En el mundo del cómic hay unos pocos autores que son siempre de lectura obligada, y Walter Simonson es sin duda uno de ellos. Su trabajo en Thor y 4 Fantásticos es legendario y cada serie en la que ha dejado su huella ha valido la pena leerla aunque solo sea para poder disfrutar de su inimitable estilo. De entre sus trabajos recientes destaca con luz propia “The Judas Coin”, la novela gráfica que remató su última etapa en DC.
Que la portada no lleve a engaños, esto no es un cómic sobre Batman, es mejor
En este comic le seguimos el rastro a una de las monedas de plata que Judas recibió como pago por traicionar a Jesucristo. Una moneda que, maldita por los actos de Judas, les traerá la desgracia a todos aquellos en cuyas manos caiga. Simonson aprovecha esto para dar un repaso por la historia del Universo DC – porque si, DC antes tenía una rica historia con multitud de personajes a lo largo de su pasado, ese que ahora parecen haber borrado del mapa-. La moneda maldita viajara de mano en mano desde la Jerusalén donde Judas se suicidó tras la traición a su maestro, hasta los confines del universo a finales del siglo 21. En ese largo recorrido a lo largo de la historia la moneda se cruzara en los caminos de personajes tan diversos como Golden Gladiator, el Príncipe Vikingo, Capitán Fear, el vaquero Bath Lash, el mismísimo Batman y Manhunter 2070. En ocasiones la moneda no caerá en sus manos y estos héroes serán simples testigos del poder maligno de la moneda, pero en todos los casos quedara más que claro que la codicia es la peor consejera posible.
Lo dicho, la codicia es muy mala
El origen de esta novela grafica es curioso, todo comenzó como un proyecto para la antología “Solo” que dedicaba cada número a un creador diferente. Pero Simonson en aquella época estaba liado con otros trabajos, la cosa se alargo y al final la cosa acabo evolucionando hacia algo diferente. El llevaba tiempo jugando con una idea que había visto en varias antologías de ciencia-ficción, en las cuales diversas historias giraban en torno a un mismo hilo conductor. Así que un día mientras se duchaba (el baño, uno de los mejores lugares para inspirarse) se le ocurrió la idea de jugar con las monedas de plata de Judas. Es cierto que la moneda no es más que una excusa, un “mcguffin”, que Simonson utiliza aquí para enlazar estas historias protagonizadas por personajes con los que le apetecía trabajar y que de otra forma difícilmente hubiera podido meter juntos en una historia.
Con monedas de por medio la aparición de Dos Caras era obligada
Lo peor que puedo decir de este comic es que sabe a poco. Leyendo algunas de las historias dan ganas de que Simonson hubiese podido dedicar con más profundidad a algunos de los personajes. Da igual que nos cuente una historia de vikingos, de vaqueros, de superhéroes o de héroes del espacio exterior. Simonson consigue dar en el clavo con todos ellos y saltar de género en género, adaptando su estilo a cada una de estas historias con una habilidad pasmosa. Y si tuviese que quedarme con una historia seria con la del Príncipe Vikingo. Yo estaba convencido de que encontrar una versión del personaje que superase a la de Robert Kanhiguer y Joe Kubert era imposible, y con su versión, Walter Simonson ha estado muy muy cerca de conseguirlo. Se ve que sigue teniendo buena mano con los vikingos.
¿Como no le encargaron una serie limitada con el personaje? ¡¿Como?!
La publicación de esta novela grafica fue además un acontecimiento curioso, ya que fue el broche final de Simonson en DC – de hecho se publicó cuando ya llevaba una temporada trabajando de nuevo en Marvel – y fue lo único destacable de una temporada con contrato en exclusividad marcada por un desaprovechamiento casi absoluto de su talento. Si al final estos contratos en exclusiva parecen servir mas para evitar que los autores se vayan a la competencia que para otra cosa…
DC podría haber tenido multitud de cómics así y le malgastaron en unos pocos proyectos de segunda división
La lectura de este comic, aunque no se conozca a los personajes y jamás se haya oído hablar de ellos (excepto Batman claro) es obviamente más que recomendable, ya que no hace falta saber nada de ellos para disfrutar de la historia y por otro lado, todo lo que salga de las manos de Walter Simonson debería ser lectura obligatoria. Ahora estamos a la espera de la publicación de su Ragnarok en IDW, donde seguro que Walter Simonson volverá a darnos otra lección de cómo hacer buenos comics y que nos permitirá ver una nueva versión de cierto dios del trueno al que asociaremos para siempre con su nombre.
¿Se le perdio al Phantom Stranger? :v
Por suerte esto llevaba en preparación desde antes de que a Didiota se le ocurriera convertir al Phantom Stranger en Judas xd