Manhattan Projects – La Guerra Fría de Jonathan Hickman

El Proyecto Manhattan fue el nombre en código que recibió el proyecto secreto del gobierno Estadounidense que desarrollo la primera bomba atómica durante la segunda Guerra Mundial. Pero ¿Y si detrás de ese proyecto hubiese habido mucho más? ¿Y si la construcción de ese arma de destrucción masiva hubiese sido una simple fachada para ocultar experimentos mucho más estremecedores? ¿Y si los científicos que trabajaban en aquel proyecto hubiesen sido un grupo de enajenados que tenían en sus manos el destino de nuestro mundo? A estas preguntas y algunas mas es a las que Jonathan Hickman y Nick Pitarra tratan de responder mes a mes en las páginas de su Manhattan Projects.

Otra cosa no, pero esta serie no pasa desapercibida, al menos visualmente

En esta serie nos encontramos con una Guerra Fría como jamás habíamos visto y con científicos famosos como Einstein, Oppenheimer, Von Braun y compañía que guardan solo un ligero parecido con sus homólogos en la vida real. Y es que el Mundo de Manhattan Projects es en algunos aspectos muy diferente al nuestro, pero en otros es inquietantemente parecido. Los gobernantes de Estados Unidos y la Unión Soviética, al igual que en el mundo real, también quieren imponer su poder al mundo mediante el uso de los avances científicos, la diferencia aquí es que estos científicos no se van a dejar mangonear tan fácilmente, como acabaran descubriendo muy a su pesar sus supuestos jefes.

Este no es el Einstein que conocíamos…

Porque si algo son estos hombres de ciencia es incontrolables, y cafres, muy, muy cafres… Hickman aquí no se ha cortado un pelo y ha dado rienda suelta a su imaginación y nos presenta a un reparto de personajes a cada cual mas enajenado. Tenemos monstruos amorales que no se detienen ante nada ni nadie con tal de conseguir sus objetivos, agentes dobles y espías, auténticos monstruos que parecen de lo más encantadores y seres con aspecto de haber surgido del averno que no harían daño a una mosca. Y este variopinto grupo de científicos locos son quienes se han auto-impuesto la tarea de hacer avanzar a la humanidad, y pobre de aquellos que se interpongan en su camino.

 No conviene tocarle las narices a estos científicos

Otro aspecto que está muy cuidado en esta serie es el apartado gráfico, desde el cuidadoso diseño minimalista de las portadas, cuya singularidad las hace destacar sobre el resto de cómics y en las que se nota la mano de Hickman, quien fue diseñador gráfico y trabajo en publicidad antes de ser escritor. Pero Hickman no está solo en esta aventura, le acompaña Nick Pitarra, quien puede que no sea el dibujante más “bonito” del mundo, pero aporta a la serie una gran expresividad en sus personajes y es capaz de representar cualquier locura que salga de la perturbada imaginación de Hickman. Quiero hacer mención aparte del trabajo de Jordi Bellaire, colorista de la serie y cuyo uso de una paleta de colores casi planos (una tendencia que parece estar poniéndose de moda, siendo Matt Hollingsworth en Hawkguy otro de sus representantes) dota de un carácter único a la serie.

Esta serie es una delicia para la vista

No quiero terminar sin confesar que actualmente este es el único cómic de Hickman cuya lectura disfruto de verdad. Porque a diferencia de en sus otras series aquí no tengo ningún problema con historias de científicos enajenados que creen que el fin justifica cualquier medio, pero claro, es que aquí estos científicos no se apellidan Richards o Stark… Porque la verdad, a veces me da la sensación de que ha metido un poco de sus científicos locos de esta serie en los “Illuminati” de sus New Avengers, y son conceptos que no pegan nada. Pero lo que en sus series de Marvel no acaba de convencerme aquí me encanta. Así que le deseo una larga vida editorial a estos Manhattan Projects y confío en que Hickman se dedique cada vez más a estos proyectos personales y… cof, cof… deje los Vengadores…