Hay algunas cosas que es mejor dejarlas en el pasado, que la nostalgia no suele ser una buena consejera. Series de televisión, películas, libros o comics que nos hicieron disfrutar mucho de niños pero que no han soportado nada bien el paso del tiempo y al encontrarlas de adultos no nos provocan más que una decepción enorme. Este era el miedo que tenía cuando me dispuse a releer por primera vez en más de veinte años el Capitán Pantera de Carrillo, una de mis series favoritas de aquellos viejos Super-Mortadelo de los años ochenta. Pero por una vez la memoria no me engañaba, y pese a los años transcurridos, el reencontrarme con estos personajes ha resultado ser toda una gozada.
Snifs, la de décadas que han pasado y sigue siendo tan divertido como entonces
Ross Maloney es un norteamericano que reside en Macasar (Indonesia) y es el capitán de su propio barco, el Panther, a quien debe su apodo de Capitán Pantera. Su trabajo consiste en transportar en su barco mercancías y personas entre las islas de los mares del sur, siempre en compañía de su grumete Tim, su piloto Makaike y su novia Jane. Pero de una forma o de otra el Capitán Pantera y su tripulación siempre se las arreglaran para verse envueltos en toda clase de aventuras y peligros enfrentados a piratas, contrabandistas, asesinos y mujeres fatales que desfilaban por aquellos parajes tan exóticos en los años posteriores a la segunda Guerra Mundial. La sorpresa que me he llevado con esta relectura no podría haber sido más agradable. Pese al miedo que tenia de que la nostalgia estuviese nublando el buen recuerdo que tenía de estas historias, estas no solo han aguantado el paso del tiempo mejor de lo que esperaba, sino que me ha permitido redescubrir lo gran dibujante que era el señor Carrillo. El estilo caricaturesco adoptado en esta etapa le sienta muchísimo mejor que el más realista que utilizaba antes, sus personajes son muy expresivos, sus mujeres sensuales, las escenas de acción muy dinámicas y el nivel de cuidado y detalle de cada decorado hace imposible no sumergirse en la historia.
Y es que pese a tratarse de un comic enfocado a un público infantil, a este Capitán Pantera le sucede como a muchos otros cómics de su época (los buenos tiempos de Mortadelo y Filemón o Superlopez entre otros), están tan bien hechos que son disfrutables a cualquier edad. Si, las tramas son algo simples y a algunas caricaturas, las de los personajes asiáticos, se las podría acusar y con razón de rozar el racismo (como sucedía con el Ebony de Spirit o el Chop-Chop de Blackhawk pero cuarenta años posterior) Pero pese a ese aire algo inocente que tiene la serie, no lo es tanto. El Capitán Pantera no tiene demasiados reparos en apuñalar o disparar a algunas de las amenazas a las que se enfrenta, los criminales que se encuentran no son simples ladrones inofensivos, y Carrillo se esforzaba poco en disimular que pese a no estar casados, Ross y Jane no se limitaban a pasear agarrados de la mano precisamente…
Los sidekicks racistas, todo un clásico del cómic
Además la lectura de este recopilatorio me ha permitido descubrir que este Capitán Pantera tiene unos orígenes de lo más curiosos. Carrillo lo creó en 1954 para la revista Chicos (Ediciones Cid), basándolo en otro personaje suyo anterior, Diego el Marino y en el protagonista de la película Captain China (Lewis R. Foster, 1950). En aquellos tiempos Carrillo utilizaba un estilo más realista y un tono más serie para las aventuras de su personaje, aunque todos ya estaba allí, los mares del sur, los secundarios, las aventuras exóticas… En los años setenta retomo al personaje, rebautizándolo como el Tiburón y publicándolo en la revista Gaceta Junior (Universo Infantil S. A.). Pero no fue hasta 1983 cuando nació el personaje tal y como yo lo descubrí, con el estilo caricaturesco que Carrillo adopto para su publicación en Super-Mortadelo y, aunque con un tono algo mas infantil, conservando todas sus características.
Carrillo es un artista camaleonico, pero si tuviera que quedarme con un estilo lo haría con el caricaturesco
Si tuviera que criticarle algo a este cómic seria el formato escogido para su publicación. EDT lo publicó en un formato reducido, según ellos por expreso deseo de su autor, que dificulta la lectura de algunas de las historias, ya que al reducirse tanto las viñetas algunos textos han quedado minúsculos. Por suerte no sucede esto con todas las historias y uno se acaba acostumbrando, aunque sigue siendo una pena el no haber poder disfrutar en condiciones del increíble trabajo de Carillo a un tamaño que permitiese apreciar mejor los detalles de su dibujo. Que fue precisamente este formato lo que me mantuvo durante bastante tiempo evitando su compra pese a las ganas que tenia de redescubrir al personaje, pero al final no fueron unos reparos que un buen saldo no pudiesen mitigar.
Que bien le hubiera venido a este cómic una edición tamaño álbum europeo…
Así que si, quizás este no sea un cómic para todo el mundo, después de todo no deja de ser un cómic infantil/juvenil de los ochenta, pero aun así quiero recomendar su lectura, sobre todo ahora que se puede encontrar el recopilatorio saldado por todas partes a mitad de su precio. Y ya de paso se puede aprovechar el dinero ahorrado en su compra e invertirlo en una buena lupa para ayudar a la lectura.
[…] ahora puede conseguirse saldada prácticamente por todas partes, aunque al igual que sucedía con la reedición del Capitán Pantera de Carrillo, no en el mejor formato posible. Pero a la espera de una hipotética futura reedición, en un […]