Marv Wolfman no duró mucho como editor y tampoco lo haría su sustituto Gerry Conway, que sólo aguantó un mes. Jim Shooter permanecía como mano derecha de todos estos editores, y justo cuando Archie Goodwin fue elegido para darle algo de estabilidad al cargo, Stan Lee regresó de sus pintorescos intentos de vender Marvel como editorial de revistas «serias» (si es que a esto puede llamársele serio).
Archie Goodwin era un gran editor, pero mejor guionista.
Stan había visto como las ventas bajaban y el caos envolvía la editorial, y venía con ganas de poner orden en medio de toda esa confusión. Archie Goodwin, aun siendo una de las mejores personas que te podías encontrar haciendo cómics en aquellos años, no tenía ganas de que Stan le leyera la lección un día sí y otro también, con lo que decidió colgarle al muerto a Jim Shooter, que a partir de ese momento se pasaría largo rato soportando los rapapolvos de Stan Lee sobre los problemas de todo lo que estaba editando Marvel en ese momento. En los despachos de arriba todo el mundo estaba convencido de que algo iba mal, las ventas no eran lo que debían ser y cuando la gente de corbata se pone nerviosa acaba tomando decisiones idiotas como cancelar Los 4 Fantásticos. La inestabilidad en la editorial estaba forzando el regreso de Stan Lee, pero el viejo capitán se negaba a abandonar su plácido retiro; Archie Goodwin tenía que ser el que consiguiera mantener el rumbo, pero las cosas seguían sin funcionar.
No os creáis lo que véis en esta foto, esas reuniones eran cualquier cosa menos relajadas y alegres.
Mientras tanto las sesiones semanales de Stan Lee con Jim Shooter continuaron, y poco a poco el viejo editor empezó a darse cuenta de que Shooter debía de ser un perfecto imbécil: cada semana Stan le indicaba montones de cosas que estaban mal, pero a la semana siguiente absolutamente nada de lo que le había dicho estaba corregido. Shooter si acaso se defendía diciendo que tenía que encargarse de 45 series y que sólo podía corregir lo más gordo, pero para el editor era inconcebible que pedir algo tan simple como que los rabitos de los bocadillos fueran siempre rectos no fuera realizable. El propio Shooter confiesa que en aquel momento él era el último mono, y que de haberle ordenado algo parecido a todos los rotulistas, lo más probable es que le hubieran mandado al cuerno; por muy encargado que fuera de editar los cómics, no tenía ninguna autoridad sobre los empleados.
¿De que vale medir dos metros si igualmente te van a tomar por el pito del sereno?
Y las cosas habrían seguido así, y probablemente Jim Shooter habría acabado en el paro, si no fuera porque Stan Lee quiso cumplir uno de los sueños de cualquier guionista/dibujante de su generación: hacer una tira de prensa. Stan Lee quería que la tira triunfara, así que se llevó de dibujante al mismísimo John Romita. Sin embargo, no parecía tener ya ganas de inventarse sus propias historias, con lo que prefería limitarse a hacer los diálogos y que a otro guionista se le ocurriera que hacer con los personajes. Para ello pidió ayuda a Archie Goodwin, que rápidamente le pasó a su guionista estrella por aquella época, Len Wein; guionizar la tira de Spiderman con Lee y Romita suponía todo un honor, pero para Wein fue un dolor de cabeza demasiado grande porque, a diferencia de su trabajo en los cómics, en las tiras no conservaba su privilegio de autor editor y tenía que someterse a la supervisión del mismísimo Stan Lee. Asi que la cosa no fue muy lejos y Stan tuvo que buscarse otro guionista.
¡Si Len Wein quería llevarse bien con Stan Lee, lo que tenía que haber hecho es meter a Iron Jonah!
El problema vino cuando todo el mundo se asustó después de ver lo que le había pasado a Len Wein y le cogieron miedo a trabajar directamente para Stan Lee, con lo que de la lista de 33 escritores que le dió Archie Goodwin como posibles colaboradores, Stan no tuvo más remedio que quedarse con el trigésimo tercero, Jim Shooter. Shooter, el idiota que no entendía nada. Shooter, ese al que había que hablarle como a un niño de 5 años y que aun así tampoco entendía nada. Stan hizo de tripas corazón y le pidió ayuda, sabiendo que la alternativa era hacer los guiones el mismo (una opción demasiado horrible como para tenerla en cuenta). Asi que Shooter empezó a trabajar en ello y ocurrió un milagro: Aquel idiota sabía escribir. O por lo menos eso cuenta el propio Shooter, pero estaba claro que Stan debió de empezar a ver al chaval de otra manera. Las reuniones para hablar de la tira empezaron a aumentar en número mientras los rapapolvos semanales sobre los cómics empezaban a pasar a un segundo plano. Un día de noviembre de 1977, Stan se llevó a Jim Shooter a un bar y ocurrió algo impensable.
Jim Galton no tenía ni idea de cómics, pero llegó con la idea de limpiar la casa. Pero como buen señor con corbata, no era él el que se iba a manchar las manos…
Decía antes que la gente de corbata suele tomar decisiones estúpidas cuando se pone nerviosa, y en Marvel acababan de cambiar al presidente Al Landau por otro señor de corbata, Jim Galton. Tanto Lee como Galton habían coincidido en que las cosas tenían que cambiar en la editorial, y Stan parecía haber sugerido que la persona ideal para llevar a cabo ese cambio era su nueva mano derecha, Jim Shooter. Asi que le habían ofrecido al actual editor jefe Archie Goodwin un «ascenso» de esos que se usan para jubilarte, el cual el bueno de Archie rechazó porque, a fín de cuentas, el tenía el cómic en la sangre y quería seguir en las trincheras. Y sin embargo, los planes de Jim Galton y Stan Lee continuaron a espaldas de Goodwin, y a Jim Shooter se le ofreció el cargo de editor jefe… Y aceptó.
Y Stan Lee tampoco se iba a manchar las manos, ¡por favor!
Nunca es bueno aceptar el cargo de tu jefe a espaldas de tu jefe. Peor todavía es mantenerlo en secreto y que su superior lo anuncie en mitad de la fiesta de navidad de la empresa. Pero eso exactamente es lo que que hizo Stan Lee en la navidad de 1977, provocando que gran parte del personal de la editorial -silenciosamente, eso sí- se cagara mucho en Shooter. Al fín y al cabo, a Archie Goodwin le acababan de dar una puñalada trapera. Ahora editaría la sección de magazines de la empresa, una sección en blanco y negro y para adultos que nunca había acabado de despegar. Shooter se encontró de repente en territorio enemigo, con autores como Marv Wolfman, Gerry Conway o Len Wein viéndolo como una amenaza para sus privilegios como autor-editor, y es que el nuevo editor jefe no había escondido nunca sus recelos hacia el concepto de que un escritor no estuviera sometido a supervisión alguna. La era Jim Shooter iba a comenzar, una era de transición en la que aquel mocoso iba a encargarse del trabajo duro de limpiar la casa mientras Jim Galton y Stan Lee buscaban a alguien más «agradable» para llevar la nave cuando las aguas se hubieran calmado y Shooter inevitablemente se hubiera quemado por completo.
Yo con lo que me he quedado es con lo mucho que echo de menos a Archie Goodwin, snifs
¡Ey! ¡Por fín te has puesto un avatar!
No sabia donde se cambiaba!!