Conociendo mejor a Hellboy con Mignola y amigos

Estos meses he seguido poniéndome al día con el Hellboy de Mike Mignola, y tras acabar con la recopilación de lo que podríamos llamar su historia principal (recopilada en cuatro ómnibus) me he zambullido en sus historias cortas. Pequeñas historias en las que Mignola formó equipo con un buen puñado de grandes autores para continuar explorando la compleja vida de su personaje, llevándonos a través de las décadas para que le acompañásemos en misiones que, si bien no fueron de vital importancia para el mundo, nos permiten hacernos una idea más clara de la enorme riqueza de este universo de ficción.

Uno de los elementos más destacables de esta primera recopilación es sin duda la diversidad de su apartado gráfico, donde además de encontrar unas cuantas historias dibujadas por el propio Mignola, nos encontramos con colaboradores de la talla de Richard Corben, Duncan Fegredo, Mick McMahon, Gabriel Bá, Fábio Moon y el coloreado de Dave Stewart. Pero esa diversidad, que a menudo se aleja mucho de la aparente simplicidad del dibujo de Mignola, no desentona en absoluto con este universo de ficción que parece permanentemente sumergido en sombras. Algo que en buena medida se debe a que Dave Stewart colorea la mayor parte de las historias aquí presentadas, lo que aporta una unidad quizás más atmosférica que estética, que consigue que no olvidemos nunca dónde nos encontramos.

A través de estas historias Mignola y compañía nos llevan desde la más tierna infancia de Hellboy hasta su edad adulta, donde tanto en medio de travesuras infantiles como en misiones para la B.P.R.D. o en escapadas personales, este no parece capaz de escapar de las fuerzas del mal que amenazan la Tierra y que no paran de recordarle cuál es su aparente destino como destructor del mundo. Unas historias que en ocasiones llenan huecos en la historia principal del personaje, y en otras simplemente son un vehículo para explorar la personalidad de este personaje que desde que apareció sobre la Tierra ha cargado un peso enorme sobre sus hombros.

Una escapada nocturna que termina en una visita a un circo muy particular, la larga temporada que pasó en México y que no recuerda porque se la pasó casi en su totalidad borrachísimo, los primeros encuentros con personajes que acabarían siendo fundamentales en el último acto de su vida y la realización de que demasiado a menudo el mayor mal que Hellboy encuentra no está en las fuerzas demoníacas que lo envuelven, sino en el egoísmo, la codicia o la ambición desmedida de poder de algunos humanos que no merecen tal nombre. Encuentros y situaciones que van formando la personalidad de este héroe complejo y un tanto hastiado de la vida que le ha tocado vivir y que son imprescindibles para poder disfrutar en su totalidad de Hellboy.

Pero a pesar de los múltiples horrores que salpican estas historias Mignola no deja atrás el humor, aunque este en ocasiones sea negrísimo y muy a menudo surja de la larguísima experiencia de Hellboy en estas lides en las que ya ha visto de todo y se ha acostumbrado a temerse lo peor constantemente. Así podemos encontrarnos desde príncipes del Infierno temerosos de que Hellboy acabe volviéndose demasiado humano, cadáveres parlantes y esa certeza de que da igual que esté investigando, todo acabará siempre a golpes con alguna clase de criatura u otra.

Y sin querer entrar en detalle en cada una de las historias que forman este primer recopilatorio, no me puedo resistir a hablar un poco de algunas de ellas. En The Midnight Circus nos remontamos a la infancia de Hellboy, quien aburrido de su vida encerrado en una base militar decide escapar una noche para explorar los alrededores y acaba visitando el fantasmagórico Circo de la Medianoche. Aquí Duncan Fegredo realiza un despliegue de talento inmenso, alternando dos estilos artísticos muy diferentes para mostrarnos la realidad a través de líneas y manchas, muy en la línea del propio Mignola, para adoptar el estilo pictórico que más asociamos con él a la hora de mostrarnos ese mundo mágico y onírico que el pequeño Hellboy encuentra y no por casualidad precisamente. Fegredo brilla aquí como quiere, convirtiendo poco a poco la aparente inocencia del circo en un festival de horror y consiguiendo que el enorme contraste entre los dos estilos que utiliza aquí se complementen a la perfección.

En una línea muy diferente tenemos The Corpse, que tengo entendido que es una de las historias más populares del personaje, y en donde Mignola escribe y dibuja. Aquí lo que debería ser una misión rutinaria para Hellboy, rescatar a una niña secuestrada por “fairies” en Irlanda, se convierte en una absurda misión secundaria en la que debe enterrar, en suelo consagrado y antes del amanecer, el cadáver parlante y animado de un criminal ahorcado hace siglos que le había caído en gracia al rey de ese pueblo feérico. Una misión en la que Hellboy no para de encontrar obstáculos, muertos que no quieren compartir su lugar de enterramiento, criaturas mágicas de todo tipo y el propio cadáver que es bastante impertinente para estar muerto. Una historia muy divertida que resume a la perfección lo que es Hellboy y su mundo y que podría ser la mejor carta de presentación del personaje.

Y por último quiero hablar de algo que para mí ha sido toda una sorpresa, las historias que dibujó aquí Richard Corben. Yo debo reconocer que nunca fui un fan de su trabajo, a menudo había intentado leerme su obra por recomendaciones de amigos y la fama que se había ganado a pulso a lo largo de su dilatada carrera, pero nunca había encontrado nada que me convenciese realmente. Pero a través de las historias cortas aparecidas aquí, Hellboy in Mexico, House of the Living Dead, The Crooked Man y Double Feature of Evil, casi podría decir que he descubierto a un Corben diferente. Es cierto que el estilo que utilizó con Hellboy era muy diferente del que le lanzó a la fama en los setenta y ochenta, siendo aquí algo más caricaturesco y con un uso del color radicalmente diferente, un aspecto que en este caso estuvo en manos de Dave Stewart como en la práctica totalidad del recopilatorio. Pero aunque a efectos prácticos este fuese casi un Richard Corben diferente, esa evolución de su estilo a mí personalmente me ha encantado, especialmente por su habilidad para impregnar las páginas de una atmósfera aterradora y de su manejo del horror en todas sus formas, siendo especialmente The Crooked Man una de las más aterradoras del recopilatorio.

Así que mientras que espero que estos artículos animen a alguien a descubrir el fascinante universo de ficción surgido de la imaginación de Mike Mignola, yo seguiré adentrándome en él ya que por suerte me queda lectura para una larguísima temporada. Porque entre el resto de recopilatorios de historias cortas que me faltan, series paralelas como B.P.R.D. o los numerosos spin-offs protagonizados por los secundarios que se han ido dejando caer por la serie, no voy a terminar a corto plazo, y lo que me alegro.