Si los padres de Asimov se hubiesen quedado en la Unión Soviética, el probablemente hubiese acabado convertido en un humilde granjero proletario en alguna granja colectiva. Por suerte para nosotros y para el mundo decidieron emigrar a Estados Unidos, y así fue como empezó el camino que le llevaría a convertirse en el mejor escritor de Ciencia Ficción de la historia.
Isaac Asimov descubrió la Ciencia Ficción a los nueve años en las revistas que cogía de la tienda de su padre, a los once ya escribía sus propias historias y a los veintiuno publicaba uno de sus relatos más famosos “Anochecer». Esto no fue más que el principio de su gran carrera literaria.
De sus manos salieron clásicos como “El Fin de la Eternidad”, uno de los mejores libros sobre viajes en el tiempo jamás escrito, con permiso de Don H.G. Wells, o “Los Propios Dioses”, una de las pocas incursiones de Asimov en los relatos con alienígenas.
Otra de sus grandes aportaciones al terreno de la ciencia ficción fueron las tres leyes de la robótica que introdujo en sus relatos de robots:
1: Un robot no debe dañar a un ser humano o, por su inacción, dejar que un ser humano sufra daño.
2: Un robot debe obedecer las órdenes que le son dadas por un ser humano, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
3: Un robot debe proteger su propia existencia, hasta donde esta protección no entre en conflicto con la Primera o la Segunda Ley.
Leyes a partir de las cuales fue capaz de crear los más imaginativos relatos sobre inteligencia artificial, y que han servido como base para el comportamiento de muchos robots en otras obras de ciencia ficción.
Y si hablamos de aportaciones al terreno de la ciencia ficción no podemos olvidarnos de la saga de la Fundación, donde a partiendo de la caída del Imperio Romano, Asimov nos cuenta la decadencia y caída del Imperio Galáctico y de los intentos de resurgimiento de este a través de las Fundaciones. Una saga clave en el género y que ha inspirado a más de uno, y si no que se lo digan a George Lucas.
Aunque no solo se dedico a la ciencia ficción, escribió también numerosos libros de divulgación científica e historia, siendo estos el grueso de su trabajo durante casi veinte años. En estos libros trataba de hacer llegar al gran público de forma clara los avances de la ciencia y los periodos más importantes de la Historia. Llegando a escribir incluso una guía sobre la Biblia.
En el cine ha tenido un resultado de lo más pobre, las adaptaciones de sus libros siempre han sido bastante decepcionantes, como “Yo robot” o “El Hombre Bicentenario”, que en común con sus relatos tenían el titulo y poco más. Y por ahí siempre ha amenazado una adaptación de Fundación, que Dios nos pille confesados.
Dentro de su vida personal podemos destacar que se consideraba humanista y racionalista. No se oponía a los creencias de los demás pero estaba muy en contra de las supersticiones. Era partidario del partido Demócrata, aunque su defensa de los usos civiles de la energía nuclear puso en su contra a la izquierda.
Isaac Asimov falleció el 6 de Abril de 1992 tras un fallo coronario y renal, pero nos ha dejado su ingente obra como legado.
¡Así que a leerse sus libros, coño! ¡Que no muerden!