Hoy toca hablar de cómic británico, sí. Pero de clásico del cómic británico adaptando un clásico de la literatura alemana, nada menos; estamos hablando de uno de los «dibujantes políticos» -como si los cómics del Juez Dredd no lo fueran- más importantes del Reino Unido, Martin Rowson, adaptando una de las obras más influyentes de la historia de la humanidad, El Manifiesto Comunista, de Karl Marx y Friedrich Engels. Toma ya.
Lo del Manifiesto Comunista es como lo de la Constitución, es un texto la mar de corto del que opina muchísima gente que no lo ha leído. Y en ambos casos los hay que lo detestan y otros que lo idolatran, pero en lo que todos están de acuerdo es en que ambos textos están bien escritos y su brevedad los hace fáciles de leer, no como el Mi Lucha de Hitler que era un ladrillo estomagante, escrito fatal y que para colmo una generación de niños alemanes se lo tuvo que aprender de memoria. Aun así, y volviendo al Manifiesto Comunista, adaptar una obra así al cómic es algo que viene casi de una forma natural. Porque el manifiesto de marras no deja de estar escrito de una forma mucho más visual de lo que podríamos esperar de una obra de mediados del siglo XIX, un texto breve sin aspiración alguna a la adaptación pero que a buen seguro habría tenido aún mayor repercusión si hubiera sido un cómic, si hubiera podido llegar de una forma gráfica -y más clara- a los ojos de su público objetivo, un proletariado en su mayoría analfabeto. Que no es lo mismo que te hablen de alienación y control de los medios de producción que ver a unos señores con chistera devorando un picadillo hecho con carne de trabajadores, vaya.
Aun así, la intención de Rowson no parece ir tanto por la pedagogía o la simple adaptación como mostrarnos su mirada sobre un mensaje de Marx escrito para una sociedad de hace casi doscientos años; qué es lo que sigue vigente, qué es lo que se ha hecho con ese mensaje, cómo se ha retorcido y en dónde estamos ahora respecto a ello, aunque esto último sea simplemente sugerido en las últimas páginas, con la sombra de los monstruos totalitarios siempre presentes, tanto los encarnados en dictaduras como los ideológicos como Ayn Rand (sí, la loca esa también le debe mucho a Marx). Porque esta perra vida es lo que tiene; ya seas Marx, Adam Smith o hasta los mismísimos evangelistas, tu escribes algo para mejorar la vida de todos, intentas expresar algo claro y directo para que entienda cualquiera y sirva como fundamento para hacer un mañana mejor, y con los años pase lo que pase va a venir algún canalla hablando en tu nombre e intentando retorcer el significado de todo tu pensamiento y así poder arrimar el ascua a su sardina justificando lo injustificable. Ésta es una realidad que a la hora de adaptar al cómic una de estas obras hay que tener en cuenta, con lo que veo la mar de necesario que Rowson «altere» el mensaje de la obra original incluyendo esas alusiones anacrónicas; eso sí, mientras está ilustrando los textos de Marx la adaptación es completamente fiel al espíritu original, lo que se muestra es lo que se dice en el texto.
Porque no podemos olvidarnos al leer el cómic del momento histórico en el que fue escrito; el comunismo era una idea poco definida que circulaba por los pubs, una palabra sucia entre los políticos burgueses, algo que se lo llamaban a cualquiera que les llevara la contraria (pensándolo bien, las cosas no han cambiado mucho) y había una necesidad de «cristalizar» todas esas ideas en un texto claro y definido, que no hubiera un millón de evangelios para una sola religión. Y es que lo dicho, por parte de muchos en aquel momento el comunismo era una filosofía de locos que bordeaba el suicidio del estado al cuestionar valores como la religión, el patriotismo y hasta la propiedad privada, con lo que el Manifiesto Comunista lo que hace es tratar de establecer una serie de fundamentos sobre lo que iba y debía ser ese movimiento. Así, el texto de Marx y el cómic que tenemos entre manos describen cómo han sido las sociedades anteriores a la revolución industrial y viene a dejarnos claro en esas primeras páginas la simplificación de esas relaciones que dió lugar el monstruo del capitalismo burgués, descrito por Rowson como un monstruo steampunk sanguinario que traga obreros del proletariado como si no hubiera un mañana.
Ese monstruo, enfrentado en un principio a una aristocracia aferrada al antiguo régimen, utiliza como ariete revolucionario a una clase trabajadora sobre la que se ha sustentado la sociedad desde siempre y que se sabe perjudicada, levantándose bajo la promesa burguesa de que va tener poder de decisión sobre el gobierno, creyendo la promesa de que todos forman parte de un mismo equipo y de que el nuevo orden va a seguir defendiendo todos los valores morales que, curiosamente, los tuvieron sometidos en el antiguo régimen. Obviamente el capitalismo burgués al llegar al poder se olvida de sus promesas -de que nos sonará- y parece imbatible, pero ya en el siglo XIX Marx veía claro que el sistema capitalista tenía una progresión directa a hacer que los trabajadores fueran cada vez más pobres, por lo que el proletariado por fuerza acabaría llegando a una situación insostenible que lo obligara inevitablemente -optimista era un rato- a levantarse contra sus opresores. Y así es como Rowson ilustra una bandada de cerdos con alas de murciélago que acaban derribando el monstruo de metal mientras Marx se fuma un puraco enorme.
Todo esto Rowson lo muestra con bocadillos en ilustraciones a doble página, a diferencia de lo que hace en la segunda parte -que en el original no era más que una defensa a las acusaciones que hacían los detractores del comunismo y que en esta versión te enseña a Karl Marx en una velada de micro abierto llena de «folloneros»- o en la cuarta, que son puro cómic con organizaciones de viñeta agresivas y hasta caóticas con bocadillos enormes. Al leer estas viñetas, con ese estilo recargado, mezclando el «crosshatching» con el la acuarela, sin cortarse un pelo en usar el color cuando lo ve necesario en un mundo que principalmente es en blanco y negro (y rojo, mucho rojo), no dejas de acordarte del cómic underground, de la relación tremenda de estilos e influencias que han tenido los autores británicos con los americanos desde mucho antes de la «British Invasion» de Karen Berger.
Aun así, y centrándonos ya en el aspecto gráfico, perdonadme que me lo lleve a nuestro terreno porque es tremendo ver lo deudores que son autores como Bill Sienkiewicz al «political cartoon» británico, desde por supuesto Ralph Steadman hasta el propio Martin Rowson, porque cada una de las páginas de este cómic son expresionistas, caminando a ratos sobre una cuerda floja entre la abstracción y el surrealismo, esas tintas sucias y manchurrones que tanto sorprendieron a los lectores de Caballero Luna o Nuevos Mutantes. Y es el estilo apropiado para un cómic lleno de pesadillas goyescas, de referencias directas al Infierno de Dante mostrando los rostros descompuestos de las pinturas de Goya que, en definitiva, venían a ser los mismos explotados durante la primera mitad del siglo XIX.
Poco, demasiado poco vemos del «cartoon» político de otros países por estos lares. Sobre todo porque es una «tradición» en peligro de extinción, porque entre los memes y que los propios periódicos van desapareciendo poco a poco, lo de hacer tiras de prensa o de opinión es un género del cómic casi olvidado. Por eso es tan importante el descubrir a los grandes de otros países, no solo por el valor de su obra si no por lo importantes que son para entender la evolución gráfica de muchos de nuestros dibujantes favoritos.
Justo cuando piensas que este medio maravilloso que es el comic ya no puede sorprenderte aparece esto.
Y un comic sobre la vida y obra y pensamiento de Paco Umbral.
Marvel y DC lo tienen jodido actualmente para hacer caja conmigo
A mi estas cosas me hacen feliz, porque demuestran la versatilidad del cómic. Y que narices, cómics como este me habría encantado leerlos cuando estaba estudiando filosofía en el instituto, que anda que no era útil el Epicuro de Messner Loebs!
Pues en Japon han adaptado hasta El Capital, y obras de Nietzche, etc…..
pero no me he atrevido con ellas, me parecen obras dificilmente adaptables a este medio , bueno, o al menos al Manga
Es que no es lo mismo adaptar el Capital que un panfleto como el Manifiesto, lo segundo da para una novela gráfica, lo primero no me quiero ni imaginar!
Si te refieres a los mangas de Herder, alguno que otro he leído. Se pierden bastantes cosas de la obra originales, pero no están nada mal, y clarifican algunos conceptos
A mi eso me sonó a lo de los clásicos universales de la Bruguera pero con manga.
Uhm, un poco sí, salvo que se centran más en ‘enseñar’ que en ‘resumir’ (no sé si me explico). Sería un poco como un resumen de libro de texto de filosofía de bachillerato, pero en tebeo y haciéndose los guais (con buenos y malos resultados)
Yo es que los ví poco inspirados y no les hice mucho caso, pero si me decís lo contrario…
Qué buena pinta tiene, perooo… ¿»adaptando un clásico de la literatura británica»? ¿Im Ernst?
Pues al estar encargado por los comunistas de Londres y escrito en un bar de Londres estaba seguro de que lo escribieron en inglés, pero los muy cabrones lo escribieron primero en alemán! Me la envainen!
Bueno, siempre sse puede defender que es literatura británica en alemán XD
Teniendo en cuenta la vocación internacionalista del movimiento, igual lo mejor decir que es un clásico a secas y a tomar por saco!
Pues tengo que echarle un vistazo. Ni idea tenía de este comic.
Independientemente de su contenido, su presentacion visual es brutal. Por buscar cosas similares me recuerda al comic de «Cuando el viento sopla» que tiene páginas alegóricas respecto a la guerra similares a las que se muestran aquí.
Y en cuanto al contenido, pues es conocido de sobra para cualquiera que quiera conocerlo, pero las circunstancias en donde se genera el comunismo siempre hay que repasarlas,es flipante como empeoraron las condiciones de vida de la gente frente a siglos anteriores.
A repasar el «Corazón del Imperio» de Talbot.
Si hay una imagen tramposa de la historia, es la del cuadro de «La libertad guiando al pueblo». El concepto de «patria» sigue presente y usada a conveniencia del siguiente que venga, y la unión de pueblo bajo y burgueses juntos contra la tiranía debió durar micras de segundo.
Sobre tergiversaciones de obra. Yo, con las burradas que he llegado a oir las semanas pasadas, de gente que creé que V de Vendetta defiende posturas conservadoras y que Moore es conservador y por eso está vetado en Marvel y DC (No deben saber quien edita mil veces al año Watchmen y V de Vendetta), ya me creo la existencia de cualquier diarrea mental. ¡¡La de Dios!!
Fíjate que sobre todo la «bestia capitalista» que muestra esta adaptación me ha recordado mucho al Warlock/Magus de Sienkiewicz y realmente es lo que me decidió a hablar del cómic. Éso y las tonterías sobre Alan Moore, que aunque el hombre no necesite ninguna defensa porque él y su obra hablan por si solas, pues como que tampoco está de más y de paso reivindico un pedazo de tebeo.
Lo de la Libertad guiando al Pueblo es precisamente lo que decía Marx sobre usar a la clase trabajadora como ariete revolucionario, «aquí tienes un trapo, éstos son tus colores, síguelos». Y no dudo de que el propio Marx no lo tuviera en mente, porque quieras que no ese cuadro se pintó unos veinte años antes de que él escribiera el manifiesto de marras.
El arte es bastante impactante, debo decir.
Creo que leí el Manifiesto en el instituto, y es una lectura muy necesaria. Aunque se diga que está anticuado, mientras exista el capitalismo, será necesaria una crítica así.
Hay también otro comic que cuenta la vida de Karl Marx y sus ideas.
¡PROLETARIOS DEL MULTIVERSO, UNÍOS!
Hay que tener en cuenta que ésto está escrito a mediados del siglo XIX, en un momento en el que todavía hay esclavitud en las colonias y en EEUU, y llegan los dos señores estos y dicen que no existe «la patria», que todos son parte de la misma clase trabajadora, vengas de donde vengas. Y trasladas esa idea a la actualidad, con movimientos racistas antinmigración y que criminalizan niños, y te queda claro que el mensaje está más vigente que nunca.
Para mí, el hecho de que hasta economistas de derechas utilicen parte del análisis del capitalismo que hacían Marx y Engels me parece muy elocuente por sí mismo.
Negar la contribución de Marx y Engels solo pueden hacerlo los ignorantes o los interesados. O los ignorantes interesados, que de esos también tenemos a paladas.
Por cierto, que a mí el Manifiesto Comunista me parece muchísimo más cómodo de leer que la Constitución Española. Por una parte es lógico, ya que la CE no deja de ser un texto legislativo, y debe ajustar a la terminología en derecho y remitir a otras normas, mientras que el Manifiesto no tiene ese carácter y fue escrito adrede para que fuera accesible a trabajadores y trabajadoras que, por desgracia, no siempre tenían acceso a la educación. Lo que sí tiene bemoles es que el Manfiesto sea más coherente en sí mismo que la CE. O, al menos, ésa es la impresión que tengo.
También es que el Manifiesto lo redactaron entre Marx y Engels en el bar y para hacer la constitución tuvieron que ponerse de acuerdo comunistas con miembros de la falange, el milagro es que les saliera algo legible.
Pues también es verdad. xD
Hay una obra de teatro que me resulta muy pero que muy divertida, ‘Marx en el Soho’, que está en la línea de este cómic (aunque con otro estilo muy distinto). Es fácil encontrar el libreto por internet, en pdf, y en YouTube hay varias representaciones subtituladas en castellano y todo. Es monodrama, con un único actor (haciendo de Marx), y me encanta especialmente cuando habla de los rifirrafes que tuvo con Bakunin y termina por imitarlo (un actor interpretando a Mark interpretando a Bakunin) en la segunda escena más memorable de la obra (la primera es un final brutal).
Uy, pues me lo apunto. Te agradezco mucho estas recomendaciones, que más allá de pasar un buen rato hasta me podrían servir para algún post.
Al contrario, soy yo quien aprende un montonazo con vosotros, pasándomelo genial de paso, y quien os debe las gracias
«con movimientos racistas antinmigración y que criminalizan niños»
Releyendo esto, también me he acordado mucho de la peli ‘Bulworth’, sobre todo cuando el senador epónimo explica que la clase trabajadora blanca tienen más en común con los negros que con los ricos.
Tiene otros momentos geniales, pero no quisiera destripárselos a quien no la haya visto todavía.
Ésa es la que tenía que haberlo petado y no Dick Tracy, que era un pestiño tremendo!
Open Society patrocina este post. Por supuesto con el Soros Seal of Quality.
¿Y por qué no los reptilianos, las caras de Belmez, los Skrulls, la logía masónica para crear mayor endogamia en Europa hasta que nos volvamos todos más tontos todavía, el monstruo que se metía debajo de tu cama todas las noches, las rabietas de Orban porque alguien quería darle educación gratis a los húngaros y por supuesto el jodido Steve Bannon que se ha dedicado a predicar el antisemitismo porque los jugadores del World of Warcraft le reventaron su negocio de venta de oro? ¿Eh?