es que es un poco chanante que cuando te das cuenta que de la noche a la mañana lo que había construído Stern en su etapa se va al traste tras el #300 quedando nada. Posiblemente lo que veo de más interés es que luego el hilo argumental de los viajes temporales con Kang y demás lo reutilizaría en sus 4 Fantásticos y poco más…
No es que lo reutilice, es que precisamente esa historia de la burbuja temporal empieza en Thor, sigue en Vengadores (la idea original era acabarla en Vengadores) y termina en los 4 Fantásticos, por eso estaba Reed Richards en el grupo. Respecto a lo de que destroza lo construido por Stern pues eso es innegable, pero tampoco creo que hubiera maldad o una orden directa «de arriba»; al fin y al cabo en aquel momento el Capi se lo habían sacado del grupo por las movidas de Gruenwald y al final el centro de la historia que estaba contando era la de destruir Los Vengadores desde dentro para acabar reconstruyéndolos con lo puesto. Y claro, a posteriori todos hablan del grupo ese raro que se formó en Inferno, de lo ridículo que era Gilgamesh y blablabla, pero parte de la tradición de los Vengadores es la de reformar el grupo radicalmente de vez en cuando…
O por lo menos esa era la excusa de Bendis cuando metió a Lobezno, heh.
Yo lo que mas recuerdo de aquello es al Capitan America desayunando en casa de los Richards diciendo que solo comería galletas si eran de chocolate, nunca me había sentido tan identificado con un personaje de ficción como en ese momento.
PERO PORQUE ÉL LAS QUEMA HACIENDO EJERCICIO Y NO COMO TU, PEDAZO DE PANCETA!!!
YO HAGO EJERCICIO!
¡Ir al supermercado de la esquina a por Doritos y mantequilla no es ejercicio, y menos desde que has aprendido a hacer que te traigan la compra a casa!