Pese a que llevo años tratando de ponerme al día con la ingente producción surgida de las páginas de 2000 A.D., esta veterana revista sigue sorprendiéndome incluso con obras de autores cuya bibliografía creía que conocía, que es justo lo que me ha sucedido con el Bad City Blue de Alan Grant y Robin Smith, una efímera serie que pasó fugazmente por las páginas de la revista a mediados de los ochenta mostrando uno de los futuros más desoladores y desesperanzadores que recuerdo haber leído allí, y siendo la revista el hogar del Juez Dredd ya es decir mucho. Así que toca viajar de nuevo en el tiempo, hacia el futuro o los años ochenta, según la perspectiva, para recordar que vale mucho la pena bucear en la historia de 2000 A.D. ya que sigue estando repleta de pequeñas joyas como esta.

Blue es uno de los más eficientes y despiadados Button Man (asesinos a sueldo) al servicio de las autoridades de Bader “Bad” City, una ciudad construida bajo cúpulas en un asteroide y que lleva mucho tiempo muriendo lentamente. Poco a poco el caos y el crimen se han ido apoderando de cada vez más sectores de esta, hasta el extremo de que ya el noventa por ciento de la ciudad es casi un infierno. Uno en el que agentes como Blue solo consiguen mantener un precario orden ejecutando a los peores criminales, tratando de retrasar lo inevitable para mantener el confort de ese diez por ciento de la población a quienes sirve. Pero Blue no tardará en descubrir por las malas que la situación de la ciudad es mucho más dramática de lo que creía y que su destino y el de todos sus habitantes pende de un hilo.

Bad City Blue no fue uno de los grandes éxitos de 2000 A.D. ni siquiera pese a tener al frente a alguien como el prolífico y añorado Alan Grant, quien firmaba aquí con el seudónimo de Craig Lipp, y la serie fue cancelada tras solo diez episodios publicados durante 1986. Pero pese a su corta duración, apenas cincuenta páginas, y a que su final resulta un tanto abrupto, resulta una lectura de lo más interesante por cómo Grant y Smith no se cortaron lo más mínimo a la hora de dar vida a una de las distopías más duras y violentas que han pasado por esa revista.

Y eso que sobre el papel podría parecer que simplemente ofrecieron más de lo mismo, un despliegue de violencia muy extrema cuyo telón de fondo era otro de esos futuros en el que los pobres son muy pobres, los ricos muy ricos y tratan de mantenerse lo más aislados posibles de estos pese a que les siguen necesitando para mantener su nivel de vida, la eterna lucha de clases pero convertida en una guerra. Pero futuros como esos, postapocalípticos o con dictaduras fascistas de todo tipo ya estaban muy vistos en la revista, por lo que Grant y Smith llevaron las cosas un poco más allá para crear un futuro de pesadilla aún más cruel de lo que parecía en la superficie.

Resulta admirable cómo en tan pocas páginas fueron capaces de elaborar una historia tan rica y con tantas posibilidades que, aunque tristemente solo araña superficialmente su potencial, nos ofrece una historia completa y dentro de lo que cabe bastante redonda. Y aunque es inevitable el pensar hasta dónde podrían haber llegado de haber contado con algo más de tiempo para desarrollar con calma esta historia, lo que nos dieron resulta bastante satisfactorio aunque sepa a poco. Grant y Smith mantuvieron aquí un ritmo frenético, que no decayó en ningún momento, mientras se sucedían las orgías de violencia extrema y unas revelaciones cada vez más brutales sobre lo que sucedía realmente en la ciudad.

Un aspecto ese último que es el más destacable de la historia, como cada nueva revelación, cada nuevo giro argumental, nos desvela una realidad aún más horrible, de esas que provocan que de pronto Mega City-1 no parezca un lugar tan malo para vivir (y pensemos que igual a los ricos hay que quemarlos a todos). Porque en esta ciudad pocas cosas son lo que parecen, como el propio Blue descubre a su pesar, no puede confiar ni en aquello en lo que está completamente seguro, y arriba siempre hay alguien que solo piensa en su propio bienestar. Y pese a que esas revelaciones (algunas geniales) se tienen que suceder de una forma un tanto precipitada hasta desembocar en ese final del que prefiero no dar ni adjetivos, el resultado de este cómic es muy satisfactorio.

A ello ayuda también el trabajo de Robin Smith, todo un veterano que comenzó en el departamento artístico de 2000 A.D., departamento del que acabó siendo su director y que quizás sea más conocido por su trabajo en The Bogie Man junto con Alan Grant y John Wagner. Este con su estilo recargado y detallista consiguió crear una sensación de angustia y claustrofobia constante que provoca que casi parezca que estamos viendo una pesadilla de su protagonista y no su realidad. Algo que combinado con su habilidad para la acción, que no escasea aquí precisamente, consigue que las escasas cincuenta páginas de esta historia se pasen en un suspiro aún mayor de lo esperado.

Pero aunque sepa a poco y solo se pueda adquirir en digital (espero que lo acaben sacando en tomo junto con otras obras cortas de Grant o de Smith) Bad City Blue es otro de esos ejemplos de lo rica que es la historia de 2000 A.D. y cómo incluso entre sus obras menores y desconocidas podemos encontrar pequeñas joyas como esta que valen mucho la pena descubrir.

Puro Alan Grant.