La etapa de la que quiero hablar hoy no es ni la más famosa del Doctor Extraño ni la mejor de ellas, pero es una etapa bastante interesante de la que algún guionista en tiempos recientes ha tomado más de un elemento prestado… La segunda mitad de la década de los ochenta no fue una época de esplendor para el personaje precisamente, en 1987 las ventas de Doctor Strange: Master of Mystic Arts no eran muy buenas, como tampoco lo eran las de Capa y Puñal, con este panorama Marvel decidió cancelar ambas series y relanzarlas bajo una nueva cabecera con un título muy familiar, Strange Tales. Fue a Peter B. Gillis a quien le toco continuar contando las aventuras del Doctor donde lo había dejado en su serie regular, pero ahora con la dificultad añadida de contar con tan solo diez páginas del comic. Pero pese a todas las dificultades, Gillis se las arreglo para contarnos una historia que nos recordó por que Stephen Extraño había sido escogido como Hechicero Supremo.
Fue una lastima que Kevin Nowlan solo dibujase portadas en esta etapa
En su etapa final al frente de “Master of the Mystic Arts”, Gillis nos había contado el enfrentamiento entre el Doctor Extraño y Urthona, una hechicera extradimensional que buscaba convertirse en Hechicera Suprema y que para ello había robado todo el arsenal místico de Extraño. Este trato de recuperarlo con la ayuda de su nuevo discípulo Rintrah, pero ni los esfuerzos combinados de ambos eran suficientes, por lo que Extraño, para evitar que todo ese poder cayese en manos de Urthona, se vio obligado a destruir todos sus talismanes y objetos de poder, a excepción del Ojo de Agamotto. Extraño hizo lo que creía que tenía que hacer, pero en su nueva etapa en Strange Tales v2 veríamos como al evitar un mal, desato inadvertidamente sobre la tierra una amenaza muchísimo más peligrosa.
A veces el remedio es muchísimo peor que la enfermedad…
Todos los talismanes, libros y demás objetos de poder que el Doctor Extraño había heredado al convertirse en Hechicero Supremo actuaban como “sellos” que mantenían prisioneras a criaturas demoniacas que habían asolado la tierra hacia miles de años. Pero al no existir ya dichos talismanes, las barreras que les habían mantenido encerrados durante tantísimo tiempo se estaban derrumbando y estos seres eran libres de nuevo para atacar la tierra. Pero con sus poderes disminuidos a una fracción de lo que habían sido en el pasado el Doctor Extraño sabía que no podía ganar esta batalla, por lo que no le quedo más remedio que adentrarse por un tenebroso sendero que podría ayudarle a conseguir la victoria y salvar la tierra aunque el precio a pagar fuese su misma alma, recurrir a la magia negra.
Es duro descubrir que has fallado a lo grande cuando solo tratabas de proteger tu mundo
Tras borrar su recuerdo de las mentes de Wong y Sarah Wolfe y recuperar su vieja identidad de Stephen Sanders, Extraño y Rintrah se embarcaron en un viaje por el mundo a la búsqueda de una forma de encerrarlos a todos de nuevo. Pero los hechiceros de la antigüedad solo lo habían conseguido mediante la utilización de la magia de sangre, la magia negra y a medida que el Doctor Extraño se sumergió en esta, más fue perdiendo de sí mismo. La situación llego a tales niveles que no le quedo más remedio que desprenderse del Ojo de Agamotto porque ya no era digno de portarlo, teniendo que reemplazarlo por un amuleto demoníaco que no hacia más que acrecentar su propia corrupción.
Incluso Agamotto rechazaba la corrupción que se había apoderado de la magia del Doctor Extraño
Extraño seguía este camino por razones nobles, pero eso no evitaba que le consumiese cada vez más, y no queriendo que su nuevo discípulo se contaminase de la misma forma que él, le acabo apartando a un lado. Aunque Extraño no estuvo precisamente solo en este particular descenso a los infiernos, contó con la ayuda de Kaluu, un poderoso hechicero versado en los secretos de la magia negra y que había sido compañero de estudios, amigo y adversario del mismísimo Anciano. Tras aceptar ser discípulo de Kaluu a cambio de contar con su ayuda, Extraño se encontró preparado para derrotar a todas estas míticas criaturas de una vez por todas en una batalla en la que el destino de la tierra y de su propia alma estaban en juego.
Nuevos caminos en la magia requieren de nuevos maestros
Esta es una etapa que se encuentra algo olvidada y de forma bastante injusta, Gillis construyo una historia muy interesante y que nos presentaba a Stephen Extraño desde un punto de vista bastante diferente del habitual pero sin dejar de ser fiel al personaje. El que sí que parece que la recuerda bien es Brian Bendis, ya que podemos encontrar demasiados puntos en común con el tratamiento que este le dio a Extraño en su etapa en los Vengadores y la etapa de Gillis. Lo peor que tuvo esta etapa estuvo en su apartado gráfico, no es que le tocasen dibujantes malos, pero pese a que gente como Chris Warner, Terry Shoemaker o Richard Case son bastante competentes, ninguno brillaba. Y encima tenían que aguantar la comparación con la otra mitad del cómic, la que protagonizaban Capa y Puñal y estaba dibujada por Brett Blevins. Y es que si Gillis hubiese tenido la misma suerte que tuvo Stern en su día y en lugar de contar con el trabajo de estos dibujantes hubiese tenido a monstruos como Michael Golden, Paul Smith o Marshall Rogers, esta etapa se consideraría hoy en día un clásico.
Pero ojo, que la saga esta no estaba mal dibujada ni muchísimo menos
Tras los diecinueve números de Strange Tales, el Doctor Extraño recupero su cabecera propia en 1989, esta vez con el título de “Doctor Strange: Sorcerer Supreme”, que llegaría hasta 1995 con su número noventa. Peter B Gillis se encargaría de los primeros números de la misma para más tarde ser reemplazado por Roy Thomas, que volvio una vez más a la serie, esta vez acompañado de su esposa Dann Thomas. Esta segunda serie tuvo más momentos malos que buenos (especialmente horrible fue el Rito Final del infame Dan Quinn) y ni siquiera los últimos números escritos por J. M. DeMatteis consiguieron evitar que Marvel perdiese la confianza en el personaje como “producto vendible”.
Ni el Doctor Extraño consiguió librarse del nefasto influjo de los años noventa…
A partir de este momento el Doctor no ha reaparecido más que en series como los Vengadores o los Defensores o en miniseries varias. Entre estas podemos encontrar desde cosas bastante recomendables como “Doctor Strange: The Flight of Bones” de Tony Harris y Dan Jolley o “Strange” de Mark Waid y Emma Rios (no confundir con la infame miniserie de Strawhisky) a comics imprescindibles como “Doctor Strange: The Oath” de Brian K. Vaughan y Marcos Martin o los Defensores de Giffen, DeMatteis y Maguire. Pero proyectos especiales aparte, el Doctor Extraño parece seguir sin encontrar un hueco en la línea editorial de Marvel. Solo nos queda confiar en que ahora que se habla tanto de una hipotética película del personaje, en Marvel se animen a darle de nuevo una serie regular con un equipo creativo a la altura del personaje, y teniendo por ahí a James Robinson en nomina y estando J.H. Williams terminando el Sandman Overture, no sería mala idea juntarles para un proyecto así…
y teniendo por ahí a James Robinson en nomina y estando J.H. Williams terminando el Sandman Overture, no sería mala idea juntarles para un proyecto así…
Diois te oiga
¿es tan mala la etapa de los 90s de roy thomas?