Westworld: Los placeres violentos poseen finales violentos

Por aquí hemos hablado más de una vez de como los remakes de por si no son ni buenos ni malos, que todo depende de cómo se hagan estos. En muchas ocasiones nos encontramos con versiones modernas que no solo no aportan nada con respecto al original sino que se cargan el espíritu de este. También hay remakes que consiguen ser decentes e incluso disfrutables sobre todo cuando se trata de nuevas versiones de productos que nunca llegaron a ser más que un entretenimiento digno. Pero existe una tercera opción que no solemos encontrar tan a menudo por lo difícil que resulta conseguirlo, un remake de una obra que ya tenía unos niveles de calidad altos y superar estos de una forma tan espectacular que te deja con la boca abierta. Y esto ha sido lo que han conseguido Jonathan Nolan y Lisa Joy con su moderna versión del clásico de la ciencia ficción de los setenta Westworld. Y por una vez he tratado de no incluir ningún spoiler (eso queda para Diógenes mañana que se ha ido a lo fácil de reventar toda la trama) así que es relativamente seguro leer el artículo sin haber visto aun la serie.

Y una vez mas toca asistir a la rebelión de las maquinas

Westworld, el parque de atracciones más complejo y espectacular de la historia. Un lugar en el que los clientes pueden sumergirse en un salvaje oeste en el que cientos de anfitriones (Hosts) robots diseñados para su placer y seguridad les ayudan a dar rienda suelta a sus fantasías y más bajas pasiones en un entorno absolutamente seguro. Y esto ha sido así durante los últimos treinta y cinco años, tres décadas en las que millones de clientes han quedado satisfechos con su experiencia sin que haya sucedido ningún incidente de importancia. Esta es al menos la versión oficial que se vende al público, porque la realidad es que en el parque han tenido lugar sucesos terribles que la junta de accionistas ha barrido bajo la alfombra y están teniendo lugar otros mucho más siniestros que ellos mismos desconocen, ya que allí mismo, oculto a simple vista, esos miles de anfitriones robots están empezando a ser algo más que simples maquinas sin alma…

Si tienes dinero suficiente puedes permitirte ser todo lo bestia que quieras

“Los placeres violentos poseen finales violentos y tienen en su triunfo su propia muerte, del mismo modo en que se consumen el fuego y la pólvora en un beso voraz”
Romeo y Julieta, Acto II, Escena VI.

De una de las más famosas obras de William Shakespeare surge la frase utilizada en el título del post y que se repite a menudo a lo largo de la serie, una frase que vista en perspectiva difícilmente podría reflejar mejor la esencia de la serie. Y es que en Westworld de una forma u otra todo gira en torno al amor y la violencia. Por amor hay personajes dispuestos a perder incluso su cordura y otros que la obtienen precisamente gracias a ello. Y esos placeres violentos de los que hablaba Shakespeare, o simplemente la pura violencia sin más, es lo que lleva cada día a miles de clientes a visitar el parque, pero también es la herramienta utilizada por otros para conseguir sus objetivos, ya sea su libertad o fines bastante más complejos cuya resolución aun no acabamos de adivinar.

Otra cosa no, pero violencia hay para todos lo gustos

Un rico y complejo argumento al que tenemos que añadirle un despliegue técnico a todos los niveles de los de quitarse el sombrero (de vaquero) en el que se ha cuidado hasta el último detalle. Rodada en 35mm, en escenarios naturales que podrían pertenecer a cualquier película de John Ford (y que en algunos casos lo son), utilizando efectos especiales prácticos en todo lo que fuese posible vestuario inspirado en las vestimentas auténticas de la época y personalizadas para cada actor… Todo se ha cuidado con mimo para darle un aspecto lo más realista posible a una serie que en todo momento juega con los anacronismos y sobre todo con lo que es real y lo que no. Anacronismos que se refuerzan a través de una magnifica banda sonora compuesta por Ramin Djawadi (Iron Man I, Game of Thrones, Person of Interest…) y que está repleta de música moderna reinterpretada para sonar como música “del oeste”, del mismo modo que la modernísima tecnología del parque esta “disfrazada” para parecer el pasado.

No se los demás, pero yo no me canso de escuchar esta versión

Y esa dualidad entre realidad y ficción es más visible que nunca cuando nos damos cuenta de que en esencia Westworld no es más que un videojuego a gran escala y en la vida real.  Cualquiera que haya jugado alguna vez a uno de esos videojuegos de rol o de los denominados “sandbox” no puede evitar reconocer comportamientos muy familiares entre los clientes/jugadores. Estos tienen la posibilidad de seguir los hilos de las “misiones” preparadas por los guionistas del parque o salirse del camino marcado por estos y disfrutar del parque a su aire haciendo lo que les dé la gana ya que nada de lo que les rodea es “real”. Una actitud que muchos hemos tomado jugando a estos juegos pero que aquí tiene unas connotaciones mucho bastante siniestras cuando en lugar de pixeles en una pantalla tienes a series fisicos que gritan y sangran casi como una persona de carne y hueso.

Y como sucede en muchos juegos puedes escoger si quieres ser «bueno» o «malo»

Pero no esperaba menos de alguien como Jonathan Nolan, co-creador de esta moderna versión de Westworld junto con su esposa Lisa Joy, y de cuyo trabajo ya había podido disfrutar en Person of Interest. Una serie esta última en la que curiosamente Nolan ya había tocado algunos de los temas tocados en Westworld, como esa la fina línea que en un futuro puede acabar separando a las máquinas de los humanos. Nolan aquí se ha reservado además la dirección del primer y último episodio y el guion de numerosos de ellos. Una tarea que ha compartido con su esposa y con artistas invitados como  el comiquero Ed Brubaker, co-guionista del cuarto episodio y otros muchos grandes talentos tanto en la dirección como en el guion de cuyo trabajo hemos podido disfrutar en series como Person of Interest, Breaking Bad, Almost Human, Fringe, Lost, o el mismísimo Doctor Who.

Aunque esto escueza a muchos, para mi este es el Nolan bueno

Aunque nada de esto hubiese sido posible sin un impresionante reparto al que es difícil poner un pero. Nos encontramos desde leyendas del cine como Anthony Hopkins y Ed Harris interpretando respectivamente a Robert Ford, el siniestro co-creador del parque y al misterioso y sádico “hombre de negro”. Dos actorazos como la copa de un pino de los que uno esperaría que eclipsasen al resto de sus compañeros de reparto. Y aunque hasta cierto punto es así (uno no llega hasta donde han llegado estos dos sin ser dos monstruos en su profesión) el casting de esta serie ha estado tan cuidado que  no hay personaje pequeño ni actor que no destaque con luz propia.

Esta claro que la HBO no ha reparado en gastos para intentar hacer de esta serie algo grande

Mención aparte merece también Jeffrey Wright como Bernard Lowe, el jefe de programación del parque. A este actor al que aprendimos a detestar en Boardwalk Empire (maldito Doctor Nacisse) le ha tocado aquí uno de los papeles más complejos de toda la serie, ya que como responsable de la programación de los Hosts/Anfitriones le toca ser testigo de primera mano de la misteriosa evolución que están sufriendo estos últimos y cuya búsqueda de respuestas le llevara a descubrir la espeluznante verdad que se esconde tras los manejos de su jefe y mentor Robert Ford.

El pobre Bernard no se hace una idea de los oscuros hilos que maneja su jefe 

Pero sin duda quienes se han llevado la palma en la serie, y con respeto a los dos veteranos, han sido las mujeres de la serie. Tanto Evan Rachel Wood en su papel de la inocente hija de un granjero, Dolores Abernathy (No Delores o  Delors como más de un yanqui medio sordo ha parecido entender) como Thandie Newton como Maeve Millay, la madame de la zona de inicio del parque, están impresionantes en sus respectivos papeles. Pese a interpretar a dos “robots” (y me cuesta utilizar esa palabra tratándose de personajes tan extremadamente complejos) se podría decir que sus personajes son de lo más humano que podemos encontrar en la serie, pero al mismo tiempo también dos de los más aterradores. Es en ellas donde más claramente queda reflejada esa fina y cada vez más invisible línea que divide a la humanidad y a las máquinas y también quienes sufren una mayor evolución que nos mantiene constantemente en vilo entre empatizar con ellas y desear que jamás exista nada que se les parezca. Un trabajo impresionante que si no les hace ganar todos los premios posibles perderé la poca fe que me queda en esos temas.

Al final los personajes artificiales resultan ser casi los mas humanos, en lo mejor y en lo peor que tiene la humanidad

Tras haber visto el final de temporada soy incapaz de imaginarme por donde transcurrirá la segunda temporada y la verdad es prefiero no intentarlo. En estas semanas transcurridas desde el estreno de la serie he leído demasiadas teorías, algunas de las cuales acabaron cumpliéndose, y ahora me arrepiento de haberlas leído. Por ello recomiendo a todos aquellos que aún no hayan podido disfrutar de esta serie que lo hagan con la mente lo mas vacía posible, que se limiten a disfrutar de la serie paso a paso y descubrir todo lo que tiene que ofrecer Westworld, ya que al igual que sucede con los clientes del parque en la ficción, será una experiencia que no olvidaran.