Cuando uno piensa en Hugo Pratt es inevitable acordarse de Corto Maltes, (bueno, y quizás después uno se acuerde de sus Escorpiones del Desierto o de Ernie Pike…) Pero por famoso que el marinero de Malta hiciera a Pratt este no surgió de la nada, lo suyo fue una labor de muchos años a base de trabajárselo mucho para llegar a convertirse en ese gran autor al que admiramos y echamos de menos. Parte de este proceso fue Ana de la Jungla, su primer comic como autor completo y al que ahora vanos a echarle un vistazo.
Y así empezó la carrera en solitario de Hugo Pratt
Buenos Aires, 1959, un editor le encargo a Hugo Pratt la realización de un nuevo comic, tenia completa libertad para hacer lo que quiera, y toda la responsabilidad, guion y dibujo, seria suya. Hasta aquel momento Pratt siempre había trabajado con guiones de otros, siendo la más famosa de esas colaboraciones la que tuvo con Héctor Germán Oesterheld a lo largo de varias series, pero por primera vez en su carrera iba a tener que ocuparse de ser un autor completo. Y así fue como en Agosto de 1959 el nº 1 de la revista Supertotem aparecieron por primera vez Ann y Dan (que más tarde acabaría conociéndose como Ana de la Jungla)
Primera aparición de los personajes hace la friolera de 54 años
Varias fueron las fuentes que sirvieron a Pratt como inspiración para su primera obra en solitario. Primero de todo sus propias experiencias de los años en los que vivió en África con su familia, también le influyeron mucho novelas de aventuras como la de H. Rider Haggard y comics como “Tim Tyler’s Luck” (Mas conocidos en España como Jorge y Fernando) Aunque casi sin darse cuenta utilizo de forma quien sabe si no del todo inconsciente una última influencia. Ana tenía el rostro y el nombre de una chica a la que había conocido hacia años y que acabaría convirtiéndose en su esposa, Ana Frognier. Teniendo todo eso en mente Pratt creó a su pareja protagonista, dos adolescentes blancos y europeos que vivían sus aventuras en el África Colonial en los albores de la 1º Guerra Mundial.
Jorge y Fernando, dos de los «antepasados» de Ana de la Jungla y Dan
Las aventuras que vivían Ana y Dan eran las que uno puede esperar en esas tierras, guerras tribales, enfrentamientos contra los gobiernos coloniales buscadores de tesoros, situaciones en las que estos niños se entrometerían constantemente salvando la situación. Pero Ana y Dan no vivían en solitario sus aventuras, les acompañaban entre otros Tipperary O’Hara, un marinero irlandés en el que uno no puede evitar ver a un “antecesor” de Corto, no tan carismático ni interesante como el Maltes pero apuntando ya maneras. Y no sería esta la única relación con Corto Maltes, ya que en Ana de la jungla vemos aparecer por primera vez a Lord nadie, con quien Corto se encontraría años mas tarde en “Las Etiópicas”, al igual que en otra de sus aventuras cruzaría caminos con el Teniente Tenton y el Capitán MacGregor, personajes que más tarde pasarían también por Los Escorpiones del desierto, como si Pratt hubiese creado con todas sus obras un único universo de ficción.
No es Corto pero se le iba dando un aire
El comic en si pues obviamente no es su mejor obra, es producto de un Hugo Pratt primerizo en las tareas de escritor que pese a su talento aun le quedaba algo de rodaje, pero el comic funciona bastante bien. Las aventuras aunque sencillas, y a estas alturas igual algo vistas ya, son divertidas, con un tono muy clásico y casi inocente que da gusto leer. En el apartado grafico también nos encontramos con un Pratt algo alejado del que encontramos en sus trabajos más famosos, aun no había alcanzado ese estilo tan personal suyo que rozaba la abstracción y aun tenía una forma de dibujar muy deudora de la de Milton Caniff.
El Tam-Tam dice Tom-Tom… igual era el gps de la época…
Así que quizás Ana de la Jungla no sea su obra más redonda ni la más recordada, pero es una lectura agradable y que nos sirve para ver los primeros pasos del que acabaría convirtiéndose en uno de los más grandes autores de comic que ha habido.