Hoy vamos a hablar de un videojuego perverso e infame capaz de chuparte la sangre, la vida y las horas con la excusa de hacer «sólo un turno más». Estamos hablando, como no, de Civilization.
Civilization I, en toda su gloria VGA.
Creado en 1991 por Sid Meier, Civilization era un juego extraño. Ya se habían hecho juegos de estrategia por turnos mucho antes, pero Civilization era algo así como un enorme parque temático de los juegos de estrategia. La idea de llevar una civilización desde la prehistoria hasta el futuro cercano y la conquista del espacio era un tanto impracticable hasta entonces. Meier, un tío al que le encantan los juegos de tablero, diseñó el juego basándose parcialmente en el juego de mesa del mismo nombre, pero sin limitarse en absoluto a portarlo a PC.
A la hora de homenajear este clásico, iremos repasando cada una de las entregas de este clásico de la mano de una serie de autores invitados que, a diferencia del señor Mhulargo, no dirán que el juego es una mierda porque no se puede elegir Wakanda como civilización.
El primer invitado será… ¿George Bush Jr? ¡Joder, prefería que lo hiciera el Mhulargo!
La primera cosa que te quiere dejar clara el juego es que lo verde es hierba y lo azul es mar.
Uh… ¿Está encendido esto? Bien, empezamos.
Civilización. Desde el momento en que Dios puso al hombre sobre la tierra y le dijo «creced y multiplicaos», los americanos hemos traido la civilización al mundo. América, esa gran nación, se enfrenta en esta ocasión a 15 perversos estados terroristas que pretenden sojuzgar sus libertades, desde los malvados Mao y Stalin con sus comandos comunistas, los no menos perversos ingleses, que quieren conquistarnos otra vez con sus reinas vírgenes y su forma de hablar rara, los malvados afronegros que nos quieren robar el coche y violar a nuestras mujeres, los indios que nos quieren cortar la cabellera o los señores con síndrome de down, que insisten en que les demos trabajo y las mismas oportunidades. Por no hablar de los maricones, que hacen marranadas griegas y van con toga para poder sodomizarse mejor.
Elija bien, elija yanqui. El resto, sucios terroristas.
A la hora de comandar nuestras tropas, tenemos una forma mucho más sencilla que los mapas esos de lucecitas que usamos en el pentágono. Tenemos una cuadrícula de rectángulos por la que movemos nuestros muñecos, que son cosas como pioneros americanos que siembran en la tierra, plantan las vías del ferrocarril y fundan ciudades, y luego un montón de otros muñecos que ya son cosas más serias como gente con palos, gente con pistolas, y marines de los Estados Unidos de América que llevan la libertad y la democracia a todas partes.
Por allí van los pioneros americanos en su diligencia, hace cosa de seis mil años. Cualquiera diría que fue hace solo 200 años y fue en el 4000 antes de Cristo…
¿Cosas malas del juego? Pues que es muy realista, porque puedes declararle la guerra a quien te de la gana y luego firmar la paz sin problemas, y se olvidan enseguida de las veces que le has masacrado a la población por bajas colaterales y te sonríen mucho, y a veces de puro tontos que son los enemigos te ríes tanto que pierdes el hilo del juego. Tampoco entiendo porque si tengo 78 marines en una casilla y atacan a un terrorista iraquí armado con un palo, si gana el insurgente islamista se mueren mis 78 marines. Supongo que es porque lleva escondida una bomba muy gorda metida por el culo, que los árabes eso lo hacen mucho.
Ese señor de ahí es Sid Meier. Tenía la frente amplia, pero le quedaba pelo.
En conclusión, que lo mejor del juego es que al final ves las caras de todos los terroristas que has detenido y se les ve como si les hubieras pegado una paliza en el Street Fighter II. Muy bonito todo, pero no entiendo por qué me dicen que mi puntuación del juego esta «al nivel de Dan Quayle». Pues no, porque yo he sido presidente de los Estados Unidos de América, y el sólo llegó a presidente.
¿Veis como en la administración Bush la sanidad funcionaba?
Pero que sí, que es muy divertido ser el líder de la civilización y que se pueden hacer carreras de conquistar el mundo antes del año 2000 antes de cristo.
El pueblo espontaneamente decide construirte un cacho de palacio; por menos de eso a Camps le hicieron un traje.