El Adversario es, al fin y al cabo, el Demonio. Satanás, Belcebú, Lucifer, el Demonio. No era la primera vez que la Patrulla X se enfrentaba a él -si es que contamos como «el Demonio» a Mefisto, Belasco o a Margali Szardos cabreada, para horror de Roger Stern- pero sí la primera en la que las motivaciones eran tan… «Simples». Y sí, supongo que ahí está mi verdadero problema con La Caída de los Mutantes.
Porque ya lo hemos comentado, esto no era un crossover ni era nada, simplemente y tras el exitazo de la Masacre Mutante en 1987, Jim Shooter les pidió otro crossover para el verano de 1987 y Louise Simonson y Chris Claremont se sacaron de la manga el bautizar a sus historias del verano de 1987 «La Caída de los Mutantes» porque bueno, algunos se caían. Y sí, es verdad, algunos como el pobre Doug Ramsey se caían pero la mar de bien y la propia Patrulla X no salía mucho mejor parada, pero no me cansaré de repetirlo, Factor X lo petaba pero bien y hasta en sus tie-ins con La Caída de Marras salía desfilando por la quinta avenida de Nueva York ante unos atónitos 4 Fantásticos. Vamos, que este es un crossover más falso que un billete de cuatro euros, pero aun así eran historias que merecían la pena… Excepto por algo que falla en Uncanny. Agarráos, porque me toca darle collejas a Claremont por esto y eso es algo la mar de raro de ver.
Que ojo, a mí la idea de el «falso crossover» me parece maravillosa, y ojalá la usaran más a menudo para que no se interrumpa tontamente la trama de tantas y tantas series, pero el problema de La Caída de los Mutantes está en el Adversario, en que esencialmente es una de las historias más maniqueas que hayamos visto en esta serie. Que sí, que lo sé, que hay gente con problemas de autoestima o de algo -no voy a meterme en su cabeza- que necesita que su entretenimiento sea para encefalogramas planos, buenos y malos sin matices porque «esto es escapismo» y blablabla, pero Uncanny X-Men había sido hasta ese momento cualquier cosa menos eso. Hasta personajes extremadamente perversos como El Rey Sombra o Mente Maestra habían demostrado más profundidad, aunque en ambos casos fuera la necesidad de compensar un micropene emocional. Y a mi el Adversario me parecería algo perfectamente pasable si no fuera porque Claremont acababa de usar la carta del «malo malísimo» hacía casi nada con la figura de Mister Siniestro y sus Merodeadores, de los que sus motivaciones hasta ese momento habían sido un absoluto misterio que estaba estirando la paciencia de muchos de los lectores; a posteriori sabríamos que la chapuza venía de tener que improvisar a última hora, pero más de un año después de la «catástrofe» lo único que veíamos los lectores es como los héroes no hacían otra cosa que pegarse contra los mismos pesados que los perseguían allá donde iban, y que para colmo de males tendían a resucitar más que Yamcha. Algo estaba mal ahí, sí.
Y es entonces cuando llega el Adversario, un personaje ya había sido cebado a través de la posesión de Naze, el maestro de shamanismo de Forja y que acababa siendo el gran malo de este «no-crossover» porque es una criatura del caos que destroza haciendo trizas la realidad a fuerza de mezclar pasado, presente y futuro y marear al personal. También tenemos un enfrentamiento entre La Patrulla X y la Fuerza de la Libertad en la entrada del rascacielos de Forja que es más un intento de Mística y Destino por salvar a su hija (un saludo para Hickman y Duggan) que el «intento de unos agentes de la ley por detener a unos mutantes peligrosos», pero que aún así para lo único que realmente sirve es para dejar a Dazzler con una ceguera mística bastante desagradable por cortesía de Espiral (que se supone que esta ahí solo para cazar a Longshot, pero… yo que sé) que deja al equipo mermado de cara a su gran enfrentamiento contra el Adversario. Sí, un puto lío, pero nada raro en Claremont.
Porque esto, damas y caballeros, es la quintaesencia de todo lo que critican los detractores de Claremont; tramas complicadas, personajes que están interconectados de formas extravagantes, gente que entra y sale jurando venganza y haciendo referencia a historias que ni siquiera se habían publicado todavía en EEUU o que lo habían hecho antes de que nacieran tus padres… Quintaesencia de todo lo que le critican, sí, pero por otro lado también es lo que hace grandes estos cómics, el hecho de que los personajes tengan motivaciones que vienen de atrás y van para largo, que lo que pasa en estas viñetas cuenta de una forma en la que ninguno de sus contemporáneos podía igualar. Y sin embargo, el malo de toda esta historia es Satanás, el Demonio. Y se enfrenta a, maldita sea, Roma, la Guardiana de la Realidad. Un personaje del Capitán Britania de Alan Moore y blablabla, pero a la hora de la verdad no es nada más y nada menos que la versión Claremontiana de Dios.
Pero claro, otra cosa que Claremont trata de destacar estruendosamente es que ésta es la batalla final de la Patrulla X, su Batalla de las Termópilas, su Álamo; por eso recupera al reportero Neal Conan del Juicio de Magneto -el único e inimitable, herejes- que, junto a su colega Manoli Wetherell, servirán de avatares de los lectores para presenciar en directo como los mutantes se sacrifican para salvar el mundo. Pero claro, para esa función también está Madelyne Pryor (aunque se sacrifica como la que más, sí) y toda la Fuerza de la Libertad, que acaban ayudando a la Patrulla en lo que pueden mientras presencian en primera línea como el Adversario va quebrando la realidad transformando poco a poco Dallas en la guerra de Vietnam, el cretácico y un número de la Espada Salvaje de Conan. Y sí, todo lo que aparece intenta matar a civiles, mutantes y reporteros por igual, que esa noche se esfuerzan en dejar claro que esos X-Men no tienen nada que envidiarles a «héroes establecidos» como Vengadores, 4F o -ugh- Factor X.
Y así es como la Patrulla X muere, sacrificando sus vidas para cerrar un portal que Forja abrió veinte años antes durante un cabreo, salvando la realidad y a Roma. Y muere después de ser perseguida y odiada por un mundo que han jurado proteger, muere junto a una Tormenta que perfectamente podría haber dejado que el mundo ardiera y vivir una eternidad en una Tierra alternativa junto a Forja(«oh dios mio que enrevesado es Claremont») muere perseguida, odiada y reivindicada por las imágenes de un único reportero que el mundo olvidará más pronto que tarde. Y sería un final contra Satanás sí, y podría haber seguido Uncanny con Rondador, Kitty y algunos más de protagonistas, yo que sé, pero no, no íbamos a matar a Lobezno…
Claremont es un tipo honesto, y aunque se pasa todo el cómic avisando de que el grupo va a morir y todos se lamentan porque van a morir «pero no hay otra», es al final del cómic, cuando pasa lo peor y Mística se caga mucho en Forja por haber matado a su hija -que Forja es un mierda ya lo sabíamos, pero que grande es Mística- cuando nos enteramos de que… Roma resucita a la Patrulla X. Que sí, que son leyendas y son tan superguays que, pudiendo irse a vivir a un lugar mejor, prefieren volver a la Tierra a seguir defendiendo al mundo ese pesado y mala gente que los persigue y los odia, pero esta honestidad de Claremont queriendo engañarnos el mínimo tiempo posible llega hasta a doler, porque desvirtúa toda la épica del relato. Y ojo que esto no es ninguna novedad, a los antiguos griegos les encantaba matar a sus héroes al final de la obra y que fuera resucitado por los dioses en la última escena, con la diferencia de que allí donde en el teatro clásico el héroe se convertía en un dios, la Patrulla X elige volver al fregado porque tienen una never ending battle que pelear o algo.
Por eso y porque Tormenta y Lobezno quieren probar una teoría por sus santos cojones, lo que llaman el Plan Omega; fingir que siguen muertos para que no los persigan los malos y así no tener que estar preocupándose de perder el tiempo escapando de los ataques de sus enemigos. Entendedlo, visto esto en el contexto de 200 números de haber vivido escondidos en su mansión y habiéndose quedado sin escondite, la idea de volver a esconderse no es ni mucho menos descabellada ni sale del carácter de los personajes… Solo que claro, ahora están fingiendo que siguen muertos ante sus seres queridos y eso es tela de cruel, pero como bien dice Pícara «peor que engañarlos es tener que enterrarlos». Fuera de debates morales -que por experiencia os digo que podríamos discutirlo durante décadas- este cómic definirá el resto de la etapa de Chris Claremont en la serie y de todo lo que merece la pena de los mutantes hasta nuestros días, desde Excalibur, la serie regular de Lobezno hasta barrabasadas como X-Force, los New X-Men de Morrison o hasta lo de Krakoa. Muchas de las ideas que se grabaron a fuego en el concepto de «franquicia mutante» vienen de estos cómics, del momento en el que la Patrulla X pasa de ser un grupo que vive en un colegio escondido y secreto a ser una fuerza de choque clandestina. Mal que nos pese, los 90 acababan de empezar…
La saga en sí fue bastante buena, en mi opinión. Hubo dramatismo, tensión, épica y todo lo que se puede pedir a los superhéroes. Lobezno no muere, pero qué se le va hacer. En ese cómic tuve la ilusión de que saldría Conan y lo cortaría en rodajas. Pero otra vez será, que el cimmerio está ahora en Marvel comics…
Eso sí, lo de resucitarlos en la última página me pareció un chasco… Hubiera sido mejor mandarlos a otra dimensión o hacer una lección de anatomia rollo Capitán Britania para justificar su vuelta.
El Adversario tampoco es tan simplista, porque su objetivo no es el Apocalipsis, sino un renacer del mundo. Hasta quería que Tormenta y Forja fueran su adán y eva. Menos mal que Ororo se negó. Aunque no tengo nada contra Forja, nunca me ha parecido especiamente sugerente como pareja de la jinete de los vientos.
Madelyne Pryor era una santa y Scott Summers un cabronazo infiel de mierda. Nuff said!
Yo es que creo que si el Adversario es como es es porque hasta el último momento Claremont seguía teniendo la esperanza de que todo se arreglaría con Alan Moore y podría tener a James Jaspers… ¡Que poco conocía a Alan Moore!
No si el absurdismo nihilista de Jaspers hubiera encajado bien en una historia épica… Jaspers era muy raro, muy Alicia en Wonderland.
Moore no compartía sus juguetes ni le gustaba que jugaran con ellos ya en los 80, veo…
Y ojo que Moore pilló el cabreo justo a la vez que estaba firmando los contratos de V de Vendetta y Watchmen que acabarían convirtiéndolo en el «excéntrico» de hoy en día!
Alan Moore hubiera necesitado un mejor abogado…
Me pregunto que escritor de treinta y pocos recién llegado a EEUU con una mano delante y otra detrás tiene un buen abogado, sobre todo a mediados de los 80 en los que no había internet y cada país era un mundo. DC (y Marvel y todas las demás) eso lo sabían, y por eso se aprovechaban lo más grande; supongo que por eso allá por los 90 empezaron a surgir los «agentes» como setas…
Lo que me escama es que en el número 187 de «Uncanny X-Men» (en noviembre de 1984) tenemos lo que sería la primera aparición del Adversario, y la Caída de los Mutantes empieza unos tres años después, porque el número donde Tormenta empieza a buscar a Forja es el 220, de agosto de 1987. La entidad con la que «Naze» trató de contactar en el número 187… ¿era el Adversario? ¿era James Jaspers? ¿era el Rey Sombra? ¿era Jim Shooter? Por los hologramas del rascacielos de Forja sabemos que había un tema turbio de invocación de criaturas demoníacas en Vietnam, y eso no cuadra con Jim Jaspers, pero sí con el Adversario. ¿Eran originalmente dos tramas distintas que acabaron fusionándose en una sola?
Un personaje, el Adversario, que Diógenes torticeramente ha querido ocultar que se trataba de un ser místico poseyendo el cuerpo de un Fantasma del Espacio (de los enemigos de ROM, el mas grande de los Caballeros del Espacio) que había duplicado a Naze. Que hay que ver como le gusta tergiversar la historia…
Eso haberlo escrito en el post de la semana pasada, en este ya no había Naze ni gaitas, estaba el Adversario en modo redneck y gigacheroqui! Y eso no mejora el cómic precisamente!!
La semana pasada se me olvido comentarlo!
Pues ahora llegas tarde, ya estamos a otra cosa! Jodete!
Es el efecto domino de X-Factor; ningún personaje reacciona a que la serie se ha convertido en un sinsentido al querer hacer funcionar lo contado por Layton y cía. cuando se convirtió una parte intrínseca de su historia en pura mierda incapaz de ser aceptada nunca jamás. Y nunca mejor ejemplificado que por el discurso de Maddie que pones al final del post (lo único que se opone a que esté totalmente de acuerdo contigo es que en mi corazón no puedo aceptar nada de lo que se cuenta post-Factor X).
Lo que Layton cuenta no es que está mal porque Scott deja a Maddie; está mal porque la forma en que lo hace pone el juicio de absolutamente todos los personajes en duda (bah, ni en duda; son todos imbéciles sí el Scott de Layton es el mismo que escribió Claremont hasta entonces). Tampoco está mal porque resucita a Jean; está mal porque se carga el estado emocional y evolución personal de personajes necesarios para lo que cuenta Claremont en pos de traer de vuelta al ruedo a personajes que ya nadie necesita (sí, ya nadie necesitaba a Jean, ni a Bobby ni a Warren y sí alguien necesitaba a Hank esos eran Los Vengadores). Algo que es para mí un capricho pueril y tremendamente pérfido.
Enviar a los personajes literalmente a una isla es la reacción de Claremont a que se considere a los mismos personajes islas en sí mismos; con sus roles asignados inalterables sin importar lo que hagan o les suceda. La antítesis de personajes e historias por igual. Algo que se acentúa de aquí en más para llegar al ahora con las cosas desfiguradas a las que llamamos personajes por ser amables.
Silvestri tiene cosas interesantes, pero para mi aquí la forma de reflejar el caos de esta saga no me da la impresión de amenaza a toda la realidad. Tampoco creo que Claremont con lo concentrado que estaba en cambiar la imagen de los X-Men y personalizando la acción a personajes conocidos ayudara mucho, pero es que Silvestri aquí comienza la muy noventera tendencia de dibujar constantemente lomas o dunas en las que poner a sus personajes algo que encierra a los personajes tanto como el edificio en el que transcurre gran parte de la historia. La acción fuera del edificio olvida poner énfasis en lo que hay más allá de la última línea de defensa y la historia acaba pareciendo la de los X-Men bajo asedio más que como héroes en las Termópilas. La acción sigue la transformación espacio-temporal creciendo desde dentro en vez de esperarla desde fuera (como se muestra siempre en todas partes). A su vez el uso de tomas aéreas y panorámicas acaba teniendo el efecto contrario al esperado y la idea de escala épica se ve reducida; el shock de un cambio drástico se aumenta cuando se puede comparar y ver como afecta en lo micro y no solo en lo macro (un personaje a caballo camino a una Atlanta zombificada por ejemplo). Además, por cada viñeta dedicada solamente al caos espacio-temporal hay el doble de viñetas mostrando a los X-Men siendo atacados por hordas que parecen más preocupadas en cargárselos que en simplemente pasarlos por encima. Y no estoy criticando tanto como estoy explicando porque por mucho que Claremont lo escriba así esta historia no me parece épica desde lo visual.
¿Podrían encontrarse parecidos en esta, por llamarlo de alguna manera, «narrativa peliculera» de Silvestri, y la forma de dibujar de Bryan Hitch?
Todavía no, el «cinematic storytelling» tira más del manga que otra cosa.
Pues Diógenes sabe mejor que yo. Manga no conozco el suficiente, pero puedo ver lo que dice y me parece una diferencia con este Silvestri de aquí.
Creo que también hay una diferencia en las influencias de ambos tanto en cuanto películas a tomar como referencia (los dos dibujantes tienen más de 10 años de diferencia de edad) como en artistas (Hitch comienza como clon de Alan Davis).
También creo que el Silvestri que vemos aquí es mejor que Bryan Hitch en un aspecto en el que lamentablemente luego empeora muchísimo; la cinematografía (especialmente aspect ratio y framing/encuadre), y con esto me refiero a que cuando Silvestri diseña la página entiende como pronunciar el efecto que está tomando del cine. Sabe que forma debe tener la viñeta dependiendo lo que cuenta en ella y los ángulos desde los que tomar a los personajes también es un elemento en el que no es malo (aunque es bastante irregular también). Mientras que Hitch por lo general parece más interesado en imitar una lente, y si bien eso es parte de la cinematografía, no lo es todo.
Pero a su vez, la cinematografía no lo es todo en una narrativa. Esencialmente Silvestri sabía adaptar la pantalla a la página mejor que Hitch, pero no deja de tener problemas al llevar la historia a la página (en mi opinión que es más bien debatible porque no soy experto en ninguna de las cosas de las que estoy hablando, xD).
Hoy en día hay dos escuelas «peliculeras» en el cómic americano, una es la escuela Eisner (que aunque es visual, no se avergüenza del texto como un elemento narrativo más del cómic) y la otra es la que se ha entendido que tira del manga, siendo esta más de viñetas grandes y de congelar la acción o ralentizarla. Y precisamente uno de los autores que hizo más por llevar al género de superhéroes ese rollo manga es a la vez uno de los mayores fans de Eisner, Frank Miller, que seguramente sea el autor que realmente está influenciando aquí a Silvestri.
Un día tengo que hacer un post sobre el tema, sí, porque todos los imageboys venían con unos maestros que te echan de espaldas. Otra cosa es que aprendieran de ellos lo que tenían que aprender!
Totalmente a favor de la idea de post sobre el tema. Existe una infinidad de abordajes a los estilos narrativos en cómics. Es un medio extremadamente capaz y maleable, que al ser tan comprensivo se vuelve algo difícil de discutir usando un lenguaje que no tome de todas las artes visuales y literarias (y hasta escénicas).
A mi lo que siempre me acaba molestando es cuando se desaprovechan las oportunidades que la página y la viñeta ofrecen como medio a favor de atarse a las limitaciones de otro medio visual como el cine. Algo que es más común que el mero mal uso del lenguaje de cómics (digamos que hoy en día es más común que se intente imitar una idea del cine sin éxito a que se cometan errores Liefeldianos).
Lo más frustrante es lo poco que la critica de cómics parece tenerlo en cuenta.
La viñeta es la herramienta fundamental para controlar el tiempo que tiene el lenguaje del cómic, si nos empeñamos en hacer todas las viñetas como si fueran una pantalla 16:9 estamos viajando siempre a la misma velocidad. Y éso es una estupidez inmensa.
Hombre, la semana pasada le metí un palo a Silvestri -porque el hombre iba como iba- y esta pues oye, le echo un capote porque quieras que no algunas cosas hacía bien. Todos pensaban en su día que el chaval prometía, pero pasó lo peor que podía pasar (Jim Lee, Liefeld y cía) y lo de «aprender a dibujar» dejó de ser un requisito para ganarse la vida como dibujante en esto de la viñeta. Y así quedó la cosa.
Pues sí, ya más arriba menciono un par de cosas en las que creo que funciona como narrador. El tema es señalar la sensación que deja la forma en la que narra la historia (tampoco puedo estar seguro de que narre bien la historia que se está contando sin saber que se le está pidiendo de parte del autor y la editora).
Da la sensación de que la trama del Adversario está estructurada de forma muy parecida a la de Proteo: se presentan unos breves preliminares (la fuga del Mutante X, el asesinato de Angus MacWhirter) que pueden llegar a pasar desapercibidos o directamente olvidarse, y un montón de números más adelante empieza la saga propiamente dicha. Pero todo el trasfondo de Proteo podía contarse en un par de números porque giraba en torno a Moira MacTagger, un personaje que ya llevaba mucho tiempo presentado, mientras que el Adversario viene con una «mitología» que se explica tarde y mal, y tomando elementos prestados de un contexto ajeno a la Patrulla-X (Roma y Otromundo).
Será interesante ir viendo en los números posteriores a la Caída de los Mutantes cómo hubieran sido si la Patrulla-X se hubiera mantenido definitivamente muerta, o al menos retirada de la vida superheroica (me creo a un Lobezno superviviente «retirándose» a Madripur y teniendo allí sus aventuras como Parche), y haber tenido a, por poner como ejemplo una combinación que aparecerá luego, una Patrulla compuesta por Forja, Banshee, Polaris, Amanda Sefton, Rompedor, Legión afincada en la isla Muir y enfrentándose a los Cosechadores, al Nido, a Genosha, a Zaladane y al Rey Sombra.
Para mí el principal problema del Claremont de esta época es que da por hecho que todo el mundo ha leído el Capitán Britania… ¡Cuando ni siquiera se había publicado en EEUU! Que si, que me alegro de que tenga tanta confianza en la inteligencia de sus lectores, pero hay conceptos de Otromundo que eran un tanto éxoticos para la época, y para un lector cualquiera de X-Men Roma es un «lo hizo un mago» de libro. Y curiosamente Proteo seguramente sea la peor historia de la etapa Claremont Byrne, lo que aún así la hace mejor historia que la mayor parte de lo que se estaba publicando en aquel momento, pero aun así sigue siendo la peor de aquella etapa.
Ya mencionaste a Proteo en otros posts… ¿Tan poco te gusta? Yo la encuentro entretenida. Aunque me sorprendió un poco que Moira fuera capaz de tener a su hijo encerrado en una celda años y años (ni siquiera sabemos la edad que tiene) y se sorprenda que se vuelva loco de atar.
La verdad es que Roma sin contexto y sin Jaspers, queda un poco «deus ex machina».
Hombre no es que me guste «tan poco», ya digo que Claremont y Byrne es mucho Claremont y Byrne, pero si baja un pelda un peldaño respecto al resto porque Proteo no deja de ser una especie de vampiro sin muchas motivaciones y todo el trabajo de caracterización a su alrededor se construye alrededor de Moira para transformarla en poco menos que una paleta de esas que encierra a su hijo en el sótano porque está endemoniado. Se podría haber mejorado mucho esa historia y a posteriori Claremont la contaría mucho mejor con Legión, pero claro, las comparaciones son odiosas.
Yo lo que más recuerdo es el niño encerrado y al cretino de Lobezno felicitando a Coloso por haberlo matado tan bien, mientras la madre está llorando alli mismo.
Byrne es un gilipollas, para que negarlo. Pone a todos los personajes a celebrarlo y luego con el diálogo de Claremont parecen esquizofrénicos…
Bueno, si el guionista es quien pone los diálogos al final, podría haber dicho algo como «menos mal que estás vivo, amigo» en lugar de «yo no hubiera matado mejor, buen homicidio, ¡por fin te estrenas!».
El problema no es que Logan se alegre de que matara a Proteo, el problema es como dibuja a todos los demás personajes con una sonrisa de oreja a oreja. Por eso Coloso responde en esa misma viñeta con un «Gracias amigo.. O eso creo.» La cara que Byrne le dibujó a Coloso no dejaba mucho margen, vaya.
Es la sonrisa logica si un amigo se alegra de verte vivo. La culpa es del guión, vamos.
Es que es eso. Te mete un montón de personajes con mucho bagaje y un montón de tramas, que eran totalmente desconocidas para el público.
Yo me acuerdo del follón que me hice en la cabeza en la época, y de como descubrí de que iba todo eso al leer Capitán Britania.
Claremont efectivamente se debió creer que todo el mundo ya se había leido la obra de Moore, es divertido imaginarselo leyendola y alucinando con sus páginas.
Eso sí, la sensación de estar ante el destino definitivo de la Patrulla era terrible, ominosa. Pero te los resucitan en una viñeta de la página siguiente, adios sensación de trascendencia; de alguna manera la resurrección podría haber sido la vuelta a traves del portal peligroso. Esa fue otra historia de última aventura frente a la que saben que no van a sobrevivir, pero con buena resurrección.
Y sí, los noventa… y toda la gente que cree que la Patrulla es un comando de ataque. En fin.
Yo estoy convencido de que si Claremont pudiera volver a hacer estos cómics habría dejado fuera a los nuevos miembros de «la muerte», dejando a los nuevos como protagonistas una temporada hasta que se pudieran reunir con Tormenta, Lobezno, Pícara y Coloso. Más o menos como lo que quería hacer con los de la Isla Muir hasta que Harras le cortó las alas.
Y el problema de los guionistas posteriores de la Patrulla es que no entendieron que Australia era solo una fase; entienden que estar en Australia es una fase, sí, pero no que el sentir del grupo era una fase, que tarde o temprano volverían a ser superhéroes y no los comandos aulladores. O lo que sean.
Yo creo que dejarlos muertos/jubilados hubiera sido interesante.
Cuando leí esta saga, mi bagaje de los mutantes era mas bien escaso. Y no tenia idea de quien era el Capitán Britania (y compañía). Así que lo de «buenos, malos y lo hizo un mago», describe muy bien lo que sentí.
A mi me entretuvo, y me gusto mucho lo del reportero, cambiando la opinión publica a favor de los X-Men. Con sus falso fallecimiento, quitaba algo de épica a sus muertes. Pero creo que es su voluntad de sacrificarse, y el cambio de opinión sobre ellos, lo mas destacable de la saga. Lo de permanecer ocultos, me pareció una opción interesante. Era algo que no se llevaba entonces, y podida ser interesante.
No se si seguiréis analizando la época de los mutantes, pero recuerdo un articulo escrito tras acabar la etapa australiana. Decía algo así como que la Patrulla con su ardid de esconderse se había metido en un callejón sin salida: iba teniendo bajas, sus posibles aliados no sabían que estaban vivos, y cada vez mas de sus enemigos sabían que si. Por eso fue la desbandada (que duro nada y menos). Creo que fue el intento de los guionistas de salir de ese callejón.
Algún día habría que ponerse a analizar el trabajo de Tom Orzechowski como rotulista de «X-Men», que estuvo desde el año 1979 hasta justo después de la marcha de Claremont, y en cada número se inventaba algo nuevo. Atención a la forma en que está escrito «MURDERER» en la viñeta de Forja y Mística, que casi te parece estar viendo vibrar las letras. Y se me quedó grabado en la retina la imagen de Fénix Oscura disparando un rayo de energía a través del hueco de la «A» de un «¡ZAM!».
Pues después de leer esta saga,tengo que decir dos cosas:
1. Efectivamente, Scott no se merecía a Madelyne.
2. Y es que, aun con sus fallos, esta saga me ha gustado bastante. Diria incluso que es mejor que la Masacre Mutante.
Tampoco siento que el papel de Roma este forzado aqui….pero claro, yo si tengo leido Capitán Britania de Alan Moore, eso debe de influir.??
La única duda que tengo con el final de la historia es: ¿de veras los personajes no tenian ninguna opción que hacerles creer a sus seres queridos también que estaban muertos? No se,dejarles una carta o aclararlo todo por teléfono desde Australia.
Creen que contarle la verdad a los demás los fuerza a estar actuando todo el rato y los pone en peligro, porque llevan cosa de año y medio siendo cazados por los Merodeadores y están desesperados; ni siquiera pueden recurrir a nadie porque tanto Vengadores como 4F les han dado la espalda después de admitir a Magneto en el grupo. Luego, por supuesto, Claremont deja claro que la decisión de Tormenta fue un error y no hizo más que complicar más las cosas, pero en aquel momento ya sabes que estaban pasando por una circunstancia de fuerza mayor y Claremont estaba aterrorizado porque querían arrebatarle a sus niños.
Aun así eso sigue sin explicar que Los Merodeadores no atacaran a Kitty y Kurt, pero supongo que algo lo explicará en el número de X-Men Legends pre Excalibur que se publicará pronto, yo que sé.
Y con Roma pasa lo mismo que con el Adversario, tendría que haberlo metido poco a poco pero como la idea original era meter a La Furia pues así se quedó la cosa. Ya me contarás que opinas de Inferno!
Vale, asi explicado se entiende mejor. Inferno creo que se reeditaba este mismo año(si Panini no ha cambiado de opinion) asi que ahi ira.??