Homefront: El morbo del odio

Homefront es un crimen de odio, puro y simple. Pero mejor no hablamos del argumento y juzgamos al juego en sí, porque supuestamente lo es…

Hola niños, soy un soldado norcoreano y vengo a comerme a tus papás.

Homefront es un FPS al más puro estilo Modern Warfare, con todas las pegas que eso conlleva y ninguna de sus virtudes. El juego se divide de siete capítulos, cada uno de ellos compuesto por unas cinco «nudos de acción», por llamarlas de alguna forma. Esos nudos, para entendernos, son los momentos de acción en los que realmente estas pegando tiros y no viendo una pseudocinemática (tienes control de tu personaje pero no de lo que esta pasando, ni puedes intervenir en la acción de ningún modo), andando de un lado a otro o algo parecido. Es, para entendernos, un simulador de niño soldado «politicamente correcto»; te llevan de la mano a todos lados, te abren todas las puertas y te obligan a pasar el último por ellas, te fuerzan a tragarte todas las cinemáticas en cada punto de recarga y, por supuesto, en determinados puntos te dicen que puedes pegar tiros. Y los pegas, pero poco rato, no sea que te acostumbres, porque cada capítulo tiene como 5 o seis escenas de esas de tiros, que duran poco y acaban provocando que el juego, en conclusión, sea escansalosamente corto (aunque es tan malo que te alegrarás de que lo sea, te lo aseguro).

También puedes manejar por control remoto un pseudotanque robot que dispara misiles chungos y se merienda como nada a los norcoreanos, el Goliath. Lo que no llegué a saber es donde guardan unos guerrilleros desharrapados semejante mastodonte…

Pero el supuesto punto fuerte del juego, y con lo que han bombardeado publicitariamente en todos lados, es la historia que cuenta. Una historia que es tan absurda como que Andorra invada Portugal se cuenta aquí como si fuera algo más realista posible, como si pasado mañana Corea del Norte invadiera Estados Unidos. Porque sí, el juego va de que a los yanquis les invaden los norcoreanos allá por el año 2026. Resulta que la crisis económica ha dejado tan tocado a EEUU para entonces, que no podrá hacer nada mientras Kim Jong-Sung (el hijo de nuestro mamón entrañable Kim Jong-Il) se anexiona Corea del Sur, el sudeste asiático y ya de paso se merienda Japón, que entre el tsunami y Godzilla debía de estar barato construir allí.

¡Él jamás invadiría EEUU! ¡Le gustan demasiado las pelis de Hollywood como para arriesgarse a quedarse sin su chute de BBB (Bond, Bauer y Bourne)!

Y me direis, ¿no era más verosimil que China invadiera EEUU? O que puñetas, por los viejos tiempos, ¿por qué no Rusia? Pues no. El guionista de este esperpento, John Milius, es también el pergeñador de Amanecer Rojo, aquella peli en la que una coalición RusoChinoCubana invadía EEUU y Charlie Sheen tenía que salvar el pastel de manzana porque el Capitán América estaba durmiendo la siesta. Supongo que Milius no quería repetirse y por eso eligió a Corea del Norte, un país que recibe de donaciones internacionales la mayor parte de la comida que consume, un pais gobernado por un señor bajito y feo fan de James Bond que se pasa el día queriendo tener una bomba atómica porque vive aterrorizado ante la idea de que lo invada Sean Connery con un tacatá láser.

Yo esperaba encontrarme algo de este tipo y reirme un poco. Pero la verdad es que acabe cabreándome y desinstalando el juego…

Porque el juego puede ser malo de cojones, injugable, corto, estúpido a ratos. Puede almacenar todos los tópicos malos del género y revolcarse en ellos, puede tratar de transmitir emociones en el jugador y fracasar estrepitósamente, pese a intentarlo con toda la saña del mundo. Peor lo realmente malo de este juego, aparte de la cobardía de los autores (China y Rusia son mercados para el juego, con lo cual no se les puede poner de malos), es que incita al odio. Los norcoreanos son retratados cometiendo todas las atrocidades imaginables, al nivel del nazismo. Vemos como masacran a unos padres delante de su hijo de cinco años, como meten a toda la población civil en campos de concentración… ¿Hacía falta realmente esto? ¿Por qué intenta tan desesperadamente el juego que odies a los norcoreanos?

Lo primero que tienes que hacer para caerle bien a la gente es apuntarles con un arma y ponerlos de rodillas.

Pues es la respuesta es simple; el juego es tan malo que, si no odias a los norcoreanos y clamas venganza por el asesinato del presidente de la Coca Cola, acabarás pidiendo la horca para los desgraciados responsables de semejante montón de mierda.
No es porque tenga bugs (que según dicen los tiene, pero yo no me los he encontrado), es que Homefront es simplemente es aburrido, insulso, tonto y predecible a matar. Y no se a vosotros, pero a mi me puso de mala hostia. Es como si pusieras a Somalia invadiendo a EEUU: sí, tienen mercenarios y piratas cabrones, ¿pero es lógico algo así o es que simplemente no tienes los cojones de poner algo más verosimil y negarte las ventas en Rusia y China?

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