Esta semana se ha añadido otro título a la línea Absolute de DC, y uno al que le tenía bastantes ganas, tanto por quienes lo protagonizan como por parte de su equipo creativo: el Absolute Green Lantern de Al Ewing y Jahnoy Lindsay. Una serie que, aunque no ha comenzado de una forma tan potente como otros títulos de la línea, sí que ha plantado numerosos elementos interesantes, tanto familiares como extraños, que, sumado a mi confianza en Ewing, me hacen tener bastante fe en esta serie.

La ciudad de Evergreen, en Nevada, era un lugar apacible y tranquilo en el que rara vez sucedía algo extraordinario. Hasta el día en que una cúpula verde, coronada por un extraño y gigantesco símbolo, cubrió la ciudad, encerrando a todos sus habitantes. Pero algo sucedió allí, algo trágico, que provocó la desaparición de la cúpula y que aquel extraño objeto que descansaba sobre ella cayese sobre la ciudad, aplastándola casi por completo sin que aparentemente quedasen supervivientes… Pero algunas personas que se encontraban allí han escapado con vida, aunque no sin sufrir cambios, y ahora poseen poderes inimaginables que pueden convertirles en grandes héroes o en aterradoras amenazas…

Con el buen rumbo que ha estado llevando hasta la fecha la línea Absolute de DC, ya me he acostumbrado a esperar lo mejor de cada nuevo título, pero mentiría si no dijese que este primer número de Absolute Green Lantern me ha sabido a poco. Y no es que se trate de un mal cómic, que no me guste la premisa (aunque hay cierto elemento que no me ha emocionado precisamente) o que tenga un equipo creativo flojo, pero quizás me he malacostumbrado a esperar más. Porque este primer número de GL ha sido poco más que un prólogo, aún más que otros primeros números de esta línea, y aunque contamos ya con suficientes elementos para hacernos cierta idea de por dónde irá esta serie, está claro que esta va a ser una historia de la que tendremos que leer un par de números más para tener más o menos claro qué esperar.

Aunque también hay que tener en cuenta que Al Ewing es uno de esos guionistas que trabajan a largo plazo, que le gusta ir desarrollando sus ideas poco a poco en lugar de dárnoslo todo hecho, por lo que, como decía más arriba, su trayectoria ha hecho que tenga más paciencia con él de la que tendría con otros. Y lo que nos ha ofrecido aquí, como viene siendo habitual en esta línea, es un acercamiento algo más oscuro y distorsionado a las historias que conocemos, con un montón de elementos y situaciones familiares vistos bajo una nueva luz para que no tengamos claro qué esperar. Tenemos a un Hal Jordan que se esfuerza por ser alguien sin miedo, que es amigo de gente tan familiar como John Stewart, Guy Gardner o Sojourner “Jo” Mullein, y algo de otro mundo que se ha estrellado en la Tierra trayendo consigo un gran poder.

Elementos familiares que nos encontramos reinterpretados casi en clave de terror, recordándome por momentos al trabajo de Ewing en Immortal Hulk. Aquí, la llegada de ese visitante de otro mundo es muchísimo más espectacular y dramática de lo que uno podría esperar, y este parece surgido de una pesadilla más que de un pulp de ciencia ficción. Del mismo modo, los poderes que han recibido algunos de estos personajes (y aún no sabemos cuántos han sido) tampoco son exactamente lo que uno podría esperar, teniendo un toque siniestro que se aleja de lo tradicional. Un juego de expectativas, de no darnos lo que damos por sentado, que el cómic maneja bastante bien.

Algo que Al Ewing ha confirmado en su lista de correo como absolutamente deliberado, y no porque le haya dado por “escribir para el recopilatorio”, sino porque busca provocar en el lector esa sensación de enfrentarse a lo desconocido, de temor, de no tener ninguna respuesta de forma inmediata sino muy lentamente… Unas intenciones loables, aunque está por ver si darán sus frutos (yo confío en que sí), pero que en algunos aspectos a mí me falla un poco, como el hecho de que, durante todo este primer número, la protagonista de la serie, Sojourner, tenga un papel mínimo y anecdótico.

Y en esta tarea acompaña a Ewing el dibujante Jahnoy Lindsay, alguien de quien Ewing dice que le recuerda a los artistas británicos cuyo trabajo creció leyendo, y sí que es verdad que no desentonaría mucho en las páginas de 2000 A.D.. Pese a que hay que reconocerle que es un dibujante expresivo, que consigue transmitir muy bien esa sensación de horror de esta historia y los pequeños momentos de acción, el acabado de su dibujo no me acaba de convencer. El cómic parece que ha sido reproducido directamente de sus lápices (ya sean físicos o digitales), por lo que nos encontramos con un dibujo de trazos muy sueltos y de aspecto casi inacabado, algo con lo que quizás quería reforzar esa sensación de cómic de terror, pero que, al menos a mí, me deja con la sensación de que le hubiese venido bien un buen entintado. Pero teniendo en cuenta que Lindsay no solo dibuja todo el cómic, incluyendo la portada, sino que también lo ha coloreado, quizás sea esa carga de trabajo la que ha provocado esa decisión estilística.

Aunque con todo esto no quiero decir que estemos ante un mal cómic, ni muchísimo menos, es solo que, tras primeros números tan potentes como los de las versiones Absolute de Wonder Woman, Superman o el Detective Marciano, y tratándose de un cómic de Al Ewing, esperaba mucho más. Pero, como ya digo, la premisa es interesante, la línea en la que parece que va a ir la historia me gusta, y Al Ewing es un guionista que a estas alturas se ha ganado con creces mi confianza, por lo que le concedo a esta serie algo más de manga ancha de lo que haría en otras circunstancias. Ahora tocará esperar a leer los siguientes números para ver si esa confianza es recompensada en este caso y Absolute Green Lantern acaba convirtiéndose en otra de mis series favoritas del momento.

Es lo que dices que es pronto, Absolute Superman empezó más floja y luego ha ido mejorando, así que habrá que ver.
Hoy demasiados cómics empiezan despacito. Ya viene siendo la norma hace demasiado tiempo (aunque todavía quedan cómics que te cuentan cosas en un solo número). A veces incluso con el #1 ni está claro que tono quiere darle el guionista a la historia (aunque esto ya es más problemático).