Ya conocéis la historia, un tal Alan Moore se pone a trabajar para DC en octubre de 1983, y cinco años después deja de trabajar con ellos cabreado. Se convierte en una especie de semidios del cómic de habla inglesa, y que la DC moderna le debe mucho al bueno de Alan. En esta serie analizamos todos los cómics que sacó DC aquel octubre del 83, y de momento ya hemos comprobado que DC tenía graves problemas…
El Hombre criónico, un villano que daría mucho que hablar… Si alguien se acordara de él.
Sí, hoy toca el número 6 de Batman and de Outsiders. Esta serie es un tanto peculiar, porque nos habla de un tiempo en el que Batman no podía estar en dos grupos a la vez, y dejaba la Liga de la Justicia para trabajar con los Outsiders estos. La portada del número 6 esta dibujada por un grande de DC y Batman como era Jim Aparo, que también dibuja el interior con guión de Mike W. Barr, siendo los dos los creadores de la serie.
Toda una página para mostrar una de las mayores reivindicaciones de la infancia del primer mundo.
Sí, no quiere ir a la escuela. Tiene pinta de tener más de veinte años, pero la moza no quiere ir a la escuela. Uno se pregunta con que derecho obligas a un mayor de edad a ir a la escuela, cuando podría estar haciendo cosas que le apetecieran más como prostituirse o drogarse, pero es que la tal Gabrielle (Halo) ha tenido una vida dificil y ahora por fín puede vivir su infancia.
Ah, ya entiendo por qué va a la escuela, porque lo quiere Batman. Y si Batman quiere, a la escuela directa.
Katana por su lado se encuentra con Bruce Wayne, que le ha comprado una librería japonesa para que trabaje. Ella rechaza el trabajo, pero como le debe una a Batman y como Batman quiere que trabaje en la librería en cuestión, acepta el trabajo. Eso sí, se larga preguntándose como es posible que Batman tenga trato con una criatura tan inutil como Bruce Wayne… ¡Pero, hija de puta, si Wayne te acaba de regalar una librería entera! ¡Desagradecida!
Oh la infancia, la alegría de vivir…
Rex Mason y Brion Markov (Metamorfo y Geoforce) conocen durante una visita a un hospital a una niña a la que le van a transplantar un riñón. Es una cría vital y muy maja, por lo que el Hombre Criónico no puede resistirse y decide robar el riñón artificial de la chavala. Geoforce y Metamorfo van al rescate:
Vaya chapuza de robo…
Sin embargo, sólo Metamorfo consigue enfrentarse a él, porque Geoforce estaba muy ocupado intentando salvar a la cría de unos cascotes que iban a aplastarla. Y nada, que el Hombre Criónico consigue escapar pero sin llevarse el riñón. Más tarde, uno de los médicos del hospital les contará que el misterioso Hombre Criónico ya les robó diez años antes, pero que sorprendentemente el hombre no había envejecido en todo ese tiempo… ¿Pero como puñetas eres capaz de ver si ha envejecido o no, si va completamente tapado?
Todos los superhéroes negros de la época eran profesores en insititutos conflictivos, aunque fueran reyes de Wakanda.
Black Lightning, un personaje creado por Tony Isabella y que ha sido completamente olvidado en el New52 porque Dan Didio no quiere darle ni un duro a Isabella, se pone a trabajar de profesor y tiene un ataque de ira. Y nada más, porque esa trama se queda donde estaba.
-¿Quién ha quitado la luz? -Pues la niña gilipollas, que se ha apagado…
Batman convoca una reunión de los Outsiders, pero de repente se apagan las luces y no ven nada… Porque Halo es una cabrona y también apaga su Halo de energía, porque si no no me explico como es que se quedan completamente a oscuras. Tanto da, Batman aparece haciendo su entrada dramática y les cuenta que van a pegarse contra el Hombre Criónico, que será una buena práctica para ellos.
Esta gente lleva lo de refrescarse en verano a unos extremos…
El Hombre Criónico, que vive en una tenebrosa casa abandonada, tiene a tres personas metidas en tubos de criogenización. Aunque estan congelados de forma muy rara, porque le hablan telepáticamente, pero no se quejan en lo más mínimo si les quita una pierna. Por lo visto son su mujer y sus padres políticos, y los tiene encerrados haciendoles creer que siguen viviendo en 1955 (veintiocho años antes de la publicación del cómic). Lo importante es que en las noticias hablan de un experto en transplantes que llega a Gotham y el Hombre Criónico decide atacar aun sabiendo que seguramente es una trampa.
Si yo disparo a un tio eléctrico un chorro de hielo, ¿por qué se funde él y no yo, que ni soy resistente a rayos y estoy conectado a él por el chorro de hielo?
El Hombre Criónico ataca el coche del experto en cuestión y se encuentra que no hay ni experto ni nada, que lo que hay son unos Outsiders muy cabreados que le cascan de lo lindo hasta que rapta a Katana y congela al resto del grupo. Y ahí se acaba el número.
Sí, yo también me quedé así al enterarme de que DC va a recuperar a Amethyst en el new 52…
El número 6 de Batman & The Outsiders, como casi todas las series editadas por Wolfman y Len Wein, es un cómic más maduro que el resto de las series que publicaba DC por aquellos tiempos, pero sigue sin ser gran cosa. Tiene muchas escenas intrascendentes, el villano no parece gran cosa (ni lo es, en el número siguiente no explican mucho más) y los Outsiders en este momento no parecen nada del otro mundo. Tendrán que pasar unos cuantos números hasta que la serie despegue, pero en Octubre de 1983 Batman & The Outsiders era una serie mediocre tirando a mala. Y lo que es peor, aburrida, con un Aparo con prisas y un Mike W Barr rellenando el expediente.
Tony Isabella no aprueba este mensaje.
La serie no es propiedad de sus creadores, pese a estar acreditados como tales, y ni siquiera se menciona la autoría de Batman por parte de Bob Kane o la de Black Lightning por Tony Isabella. Los Outsiders tendrían tres o cuatro encarnaciones más (una llegó a estar escrita por el propio Didio) pero tras Flashpoint no ha quedado rastro de ellos. La semana que viene nos toca un clásico, uno de esos cómics que insisten tozudamente en que DC si tenía buenos cómics antes de Crisis; el número 172 de Green Lantern, escirto por Len Wein y el autor junto a Alan Moore de Watchmen… Dave Gibbons.
¡Y espero que sea mejor que la película!
oro puro, esto es muy didáctico