El día en que Alan Moore salvó a DC (XV): The Omega Men #10

Era el mes de octubre, era 1983 y Alan Moore empezó a trabajar para DC para cambiarla para siempre. ¿Mito? ¿Realidad? ¿Exageración del colectivo de acólitos de Alan Moore? ¿O tiene razón Dan Didio, y Alan Moore tampoco es para tanto? En Brainstomping estamos intentando desentrañar la verdad a costa de leernos todo lo que sacó DC aquel octubre, y poco a poco empezamos a sacar conclusiones. En el post de hoy nos toca el número 10 de Omega Men, una serie que a gran parte de vosotros no os sonará porque pasó sin pena ni gloria en aquellos años precrisis. Pero no saquemos conclusiones antes de tiempo, empecemos:

¡Lobo, alienígenas y tirones de pelo, lo que todo el mundo estaba pidiendo en 1983! 

Los autores de esta historia son Roger Slifer como guionista y Tod Smith al dibujo. Los dos no tendrían mucha historia dentro del mundo del cómic, siendo el caso de Slifer el más preocupante; tras pasarse cinco años trabajando para Marvel y DC, el hombre decidió pasarse a la animación y ser uno de los responsables de abominaciones lobotomizadoras como Jem la Chica Pop, Conan el Aventurero (la serie del fénix chillón, sí), Pequeño Pony, Street Fighter (la serie yanqui, la que hace sangrar los ojos) y Transformers (reconocedlo, todo lo que os gustaba de esta serie era lo que venía de los cómics de Marvel). La portada nos muestra a los Omega Men siendo capturados por Lobo, otra creación del bueno de Slifer.

 Yo creo que si el Lobo de verdad viera esto, montaría una que el genocidio czarniano parecería la fiesta de cumpleaños de Tamara Falcó…

Empieza la historia con Lobo llevando a la prisión de la ciudadela a los Omega Men. Por lo visto, los Omega Men son los únicos luchadores por la libertad del sistema Vega, que vive oprimido por los ciudadelianos esos o como se llamen. El caso es que Lobo, aunque lleve esas pintas horribles, sigue siendo un cazarrecompensas, y viene a cobrar su pasta. O eso parece…

 

 Joder lo que pierde Lobo vestido de butanero drag…

En realidad todo es un chanchullo de los Omega con Lobo para poder infiltrarse en la prisión para liberar a Tigorr, uno de sus compañeros. El caso es que les dejan pasar, y entonces la lían:

Harry Hokum, el líder del Imperio de la Ciudadela. ¡Es tan malo que hasta lleva monóculo! 

Lo siguiente es que hay bronca en la prisión y se lían a hostias con todo el mundo. Los jefes de la prisión (que se pluriemplean también como líderes del Imperio) se asustan y les echan encima unas bestias del copón, Lobo libera a los prisioneros y los Omega Men escapan para liberar a su compañero. Un «gran» plan llevado a cabo de una forma totalmente intachable…

La cosa va así: Primero les pide que se rindan o le torturará más. Ellos no se rinden, asi que el malo baja a pegarles en vez de seguir torturándolo. Quien le entienda…

Y encuentran a Tigorr, y se pegan con más gente, y cuando parecía que toda la historia iba a ser un pimpampum, resulta que el malo malísimo, Harry Hokum (hay que tenerlos cuadrados o tener muy poco sentido del ridículo para llamarle al malo de esa forma) les propone un trato; liberar a todos los mundos que quieran irse de su «imperio». Y ellos aceptan.

 Joder, si yo sólo quería un Imperio de ná, si ni os molestaría…

Pero el malvado Hokumpocus ya lo tenía todo pensado, y muchos de los líderes de esos sistemas ya tenían claro que se iban a ir con el Imperio de la Ciudadela. Los Omega (para ser exacto Primus, que el nombre le viene que ni pintado) parece que lo tienen más complicado en el tema diplomático, y entre que algunos todavía conservan viejas rencillas y que la mujer de Primus ha decidido que va a aislar totalmente su propio planeta del resto del universo, la cosa acaba un poco complicada. Y ahí termina el número.

Yo me imagino a Hitler llamándole a Eva Braun en mitad de la guerra y la tía diciéndole «¡me he cansao ya de tu puta guerra, voy a aislar Berlín del resto del mundo y ahi te quedas!» 

Sí, esto es una historia en medio de una trama mucho más larga, y no es justo juzgarla de por sí. Sin embargo, el número no vale gran cosa, y aunque no podemos decir que sea malo, es mediocre y normalucho. La historia es un pimpampum sin mucho sentido, los personajes no son gran cosa y Primus es un idiota insufrible. Lobo es seguramente el personaje más interesante, pero no pasa de ser el típico cazarrecompensas que ni de lejos parece que vaya a convertirse en el personaje desquiciado que conocemos hoy en día.

Vale, que también es todo de DC y Warner. ¿Os descubro algo nuevo si os digo que Warner sólo quiere DC para que le de personajes con los que hacer películas y que le da igual lo mierda que sean los cómics? ¿No? Pues eso.

 La serie acabaría cerrando unos pocos números después, y aunque han aparecido en crossovers como Invasion o en series como Adam Strange, nunca han tenido mucha importancia ni el interés del gran público que puedan tener los Green Lantern Corps o personajes maltratados como el propio Adam Strange. El mes que viene tendremos el número 391 de Superman, donde descubriremos uno de los personajes más lamentables a los que se ha enfrentado el Hombre de Acero.

«Uy, pues la portada no esta nada mal…» Ya, pero prepárate para sangrar por los ojos cuando veas al VILLANO, con mayúsculas.

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