A Zardoz la hemos mencionado varias veces, y aunque la gente no se quede con el nombre, la imagen de Sean Connery semidesnudo con un revolver en la mano es imborrable. Zardoz es una película de John Boorman -sí, el de Excalibur- que realizó en 1974 porque solo podía haberse rodado en aquella era de hippismo tardío, LSD y amor libre. Por eso y porque a Boorman le habían cancelado el proyecto de adaptar El Señor de los Anillos y el hombre se quedó con las ganas de hacer algo fantástico. Fantástico y lisérgico, muy lisérgico.
Zardoz empieza con una cabeza voladora con un bigote pintado emplazándonos en un remoto futuro (2293 y dice que tiene trescientos años, sacad vuestras propias conclusiones) y avisándonos de que él es Arthur Frayn y que a la vez es Zardoz, un falso dios. Según empieza la propia película vemos ya otra cabeza voladora, pero esta es gigantesca, aspecto de estar tallada en piedra y no parece tener mejor ocupación que la de pasearse por ahi repartiendo pistolas, escopetas y munición a una banda de desaprensivos que se hacen llamar «los exterminadores», cuyo credo consiste en que la pistola es buena porque dispara balas que purifican y el pene es malo, porque crea la vida y el caos. Y sí, la intro acaba con uno de los fanáticos, nada más y nada menos que Sean Connery, disparando hacia la cámara al más puro estilo James Bond.
El resto de la película gira sobre falsos dioses, la inmortalidad, el avance de la ciencia desenfrenado, la eugenesia, el macho alfa y un porrón de cosas que no se te ocurren fumando simples cigarrillos de la risa; como decía más arriba, Zardoz es hija de su tiempo y debe ser visionada con muchísima calma, con tranquilidad. No olvidemos que es la época en la que la máxima referencia de la ciencia ficción cinematográfica es 2001 -ambas películas comparten al director de fotografía Geoffrey Unsworth y hasta el mismísimo Stanley Kubrick colaboró como asesor para Boorman- y hasta 1977 no vendrá George Lucas a sacarnos del sopor de los planos largos durante los que supuestamente tienes que filosofar pero que en realidad están vacios de contenido -o lo que es lo mismo, imitar a 2001 mal-. Y sin embargo, no creo que Zardoz sea una mala película.
Sí, fue un fracaso y apenas recuperó lo invertido, no es una película para todos los paladares y no se la recomendaría a nadie que no tuviera ni imaginación ni sentido del humor; no te lo de todo masticado, a ratos casi parece que promociona cosas muy nazis y el personaje de Sean Connery, Zed, está más trasnochado que el arquetipo de James Bond que se ha creado en la cultura popular -y que ni de lejos era tan machirulo como lo ponen, todo hay que decirlo-. Se nota que era un personaje pensado originalmente para Burt Reynolds, y se nota también que en aquel momento Connery era el otro actor que podía interpretarlo, porque ni siquiera Charlton Heston podría parecer un ser tan primario y poco civilizado -y eso que Charlton Heston acabó presidiendo la NRA, pero en aquel momento la edad no había hecho estragos con su mente-. Zed es un salvaje en toda regla, el noble salvaje del ideal romántico, todo un übermensch nietzschiano que viene a acabar con la degeneración de la civilización y devolvernos el orden natural de las cosas de vivir metidos en cuevas y morir antes de los treinta.
Pero en ese camino intermedio entre el sexplotation y una alegoría antihedonista de su tiempo, Zardoz tiene un componente surrealista tremendamente poderoso, en el que Boorman nos entrega planos que me parece increíble que a estas alturas internet no haya convertido en memes. Para mí, Zardoz no es una película al uso ni pretende serlo, es una hija del cine experimental de la época en la que uno de los directores más inteligentes de aquel momento se pone a jugar con juguetes realmente caros y plantarnos referencias al Mago de Oz, a Las Estrellas mi Destino (esta va por tí, M’Rabo) y, en cierto modo, decirnos a todos que la historia que nos cuentan no es exactamente la que vemos, que todo está «abstraido» y que saquemos nuestras propias conclusiones. Así, cuando vemos al personaje de Zed muy exagerado, probablemente tenga que ver con el hecho de que hasta cierto punto él es el que cuenta la historia y no deja de ser un salvaje, un fanático que se ha dedicado a matar y violar por su dios -sí, Zardoz- durante toda su vida sin cuestionarse absolutamente nada; ¿qué clase de historia te va a contar, si es incapaz de entender nada de lo que ve? Y la cosa no se arregla cuando más adelante empiezan a introducir conceptos de esos «imposibles de entender para la mente humana», y la película tiene bastantes.
¿Quiere todo esto decir que Zardoz es un galimatías incomprensible que solo debemos ver fumados? No, no, creedme, la película tiene una trama principal la mar de comprensible; un personaje que hace cosas y entendemos sus motivaciones y tiene un final definido sin medias tintas, pero por el camino vemos imágenes y situaciones que no acabamos de entender a que vienen, y eso nos enciende el cerebro y nos da ganas de rascar a ver que podemos encontrar, porque aquello que nos parecía antes una estupidez y nos hacía pensar que esta película era horrenda de repente igual tiene algo de sentido. Por poner un ejemplo claro y sin reventaros la película, todo el mensaje que se da a lo largo de la misma es uno, pero el minuto final es un montaje que parece contradecir por completo el mensaje que se ha dado en todo el metraje anterior, ¿quería decirnos algo Boorman con ello? Yo estoy convencido de ello, y ya solo por eso la película pasó de cabrearme a darme ganas de invitarle a Boorman a una cerveza. Así de loca y maravillosa es Zardoz, una película que mientras la veía podría haberte dicho que era un bodrio insoportable, pero que me dan ganas de volver a ver una y otra vez.
Hombre, la famosa «Zardoz» XD. ¿Sería en esta peli cuando Connery empezó a llevar bigotón, o eso fue en «Asesinato en el Orient Express»?
Recuerdo haber visto (solo) una breve parte del ¿final, creo? en TVE una noche cuando era un crío, justo la parte en la que (mira que es casualidad) se desvela el origen de Zardoz y su conexión con «esa» famosa novela estadounidense. En su momento pensé (claro que los recuerdos son traicioneros…) «mola, aunque eso ya lo he visto en una historia del «Don Miki»». En serio XDD. Supongo que era un recurso de la ci-fi clásica.
Otra cosa es cómo se contara la historia y se desarrollara… Y por lo que cuentas, en el fondo tiene la fórmula de David Lynch: sus películas tener tienen un argumento entendible y hasta convencional, es la forma de narrarlas y desarrollarlas lo que no lo es, ya que lo rellena con sus propios gustos, filias, fobias y neuras. Lo cual puede ser tan estimulante como incordiante o pedante, según. Pero eh, es la magia del cine… El mayor piropo que se la puede dar a una obra es que no te deje indiferente.
De todas formas, cuando te has visto «Cabeza borradora» (Eraserhead), precisamente del Lynch, y el final de la serie inglesa de «El prisionero» de los 60, quedas curado de espantos *_* XDDD.
Bueno, y «Lisztomania» de Ken Russell, también de los 60 (o «la reinterpretación en clave ópera-rock de la vida de Liszt y Wagner con penes gigantes, un Liszt vividor-follador interpretado por Roger Daltrey, un Wagner vampiro y malvado protonazi (tal cual), Ringo Starr interpretando al Papa y una batalla final con robot gigante»). Peli más WTF no la hay, aunque hace la típica y simplista comparación entre los superhéroes y el nazismo: el malvado Wagner usa como base el Action Comics 1 para crear el superhombre ario que acabará con los judios y tal, y la primera criatura que crea, musculosa pero bestiaja y boba, está clavado al Thor de Marvel Comics, y hasta comentan en clave de burla que «parece un personaje de cómic». Claro que teniendo en cuenta su reinterpretación flipada y grotesca de músicos clásicos, no es en realidad algo como para mosquearse o entristecerse… Bueno, salvo que seas muy fan de Wagner.
Eso sí, al final te quedas (o al menos, me quedo) con la idea de que muchas veces en obras así, los responsables mezclan la intención de hacer algo relevante y «con mensaje» con el puro impulso de «meteré tal o cual elemento porque me divierte, qué narices; no volveré a tener esta oportunidad». Y qué puñetas, eso es lo maravilloso. Bueno, a lo mejor Jean-Luc Godard no, ese a lo mejor sí se lo toma todo en serio; no soy experto xd.
Otra peli de los 70, inglesa y que también es peculiar sería «The final programme», basada en una novela de Michael Moorcock.
Una trama de, euh, espionaje, prota que va de superguay (genio científico y a la vez dandy decadente y aventurero), mundo apocalíptico o postapocalíptico, melodrama familiar… con un episodio de «Los vengadores» (la serie de los 60 de TV)… Un argumento que en realidad es sencillo y simple, pero con unos personajes y un mundo… un pelín peculiares y caricaturescos. Interesante cuando menos. Desconozco si llegó a España en su momento (que no me extrañaría), pero actualmente solo se puede encontrar por la red «fansubeada» (unos subtítulos basados en los ingleses, y que no parecen haber sido revisados, en ocasiones, lamentablemente; pero algo es algo).
Maldita sea ¿por qué soltaré estos tochos en vez de trabajar en la oficina? XDDD. Nada, vuelvo a mi cubículo (mental, en el otro ya estoy).
Es que es la época de las últimas películas de Buñuel y claro, esa mezcla de LSD y surrealismo reivindicado es la que hace que salgan todas estas locuras maravillosas. Si le sumas a todo esto movimientos como el Fluxus que les importaba más la experimentación y el proceso que el resultado final, pues como que es normal que surgieran todos experimentos que acabaron influyendo al cine posterior muchísimo más de lo que la gente piensa. Hay que tener en cuenta que esto ocurre a la vez que el cine de los barbudos, y de repente se empieza a permitir al medio una abstracción que en los medios de masas (dicho esto de la forma más modesta) solo se veía en el cómic, porque hasta entonces era exclusivo del mundo del arte. Que narices, Jodo empieza a hacer sus primeras películas justo en esa época.
La pena es que parece que para el público en general el único surrealista de los 70 fue Lynch, por eso sigo pensando que el surrealismo del LSD es un mundo a reivindicar no ya solo dentro del propio Fluxus y el arte más «especializado» si no dentro del cine en general y la ciencia ficción en particular.
Y cuidao con mencionar la peli de Jerry Cornelius y demás, que M’Rabo siempre tiene las antenas puestas y en cuanto se entera de que hablamos sin el de algo británico enseguida se pone a hacer un post para que no lo haga yo. No veas que rabia cuando me ha levantado el post de Chernobyl, si será desgraciao…
«La pena es que parece que para el público en general el único surrealista de los 70 fue Lynch, por eso sigo pensando que el surrealismo del LSD es un mundo a reivindicar no ya solo dentro del propio Fluxus y el arte más «especializado» si no dentro del cine en general y la ciencia ficción en particular.»
Cuando hay una ola de directores experimentales y de corte abstracto, lo más probable es que la gente recuerde al que tiene una fotografía y acercamiento estéticos más llamativos. Quieras que no, la propuesta visual de Lynch ha tenido más influencia en la forma de hacer cine de hoy en día que la de sus competidores.
Es como con la música durante la ola del prog-rock. Ahí los que lo petaron fueron los que se pusieron a trastear más con la producción.
Más quexperimental, de Arte y Ensayo.
EL PENE ES MALO!!!
EL ARMA ES BUENA!!! (doblada esto está mal traducido)
La peli esta es interesante pero si se ve adecuadamente. Ni es convencional ni es pop. De todos modos es como dicen los anglosajones; vuela la mente. Tanto por sus imágenes (Connery de novia!!!) como por lo que se deduce que dice.
Lisztmania me la apunto. La Montaña Sagrada es el peliculón de Jodo y es el ejemplo perfecto de lo que decís.
He videado también la de Jerry. Se deja ver pero es mucho menos marciana que la novela (la cual es una especie de refrito de la 1ª de Elric). La trilogía de Jerry, sí traducida al castellano, merece la pena leerse para ver a lo que había llegado la contracultura en la época de Zardoz. La pena es que es muy difícil de digerir porque hay que conocer la época y también Londres para poder disfrutarla ya que sino la mayoría de su mala leche y subversión pasa desapercibida. La trilogía tiene muy presente la Guerra Fría. En fin, Jerry es una peli fallida pero Zardoz o La Montaña Sagrada no. Otra cosa es Eraserhead. Eso es más una neura que una peli.
Grandísima pelicula.
Es de los más grandes locurones de aquella época. Pero en el fondo el tema central de todo aquello, era la trascender la conciencia a otro plano. En definitiva, cambiar/evolucionar tu percepción de las cosas. Crecimiento espiritual, y madurez del ser en definitiva.
Mismo tema que «Excalibur» o «Sword of the Valiant», conocida en estos lares como «El caballero verde» tiene más de prlicula de aventuras al uso, pero también tiene su buena ración de fumada psicodelica.
O si nos vamos al anime «Mind Game», que telita con ella.