Como he dicho a menudo a día de hoy el nombre de Jeff Lemire para mi es una garantía segura de que voy a leer un gran cómic, incluso cuando los hace en colaboración con dibujantes que no se cuentan entre mis favoritos (aunque tampoco es que me parezca malo) como es el caso que nos ocupa con Mike Deodato Jr.. Y entre eso, que la premisa era lo bastante loca y que se salia un poco de lo que suele escribir Lemire, que es mas de ciencia ficción, sabia que no me lo iba a pasar mal con su Berseker Unbound. Y tras leerme los dos primeros números (el ecuador de la misma) me he encontrado con un cómic bastante divertido que explora algunos temas que no esperaba y en el que incluso Deodato, que sigue abusando de algunos de sus vicios, no me ha disgustado en absoluto.
Le han llamado el Rey Mestizo, Berseker, Bárbaro e incluso Muerte, aunque este noble y brutal guerrero sin duda prefería los apelativos de esposo y padre. Pero cuando la tragedia le ataca en lo mas profundo y solo le queda una insaciable ansia de venganza, se ve lanzado por un hechizo a una distancia inimaginable, mas de la que haya recorrido jamas en todos sus viajes, atrapado a la deriva en un mundo extraño que no entiende, sin ser capaz de regresar para cumplir su venganza y donde dependerá de desinteresada amistad de un extraño para sobrevivir en nuestro presente…
Lo se, la idea del guerrero bárbaro (que si no fuese por el color de su pelo podría ser el gemelo de cierto famoso cimmerio) que es lanzado pro el tiempo para acabar en el siglo 21 resultara tremendamente familiar, y sin duda ese es el motivo por el que Mike Deodato Jr, quien ya dibujo los Savage Avengers en los que Conan el Bárbaro luchaba codo con codo con unos muy particulares Vengadores (aunque ya habia viajado al presente en Avengers: No Road Home), es quien dibuja esta serie (¡no puede ser coincidencia!) Pero mas allá de esa broma con mas o menos mala leche que parece haber pergeñado Lemire a costa de esa idea tan loca de Marvel, Berseker Unbound esta resultando ser un cómic bastante divertido en el que incluso Deodato parece estar mas inspirado que otras veces y con el que de momento me lo estoy pasando muy bien.
Lemire aquí juega con los tópicos de una idea que debe ser casi tan vieja como la ficción, la del protagonista desubicado en un mundo que no es el suyo y que tan buen resultado ha dado a lo largo de los siglos, desde el Yanki en la corte del rey Arturo de Twain al Un guijarro en el cielo de Asimov, el mismísimo Capitán América en los Vengadores o los Visitantes (la peli de Jean Reno). Y pese a tratarse de una idea que hemos visto reflejada en libros, cómics, series de televisión y cine incontables veces, Lemire consigue que funcione en buena medida gracias a subvertir un poco esos mismos tópicos.
Y es que seguro que no soy el único al que le chirría un poco que en este tipo de historias el protagonista o “casualmente” ya habla el mismo idioma que los habitantes del mundo que visita, lo aprende de forma mística o supertecnologica o es un prodigio como Antonio Banderas en el Guerrero numero 13 y lo aprende en nada de tiempo. Pero aquí no encontramos nada de eso, aquí Lemire sigue un camino mas o menos lógico (dentro de la locura de la premisa) y nos presenta a unos protagonistas absolutamente incapaces de hacerse entender mas allá que por gestos, que no han sido capaces ni de aprender el nombre del otro pero a quienes une una extraña amistad surgida de la necesidad por ambas partes y repleta de malentendidos.
Pero quien sin duda mas me ha sorprendido en este divertido cómic es Mike Deodato Jr, un dibujante que no suele ser santo de mi devoción y que aquí lo he encontrado mas inspirado de lo habitual (sin duda influye el trabajar en un cómic que en parte también es suyo y no de una megacorporacion) y que consigue que este calco tan descaradisimo de Conan resulte bastante expresivo, que dibuja unas escenas de batalla espectaculares (aunque pelin estáticas en ocasiones) y que si no fuese por el abuso (y abuso es una palabra que me viene corta para esto en muchas de sus paginas) que hace de las rayitas y tramas, podría respetarle y admirarle mucho mas. Pero pese a ello no hace un mal trabajo ni mucho menos, ojala siga por esta linea y se libre de esos vicios artísticos que arrastra.
Y aunque se que Diógenes me abroncara por reseñar una serie limitada de cuatro números de la que ya se ha publicado la mitad y no haber esperado un poco mas, nunca es demasiado pronto para reseñar un divertido cómic que parece ser mas que una simple broma a costa de las ideas de los empleadores y ex-empleadores de sus autores y que como mínimo promete hacernos pasar un buen rato, que en estos tiempos que corren no es poco.
Que bonito es ver a Dark Horse seguir haciendo cómics sin Star Wars (y sin Conan), con Jeff Lemire y con los Berger Books y demás. Está muy diversificado el mundo del cómic, se agradecen las reseñas de las cosas fuera de las «3 grandes» (Marvel, DC, Image), aunque terminen llenando una lista de lectura que parece que nunca acabaré.
Dark Horse va camino de convertirse en el Lemireverso, y bien que hacen.
Llevo leido también los dos números… y me parece tan tópico como nada remarcable, poco interesante en hacer una historia que ya no es solo típica, sino que las demás veces que la he visto hacer me parece mil veces mejor (ejemplo sencillo, el What If? #13 de cierto Cimmerio…). Lemire para mí es un guionista que recicla mucho en sus guiones, pero sin aportar realmente nada nuevo en ellos y por ello casi nunca le pillo el punto. 🙁
Pues a mi me suele pasar lo contrario, Lemire me parece uno de los mejores guionistas de la actualidad y me suele encantar practicamente todo lo que hace (por no decir todo que aun me queda alguna cosa suya por leer) y con este comic me lo estoy pasando la mar de bien, quizas porque en lugar de enredarse en incontables argumentos que a saber a donde llegaran va directo al grano y cuenta una historia sencilla pero divertida.
Si un guionista que ha demostrado tan escasa habilidad para escribir situaciones violentas convincentes me presenta al bárbaro clásico acompañado de un mendigo negro solo puedo creer que quiera venderme otra gastada reflexión sobre un héroe confundido y apolítico. Al que va a mostrar dando tumbos de un lado a otro en procesión por un mundo para él incomprensible y ante el que se mostrará impotente. La inocencia viril estadounidense sobre la que le gusta regodearse a Lemire cuando «superherorea» superhéroes. Luego llegará el antagonista grotesco, losa de la humanidad, que quizás se trate de un sacerdote o un político, y con él nos migarán algo parecido a unas breves notas satíricas con que salar el programa final del escritor acerca del idealismo bárbaro y la civilización desenmascarada.
Por lo menos las manos que ha tratado de dibujar Deodato hacen que uno se acuerde de Meriggi; mirando desde muy lejos. Aunque realmente detrás de ese contorno se adivine una forma de pesada mozartcoustimización que seguro viene impuesta por la obligación de encuadrar una obra personal recubriéndola de superficies y apariencias que capten el ánimo del lector de por allá y tranquilicen al editor pacato y temeroso. Y como se despiten acabará en pastiche.
Espero que en Norma editorial no se dejen engañar (como los que hoy todavía compran Void indigo a precio de oro) y exijan que los franchuteses nos larguen de una vez edición en blanco y negro de la Saga de Vam que puedan traducir.