El primer cómic de Steve Dillon que leí fue Skreemer, una serie limitada publicada a finales de los ochenta en la que ni siquiera dibujaba, sólo entintaba los lápices de Brett Ewins, otro dibujante británico que, cosas de la vida, murió a principios del año pasado. En aquellos años pre Vertigo, DC solía sacar algunas series de temática adulta con el cartelito de «Suggested for Mature Readers», títulos que destacaban extrañamente entre las coloridas portadas de Superman, Justice League o Wonder Woman. No recuerdo exactamente que es lo que me impulsó a comprar Skreemer, sólo se que el cómic se vino para casa y tantos años después estoy escribiendo este post para recordarlo, porque ésa es la mejor forma de recordar a los autores que nos gustan.
Ya sé que es raro recordarlo por un cómic en el que solo entintaba, pero creo que merece la pena recuperarlo.
Skreemer fue escrita por Peter Milligan y contaba una historia postapocalíptica en la que los gobiernos del mundo han caido y EEUU esta siendo gobernada por un sindicato del crimen formado a base de capos que se autodenominan Presidentes, que gobiernan con todo el sadismo y crueldad posible a una población que carece por completo de esperanza alguna. El protagonista que da título a la historia, Veto Skreemer, es un crío pobre de solemnidad un tanto raro que ha crecido en las calles robando y matando todo lo que pilla, y que junto a sus amigos Dutch y Vicky conseguirá sobrevivir a su infancia y alzarse a lo más alto de la mafia. La historia va saltando entre pasado y futuro mediante un narrador de identidad desconocida que nos va contando en paralelo la historia de su abuelo, un hombre bueno que se niega a ser malo y que las circunstancias arrastrarán cruelmente por el fango, llegando a romperse cuando conoce a Veto Skreemer y este le obliga a hacer algo horrible para salvar a sus propios hijos.
A veces el destino provoca coincidencias muy raras…
No hay nadie inocente en este mundo y a la vez el mayor monstruo de todos ellos, el mismo Skreemer, se escuda en conceptos como el destino para echar balones fuera y justificar sus propios actos, a pesar de que su amigo Dutch bien que se lo reprocha porque al fín y al cabo podía haber evitado que le destrozaran la cara si hubiera tenido lo que hay que tener para mover un dedo para ayudarle. Pero Veto es egoista y malvado, y es precisamente eso lo que le lleva a lo más alto y a la vez es lo que acabará causando su caída cuando todos los jefes mafiosos se unan contra él para crear un nuevo orden.
Creo que esta página es la mejor forma de hacerse una idea de que clase de persona es Veto Skreemer.
No es un cómic que te deje buen cuerpo ni siquiera al llegar a su final, y la psicopatía/locura de nuestro Scarface particular no hace de él un personaje carismático o memorable. Veto Skreemer es escoria de la peor especie, una rata que se esfuerza por sobrevivir y que es capaz de pasar por encima de sus amigos con tal de sobrevivir. Entre toda esta historia, el dibujo de Ewins y Dillon nos muestra ese mundo sucio y violento que veríamos luego en Dillon en solitario, con esa violencia cruda y jamás glorificada que nos recalcaba el poco sentido que pueda tener el volarle la cabeza a alguien o machacarle la cara a golpes. Skreemer no es el mejor cómic de la étapa pre Vertigo y hoy en día apenas es recordado, pero no deja de ser otra de las piedras que conforman los cimientos que hicieron posible que DC Comics se atreviera a publicar cómics como Predicador varios años más tarde. Por eso creo que no sería mala idea que le echárais un vistazo, para que recordarais que algunas historias son demasiado crudas para un Neal Adams o un Jose Luis García López, y que en esas ocasiones un autor como Steve Dillon era el mejor en su trabajo. Va por tí, maestro.
Se agradece el homenaje al difunto, Don Diogenes.
Pero francamente aquí da en el clavo «Skreemer no es el mejor cómic de la étapa pre Vertigo y hoy en día apenas es recordado» y por buenos motivos.
El comic aunque a nivel técnico (dibujo entintado ,etc…) es correcto ,pero por lo demás es flojito.
Parece que intentaron hacer una mezcla de «Erase una vez en America» de Leone con el «Scarface» de Palma pero muy floja, floja.
Francamente, el Santo de los Asesinos de «Predicador» tiene más carisma que todos los personajes de Skreemer :
Hombre, para mí Skreemer es como John Carter, una serie de libros que eran todo ideas y que se atrevían a contar historias pioneras, un diamante en bruto que con los años nos traería productos muy superiores. Con esto no estoy diciendo que Skreemer sea el inspirador directo de nada, sólo digo que era una pieza más del puzzle.
Y que narices, para mí esta a la altura del Hellblazer de Delano o cualquier cosa que estaba publicando el protoVertigo en aquel momento, con la excepción de Sandman.
Que un día ya hablaremos de Sandman, pero esta semana hablaremos de Dillon.
Pues yo a este le tengo muchas ganas, que soy muy de Milligan (a mi gusto el mejor de los cuatro de la invasión aunque sea irregular y otros tengan más nombre). Ahora me estás haciendo dudar.
No es el mejor trabajo de Milligan ni del resto de sus autores, pero no es ni mucho menos un mal cómic. Yo ya te digo que merece la pena leerlo, el mal cuerpo que te deje esa lectura no vendrá de la calidad del producto en absoluto, viene de que la historia que te cuenta es tremendamente dura.
Nunca ha sido Milligan alguien dado a hacer concesiones al lector.
Skreemer, que tiempos. Me acuerdo de la historia. Me impactó en su momento y si, dio a pie a muchas cosas mucho más bestias después. Pero considerando el contexto en que se dió, es normal que se haya pasado por alto.Si en una de esas la hubieran convertido en una serie continuada y no una historia de tres tomos, quien sabe que hubiera sido. Pero no deja de ser una historia interesante.
Pero el ser una serie con un final definido era lo que hacía a Vertigo interesante, nadie estiraba las historias como un Robert Kirkman cualquiera.
Ahora mismo yo diria que Hickman ya es peor que Kirkman, que los personajes de East to West llevan meses como atrapados en un bucle xdd
Skreemer me lo lei hace la tira, así que solo hablaré de los recuerdos que me quedaron.
Es una historia que me resultó muy compleja de leer porque se hace farragosa con tanto flashback y porque el extraño comportamiento del protagonista te descoloca. Hasta el final, cuando descubres que el tio es un psicópata, que ha estado creando a proposito el escenario que le llevará a un castigo merecido. Una especie de condena autoganada.
No es una obra redonda por muchas cosas; entre ellas, que ese ambiente futurista pero con estética de pélicula de gangsters de la decada de los treinta no conseguía hacerse creible.
Pero al leerla me sentía especial; porque notaba que aun con sus defectos, quería trascender a todo el cómic de grapa de la época. Contaba cosas que no eran lo habitual y respetaba al lector al exigirle esfuerzo. Aunque sé que es una tontería. Yo, siendo un chaval, me sentía maduro leyendola y eso es con lo que me quedo.
Por cierto. No conocía la faceta de Dillon como impulsor de revistas, ni esa dedicación desde niño. Ahora lo respeto y aprecio mucho más.
Lo peor de todo es que no me acordaba del detalle de que el propio Veto era el que iba creando ese destino al tratar de evitarlo. Hay un punto de Elric en toda la serie, como se nota que Moorcock influyó tela a los escritores británicos de los 70/80.