De todos los virus y enfermedades que uno puede encontrarse a lo largo de su vida sin duda el del miedo es el mas insidioso, uno puede atenazar a los mas débiles y convertirlos en frágiles guiñapos incapaces de nada mas que de temblar de pavor. Y según cuentan, la obra de la que quiero hablar hoy y que no me atrevo a llamar cómic, provocó esos efectos en algunos niños españoles de enclenque compostura que aun hoy, décadas mas tarde aun arrastran el traumita de que les colasen en su revista Mortadelo una obra de ciencia ficción con una temática algo mas seria de lo que estaban acostumbrados. Por suerte yo no era uno de esos alfeñiques y disfrutaba enormemente con esta “fotonovela” siniestra que no se parecía a nada de lo que había visto antes y que dejo en mi un recuerdo imborrable. Y cual no fue mi sorpresa décadas mas tarde cuando descubrí que esa fotonovela de tan grato recuerdo había sido creada nada mas y nada menos que por John Wagner y Alan Grant. Así que sin mas rodeos vamos a viajar a la añorada década de los ochenta para rememorar aquellos tiempos en los que Doomlord/Exterminius compartía paginas con lo mas selecto de la escuela Bruguera.
Una fría noche el periodista Howard Harvey y el agente de policía Bob Murton son testigos de un hecho extraordinario, el aterrizaje de una nave de origen extraterrestre en las afueras de la pequeña ciudad inglesa de Cranbridge. Pero a bordo de esta nave no se encuentra ningún simpático extraterrestre perdido buscando regresar a casa, sino el siniestro Doomlord, sirviente de Nox, amo de la vida y portador de la muerte. Una criatura monstruosa que tras asesinar y desintegrar a Bob Murton y asumir su aspecto e identidad deja a Howard como único testigo de su llegada y parte a cumplir su diabólica misión de juzgar a la raza humana y destruirla si la considera indigna de seguir existiendo. Comenzara entonces una misión desesperada por parte de Howard para frustrar los planes de Doomlord mientras descubre con impotencia como nadie cree en su historia y tendrá que luchar el solo contra este malvado visitante de mas allá de las estrellas.
Doomlord/Exterminius fue uno de tantos experimentos que llevaron a cabo en el cómic británico de los 70 y 80 y que básicamente consistían en copiar lo que había funcionado en otros medios, y como en el mercado italiano parecía funcionar el formato de fotonovela IPC Magazines decidió crear unas cuantas para el relanzamiento de la revista Eagle en 1982. En aquel primer numero ya aparecieron las primeras entregas de The Collector, Sgt Streetwise y la que acabo siendo la mas popular de todas, Doomlord. Una serie que aunque en en sus créditos solo figuraba el nombre de Alan Grant y el del fotógrafo Gary Compton, en todas las fuentes donde he consultado se acredita también a John Wagner como co-creador, pero teniendo en cuenta que en muchas ocasiones guiones de ambos los firmaba uno solo o que utilizaban una cantidad ingente de seudónimos, me inclino a pensar que efectivamente ambos fueron los responsables de esta peculiar serie.
Releyendo hoy en día Doomlord uno no puede menos que admirarse por la labor artesanal que debía existir detrás de todo esto, en una época en la que todo debía hacerse de forma manual. Y mientras que hoy en día con una cámara digital, un ordenador con Photoshop y un diseñador medianamente bueno se podría agilizar enormemente, en aquellos años ademas de “actores” (algunos profesionales y otros amigos y personal de la editorial) necesitaban disfraces (la mascara de Doomlord por ejemplo era una simple mascara genérica de monstruo comprada en una tienda de disfraces y repintada), localizaciones, decorados, algún equipo de iluminación por rudimentario que fuese, un fotógrafo profesional que en aquella época no podía comprobar al instante como había salido la foto.
Una ardua labor a la que había que añadir luego el revelado de todas esas fotos, realizar algún efecto y montaje durante el proceso, recortarlas a mano, componer las paginas, pegar encima los bocadillos y rotularlos y cruzar los dedos para que las fotografías que se habían realizado fuesen suficientes. Y todo ello para una serie que se publicaba semanalmente. Por ello no es de extrañar que solo un año mas tarde (tras tres arcos argumentales y un cambio de protagonista) tanto Doomlord como el resto de fotonovelas fuesen reconvertidas a cómic tradicionales (cuando no canceladas directamente) siendo Eric Bradbury el encargado de dibujar las nuevas aventuras de Doomlord hasta el final de la serie en el numero 395 (de 1989) de la revista Eagle. (etapa de la que se publicaron algunas entregas en el Ultramundo de MC ediciones).
Y aunque hay que reconocerle a Doomlord que la historia de Wagner y Grant, muy deudora de series de televisión como Los Invasores (1968), con ese duelo entre Doomlord y Harvey con el destino de la humanidad en juego, tenia su encanto y que visualmente llamaba muchísimo la atención haciéndola destacar sobre cualquier otra cosa con la que se publicase, Doomlord tenia unos cuantos problemas. El principal es que esta técnica de utilizar fotografía en lugar de dibujos provocaba que la narración fuese muy estática, algo a lo que había que añadir que la composición de paginas alternaba algunas bastante trabajadas e ingeniosas con otras que parecía que habían recortado y pegado de cualquier manera para poder entregar a tiempo. Unos problemas a los que hay que añadir que al no ser todos los participantes en la serie de de actores profesionales (llegaron a salir en ella los editores Barrie Tomlinson y Kelvin Gosnell entre otros) nos encontramos con demasiados casos en los que esa falta de profesionalidad en el arte dramático provocaba que irónicamente la foto de una persona acabase siendo muchísimo menos expresiva que un dibujo.
Lo que no se es como una serie de esta naturaleza acabo colándose en una revista como la Mortadelo, pero teniendo en cuenta que con los años he ido descubriendo que muchas de las historias “raras” que mas recordaba de aquellos años (las que no pertenecían a personajes clásicos de Bruguera) habían salido de revistas británicas como Jinty o la mismísima 2000 A.D. (algunos de los Future Shocks de Alan Moore por ejemplo) , todas ellas pertenecientes a IPC, hace pensar que Bruguera debió comprar algún pack de historias variadas y las fue publicando sin pararse a pensar demasiado si encajaban dentro de sus publicaciones. Lo que si esta claro que es la publicación de Doomlord, rebautizado para la ocasión como Exterminius, dejó una gran huella en todos quienes lo leímos ya que décadas después seguimos recordándolo, aunque esta claro que no todos aquellos niños poseían la misma fortaleza mental para disfrutar de este curioso experimento de tan grato recuerdo.
Y se lo que mas de uno estará pensando, que he escrito este articulo solo para joder a Diógenes y remover sus traumas del pasado para provocarle pesadillas y que su ya frágil estabilidad mental se haga pedazos por completo y no simplemente porque me apasione el cómic británico y este en concreto fuese creado por dos de mis autores favoritos. Y la duda ofende, pero ofende que se dude porque por supuesto que lo he escrito para joder a Diógenes, faltaría menos. Ahora lo que toca es retomar fuerzas el fin de semana y seguir afrontando esta cada vez mas tenue cuarentena buscando mas material que reseñar por aquí, que con suerte encontrare algún otro cómic de los que hacen daño.
Aprovechando que se habla de fotonovelas. Aquí decís que hoy día con photoshop y algunos conocimientos informáticos ya se puede hacer una. Sin embargo Mark Millar afirmaba que 1985, la miniserie de Marvel, iba a ser una fotonovela (lo que hubiera sido lógico pues iba de los personajes Marvel llegando a nuestro mundo) pero Marvel no lo llevó a cabo por ser una técnica demasiado cara. ¿WTF!?
Yo supongo que cara por la necesidad de contratar actores, hacer los disfraces, etc. Mientras que Doomlord quitando la mascara de goma barata el resto era ropa de calle normal y amigos y empleados de la revista que no debían cobrar, la hacían a lo cutre y se notaba, pero les debía salir barata xd
Que no te extrañe. Hacer tanto traje, y sabe Dios cuantos días de ir a localizaciones a sacar fotos debía salir carísimo.
En España salía más barato pagar a un dibujante que era López Espi para hacer de cero las portadas, que pagar a un maquetista para que adaptase las portadas ya hechas de la Marvel al formato de los tomitos Vertice.
Los dibujantes debían ser el escalafón mas bajo y peor pagado de toda la industria de la edición gráfica. Pero el dibujante podía crear galaxias de inventiva con un lápiz, que para toda la industria cinematográfica del planeta sería inviable.
Pues sí.
Grandísimo material de una época donde se hacían cosas inimaginables.
Exterminus era delirante, una enloquecida locura descomunal.
Era el periodista ese, que no sabía que más inventar para parar a Exterminus y que en el fondo era el protagonista. Pero que Exterminus le robó totalmente el protagonismo; al tiempo que se convierte en el bueno de la saga, queriendo hacer del mundo un lugar mejor, denunciando el daño medioambiental al planeta y alejando el peligro de una guerra nuclear.
Ese hipnotizar a los candidatos de los partidos, para hacer que acaben prometiendo que reinstauraran la esclavitud si salen elegidos y acaben a tortas en un debate político de la tele.
Era ese ir desintegrando gente, a medida que se suponían un obstaculo a sus planes.
Y donde funcionaba de verdad la serie era con las fotonovelas. Porque los cómics eran buenos, pero la sensación era otra. Las fotos transmitían más delirio, incluso más sensación de realidad a pesar de lo cutres que eran. Se apreciaba gratamente su chusquedad.
Pero el bueno era un segundo Exterminius al que habían enviado para ver que le habia pasado al primero y que era mejor «persona» que su predecesor. Serie que acabare reseñando también xd
Y si, la gracia de esta serie era lo loco que parecía todo en fotografía, que tiene ese encanto retro y cutre de las series viejas de television.
¡Aahhh! Vale. Yo pensaba que era el mismo. Pues me perdí esa parte entre Mortadelos.
Sobre lo de Historia de la Mafia, te comento que una de las partes que más me llamaron la atención fue, que mostraron a Lucky Luciano apostado a las salidas de las fábricas para engatusar a chicas guapas, a las que agasajaba e ilusionaba, y que de repente, se veían un dia ya metidas en un burdel.
Asesinatos y tráfico de drogas aun se veían, pero algo tan deshumanizante se me hizo muy duro.
Si a Exterminius le sumamos el Bruce Lee más macabro visto en los tebeos y las apariciones de Michael Jackson en Mortadelo y Filemón y la serie en ripio de Raf se entienden esos miedos infantiles. Aunque lo que a mí me marcó fue la historieta de aquel atleta al que iba batiendo marcas de disciplina en disciplina, El hombre de negro.
Bruce Wee el Invencible, que cara mas dura tenían los británicos con sus comics a la hora de inspirarse, pero que grandes comics les salían a veces.
Y eso del Hombre de negro ya ni lo recordaba, gracias por refrescarme la memoria, que esta claro que lo mio con el comic británico venia de lejos.
Ya que de joder a Diógenes va la cosa, aprovechó para recordarle su deuda con la sociedad. Aún esperamos sus reseñas de los 4F de DeFalco.
No debemos dejar que se olvide de eso.
Lo mejor de este post es que Diógenes aún no ha comentado en él.
Ni lo hará, que dice que su traumita no le deja acercarse a este personaje
Pues yo no sé nada de fotonovelas. Aquí jamás vi nada parecido. Pero si de temores de la infancia temprana se trata (más allá del clásico temor a la oscuridad); a mi me llevó años dejar de tenerle miedo solo a la intro de Archivos X. Solo la música me aterrorizaba.
La cuarentena está haciéndonos tener nostalgia de cada cosas…
Recuerdo haberlo visto en el Mortadelo de niño, pero cómo no me los compraban con regularidad, jamás pude seguir la historia. De todos modos en su momento no me causó gran impresión, ni para bien ni para mal. Pero ahora leyendo el artículo me han entrado ganas de leerlo. Existe alguna edición en español?
Las únicas opciones son buscar Mortadelos viejos en el mercado de segunda mano o en el «mercado» del pirateo. Que ni en Gran Bretaña han reeditado la parte de fotonovela, solo un tomo con los comics dibujados por Bradbury.