Al Ewing sigue siendo uno de mis guionistas de superhéroes favoritos de la actualidad y con el primer número de la nueva etapa de Thor no ha hecho más que confirmármelo. Una etapa en la que forma equipo con un viejo conocido de la serie, Pasqual Ferry, para contarnos un nuevo capítulo del personaje que pese a beber muy directamente de etapas pasadas (y no de las mejor recordadas precisamente) han conseguido que todo esto parezca nuevo y apasionante. Así que sin más preámbulos, pero con el aviso de que hay SPOILERS de los últimos números de la serie anterior, vamos a conocer al Mortal Thor.

Los dioses nórdicos no son más que viejas historias, material de mitos y leyendas que han inspirado entre otros a cierto alienígena naranja con cara de caballo que ayudó a fundar a los Vengadores. Y alejado del territorio de mitos y héroes se encuentra Sigurd Jarlson, un inmigrante amnésico que reside en Nueva York y que no recuerda mucho de sí mismo, solo que se le da bien trabajar con martillos. Pero cuando en su búsqueda de un lugar en ese nuevo hogar que está descubriendo se encuentra con las injusticias que se producen allí, y que no siempre hay quien defienda a quienes lo necesiten, Sigurd decide inspirarse él mismo en esas viejas historias y adoptar el nombre de… Thor.

Aunque es cierto que el ritmo en ocasiones ha sido un poco lento, no puede decir que la serie de Immortal Thor haya sido aburrida precisamente. En ella Ewing, acompañado de un buen puñado de dibujantes, combinó elementos tanto de las propias leyendas que inspiraron a los personajes como de múltiples etapas pasadas del cómic, nada sorprendente esto último dado que Ewing es uno de esos guionistas que adora jugar con la continuidad de los cómics. Y eso es algo que ha continuado haciendo en este nuevo volumen de la serie, donde retoma elementos utilizados ya en el pasado, y en más de una ocasión, para contarnos una historia que pese a ello resulta novedosa.

Una nueva era que parte de que Thor ha muerto en su batalla contra los Dioses Utgard, Bifrost ha sido destruido, y los Diez Reinos no solo han quedado completamente aislados del reino de los mortales, sino que todo recuerdo de su existencia real ha desaparecido, quedando solo los mitos que inspiraron sus habitantes durante sus visitas a Midgard. Pero los dioses son difíciles de matar, y tras acabar el alma de Thor en Vidbláinn (otro reino de la muerte asgardiano) este se reencontró con Donald Blake, reabsorbió su alma y su humanidad y renació en la Tierra como un mortal sin memoria pero con un nombre muy familiar.

Y aquí encontramos inspiración en múltiples etapas, tanto de las mejores como de otras que no lo son tanto. La identidad de Sigurd Jarlson, el obrero de la construcción, está sacada de la magnífica etapa de Walter Simonson, solo que ahora Sigurd no es un simple disfraz, sino una realidad mortal y vulnerable. La idea de los dioses asgardianos renaciendo en la Tierra sin memoria tampoco es nada nuevo, ya que es el punto de partida del Thor de Marvel, cuando este vivió como Donald Blake antes de saber la verdad, una idea que se retomó en cierto modo en los Dioses Perdidos de Tom DeFalco en los noventa y posteriormente en la primera década de los dos mil durante la etapa de J. Michael Straczynski. Pero como es habitual en él, Ewing no se limita a reciclar viejas ideas, sino que les da nueva forma para contar cosas diferentes.

De ese modo nos encontramos con que este nuevo Sigurd Jarlson es un inmigrante, que tiene problemas con el inglés y cuyo estatus legal es dudoso, por lo que dado el clima político de Estados Unidos ahora mismo estoy convencido de que Ewing piensa aprovechar esto para cargar merecidamente contra ese racismo institucional cada vez mayor que existe allí y no dudo que veamos a Sigurd tratar a martillazos a los equivalentes de ICE que vayan a por él.

Además, Roxxon continúa siendo una presencia constante haciendo lo que mejor saben hacer, representar lo peor del capitalismo y del sector empresarial con cero escrúpulos, dejándose caer aquí buscando esquiroles que revienten una huelga de sus trabajadores que lo único que piden son condiciones laborales dignas. Así que este “nuevo” Thor, defensor de los oprimidos, los marginados y los explotados, tiene potencial para protagonizar unas historias de lo más interesantes. Unas historias que espero que vayan en la línea de lo que en su día hicieron Siegel y Shuster con Superman, y que sea un héroe para el pueblo, que es algo que hoy en día es casi más necesario que nunca.

Pero Sigurd/Thor no está solo precisamente, ya que cuenta con un peculiar amigo que le ayudó cuando despertó sin memoria en Nueva York, un joven sin hogar aficionado a los acertijos, las historias y las mentiras que se hace llamar Lucky y que obviamente es exactamente quien parece ser. Porque otro aspecto importante de la etapa de Ewing es que desde el mismo primer número Loki ha estado tramando algo (bueno, eso siempre), manipulando a Thor, en ocasiones dando la impresión de que conspiraba contra él, llegando a esa traición final en la que le mató. Pero nunca ha dado la impresión de que simplemente Loki haya vuelto a ser un villano, y Ewing es demasiado inteligente para ir en esa dirección, dando más bien la impresión de que le ha estado guiando para que aprenda o descubra algo, convirtiéndose así irónicamente en alguien muy parecido a su padre Odín, probando que la crianza es más poderosa que la sangre.

Y el otro gran punto fuerte de la serie es el regreso de Pasqual Ferry, uno de nuestros mejores dibujantes, y que no es nada ajeno al mundo de Thor, habiéndole dibujado durante las etapas de Matt Fraction, la de Donny Cates y también en la de Jason Aaron cuando era Jane Foster quien empuñaba a Mjolnir. Aquí Ferry tiene ahora la oportunidad de dibujar a un Thor muy diferente, uno que ha cambiado los escenarios de fantasía por los que se solía desenvolver por los más terrenales y urbanos de Nueva York. Pero ese cambio de escenario no ha impedido a Ferry seguir demostrando que sigue siendo uno de los mejores en lo que hace, su Thor sigue siendo alguien que transmite poder pese a su mortalidad, su Nueva York parece un lugar real en el que vive gente y la acción es tan brutal como uno espera de un personaje así. Un trabajo que se ve realzado por el coloreado del veterano Matt Hollingsworth, quien colorea aquí directamente sobre el trazo suelto y abocetado de Ferry, complementándose a la perfección.

El comienzo de este nuevo capítulo no podría haber sido mejor, y yo personalmente tengo unas ganas enormes por ver en qué dirección va esta larguísima epopeya que Al Ewing le ha estado haciendo vivir a Thor y cuál es el destino de este. Un cómic que, al menos de momento, refleja a la perfección ese viejo dicho de que no hay malas ideas, y que bien ejecutadas lo que en su día nos pareció un tostón ahora promete ser algo de lo más interesante.

Hablando de colecciones recién iniciadas, el primer número de la nueva serie de la Gata Negra guionizada por G. Willow Wilson me ha gustado mucho.
Pues ya ves hoy que también me lo he leído xd
¡Y que poco caso te han hecho!