Ayer vimos como Peter Cushing comenzó su larga y fructífera relación con Hammer Films al interpretar al Barón Frankenstein. Este papel fue el que le lanzo definitivamente a la fama a nivel mundial. Ya no era aquel aspirante a actor que hacia pequeños papeles en el teatro ni el actor de televisión conocido y con buenas críticas. Su talento por fin había recibido el reconocimiento que se merecía y se en una estrella, pero Frankenstein fue solo el primer paso en esta nueva etapa de su carrera, y al año siguiente Peter Cushing protagonizaría el siguiente gran éxito de la Hammer. 1958 fue el año en el que se estreno Drácula, película en la que Cushing interpretaría a otro de esos personajes que le acompañarían durante el resto de su vida, el Doctor Van Helsing.
De cientifico loco a cazador de vampiros, Cushing seguia adueñándose de personajes míticos
Esta versión del clásico de Bram Stoker sufrió numerosos retoques por parte de la Hammer, algunos un tanto arbitrarios e innecesarios. Nos encontramos con que Jonathan Harker aquí es un viejo amigo de Van Helsing y desde el principio de la historia su propósito a la hora de viajar al castillo de Dracula es destruir al vampiro. Su prometida es Lucy y no Mina y esta es la esposa de Arthur aunque por lo demás el papel de las dos mujeres se mantiene relativamente fiel a la novela y no se entiende mucho dicho intercambio. También nos encontramos que la acción se traslada geográficamente y ni Drácula vive en Transilvania ni el resto de personajes en Inglaterra, todos viven en distintas zonas de Baviera (Alemania), quizás para justificar lo rápido que viajan de un lugar a otro.
Peter Cushing tiene cara de no entender como su viaje a Transilvania le ha llevado a Baviera…
Lo que no cambia en exceso y se mantiene relativamente fiel al libro es el Dr. Van Helsing. Peter Cushing se empapo el libro de Stoker para incorporar a su interpretación todos los elementos posibles de su personaje, llegando incluso a imitar la forma de gesticular de este. Su personaje aquí es lo opuesto a su Frankenstein pese a que mantiene un poco de la frialdad de su Barón. Van Helsing es un hombre dedicado por completo a la misión de erradicar de la faz de la tierra el mal que supone el vampirismo, pero es al mismo tiempo un hombre compasivo y amable con una sorprendente energía y agilidad para las escenas de acción.
Ahh, los tiempos en los que el cazador de vampiros era el héroe de la historia…
Christopher Lee también sale, pero poco. Sus apariciones se reducen a lo mínimo imprescindible para recordarnos que Drácula es un monstruo abominable que tiene que ser destruido. Y es una pena que él y Cushing, pese a que sus personajes son adversarios, apenas comparten escenas en la película y ningún dialogo. Pero eso resalta mejor esa dualidad entre la naturaleza casi “animal” del Conde, acentuada por la corpulencia de los casi dos metros de estatura de Lee y su vozarrón, y el papel de “cazador” de Cushing.
Christopher Lee no era un vampiro romántico y blandito precisamente…
Pero cambios a un lado lo que no se puede negar es que la película entretiene. En esta película, que no fue la primera ni mucho menos la ultima, de los trabajos conjuntos de Terence Fisher con la Hammer, Cushing y Lee, el director consiguió crear todo un clásico del terror que no ha envejecido nada mal. Y es que Terence Fisher sabía como nadie combinar el horror clásico con elementos sexuales y violentos que en su época fueron bastante rompedores. Por todo ello fue bastante criticado en su día, e injustamente menospreciado, considerándosele un simple director de “serie b”. Por suerte esto ha cambiado en los últimos tiempos y ahora se le reconoce debidamente su talento.
Y el karma de Peter Cushing le devolvió el estrangulamiento de su anterior película…
La película recibió el mismo tipo de críticas que había recibido Frankenstein el año anterior, a muchos críticos les parecía intolerable la violencia y el sexo que se mostraban en esta película, elementos que vistos hoy en día hacen que nos de risa esa “polémica”. Pero al público le encanto, la película se convirtió en otro éxito de taquilla y cimento aun más si cabe la fama de Fisher, Cushing y Lee. Así que no es de extrañar que ese mismo año los estudios les propusiesen trabajar juntos de nuevo en otra adaptación de un clásico literario. Fue así como Peter Cushing dejo a un lado a los monstruos clásicos y se puso en la piel del mejor detective del mundo, Sherlock Holmes, pero eso ya lo veremos mañana.