El regreso del auténtico Thor: Walter Simonson nos cuenta que pasó después del Ragnarok

Si alguien ha dejado huella en Thor y su nombre no es Stan Lee ni Jack Kirby, ése es Walter Simonson. Su etapa en la serie durante los 80 sigue siendo el espejo en el que se reflejan todos sus sucesores en la serie, y a pesar de que muchos han sido los que han intentado llevar la serie más allá, nadie ha conseguido hasta ahora estar a la altura. En estos tiempos en los que se nos niega un cómic de Thor que llevarnos a los ojos por un extraño experimento que se está llevando a cabo antes de Secret Wars, es un placer reencontrarse con Walter Simonson y su visión del fín de la mitología nórdica con Ragnarok, su nueva serie de creación propia:

¡Por Odín! ¡Por Asgard! ¡Por Midgard!

Porque Ragnarok es exactamente lo que estabamos pidiendo, un cómic de Thor con ideas nuevas en el que años después de la caída de los dioses, los muertos han escapado de los dominios de Hela y la humanidad vive sometida a trolls, muertos vivientes y todos los seres mágicos que los aterrorizaban los cuentos de viejas. No hay dioses a los que rezar, no hay futuro para nadie, y la irrelevancia de la humanidad en el mundo es tan grande que ya sólo son víctimas de las otras criaturas que pueblan los restos de Yggdrassil. Pero las cosas empezarán a cambiar cuando una elfa negra  es contratada por el Nuevo Señor de los Muertos para matar al Dios Piedra, una criatura que vive encadenada en lo más profundo de una fortaleza. Como pago por este trabajo le dará a su hija la vida eterna, con lo que la madre no dudará en reclutar un ejército de asesinos para tratar de acabar con la vida de uno de tantos dioses ya olvidados. Claro que ése dios no es un dios cualquiera…

Simonson recupera personajes de la mitología que no existen en la versión Marvel, como Ratatösk.

Si alguien creía que el trabajo de Jason Aaron en Thor estaba a la altura del de Simonson, éste cómic nos recuerda que ni de broma. Puede que fuera Aaron el que escribió que Thor era el dios al que rezaban todos los dioses, pero Simonson sigue siendo el autor que quieren ser todos los que hacen Thor (y debería ser también el que sueñan con ser todos los que hagan Fantastic Four o The New Gods). Mientras que a gran parte de sus compañeros de generación como Byrne o Chaykin el tiempo no les ha tratado nada bien, Simonson sigue siendo el de siempre, y ese coloreado nórdico crepuscular de Laura Martin no ha hecho otra cosa que alimentar a esa bestia artística que es el autor nacido en Knoxville.

Y como siempre, allá donde va Simonson va John Workman, con su rotulación inigualable.

Pero no nos engañemos, porque en esta serie no nos vamos a encontrar al Thor y Loki de Lee y Kirby, si no una reinterpretación de los originales de la mitología nórdica que misteriosamente se parece muchísimo en personalidad al Thor que compartía mesa con el Capitán América o Iron Man. El Thor de después del apocalípsis nórdico es más viejo, probablemente más sabio, pero su determinación por defender a los hijos de Midgard y su sentido del humor sigue siendo el mismo; los geniales diálogos de Simonson son capaces de arrancarte la risa en las situaciones más dramáticas, sorprendiéndote con personajes que no son lo que parecen y consiguiendo que nos demos cuenta de que tenemos razón al criticar a esos cómics de hoy en día que sacrifican todo en pos de un estilo «cinematográfico». Que le digan a Jim Steranko que sus cómics no son cinematográficos, ya verán la hostia que se llevan…

A me vas a venir con tonterías…

En unos tiempos tan hostiles para con el lector en los que Marvel se empeña en insultarnos con repeticiones cansinas de la misma historia, con personajes que cambian de personalidad según al autor le convenga, con retconeos estúpidos para parecerse más a las películas y mientras regresa la amenaza de unas crisis para todo el Universo Marvel, es un alivio ver que Walter Simonson sigue haciendo cómics que merecen la pena leer.